Correctísimos todos los puntos con que el señor alcalde de Antibes argumentaba su decisión de rehusar suprimir la carne de cerdo en los comedores escolares. Pero, también he oído decir a algunos laicistas militantes muy similares argumentos a la hora de defender la supresión de los belenes y los crucifijos en las escuelas. Hubiera preferido que mejor hubiera hecho una sola argumentación: "Aquí somos católicos y punto... Al que no le guste vivir en un país católico, mejor que se marche!". Ya que eso de apelar a la identidad cultural francesa, la laicidad... y el que ese país mantenga 'a la religión como algo perteneciente al más estricto dominio privado' es bastante peligroso también para los cristianos. Con argumentos similares a unos padres franceses católicos les puede argumentar cualquier político que en las escuelas francesas se enseña a los niños que el aborto en Francia es un derecho, por poner un ejemplo. Y finalizar también con la retórica respuesta: "...en efecto, el hecho de que el aborto en Francia sea un derecho protegido por las leyes, forma parte también de la respuesta".
Cuidado con los argumentos, que no hablar claro y llamar al pan, pan y al vino, vino... se puede volver, como de hecho así está ocurriendo, también contra nosotros, los católicos.
Un saludo
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