Es triste, pero hemos de dejar la venganza a Dios por que nosotros no tenemos valor para responder.

Y lo triste es que nos quedamos tan anchos, consolándonos en que Dios los castigará. Pero un día cuando estemos ante Él y nos pregunte; "que hiciste tu para defender a mi Madre", lo único que podremos hacer será callarnos.