Cuando no era fumador, no recuerdo que el humo de los fumadores me molestase en los términos que plantea Gessele. Me era más bien indiferente. Ahora hay un claro adoctrinamiento de la población en contra de los fumadores mientras -por ejemplo- los porreros se ven bien.
Si en un futuro creo conveniente dejar de fumar, lo haré por mi propia voluntad, no porque nadie me lo ordene. Es más, si alguien me lo ordena o me lo pretende imponer por la fuerza, procuraré desobedecerlo por todos los medios posibles.
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