Revista FUERZA NUEVA, nº 500, 7-Ago-1976
LO SUCEDIDO EN VERGARA ¿REIVINDICACIÓN FORAL?
(Reflexiones acerca de un centenario manipulado)
Por Javier U. Alonso
Varios miles de personas asistieron el pasado 21 de julio en Vergara, a los actos organizados por el Ayuntamiento en conmemoración del centenario de la abolición de los fueros vascos de Guipúzcoa, Vizcaya y Alava, a cargo del uniformismo racionalista y liberal de Cánovas del Castillo y los políticos de la Restauración.
Tras la celebración de la Santa Misa en sufragio de los que dieron su vida en defensa del foralismo, los representantes de 67 municipios de las provincias vascas se dirigieron al Ayuntamiento de Vergara, donde se acordó solicitar la restauración de los fueros abolidos hace ahora cien años.
Por su parte, el Ayuntamiento de San Sebastián y las Diputaciones de Guipúzcoa y Vizcaya han celebrado la efemérides con distintos plenos en los que se decidió elevar la misma reivindicación foral, haciéndose eco de lo que sin duda constituye una aspiración sentida por la mayor parte del pueblo vasco.
Personalidad de las regiones
Paralelamente a estos actos conmemorativos, los carlistas de la Hermandad del maestrazgo del Señorío de Vizcaya han hecho llegar al rey, como ya antes lo hicieron los de Unión Nacional Española, la petición de que se reúnan las Juntas Generales del Señorío de Vizcaya en la tradicional Sala de Juntas de Guernica y que sean presididas por el Monarca.
Todos estos acontecimientos han puesto de manifiesto un nuevo y esperanzador renacer de las inquietudes fueristas en la región vascongada, presentes sin duda hasta ahora, pero adormecidas por el sueño que produce la sombra del Estado centralizador. Nosotros, que somos fieles al régimen secular de la nación y a la doctrina tradicional y clásica que proclama como de inviolable Derecho Natural el reconocimiento de la soberanía social y del principio de subsidiariedad (Puntos Programáticos II, IX y X de FUERZA NUEVA), aparte de las naturales variaciones impuestas por las circunstancias históricas y el cambio de los tiempos, queremos y anhelamos en toda su integridad los principios forales y todas las prerrogativas inherentes a esas personalidades que se llaman regiones y demás entidades naturales. (…)
Son otros los que les guían
Muy diferente sin embargo de toda esta concepción cristiana, tradicional y fuerista del orden social y político, es el espíritu que anima a algunos personajillos que en estas jornadas han pretendido canalizar hacia sus propios fines la indudable popularidad con la que siguen contando los Fueros en algunas regiones de España.
Se produce así la enorme paradoja de ser partidos y políticos revolucionarios (liberales, socialistas o incluso comunistas) los que pretenden apropiarse de una reivindicación de carácter netamente contrarrevolucionario, como sería la restauración foral. (…)
Es una mistificación lamentable o maliciosa que el alcalde de Vergara pidiera la vuelta al Estatuto de 1936 |
Ninguno de los fundamentos filosóficos, jurídicos y políticos de la concepción orgánica y foral de la sociedad son compatibles con las ideologías derivadas de los principios de la Revolución Francesa. El intento vergonzante de los partidos de herencia revolucionaria de apoderarse de una bandera que jamás puede corresponderles obedece al oportunismo y a la demagogia, clásicos de la Revolución, eternamente celosa de aquellas causas de grandísimo apoyo popular que le son contrarias. Porque oportunismo y demagogia son la nota de apoyo a las reivindicaciones forales hecha pública por el partido del demo-marxista-cristiano Ruiz-Giménez, especialista en Declaraciones Universales de los Derechos del Hombre, lo más contrario que existe a las justas aspiraciones vascas, a un sistema de libertades concretas e históricas, esto es, forales. Y es que hay dos formas de aparecer al frente del pueblo: una es que el pueblo se sienta interpretado y, situándose detrás, nos siga; la otra consiste en situarse sistemáticamente y con descaro delante de todo movimiento popular. A esta baza es a la que, temerosos de verse eternamente cuatro, le están jugando en España los autodenominados “líderes” de la oposición, aun a riesgo de incurrir en tan ridículas paradojas como la del señor Ruiz-Giménez y los fueros vascos.
Y si nada tiene que ver el sistema foral con las libertades formales democráticas, menos en común tiene aún con el separatismo y los estatutos de autonomía catalana y vasca de la II República. Por eso es una mistificación lamentable o maliciosa que el alcalde de Vergara pidiera en la jornada conmemorativa del 21 de julio la vuelta al Estatuto de 1936, que no trata de reivindicar la constitución histórica de Vascongadas, sino de establecer una organización estatal autónoma semejante a la del poder central. Y al fin, como indica Vázquez de Mella, en la Vasconia independiente el problema seguiría intacto, pues al no reconocerse la constitución orgánica de la sociedad y el principio de subsidiariedad, claves del derecho foral, sólo existiría una descentralización geográfica, con relación al resto de España. Dentro del nuevo Estado vasco surgiría una nueva centralización que seguiría aplastando todo principio fuerista de libertades.
Maniobra descubierta
En esta ocasión la maniobra ha quedado una vez más descubierta y evidenciada su inspiración marxista: los partidos de oposición (rigurosos herederos de los asesinos de aquellos defensores de los fueros en cuyo sufragio se celebró la santa Misa dentro de los actos conmemorativos), en unión del separatismo racista, han pretendido apropiarse del sentimiento amoroso del pueblo hacia sus libertades históricas, sin preocuparles como meta deseable la restauración foral (…)
Javier U. Alonso
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