Mi duda iba por el lado de que tenía entendido que el don más preciado que hace Dios a persona alguna es la vida. Pues entonces estaríamos despreciando la vida por proteger una cualidad, un estado del cuerpo y la mente (la virginidad).
Según entendía, la religión católica se mueve con intenciones. Es decir que lo que vale es la intención de uno de pecar o no. En una violación, es evidente que la situación es forzada, que el o la atacada no presta consentimiento para pecar, por lo que habría inexistencia de pecado.
Sí, hermano Hyeronimus, aquella vez que escuché esta historia,traté de buscar respuestas, y encontré la vida de Santa María Goretti. Impresionante, y la conversión de su agresor también.
En fin. Todavía me resulta medio complejo el tema, a pesar de la sintética y ejemplificada explicación del hermano Cristián Yáñez Durán.
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