Sería desde luego algo estupendo no tener que seguir aguantando más homilias interminables y sin interés y muchas veces innecesarias, pues hay partes del Evangelio tan claras que dificilmente necesitan homilía.
Las otras "reformas"... je, tantos años de "progreso" litúrgico y mira tú dónde vamos a ir a parar al final.
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