Sí que hubo un intento consciente de la propia organización de impedir cualquier protagonismo de la bandera de España con el Sagrado Corazón, mientras que desde la propia organización se repartían banderas españoles con el escudo del usurpador y las mismas se situaban en los sitios más visibles para la televisión. Eso es grave, pero no tanto pues ya se sabia que con este acto lo que se pretendía era rehabilitar la figura del antirrey liberal que entregó España a la República. Lo peor es ir a sabiendas a palmear el acto con banderas carlistas.

La organización puso todas las trabas que pudo, a las cuales se plegaron cordial y entusiastamente los dirigentes de las organización carlista que se adhirió al acto. Por eso otros con buen criterio se fueron a su casa.

La devoción al Sagrado Corazón y las peregrinaciones al Cerro han sido una constante del Carlismo, sobre todo en los años del postconcilio, donde la devoción al S.C. quedó oscurecida. Durante años las Juventudes Tradicionalistas celebraban la fiesta de Cristo Rey en este punto, congregando los primeros años hasta 300 asistentes. Quizás habria que fortalecer esta conmemoración y renovar la Consagración de España que hicieron los Reyes Legítimos a través de los herederos de la dinastía tradicional.