Sobre la República Dominicana discrepo. Al margen de las circustancias históricas (fue el único país que luego de la independencia pretendió volver a formar parte de España) en 1992 fue uno de los países hispanoamericanos que más se implicó en la conmemoración de la gesta del quinto centenario. Y no es que el gobierno de Balaguer obligase a nadie a movilizarse (ese carácter no obligatorio de la movilización social es una de las principales características que diferencian a un gobierno autoritario de uno totalitario). Otra cosa seria Haiti, con el que se podría trazar a la perfección un paralelismo. Haiti es creación francesa donde casi nada de Francia se ha mantenido. El peor insulto que se puede lanzar a un dominicano de cualquier raza es "haitiano", así que el elemento racial no es determinante para establecer una identidad de la isla, pesando más en ambos casos la mitología nacionalista liberal. El sello de lo hispano donde mejor se nota en la República Dominicana es en el carácter católico de la civilización, son precisamente la cultura, las costumbres y la tradición católica de los dominicanos lo que sigue marcando su principal rasgo de identidad frente al pretendido influjo de lo anglosajón. Uno puede entrar en las catedrales de Santo Domingo, Santiago de los Caballeros o San Juan de la Maguana y encontrar una perfecta sintonía en el estilo con las construcciones de la época de las Españas aureas.
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