En mi caso, al menos, huir de la fiebre consumista del 'último modelo', o de la 'última versión 9.0', es toda una filosofía de vida que estoy intentando inculcar también en mi hijo. Y cuidar la ropa para que dure años, recoser los calcetines y zurzir la ropa, como hacían nuestras abuelas. Si algo detesto es la fiebre consumista que imponen las modas. Se empieza cambiando de coche cada dos años y después, ¿por qué no..? de familia cada vez que la anterior queda 'pasada de moda'.
Si algo aprecio es a la palabra 'viejo'. Las cosas cobran un valor superior con el paso de los años, incluso aquellas que se devalúan en el mercado (o en muchos casos, sobretodo éstas...). También amo la palabra 'antiguo', nada que objetar a las reliquias. ¡Y qué decir de la sagrada palabra 'tradición'!. Pero mi lo que realmente me gusta es casi todo aquello que huela un poco a naftalina...
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