Madrid, 30 noviembre 2021, San Andrés, apóstol. La Fundación Ignacio Larramendi anunció la presentación ayer día 29 en el Ateneo de Madrid de Tinta, tierra y tradición. Ramón María del Valle-Inclán y el carlismo, nuevo libro de Alfredo Comesaña —de cuya publicación ya se ha hecho eco FARO— que promete ser interesante. Pocos carlistas asistieron, pues en general los militantes y simpatizantes de la Causa se inclinaron por otra presentación, la del nuevo libro de Juan Manuel de Prada Una enmienda a la totalidad, que también se celebró ayer lunes, con gran éxito.
En la del Ateneo de Madrid todo iba con cierta normalidad hasta que al final se anunció la inexplicable intervención del expríncipe Carlos Javier (de Borbón Parma y Lippe-Biesterfeld). En ese momento, varios de los presentes prorrumpieron en gritos de «¡Viva Valle-Inclán! ¡Viva España! ¡Abajo la masonería holandesa! ¡Viva Don Sixto Enrique de Borbón! ¡Viva Cristo Rey!», que pusieron visiblemente nervioso al intruso, como puede verse en el vídeo, a partir del minuto 1:10:https://youtu.be/i8sAu_pijzg
Tras unos momentos de confusión, los responsables de la organización del acto pidieron a media docena de jóvenes que lo abandonaran, lo cual éstos hicieron sin resistirse, pero sin dejar de lanzar vivas a Cristo Rey y a Don Sixto Enrique de Borbón. Ya en la calle entonaron el Oriamendi frente al Ateneo.
Resultaba inexplicable, decíamos arriba, la invitación a tal personaje. No sólo porque Carlos Javier no sepa nada de Carlismo (como él mismo no se ha recatado de comentar en varias ocasiones) sino porque su significación es exactamente la contraria a la Causa de Dios, Patria, Fueros y Rey legítimo.
Al presentarlo en el acto del Ateneo, Luis Hernando de Larramendi Martínez dijo del expríncipe que era el «nieto de Don Javier de Borbón Parma, que mantiene enhiesta la bandera carlista» (sic). Carlos Javier venía de una minigira por Cataluña, donde presidió unos actos más bien estrambóticos en el Monasterio de Poblet. No había allí carlistas conocidos, pero sí varios de sus amigos protestantes, que ya habían «concelebrado» otra esperpéntica farsa en Valencia en 2019. Antes había visitado un «proyecto social» de una fundación de esa misma secta protestante favorita suya, entre anglicana y veterocatólica, dedicado a facilitar la «inclusión» de jóvenes moros, los tristemente célebres MENAS, en una sociedad como la catalana actual, ya saturada de mahometanos. (Durante la visita Carlos Javier lució una insignia de la masónica y mundialista «Agenda 2030»; como hace a menudo, al igual que el usurpador constitucional Felipe Juan, con quien comparte tantas cosas y a cuyos intereses sirve el expríncipe).
Pues bien: durante la regencia y el posterior reinado de iure de su abuelo Don Javier, e impulsados por él, los carlistas se distinguieron en el asalto y destrucción de centros protestantes, consentidos por el franquismo, y en la crítica acerba contra la política promahometana del régimen de Franco. Varios de esos ataques tuvieron lugar, precisamente, en Cataluña.
Sería de agradecer que Carlos Javier se dedicara exclusivamente a sus negocios europeos y dejara de presentarse (ocasionalmente) como lo que no es. Pero, claro: presentarse como lo que no es, para intentar confundir y ridiculizar al Carlismo, probablemente sea uno de sus negocios, si no son ocios muy mal utilizados.
Agencia FARO
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