Según publicó ayer El Periódico de Cataluña, y luego recogieron otros muchos medios, la Guardia Civil sancionó al chófer del vicepresidente del gobierno catalán, Josep Lluís Carod Rovira, por circular a 175 kilómetros por hora por la autopista AP-68, a la altura de Alagón (Zaragoza), en noviembre del pasado año
El coche en el que viajaba Carod-Rovira superaba en 55 kilómetros la velocidad máxima permitida en la autopista -120 kilómetros/hora-, por lo que los agentes de la Guardia Civil detuvieron el vehículo y procedieron a identificar al conductor, un policía autonómico que se identificó como tal. Los guardias civiles procedieron a imponer la multa, después de confirmar que, efectivamente, se trataba de un coche adscrito a la Generalitat de Cataluña.
El rotativo indicaba que en marzo de este año llegó a la Jefatura Provincial de Tráfico de Zaragoza un pliego de descargo en el que se argumentaba que los agentes que conducían el vehículo oficial estaban haciendo un servicio urgente y llevaban encendida la sirena.
Esa información fue negada por los agentes y, en todo caso, se desestimó la argumentación y se confirmó el castigo al conductor que trasladaba a Carod, quien no tiene carnet de conducir.
El departamento de Vicepresidencia de la Generalitat, consultado sobre este hecho, no ha confirmado ni desmentido el mismo ni si finalmente la Generalitat deberá abonar o ya lo ha hecho la multa de 450 euros.
El propio Carod-Rovira eludió hacer comentarios sobre este incidente al ser preguntado ayer por un periodista durante la celebración del Foro Catalunya Mon en Barcelona.
Todas estas irregularidades, abusos y despilfarros los hacen con nuestro dinero. Como el alcalde de Sevilla, que la semana pasada se fue a Barcelona a ver un partido y se hizo llevar el coche oficial hasta allí. Me alegro por la merecida multa. Pero la multa no la pagará el impresentable Carod. La habrá pagado o la pagará la Generalitat. Es decir, seguirán pagando los catalanes.
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