LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS: GALERÍA DE PRECLARAS BOINAS
viernes 1 de enero de 2010
GALERÍA DE PRECLARAS BOINAS
AÑO 2010: AL RESCATE DE LA BOINA
Entre la gente que va de moderna existen dichos como: "
Eres más de pueblo que una boina", "
Ese se mete la boina a rosca"... Todo ello dicho con clara intención peyorativa para las gentes de pueblo, consideradas como palurdas por ellos -los modernitos- que tan listos son.
La boina, tocado tradicional y de rancio abolengo, tiene mala prensa entre los que no saben vestir nada más que a la moda. Sin embargo, somos de la opinión de que la boina es la prenda española por excelencia. Y nos proponemos hacer una campaña a favor de la boina. No se trata de una campaña teórica, que se quede en simples palabras:
Proponemos, invitamos a nuestros lectores a hacerse con una boina, si no la tienen, y a ponérsela en todas las ciudades y pueblos de esta España que nos están destrozando. Que España se llene de boinas.
La boina no es, como quieren los secuaces de la nauseabunda modernura, una prenda restringida para los pueblerinos, tampoco para los viejos. Los pueblerinos y los viejos, como gente más sabia, la conservan en su vestuario con muy buen criterio. Es hora de que la boina se universalice, y cuando digo universalizar me refiero a hacerla de uso general en España. La "aldea global" se la dejo a los palurdos del cosmopolitismo.
La boina es una gorra sin visera muy nuestra, muy española, que hace elegante tanto a viejos como a jóvenes. Es la prenda menos "sexista" (con todo lo que por ahí se habla de "sexismo" ahora) que podemos imaginar.
Al hombre la boina le remarca su masculinidad. A la mujer, le realza su belleza femenina.
En esta primera aproximación al RESCATE DE LA BOINA, proponemos un repaso gráfico, con breves comentarios a pie de foto.

Muy temprano, en Europa, ya se llevaban. Aquí sobre estas líneas podemos ver al genial pintor Rembrandt con boina. No es el único auto-retrato que tiene con esta prenda.

Con la Guerra de los Siete Años -la Primera Guerra Carlista-, los carlistas popularizaríamos la boina. Es impensable figurarse un retrato de Don Tomás de Zumalacárregui sin su portentosa boina de generosa circunferencia. Grande Zumalacárregui, Héroe de Euska Herria, matriz de España.
A lo largo del siglo XIX, la boina sería prenda inseparable, distintivo del Requeté, el brazo armado del Tradicionalismo español. Aquí vemos a un simpático grupo del Batallón de Zuavos de Escolta del Infante Alfonso. Todos llevan boinas blancas.

Pero en Europa, la boina seguía siendo elemento del vestir de algunos grandes personajes, como Richard Wagner. En alemán, boina se escribe "
Baskenmütze". En la etimología de este vocablo germánico queda claro que, aunque hubiera boinas en toda Europa -incluso, ya lo hemos visto, en tiempos de Rembrandt-, quienes mejor supieron llevar la boina fuimos los españoles. Y, para ser más preciso, los vascos, los carlistas vascos: la reserva del, permítanme el neologismo, "Boinamen" (lo acuño sobre la base de otros como son: "maderamen", "caderamen" -"caderamen", me encanta esta palabra y su correspondencia física en las mujeres.)

El gran escultor francés, Auguste Rodin, no quiso quedarse sin su buena boina. Ignoramos si la adquirió en uno de sus viajes a España. Nos lo podemos imaginar entrando en la Casa Elósegui, para comprar esta hermosa boina que con sus barbas proféticas hace muy bien. La Casa Elósegui, desde el año 1858, confecciona boinas de mucho predicamento, muy buenas y castizas boinas.

Pío Baroja no se quitaba mucho la boina que digamos. A veces, pensamos si acaso no dormiría con ella. Es recomendable dormir con la boina en las noches invernales, tapando hasta las orejas como un buen palurdo a mucha honra. El único inconveniente es que la boina se arruga. Lo digo, como pueden suponerse, por experiencia personal.

El filósofo Martin Heidegger, tan entrañado en su suelo natal, tampoco prescindió de boina. Muy posiblemente pudo haber sido su amigo español D. José Ortega y Gasset quien lo invistiera con la castiza prenda hispánica, que es el súmmun del tradicionalismo.
Cuentan que Joseph Goebbels, ministro de Propaganda del III Reich, se enamoró de la boina que le vio a Serrano Súñer en una de las visitas de éste a Alemania. Propuso Goebbels que todos los jerarcas del NSDAP oficializaran la boina.
Gracias a Dios, no pudo salirse con la suya, pues el indocumentado Martin Bormann, Jefe de la Cancillería del Reich y secretario del Führer, expresó en su colosal ignorancia -debida a su oscurantismo racista- que aquella prenda no era digna de las cabezas "arias", habida cuenta del origen de la boina que, según Bormann, era una: ¡¡¡"Gorra andaluza"!!!
Así fue como la "
Baskenmütze" sólo hizo acto de aparición puntualmente en algunas divisiones de la Waffen SS y de la Panzer Division.
Y la boina se salvó del Juicio de Núremberg.
Publicado por Maestro Gelimer en
14:24
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