Por supuesto, yo también soy antidemócrata (si entendemos la democracia como todo el show esperpéntico de partidos y tal), aunque no soy amigo de dictaduras personalistas ni de absolutismos, salvo como soluciones provisionales para momentos de especial gravedad. Supongo que en todo esto opinamos si no igual, sí de modo muy parecido.
En la visión de Andalucía también coincido contigo y creo que lo preferible sería incardinar a los reinos de Jaén, Córdoba, Sevilla, Algeciras y Granada primeramente con los de Murcia y Toledo y también con Castilla... lo ideal sería revivificar la Corona de Castilla, pero con los vascongados veo casi imposible contar para un proyecto tal y los gallegos como que tampoco andan por la labor. Por otro lado, el exclusivo propiamente castellano (de Castilla nación) y su política idiomática de "castellano batua" y menosprecio de las variantes dialectales meridionales tampoco facilita las cosas.
No sé por qué motivo el tradicionalismo hispánico se opone al euskara batua o la normativización del catalán en base a las normas de Pompeu Fabra y al catalán hablado en el Principado, mientras que en el caso castellano sí que parece gustar lo de la normativización y el batua. Si el tradicionalismo hispánico defiende los dialectos de otras lenguas (llegando al esperpento de hablar de idiomas que no existen) ya estamos tardando en dignificar mediante un sano regionalismo las hablas andaluzas. ¿O es que hay una especie de doble rasero al respecto?
Luego está el tema de la Fe, que es clave (como te digo, la cuestión se verá resuelta según la ecuación de "tos moros o tos cristianos"). Urge la recristianización de España y la lucha contra la "Santa Desvergüenza" y otros pájaros de mal agüero (creo que entiendes por dónde voy). Supongo que todos tenemos que acercarnos más a Cristo... el pagano, el judío (mientras lo haga de verdad y no se dedique a judaizar), el ateo, el mal cristiano (yo el primero), etc.
O RECAPACITAMOS O VAMOS CUESTA ABAJO Y SIN FRENOS... Y MENOS MALO QUE ESTRELLARNOS ES QUE NOS FRENEN LOS MOROS, QUE NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA.
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