Pero desgraciadamente, este saludable deseo inicial va acompañado de un error respecto a cómo ejecutar esta defensa: en efecto, muchos católicos creen que el atacar a la persona que sostiene un error es una falta de caridad; se juzga que lo más que los católicos pueden es atacar a los argumentos, pero siempre dejando a salvo la buena voluntad de la persona que impugna la fe.


"¿Muchos católicos?" Eso era en aquellos tiempos...

Ahora ese error es creído por el papa y por todos los obispos y sin mayor problema. Y todos tan contentos.
Así que este mensaje ya no se debe dirigir tanto a los católicos como a corregir a esa Jerarquía cobarde que nos viene traicionando un día sí y otro también.
Que lo lean o que se les diga.