El 17 de abril de 1536, Carlos I de España y V de Alemania se presenta acompañado por Garcilaso de la Vega y el gran duque de Alba, ante el Papa Pablo III. El Emperador denuncia al rey de Francia como traidor a la Cristiandad por las cartas que Francisco I había escrito a Barbarroja y que los españoles requisaron en La Goleta. Carlos I reta a Francisco I a duelo personal «armado o en camisa, con espada y puñal, en una isla o ante sus ejércitos». El embajador de Francia interrumpe al Emperador diciendo que no entendía sus palabras.
«Entiéndame si quiere -le contestó Carlos I- y no espere de mí otras palabras que de mi lengua española, la cual es tan noble que merece ser sabida y entendida de toda la gente cristiana».
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