Estoy totalmente (casi en todo) de acuerdo con lo que apuntan tanto Ordoñez, como Valmadián.
Yo he sido fumador, luego dejé de serlo. Recaí durante un tiempo, pero desde hace más de seis o siete años no fumo nada. He de decir, que cuando digo fumador, digo consumidor de dos cajetillas de tabaco diarias, no era el típìco fumador de un cigarrillo después de las comidas solamente. Lo mio era VICIO.
Reconozco en lo apuntado por Valmadián, que me ha resultado más fácil quitarme de fumar que perder peso, pues lo cierto es que engordé debido a diversas causas, pero el alejarme del "vicio" tabaquil, fue una de ellas. la ansiedad, el sedentarismo, la "vagancia" y pereza a la hora de modificar mis habitos, y sobre todo, el placer que me reporta el tomar unas cañitas, con tapa variada, los fines de semana, creo que hicieron el resto.
Ahora vamos a lo que es el asunto.
El tabaco, como queda dicho en los post anteriores, es una fábrica de sacar dinero para el Estado debido a su monopolio. Además de lo que supone en puestos directos e indirectos de trabajo en lo relacionado con sus ventas y elaboraciones, distribuciones etc, estancos, distribuciones, Altadis... Suspender la venta del tabaco es tanto como mandar al paro a todas esas personas, y no es fácil tomar la decisión política, como tampoco lo es la de reubicar a esa masa laboral en una restructuración del sector. A no ser, que mediante la Ley para la Memoria Histórica se pretenda cerrar de un plumazo los estancos porque estos fueron adjudicados -en muhcos casos- a viudas del bando franquista por ser "viudas de guerra". Entonces la cosa cambiría, pues sería fácil y los progres no se opondrían.
De todas formas, en Estados Unidos, con la famosa "ley seca", se obtuvieron peores resultados que beneficios ante prohibiciones similares, y el asunto era el mismo. Se trataba de prohibir una sustancia cuyo consumo desmedido ocasionaba muchos gastos y problemas sociales. Pero alentados por la prohibición sólo se fomentó la clandestinidad y el delito, sobre todo el contrabando. Eso ya ocurre en el sur, donde en algunas poblaciones gaditanas, los jóvenes parados, ganan mucho dinero descargando planeadoras cargadas con tabaco de contrabando, que luego revenden para sacar un extraordinario beneficio. Si la prohibición se hiciese efectiva a nivel nacional, ese tipo de delitos se extendería, e incluso las "mafias" se organizarían y se propalarían como el fuego.
Una de las alternativas sería, que a partir de entrada en vigor de una supuesta ley reguladora del tabaco, los nuevos establecimientos privados, o los que se adquieran de nuevo, si ya existían con anterioridad, decidiesen si la entrada a su establecimiento estará permitida a fumadores o no fumadores, dejando bien claro dicho acto, y lo que ello conlleva. Se puede incentivar la apertura de negocios para no fumadores con una rebaja en los impuestos indirectos, ya que estos ocasionarían menos perjuicios a la sociedad y menos gastos.
Si un no fumador accede a este local, la culpa será sólo y excluisvamente suya, no le habrá impuesto esa decisión nadie y nadie será culpable de su mala elección. La regulación de la oferta y la demanda, con el paso del tiempo, debería inclinar la balanza en uno u otro sentido.
En cuanto a los sitios públicos, veo con buenos ojos la prohibición total de fumar. Pero con ello digo además, que no se debe practicar una caza y captura del fumador tal y como a día de hoy se practica, pues es un sin sentido.
Las alegaciones realizadas por Ordoñez, en los supuestos de otros contaminantes más poderosos y nocivos que el tabaco y no perseguidos con tanta saña, son elocuentes. A ellos me remito, pues no vamos a copiar tópicos tras tópicos en los post.
Por todo lo demás, espero que este hilo no le levante los "malos humos" a más de uno![]()
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