Tema: La realidad del Temple actual.

Iniciado por Smetana

...por mucho romanticismo, ilusión y admiración que pueda despertarme la figura teatral del caballero templario, palidece cuando reflexiono en aquél piadoso carpintero "hijo" de carpintero que siendo inocente sufrió brutal martirio para darnos a conocer la realidad del Amor del Padre celestial, lo miro clavado en la cruz y no puedo mas que pensar: ése es el rostro del verdadero héroe de la humanidad, ése es mi ejemplo a seguir.

Haber concluido con este párrafo te honra y refleja la esencia de lo único que realmente inspira a este foro. El que existan personas que, como tu, hacen este tipo de reflexiones, nos hace recordar a todos que éste es un lugar realmente magnífico.

Es una auténtica bendición y un motivo de orgullo poder formar parte de esta magnífica familia de buenas personas y sinceros cristianos que conforman, y dan vida todos los días, a hispanismo.org.


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Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? a pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza. Dios mío, de día te grito, y no respondes; de noche, y no me haces caso; aunque tú habitas en el santuario, esperanza de Israel. En tí confiaban nuestros padres; confiaban, y los ponías a salvo; a tí gritaban, y quedaban libres; en tí confiaban, y no los defraudaste. Pero yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo; al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: "acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre si tanto lo quiere". Tú eres quien me sacó del vientre, me tenías confiado en los pechos de mi madre; desde el seno pasé a tus manos, desde el vientre materno tú eres mi Dios. No te quedes lejos, que el peligro está cerca y nadie me socorre. Me acorrala un tropel de novillos, me cercan toros de Basán; abren contra mí las fauces leones que descuartizan y rugen. Estoy como agua derramada, tengo los huesos descoyuntados; mi corazón, como cera, se derrite en mis entrañas; mi garganta está seca como una teja, la lengua se me pega al paladar; me aprietas contra el polvo de la muerte. Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. Ellos me miran triunfantes, se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. líbrame a mí de la espada, y a mí única vida de la garra del mastín; sálvame de las fauces del león; a éste pobre, de los cuernos del búfalo. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.