El País Vasco pierde cada año entre siete mil y ocho mil residentes nacidos en otras regiones
JUAN FERNÁNDEZ-CUESTA. MADRID.
«Cualquier investigación estadística sólo pretende describir la realidad del modo más objetivo y riguroso posible». Y de eso se trata. De describir la realidad del País Vasco, de una región de España que ha sustituido en diez años a los residentes nacidos en otras comunidades -que emigran a otros lugares- por población extranjera. El País Vasco pierde cada año entre siete mil y ocho mil residentes que nacieron en otras partes de España, emigraron al País Vasco y optan ahora por desandar el camino. Son las cifras oficiales del Padrón de habitantes, facilitadas por el Instituto Nacional de Estadística. Es la realidad: ha perdido entre 1996 y 2006 a un 12,7 por ciento de la población no nacida allí.
Seis comunidades autónomas han visto decrecer su población española en los últimos diez años: Aragón, Asturias, Castilla y León, Extremadura, Galicia y País Vasco. Todas tienen un crecimiento vegetativo (nacimientos menos defunciones) negativo, pero sólo una de ellas ha perdido población procedente de otras comunidades. Es el País Vasco. De las seis, además de ésta, Castilla y León y Galicia se han encontrado con los principales problemas demográficos, pero en su caso se trata de una cuestión de envejecimiento, ilustrado por los números. Galicia soporta un crecimiento negativo de 92.809 personas, que no puede ser compensado por la inmigración; como en el caso de Castilla y León, con un saldo negativo de 79.692 personas.
Sin signos de fortaleza
En el País Vasco no existe un problema de envejecimiento, y tampoco la balanza negativa es insalvable: 7.630 personas en diez años. Sucede, entonces, que la población nacida en el País Vasco no muestra signos de fortaleza, pero no decae. En los últimos cinco años, ha aumentado la población de vascos que viven en su comunidad en cinco mil personas, a mil por año. Pero el ritmo de los que abandonan la comunidad es superior, y tampoco decrece: siete mil por año. Queda una variable por introducir, la población extranjera, que ha servido para que la balanza entre unos y otros quede casi equilibrada. Desde 1996, los extranjeros han aumentado en 84.428 personas, el número de residentes de otras comunidades ha decrecido en 71.394 y el crecimiento negativo es de 7.630.
Entre las seis autonomías que tienen un crecimiento negativo, la vasca es la única que ha visto menguar los residentes nacidos en otras comunidades. Y entre las tres que han perdido población nacida en otras regiones de España (Cataluña y Madrid son las otras dos), es la única que ha perdido población nacida en España (casi cincuenta mil). ¿Qué sucede entonces? «Sonríe y sé feliz, las cosas podrían ir peor. Yo sonreí, y fui feliz, y las cosas fueron peor». Así ocurre desde un punto de vista demográfico en el País Vasco. La población autóctona no basta (aumento de 22.596 personas en diez años), la española no nacida se va (disminución de 71.394 personas de 1996 a 2006) y la extranjera ha entrado -en comparación con otras regiones- de forma menor.
El Padrón es el mejor instrumento del Instituto Nacional de Estadística para medir las variaciones de población e intentar comprender sus causas. Y las cifras facilitadas a través de ese instrumento son livianas en comparación, por ejemplo, con la Encuesta de Población Activa, que eleva el daño demográfico que padece la comunidad hoy. Ocurre que este segundo instrumento no es tan fiable como el Padrón para medir la realidad de la población. Es fundamentalmente una herramienta económica, pero la visión es válida.
Población activa
Se puede comparar, gracias al INE, la población activa (16 años y más) en la región vasca en el cuarto trimestre de 2006 y en el mismo periodo diez años atrás. La conclusión es evidente: hace diez años estaban dados de alta 535.200 trabajadores procedentes de otra comunidad, cifra que ha quedado reducida a 445.700, casi 90.000 menos. Otra consecuencia de ello es que en toda una década el incremento de población trabajadora residente en el País Vasco se ha limitado a 62.800 personas, un aumento del 3,5% entre 1996 y 2006.
En esta encuesta, como en el Padrón, prácticamente coinciden las principales comunidades de procedencia de residentes. Todas ellas han perdido representación. Por ejemplo, más de treinta mil castellano-leoneses han abandonado el País Vasco. Y no es sólo una cuestión de regiones limítrofes que se intercambian personas cada cierto tiempo. Hay diez mil extremeños menos, siete mil andaluces, siete mil gallegos... Más de mil jienenses y otros tantos cordobeses y sorianos, lucenses...
Movimientos residenciales
Un tercer instrumento es la encuesta de movimientos residenciales, aunque «los datos se refieren a movimientos, no a personas, y podría ser que una persona hiciese varios movimientos», recuerda el Instituto Nacional de Estadística. Teniendo en cuenta tal circunstancia, han existido cerca de doscientos mil movimientos de salida del País Vasco con destino a otras regiones de España o al extranjero en los últimos años.
También hemos acudido a las cifras regionales para ahondar en la situación actual, y han llegado las sorpresas. La estadística de movimientos migratorios realizada por el Instituto Vasco de Estadística (Eustat) choca por completo con el Padrón municipal, la Encuesta de Población Activa y la estadística de variaciones residenciales. Eustat declara un saldo migratorio positivo de entradas y salidas de migrantes procedentes exclusivamente de otras comunidades autónomas, pues entraron 7.404 en el año 2005 y salieron 6.641. Es decir, que el Instituto Nacional de Estadística y el Instituto Vasco de estadística tienen estudios absolutamente opuestos sobre el mismo tema.
Tampoco coinciden en la evolución de los nacidos en la misma comunidad autónoma. El Padrón informa de un incremento de 2.161 personas entre 2004 y 2005 de inscritos nacidos en la zona. Por su parte, Eustat considera que en ese periodo han regresado a la región 5.858 personas que habían nacido allí, mientras que lo han abandonado 10.123. Es decir, que el Gobierno vasco reconoce un saldo migratorio negativo -en lo que se refiere a nacidos en esa comunidad- de más de cuatro mil personas en 2005.
Hace poco más de una década «era una comunidad receptora de población», recuerda José Aranda, asesor del INE y que publicó hace algunos años un estudio clave sobre la demografía del País Vasco. Hoy, aún es una comunidad receptora de población, pero sólo de población extranjera. La realidad se impone. La tozudez de los números. Más de una cuarta parte de los que vivían allí en 1996 habían nacido en otras regiones de España. Ya, no.
http://www.abc.es/20070325/nacional-...703250330.html
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