¡Feliz Navidad para todos ^^! También para ti!!
Quisiera regalarles este lindo aguinaldo venezolano: Niño Lindo
¡Feliz Navidad para todos ^^! También para ti!!
Quisiera regalarles este lindo aguinaldo venezolano: Niño Lindo
¡Feliz y santa Navidad a todos los foreros!
Imperium Hispaniae
"En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."
FELIZ NAVIDAD.!!
vico nacimientu niñu!! Cua yaha Ndihi ndo iin quivi 24 yoo diciembree taqui xaan.!
"Vive en el mundo como sino hubiera más en él que Dios y tu alma: para que no pueda tu corazón ser detenido por cosa humana." SJ+
Feliz Navidad a todos los miembros de este pequeño reducto de Cristiandad hispánica.
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
¡Feliz Navidad 2014 a todos los foristas!
¡Qué razón perfecta para estar con nuestros seres queridos que el nacimiento de Nuestro Señor!
Igual que la amiga venezolana Fabi, les dejo esta canción que es típica de ésta, mi tan sufrida pero luchadora patria.
Os deseo, de corazón, una muy Feliz Navidad a todos.
(y un capón al que diga felices fiestas y se deje la palabra Navidad)
F. B.
Última edición por D. Fco. de Bobadilla; 24/12/2014 a las 17:56 Razón: Se me olvidaba la imagen...
Señor, haz de mi espada luz para los que te buscan, fuerza para los desalentados, esperanza para los oprimidos, misericordia para los arrepentidos y justicia para los excluidos.
Cuando alguien me dice "Felices fiestas" siempre respondo: "Feliz Natividad!" para que quede más claro lo que es la Navidad.
Os deseo una Navidad muy dichosa a todos.
¡Que esta Nochebuena la Estrella de Belén guíe a las almas tibias y atribuladas al Redentor, y que todos en familia tengan una feliz y Santa Navidad!
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Siguiendo con el neolenguaje navideño, hoy don Antonio Burgos nos ha dicho lo siguiente en su "Recuadro":
YA NO HAY CARIDAD
ANTONIO BURGOS
NI panderetas; ni cántaro a cuyo brocal le sacan el son los golpes de suela de una alpargata; ni maja y almirez; ni el sonido acompasado de las estrías del vidrio de una botella de anís de Rute o de Cazalla que rasca un tenedor. En la música popular navideña se impone la zambomba, el ronco instrumento más desagradable de las Pascuas, y que además, si me apuran, hasta es su mijita porno. Se impone la zambomba por obra y gracia de Jerez. Jerez es a la Navidad lo que Cádiz al Carnaval. Sobre otras formas musicales de celebrar la Navidad, se ha impuesto Jerez. Si no organizas una zambomba, no eres nadie. Una zambomba es que vienen desde Jerez unas señoras gordas con unas faldas como ropa de mesa de camilla y unos señores con pinta de vendedores de mercadillo ambulante, hacen una hoguera y se ponen a meter por bulerías todo lo que se mueve: la hidratación de los peces en el río, el «Jingle Bells» de los americanos y hasta la guía de teléfonos de la provincia de Belén si se tercia. Y al modo de la Erizá o la Ostioná de las fiestas gastronómicas carnavalescas gaditanas, muchos han roto en llamar «zambombá» a la zambomba. Peor todavía. Esto de «zambombá» suena completamente a nombre de país subsahariano, de sitio de donde vienen las pobres criaturas en patera.
Pero los zambombeños no son, ay, los africanos, sino los indígenas de España que las organizan. Menos mal que ya no te invitan a más zambombas hasta el año que viene. Sobre todo a las «zambombas solidarias», que este año se han llevado mucho. Consisten en que se paga para oír a la gorda de la mesa camilla lo de los madroños al Niño y para ver al del mercadillo pegándose su vueltecita por bulerías. En una gaceta de mi pueblo veo la página del lujerío de las fotos de una de estas zambombas solidarias. Están todos allí, de tiros largos. Salen retratados pintando la mona el locutor sin emisora, la presentadora sin televisión, el empresario con dos suspensiones de pagos a sus espaldas, la cantante sin disco, el torero sin contratos, el abogado sin pleitos, el señorito sin cortijo y una que le ha dicho al redactor que pone los pies de fotos que es «empresaria de moda», pero que en realidad tiene en un barrio un tienducho de ropa que no hay quien se ponga. ¿Para qué se retratan, para qué están allí? Ah, para lo de estos días: para la solidaridad. Esta vez es para los pobrecitos niños, no sé si de Asia, de África o de Oceanía; de un sitio de por ahí lejos, ya que Las Tres Mil Viviendas están demasiado cerca y con eso no se ronea de ONG. ONG «solidaria», por supuesto. ¿Cuánto habrán sacado para los pobrecitos niños con la zambomba solidaria? Pues me imagino que un dineral: por lo menos casi tanto como estas dos pelanduscas de lujo que están en la foto se han gastado en peluquería para ir monas a la zambomba solidaria.
Y como esta zambomba, miles de iniciativas «solidarias» en estos días en que todo el mundo te desea «Felices Fiestas» y no sabes si se refieren a las Fiestas de San Fermín, a las Fiestas del Pilar o a cuáles. «Esto que me felicitas es la Navidad cristiana, joé, no te dé vergüenza decirlo». La solidaridad es a la Navidad lo que la sostenibilidad y los emprendedores al resto del año: un camelo para salir en la foto. Y la dictadura de una palabra políticamente correctísima. A nadie se le ocurre pronunciar la palabra «caridad», porque es cristiana. Supone creer que quien nace en estos días es Dios y no el catálogo de regalos del Cortinglés. Nos están dejando sin virtudes teologales. Esperanza tenemos poquita, tal como están las cosas... y peor que se van a poner. ¿Fe? ¡La valentía que hay que tener para decir en ciertos ambientes (por ejemplo, en la Universidad) que crees en Dios! ¿Y caridad? Caridad es una cosa de los curas, de las monjas, de los rancios. La caridad es facha. Hagamos solidaridad, que es lo moderno. He visto hasta a instituciones de la Iglesia anunciar cosas de «solidaridad». Qué razón tenía la pena traidora del viejo villancico que si lo han cantado en esa zambomba solidaria habrá sido un retrato cruel: «Porque en esta tierra ya no hay caridad». Ya todo es falsía de solidaridad.
http://www.abc.es/historico-opinion/...=1614253519469
Felices Pascuas de Navidad a todos.
Y para alegrar la Navidad de los foreros, vamos a traer aquí algunas de las ya prácticamente inencontrables (salvo en webs de coleccionistas) tarjetas navideñas de aquel gran ilustrador que fue Juan Ferrándiz, fallecido en 1997. Ilustraba y escribía libros de cuentos (¡incluso en verso!), siempre con buenas enseñanzas y moralejas (hoy en día, mejor no mira la sección de libros infantiles de las bibliotecas y librerías: puros monigotes sin arte, argumentos estúpidos, sin moraleja o bien enseñando "valores" políticamente correctos). También era escultor y poeta, y hacía figuritas para nacimientos (pesebres, belenes, etc., según donde nos encontremos) y dibujaba estampas de recuerdo de la Primera Comunión.
Pues eso, a disfrutar recordándolos, y de paso los conocerán las nuevas generaciones. En esas tarjetas de Navidad nunca aparecía Popó Noel (también llamado Satán Claus). Todo se centraba en el nacimiento de Jesús. Escenas del Portal de Belén, pastores, angelitos y hasta personajes y situaciones cotidianas, pero siempre representados como niños y con mucha ternura, belleza y poesía y algún elemento que la relacionara con la verdadera Navidad o la recordara. Y siempre los niños como protagonistas.
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¡Feliz Navidad para todos los miembros de este excelente foro y a sus familias!
Estimados Coforistas. Desde la Ciudad y Puerto de Santa María de los Buenos Ayres, les deseo una hermosa Nochebuena y una feliz Natividad de Nuestro Señor Jesús El Cristo.-
Feliz Natividad – Feliz Cumpleaños Jesús.-
24 de Diciembre del 2.014.-
Jesús es el festejado, pues Él es el cumpleañero, para Él es la fiesta, por esa razón debemos festejarlo como lo merece el Rey de Reyes, el Hijo del Dios vivo, el Mesías salvador, el Buen Pastor, aquel que dio la vida por nosotros.
Sin embargo también nosotros estamos de fiesta pues ha llegado quien es el camino la verdad y la vida, el que vino para que tengamos vida en abundancia, ese que nos trae la luz para iluminar las tinieblas, el salvador, el redentor, el que perdona los pecados, el que es amor, el que derramará su sangre por nuestro perdón.
Vayamos pues, como los pastores, a encontrarnos con Él para adorarlo en su humilde pesebre, llenos de alegría, cantándole con el corazón rebosante de amor.
Lleva esta alegría a tu casa, a los tuyos, a todo el que la necesite, a quien no la conoce, a quien no la puede dar, a quien no la recibirá, a todo aquel que es tu hermano, pues recuerda que “Aquel que dice amar a Dios a quien no ve, pero no ama a su hermano a quien si ve, ese es un mentiroso”.
Desde este humilde espacio, les invito a decirle a Jesús “Feliz Cumpleaños” y a darle ese regalo por el que vino: “nuestro corazón”.-
!!! Feliz Navidad ¡¡¡
¡Que lindos dibujos Hyeronimus! ^^ Creo que en Venezuela también se vendían sus tarjetas.
Lo digo porque mi abuela tenia muchas tarjetas de navidad (también de otras fiestas). Las querida botar pero les pedí que me las diera, que yo las guardo... y me las dio!!! Son tan hermosas como esa ^^
Yo también pondré bonitas imágenes que encontré xD
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«Feliz Navidad» por Juan Manuel de Prada para la revista XLSEMANAL, artículo publicado el 23/XII/2018.
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Leo que en estas fechas navideñas que se acercan se multiplican las depresiones, melancolías y otras afecciones parecidas del alma. No debe extrañarnos, pues la Navidad, por mucho que nos empeñemos en desvirtuarla, es una fiesta que nos confirma que aún hay esperanza para el hombre; y como nuestra época nos impone la desesperación como una suerte de gozosa rutina, la Navidad nos trae el perfume de la nostalgia de la vida a la que hemos renunciado. Primero nos han obligado a renegar del manantial del que brota la única felicidad perdurable; y luego se nos exige durante estas fechas una impostación de felicidad, con la consiguiente quiebra anímica.
La razón de este desmoronamiento anímico suele asociarse a la memoria de la infancia. ¡Fuimos tan dichosos, cuando la inocencia nos asistía, por estas mismas fechas! La nostalgia de esta inocencia perdida (que en realidad es nostalgia de un estadio en el que el alma aún estaba llena de divinidad) proyecta sobre nosotros una insufrible angustia existencial, una convicción aciaga de que ya nunca seremos aquel niño que asistía arrobado a un despliegue incesante de maravillas. Al compararnos con aquel niño estupefacto y gozoso, solemos reaccionar de dos maneras posibles: sintiendo asco hacia nosotros mismos, hacia la birria resabiada que ahora somos (así se entiende el creciente hastío o desapego que sentimos hacia nuestra propia vida… y hacia la de los demás); o bien sintiendo asco hacia aquellas antiguas maravillas que antaño nos dejaban arrobados (así se explica el odio antirreligioso cada vez más extendido en nuestra sociedad, que a la postre es odio hacia nosotros mismos). Ambas reacciones redundan en nuestro disgusto con el mundo, que se exacerba cuando lo confrontamos con el disgusto de quienes nos rodean. Así, ocurre con frecuencia que las reuniones navideñas se convierten en una ‘suma de disgustos’, en un recordatorio de las rencillas enconadas y las divisiones que minan nuestras familias.
Y el caso es que la Navidad es una invitación a recuperar la infancia. Nos invita, desde luego, el Niño en el pesebre; pero también la Mujer que está a su lado, amamantándolo o apaciguando su llanto. Aunque nos corroa la desesperación, la infancia siempre nos emociona y nos obliga a bajar, con vergüenza y humildad, la mirada ante su inocencia. La Navidad mete una brisa de inocencia en nuestras vidas corrompidas por la claudicación y la amargura, por los resabios y las purulencias que hemos ido acumulando a través de los años y que no hemos sido capaces de sacudirnos, por miedo o conveniencia. Y entonces nos confrontamos con esa escena que nos habla de una inocencia sin miedo ni conveniencia, una inocencia tan intrépida que nos resulta desafiante, retadora, casi inconcebible: porque cuestiona todas las convenciones desesperadas que hemos ido acatando con los años; porque interpela dolorosamente la inocencia que también anidaba dentro de nosotros y nos hemos encargado de enterrar, bajo toneladas de desesperación.
El gran Leonardo Castellani escribía en uno de sus gozosos y dilucidadores artículos: «A medida que se va perdiendo el sentimiento de lo sacro, se han ido multiplicando las fiestas seudosacras sin contenido sacro; a causa de la ley biológica que dice: A medida que disminuye lo vivo, aumenta lo automático. (…) No se puede hacer reír a la gente por decreto; tampoco se la puede hacer sentir. Un hombre puede llevar al río un caballo; pero ni diez hombres pueden hacerlo beber si no quiere». Nuestra época pretende convertir la Navidad es una fiesta sin contenido sacro, envilecida de consumo bulímico y felicidad postiza; y sólo ha logrado matar lo vivo que había dentro de nosotros, esa infancia que pugna por asomar y que perece estrangulada, llenándonos de melancolía y depresión. Conviene recordar la célebre frase de Chesterton: «Quitad lo sobrenatural y no encontraréis lo natural, sino lo antinatural». Nuestra época ha expulsado a Dios de su seno; y lo que le pasa ahora es muy sencillo: no tiene a Dios. Y sin Dios el hombre no puede hacer cosas divinas; ni siquiera puede divertirse, pues sin Dios no hay comunión verdadera entre los hombres, y sin comunión verdadera no puede haber fiesta, sino depresión y melancolía, aunque sean disfrazadas de guasa y atracón de turrones. Que es lo que ocurre cuando se estrangula lo vivo que anida dentro de nosotros.
Deseo a las tres o cuatro lectoras que todavía me soportan una Navidad en la que la brisa de la inocencia (que es la brisa de lo sobrenatural) no deje de soplar en sus vidas.
https://www.xlsemanal.com/firmas/201...uel-prada.html.
Feliz y santa Navidad a todos los foreros!
«Una batalla sin tregua» por Juan Manuel de Prada para el periódico ABC, artículo publicado el 29/XII/2018.
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Hubo un tiempo en el que, al llegar la Navidad, las naciones en guerra decretaban una breve tregua. Todavía en 1914 se interrumpieron las hostilidades en los frentes; y los soldados franceses abandonaron las trincheras y avanzaron desorientados entre la niebla, como muertos convocados por la trompeta del Juicio Final, hasta encontrarse con los soldados alemanes, con los que intercambiaron cigarrillos, mientras les mostraban las fotos de sus novias o de sus hijos recién nacidos, mientras los abrazaban y palmeaban en la espalda enteca, y juntos lloraban, haciéndose la ilusión de que la guerra había terminado, o que no había empezado nunca. Después de aquellas breves treguas navideñas, los oficiales observaban que a los soldados les costaba mucho más volver al combate y disparar contra quienes hasta el día interior habían sido enemigos sin rostro. Así que las autoridades francesas y alemanas, para evitar que estas confraternizaciones efímeras apagasen el ardor guerrero de sus ejércitos, prohibieron las treguas navideñas. Había que mantener el odio encendido, para poder ganar la guerra.
Aquellos gobernantes malvados que decidieron prohibir las treguas en Navidad sabían lo que hacían. Y es que el amor, si es verdadero, siempre necesita encarnarse en alguien concreto (por eso la Navidad es la fiesta del amor por excelencia), necesita abrazar a su destinatario; mientras que el odio puede prescindir tranquilamente de la persona concreta y dirigirse contra cualquier entelequia o realidad abstracta, contra una muchedumbre o una estadística. Pero nuestra época, tan sibarítica en sus expresiones de maldad, ha instaurado algo mucho más abominable que el odio, que es un simulacro de amor que ya no se encarna en nadie concreto; un amor desencarnado que ama las entelequias y las abstracciones. Así, por ejemplo, en Navidad, se hacen exaltaciones amorosas de la «Paz», una «Paz» que, por supuesto, no es la que proclamaron los ángeles la noche de Navidad, sino más bien aquella paz proterva a la que se refería un cabecilla bretón llamado Calgaco, en frase inmortalizada por Tácito: Ubi solitudinem faciunt, pacem apellant («Allá donde crearon la desolación, lo llaman paz»).
Esta paz es la que pretendía, por ejemplo, Herodes; y para que no viniese ningún alborotador a alterarla exterminó a los recién nacidos (nuestra época, mucho más refinada que la herodiana, extermina a los nonatos; o, todavía más refinadamente, impulsa ideologías fundadas en el odio a la procreación). Nadie podrá negar que Herodes, como aquellos gobernantes que impidieron la celebración de treguas durante la Navidad, sabía lo que hacía. Pues el Niño que había nacido, a quienes los falsificadores de la Navidad presentan como un apóstol de la «Paz», venía en realidad a traer la espada y a incendiar el mundo, según declaró sin ambages cuando se hizo mayorcito. La Navidad no es, como pretende la maldad de los amantes de las abstracciones y el ternurismo de los pánfilos profesionales, una fiesta pacífica: «Las campanas que celebran el nacimiento del Niño -escribió Chesterton- suenan como cañonazos». Pues aquel Niño que nacía en una gruta venía a instaurar una guerra sin cuartel contra quienes como Herodes se encargaban de garantizar la pax romana: una paz pérfida fundada sobre la desolación, sobre la injusticia, sobre la mentira, sobre la iniquidad, sobre la abolición de la naturaleza, sobre el escarnio de las virtudes, sobre el exterminio de los inocentes, sobre la negación o envilecimiento de todo lo que aquel Niño venía a restaurar. Todo por lo que aquel Niño estaba dispuesto a batallar sin tregua.
Deseo una feliz batalla a las tres o cuatro lectoras que todavía me soportan.
https://www.abc.es/opinion/abci-bata...3_noticia.html.
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