Sí que es sórdida la historia.
Yo vivo a 50 metros de la plaza de Chueca, entre las calles de Augusto Figueroa y Gravina; pero, como mi conocimiento del "ambiente" no va más allá de las puertas de los locales, no tenía ni idea de lo que se cocía dentro (y lo que me temía, no llegaba tan lejos).
Lo que conozco es lo que se ve por las calles. Hubo un verano en que, todas las noches, pasaba por la mía un tipo sin más ropa que un bañador ajustado y un chaleco.
También he visto a algún famoso.
Y cosas aún peores: en un par de ocasiones, he visto a un tipo acariciando a un perro (no preguntéis el qué) en la misma plaza de Chueca y a plena luz del día.
Para colmo, a la vuelta de la esquina tengo el local de la familia Bardem.
¡Ah, qué agradable es vivir en un barrio tan moderno!
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