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La misión docente de la Iglesia no consiste sólo en enseñar la verdad, sino también en condenar el error
Por Jorge Zamora E.
Hace unos días, un amigo al cual tengo gran estima, y con quien siempre compartí un especial interés por los temas de la Civilización Cristiana, levantó unas objeciones que lo hacían para mi, irreconocible. En efecto, mi amigo, cuyo nombre guardaré, siempre fue un anticomunista convencido. Católico apostólico romano, fiel al Magisterio Tradicional de la Iglesia, siempre manifestó ufanamente su posición irreconciliablemente anticomunista. A este joven católico, lo conocí defendiendo hidalgamente los principios que enseña la Iglesia sobre la secta comunista y proclamando la necesidad de combatir este flagelo. Y en ese debate, como digno hijo de la Iglesia Militante, él se mantuvo fiel en todo momento, cual cristero, cual requeté.
No tuve oportunidad de conversar con él por un par de años, hasta hace muy poco, cuando conversamos en un café. Para mi sorpresa, hablando de la tiranía comunista en Cuba, me recriminó la posición por la cual yo sostenía que en la isla, los verdaderos católicos no pueden coexistir en paz con el comunismo. Me dijo algo así: “Pensar que los católicos son perseguidos en Cuba, es no comprender las cosas, es como no leer el diario”. Acto seguido, me mostró una noticia de El Mercurio de Santiago, del 29 de noviembre del 2008 i, que dice que Raúl Castro, hermano del dictador marxista Fidel Castro, asistió a la primera ceremonia de beatificación en la Isla junto a un enviado papal (se beatificó a un hermano hospitalario- quien vivió en el 1850 aprox.- perteneciente a la magnífica orden de San Juan de Dios)
La presencia del sucesor de Fidel, fue “agradecida” por la autoridad eclesiástica. La ceremonia la presidió el Card. José Saraiva Martins, enviado de SS Benedicto XVI.
- “¿Viste que no entiendes nada? Es evidente que el comunismo en Cuba ya no es como era antes, hoy los católicos no son oprimidos; prevalece el diálogo y la armonía. No debes ver fantasmas tenebrosos donde no los hay.”- afirmó con energía mi brioso amigo.
Para mi amarga sorpresa, había operado en él, con éxito, un “transbordo ideológico”ii . Por un proceso bien articulado, la influencia de un grupo pastoral moderno (al cual él asistía frecuentemente y cuyo nombre omitiré) había tenido el efecto deseado: desmovilizar al católico derechista auténtico; apagar la llama que encendía en casta combatividad su joven e ígneo espíritu.
Era mi deber, como amigo y como católico, desintoxicarlo de los sofismas que la “pastoral” en la que ahora participaba, había inyectado en él.
Pensé que el recordar qué implica la coexistencia aparentemente pacífica entre la Verdadera Religión, y esta secta satánica, el comunismo iii, sería lo ideal. Esta materia tendría especial utilidad, considerando la noticia del periódico y su efecto apaciguador en este antiguo idealista.
Le dije a mi amigo que le respondería su objeción por escrito y en público, sin dar su nombre, y esto es lo que hago a continuación. La respuesta consta de 3 puntos vitales, los cuales extracto del magnífico dossier publicado por el Profesor Plinio Correa de Oliveira: “La libertad de la Iglesia en el estado comunista iv”
¿Por qué la coexistencia pacífica entre la Iglesia y el comunismo debe ser rechazada por los católicos?
1º Argumento: el orden temporal ejerce una acción formadora – o deformadora – profunda sobre las almas de los pueblos y de los individuos. La Iglesia no puede, pues, aceptar una libertad que implique callar sobre los errores del régimen comunista, creando en el pueblo la impresión de que Ella no los condena.
2º Argumento: renunciando a enseñar los preceptos del Decálogo que fundamentan la propiedad privada (7º y 10º mandamientos), la Iglesia presentaría una imagen desfigurada del propio Dios. El amor de Dios, la práctica de la virtud de la justicia y el pleno desarrollo de las facultades del hombre, y por lo tanto, su santificación, quedarían así gravemente perjudicados.
3º Argumento: la Iglesia no puede aceptar el comunismo como un hecho consumado y un “mal menor”. ¿Por qué? Porque la necesidad de tolerar un mal menor no puede llevarnos a la renuncia de la destrucción de este. Una vez más, el profesor Plinio, explica simple y brillantemente el asunto.
Citada la famosa publicación y adaptada la transcripción, me puedo casi imaginar la última objeción de mi pacifista amigo:
“¿Por qué no, simplemente, guardar silencio frente al comunismo?”
La respuesta también aparece, brillantemente, en el mismo documento:
“La misión docente de la Iglesia no consiste sólo en enseñar la verdad, sino también en condenar el error. Ninguna enseñanza de la verdad es suficiente como enseñanza, si no incluye la enunciación y refutación de las objeciones que contra la verdad se puedan hacer. ‘La Iglesia – dice Pio XII – siempre desbordante de caridad y de bondad (...) más fiel a la palabra de su Divino Fundador, que declaró: ‘Quien no está conmigo, está contra mi’ (Mat. 12,30), no puede faltar a su deber de denunciar el error y de arrancar la máscara a los sembradores de mentiras…’ (Radiomensaje de Navidad de 1947 – “Discorsi e Radiomessagi”, vol. IX, p. 393)
Comprendido lo anterior, la lógica obliga levantar al menos tres preguntas:
Primero.- ¿Qué opina respecto a la coexistencia pacífica, la autoridad eclesiástica local? Esto es, la Conferencia Episcopal de Cuba.
Segundo.- Sobre la señal de coexistencia pacífica dada por Raúl Castro y el Cardenal José Saraiva Martins (enviado por SS Benedicto XVI) ¿Qué debemos pensar los católicos que comprendemos la inexpugnable enemistad entre la Iglesia y el comunismo?
Tercero.- Y sobre el mismo punto anterior: ¿Qué opina Su Santidad Benedicto XVI?
Tres preguntas dolorosas que el católico de buen juicio no puede dejar de hacerse. Tres respuestas que sólo podemos inferir a través de los hechos, esto es, a través del apocalípticamente trágico silencio de la Iglesia post conciliar frente al comunismo, su enemigo letal.
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i. El Mercurio, http://www.emol.com/noticias/interna...noticia=333051
ii.Cfr. Transbordo Ideológico Inadvertido y Diálogo
iii.El Papa Pio XI enseña en su encíclica Divini Redemptoris que el comunismo es intrínsecamente perverso.
( http://www.vatican.va/holy_father/pi...ments/hf_p-xi_... )
iv.Ensayo publicado por el Profesor Plinio Correa de Oliveira por primera vez en 1963 en la revista Catolicismo. Luego se publicó en periódicos de casi todo el mundo. Dicho ensayo recibió un notable elogio de parte de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades calificándolo de “eco fidelísimo del supremo magisterio de la Iglesia”.
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