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Tema: Ansón: de joven antiliberal a las mentiras “demócraticas” sobre D. Juan de Borbón

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    Ansón: de joven antiliberal a las mentiras “demócraticas” sobre D. Juan de Borbón

    El famoso e influyente periodista y escritor Luis María Ansón fue, en su juventud, furibundo monárquico juanista "a la antigua": maurrasiano, antiliberal, antidemócrata..., hasta que (Vaticano II por medio) "evolucionó" como tantos y tantos de la época, y, a sus 30 años de edad, pasó a ser monárquico juanista "demócrata" (y, por tanto, antifranquista, como mandaban los cánones).

    Ansón publicó, en 1994, el libro "Don Juan", un panegírico a su idolatrado don Juan de Borbón (al que él llama, erre que erre, "rey Juan III"), padre del rey Juan Carlos, que había fallecido el año anterior.

    La característica de la obra, (dirigida a lectores modernos, ignorantes de aquellas épocas y por tanto manipulables) fue hacer de don Juan de Borbón, también, "un demócrata de toda la vida", ocultando (mintiendo) sus consabidas simpatías hacia, digamos, principios y sistemas políticos tradicionales que sostuvo hasta pocos años antes de morir Franco, y no sólo él sino también la mayoría de sus consejeros en Estoril.

    Ricardo de la Cierva no pudo menos que replicar a las innumerables falsedades del libro sobre el asunto...

    ***

    ¿Era demócrata don Juan de Borbón?


    Ricardo de la Cierva , Reflexiones sobre el "Don Juan" de Luis María Ansón

    "Frente al Generalísimo Franco, a quien Luis María Anson llama reiteradamente dictador, “caudillo” en sentido despectivo, “príncipe de los Ejércitos”, como si rezara el Sanctus, y toda la gama de insultos, desprecios, frustraciones y abominaciones imaginables e incluso algunas no imaginables, Anson presenta en su libro “Don Juan” a los tres grandes enemigos de Franco -don Juan, don Pedro (Sainz Rodríguez) y don Luis María- porque, curiosamente habla de sí mismo en tercera persona, como César, aunque lo de César se lo atribuye constantemente a Franco- como tres grandes demócratas de toda la vida.

    Como Anson es no sólo inteligente sino muy inteligente, se da cuenta de que tal atribución es una enormidad y entonces la disimula con tanta insistencia como poco éxito. De don Juan y de don Pedro dice que han tenido siempre como ideal a la Monarquía inglesa, y cuando se refiere por encima a algunos escritos propios de los años cincuenta, cuando inició su actividad política, los descarta como mutilados por la censura y trata de convencernos de que sus escritos, de verdad, los que valen, arrancan en 1966 con el famoso artículo “La Monarquía de todos” en el que proclama, ahora sí, la Monarquía democrática.

    Lo malo es que para 1966 (…) el ala liberal del “juanismo“ era muy minoritaria en el Consejo Privado.

    La conversión democrática de don Juan, don Pedro y don Luis María no se produce hasta 1965/66 y el taumaturgo, que la consigue es José María de Areilza, quien como todo el mundo sabe provenía desde los años treinta, del más fervoroso y antidemocrático franquismo, pero que con su gran inteligencia, su inmensa cultura y su capacidad de orientación -sin excluir, como en todo buen político, fuertes dosis de oportunismo- había captado en sus importantes misiones diplomáticas al servicio de Franco que la solución monárquica debía enmarcarse en la democracia plena y no en la Edad Media que era donde vegetaban hasta entonces don Juan, don Pedro y don Luis María así como casi todo el resto del Consejo Privado.

    • Por eso hubo un momento en mi atenta lectura del libro de Anson en que estuve tentado de titular este capítulo como me reclamaban los enemigos de mi amigo, es decir, Anson miente. Cuando vi que en la página 427 soltaba, intemporalmente, esta falsedad:

    “Don Juan, pues, era monárquico. Su idea de la Monarquía, hoy, aquí en España, en Europa, la desarrollaba con claridad. La soberanía nacional reside en el pueblo. Esa es la columna vertebral de la democracia. A través de la voluntad general libremente expresada se forma el Parlamento, encargado de hacer las leyes, y el Gobierno, al que corresponde la gestión ejecutiva. Así ocurre en todas las democracias realmente entendidas, sean monarquías o repúblicas”.

    Es decir que, para Anson, la Monarquía que, intemporalmente, deseaba don Juan, no era la inglesa sino la de Rousseau -la voluntad general- que, como todo el mundo sabe, propuso su modelo democrático para un marco cantonal. Luego, para arreglarlo, completa tan idílico cuadro con la teoría del “sufragio universal de los siglos” en que, por supuesto, se incluye la Monarquía del despotismo ilustrado, la Monarquía absoluta y la Monarquía medieval.

    • Don Juan de Borbón no fue un demócrata. Durante la mayor parte de su vida. En 1935, con motivo de su boda, se inclinaba abiertamente en favor de la antidemocrática Acción Española. Luego quiso combatir durante la guerra civil y no dos, sino tres veces; y en el bando nacional (lo mismo que en el rojo) se defendía todo menos la democracia. El 28 de enero de 1946 firmó en Estoril un documento constitucional, las Bases Institucionales de la Monarquía Española, que reproducen en sus libros Gil-Robles y Sainz Rodríguez, coautores, del texto.
    En la base primera se consagran como postulados “esenciales y no discutibles ni revisables” la Religión católica, la unidad sagrada de la Patria y la Monarquía representativa. No aparece por Base alguna la soberanía nacional. El Rey puede disolver las Cortes y él es quien nombra al jefe del Gobierno y a los ministros. El Rey es quien hace las leyes “con la necesaria colaboración de las Cortes”. Sólo un tercio de las Cortes será elegido por sufragio popular, pero el Rey podrá “proceder a una renovación total del cuerpo legislativo”.

    Esta es la clave de la Monarquía de don Juan; que no es democrática sino orgánica. Esta era la Monarquía de don Pedro, que contribuyó al texto. Y la de don Luis María, porque las Bases Institucionales no fueron jamás derogadas por don Juan, nunca, ni siquiera cuando al acercarse la sucesión de Franco empezó a hablar de democracia.

    Y el 19 de febrero de 1960, en carta que reproducen Gil-Robles y Sainz Rodríguez, don Juan va todavía más allá:

    Desde entonces, durante toda esta etapa próxima, con palabras y con hechos, he exteriorizado mi respeto a la realidad política de España mediante mis entrevistas con V.E. (Franco), la educación en España de mis hijos el Príncipe y el Infante don Alfonso (q.e.p.d.), mediante la total abstención de cualquier actividad política concreta y mediante la explícita y reiterada aceptación de los principios de la Monarquía Católica, tradicional, social y representativa, que es la que proclama también la Ley de Principios del Movimiento Nacional de 7 de mayo de 1958”.

    Y a continuación, don Juan cita otros dos actos en que ha ratificado la misma actitud.

    • En una de sus más peregrinas y arbitrarias teorías, Luis María Anson dice que las cartas de don Juan carecen de todo valor porque en ellas sólo trataba de engañar a Franco; que lo único válido son los pronunciamientos oficiales públicos. Pues bien, las Bases Institucionales de Estoril son un pronunciamiento oficial y público, como los otros dos actos citados en la carta de don Juan. Y decir que don Juan sólo escribe sus cartas para mentir a Franco (tesis que recoge, ridículamente el discípulo de Anson, Toquero, a quien por cierto Anson trata despectivamente en su libro) equivale a proclamar que aquel a quien Anson llama Rey es un político mentiroso, y que su palabra no es palabra de Rey sino de charlatán. Las cartas de don Juan son auténticas y reflejan su pensamiento claramente. En este sentido las reproducen López Rodó, Gil-Robles y Sainz Rodríguez. Anson no es quién para desautorizar a su Rey ni a sus jefes en la causa monárquica. Negar validez a las cartas de don Juan es tacharlas de falsificaciones; no me extraña que Anson se lleve tan bien con Preston.

    • Pero hay más. Como he demostrado documentalmente en “Franco y don Juan” (p. 614), en 1960 y por dos veces el Consejo Privado de don Juan rechazó la democracia liberal. Y el 10 de julio de 1961, don Juan, de acuerdo con ese criterio, dice a Franco que:

    Tengo que proclamar la vinculación de la Monarquía con el Alzamiento de 1936… El sistema político de constitución abierta que hoy rige y que será heredado por el régimen futuro, me permite afirmar, sin hacer violencia alguna a mi pensamiento, mi adhesión a los Principios y Leyes Fundamentales del Movimiento”. (Ibid. P. 620).

    Como he demostrado en el mismo libro (p. 645) el lento viraje de don Juan en dirección a la democracia se produce a partir de 1964, cuando José María de Areilza, el antiguo defensor del totalitarismo (Antonio Garrigues) se convierte a la democracia y empieza a adquirir gran influencia en Estoril; y de 1965, cuando don Juan acude a Roma y el Papa Pablo VI, profundo enemigo de Franco, recomienda al Conde de Barcelona que oriente a su futura Monarquía hacia una democracia de partidos. Pero ni aun entonces ni nunca derogará don Juan las Bases Institucionales (y antidemocráticas) de la Monarquía Española.

    • El 18 de enero de 1993, cuando don Juan ya entraba en agonía, el rey Juan Carlos le entregó la medalla de Oro de Navarra “por su labor en favor de la democracia” (El País, 19.1.93. p. 17). El original presidente del gobierno navarro, don Juan Cruz Alli (que siempre me ha parecido uno de los políticos más equívocos de la transición), explicó el 18 de enero en “ABC” “Las razones de una medalla” que es un texto plagado de falsedades históricas. Don Juan merecía esa y otras mil medallas por su patriotismo y por su sacrificio. Pero por su labor permanente en favor de la democracia, no.

    Unos días antes, el 15 de enero, “Ovidio” (Anson) tiene la desfachatez de insertar en “ABC” un suelto titulado “Monarquía democrática” que es un tejido de falsedades y que se abre con una mentira gordísima:

    Desde 1941, don Juan defendió nítidamente una Monarquía constitucional basada en la democracia pluralista al estilo de la inglesa o la belga”.

    Entonces, ¿por qué firmó en 1946 las Bases Institucionales, que se parecen a la Monarquía inglesa y a la belga como un huevo a una castaña?

    Renuncio, por respeto a don Juan, a rebatir lo que le hacen decir sus mentores de 1993. Todo ha quedado clarísimo en las propias palabras y actuaciones de don Juan, las privadas y las públicas" (…)


    Ricardo de la CIERVA (1995)


    Última edición por ALACRAN; 08/10/2021 a las 20:59
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    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

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    Re: Ansón: de joven antiliberal a las mentiras “demócraticas” sobre D. Juan de Borbón

    “LA HORA DE LA MONARQUÍA” (1958), obra imborrable y gloriosa de juventud de Ansón, que retrata su pasado reaccionario silenciado desde que se destapó como liberal a mediados de los años 60.

    Continúa escribiendo Ricardo de la Cierva en 1995 sobre Ansón (por entonces director de "ABC"):

    LA HORA DE LA MONARQUÍA”

    "Luis María Anson fue elegido en los años cincuenta presidente de la Juventud Monárquica que, bajo su dirección, se enfrentó valerosamente, con despliegue paramilitar contra la juventud del SEU que dirigía Jesús Sancho Rof y contra las Juventudes Carlistas a las órdenes de José Miguel Ortí Bordás. Las vueltas que da el mundo, pero aunque estamos en la realidad seguimos en la leyenda. Combatió contra los camisas azules de Sancho Rof después de un desfile de la victoria en que don Juan Carlos, entonces en la Academia General militar, actuó como abanderado. Pero la pugna no fue violenta sino una competición de abucheos que dedicaban al Príncipe tanto los jóvenes falangistas como los jóvenes juanistas, y hablo por el testimonio de uno de los presentes. (El anterior combate entre parecidas huestes tuvo lugar a silletazos en la Castellana, con Leopoldo Calvo Sotelo en el bando juanista y Rodolfo Martín Villa en el falangista, como ya referí en una ocasión).

    Sin embargo, el despliegue de Anson contra los muchachos de Ortí Bordás fue ya netamente a favor del Príncipe cuando vino a estudiar en la Facultad de Derecho de Madrid. En esta ocasión la estrategia de Anson fue tan eficaz que puso en desbandada a los carlistas, por lo que recibió felicitaciones de don Juan y de todos los jefes de la causa monárquica.

    No todo eran asonadas callejeras. En 1958 yo compaginaba mis estudios del doctorado en Ciencias con los de Filosofía y Letras enfrente. La política me importaba un rábano y aquellas peleas me parecían simples chorradas pero por simple curiosidad compraba algunos libros para orientarme un poco. Uno de ellos, que guardo como oro en paño, lleva esa misma fecha, se titula “La hora de la monarquía” y su autor es Luis María Anson (ya sin acento en la o, la cosa viene de lejos). El libro está dedicado a uno de los mayores enemigos de la democracia que jamás haya alentado en España, don Eugenio Vegas Latapie, letrado del Consejo de Estado, al que tuve el honor de tratar fugazmente y de leer con enorme atención, porque sus dos libros de República y guerra, dentro de su integrismo radical, son fundamentales y apasionantes.

    El libro de Anson se inscribe en una época en que don Juan, don Pedro y la Corte de Estoril profesaban ardientemente las Bases Institucionales de la Monarquía y, por tanto, eran tan enemigos de la democracia liberal como Vegas. Y, por supuesto, como el Anson de entonces.

    Editaba el libro la editorial monárquica “Círculo” de Zaragoza. Anson sometió la obra, libremente, a la censura eclesiástica que firmó el padre Sipón de las Escuelas Pías; y obtuvo el imprimátur de don Praxedes Alonso. Abre su tratado con una estupenda diatriba contra la Revolución francesa (tesis con la que estoy plenamente de acuerdo) y luego arremete contra los fundamentos de la democracia: “La expresión de la voluntad general a través del sufragio universal” (p. 20). El contraste con lo que acabamos de ver en “Don Juan” es tremendo; recordemos el reseñado párrafo de la p. 427: “La soberanía nacional reside en el pueblo. Esa es la columna vertebral de la democracia. A través de la voluntad general libremente expresada”. Sin embargo, para el Anson de 1958 el liberalismo era exactamente lo mismo que el totalitarismo: “Para algunos el totalitarismo es lo contrario del liberalismo. Y, sin embargo, tienen una misma e idéntica esencia. Porque si no se admite el poder divino y el orden sobrenatural, ¿qué más da la Asamblea que el tirano, qué diferencia hay entre que mande uno o quinientos, entre el absolutismo de uno o el de la mayoría parlamentaria?” (p. 21).

    En el ABC de hace unas semanas (1995) Anson ha celebrado el centenario de Voltaire con más entusiasmo que “El País”; pero en 1958 clamaba contra “su inextinguible sectarismo anticristiano” (p. 36). Ante la Asamblea Nacional francesa nuestro Rey se ha declarado discípulo asiduo la Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano; pero el Anson de 1958 abominaba de ella al fustigar el “principio fatal de la soberanía del pueblo(p. 42). Luego se declara adversario de la libertad religiosa y en cuanto a la libertad de enseñanza, “nada existe más peligroso para el catolicismo que este principio, hijo bastardo de la Revolución” (p. 58). El capítulo contra el liberalismo es terrible. Anson defiende, la tesis de Sardá en “El liberalismo es pecado” (p. 66). El Anson de 1994 se extasía cuando contempla a don Juan departiendo en Portugal con Ortega y Gasset; pero para el Anson de 1958 “basta citar el caso del popular y conocido escritor Ortega y Gasset, cuya falta de base doctrinal y filosófica ha sido demostrada en reciente libro por el P. Santiago Ramírez” (p. 70).

    Pero al Anson de 1958 le molesta todavía más la democracia cristiana. “El liberalismo católico y la democracia cristiana han sido usados por la Revolución como caballos de Troya con la intención de destruir la Iglesia desde dentro” (p. 77). El Anson de 1994 es un abanderado de la Monarquía liberal; pero para el Anson de 1958 “La monarquía liberal es la táctica que emplean los republicanos para llegar más fácilmente a la República” (p. 80). Después se opone, brillantemente, a la Dictadura, al totalitarismo y al comunismo.

    Defiende luego, con plena coherencia, la Monarquía Representativa de las Bases Institucionales. Analiza con hondura los peligros de la República. Rechaza a los partidos contrarios al ideal cristiano (p. 209). Llama “mortífero” al sistema de partidos surgido de una democracia (p. 217). Cierra el libro de 1958 con una larga lista de intelectuales monárquicos, de los que hoy no aparece ni la sombra en ABC.

    Estas ideas, fiel comentario a las Bases Institucionales, son las que a favor de la Monarquía representativa y orgánica (Anson emplea expresamente este término) profesaban don Juan, don Pedro Sainz, don José María Gil Robles, la corte de Estoril y el Consejo Privado casi en pleno (algunos de sus miembros se situaban más a la derecha). Como interpretaría don Juan, con su autoridad suprema, muy poco después, ya lo hemos visto, estas ideas coinciden con las de los Principios Fundamentales del Movimiento promulgados, entonces mismo, por Franco (que recibió por ellos una felicitación expresa del padre Escrivá de Balaguer, la cual he reproducido en mi “Franco y don Juan”).

    En este libro solo pretende iluminar la trayectoria de Luis María Anson y de don Pedro Sainz Rodríguez para comprender mejor el “Don Juan” de Anson. Ya he insinuado que don Juan y sus dos servidores experimentaron una conversión democrática en 1964/1965, por influencia de Areilza y de Pablo VI, una verdadera mutación de la Anson no dice una palabra en su libro. Por parte de Anson, esa mutación desembocaría en su actual actitud en ABC, donde no aparece ni la presencia ni la evocación de los grandes intelectuales monárquicos que tanto admiraba en 1958, ni de los intelectuales y políticos que intentamos y realizamos la reforma democrática a partir de esa misma fecha, e incluso antes en muchos casos; quienes reinan ahora en el diario monárquico son los poetas y escritores comunistas, socialistas, liberales y como denominador común, antifranquistas. Cómo se ha llegado a esta situación (...) la respuesta puede explicar muchas cosas, quizás demasiadas, para la historia de la transición. (...)"

    Ricardo de la Cierva (1995)

    Última edición por ALACRAN; 26/10/2021 a las 22:21
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    Re: Ansón: de joven antiliberal a las mentiras “demócraticas” sobre D. Juan de Borbón

    Por último, analiza Ricardo de la Cierva el antifranquismo visceral de Ansón:

    Anson “el peor enemigo del Régimen”

    "Para completar este capítulo sobre la vida legendaria de Luis María Anson me falta un rasgo esencial: exponer las razones de su virulento antifranquismo, que, al no reprimirse para la Historia, es uno de los gravísimos defectos de su libro, aunque ese antifranquismo resulte comprensible por la torpeza y la injusticia del régimen de Franco en el “caso Anson” de 1966.

    En sus conversaciones íntimas con su pariente ayudante Franco Salgado, el Caudillo llegó a decir que Anson actuaba como si fuera el peor enemigo del régimen. Reprobó la presencia de varios generales en una conferencia de Anson y reaccionó con injustificada dureza ante el más famoso de los artículos que Anson ha publicado en su vida, “La monarquía de todos”, que apareció en ABC el 21 de julio de 1966 y revelaba ya la definitiva conversión de Anson -y por tanto de don Juan y la causa monárquica de Estoril- a la Monarquía democrática, en toda la extensión de la palabra: a la monarquía que Anson había reprobado en 1958, de pleno acuerdo con don Juan, el cual desde 1946 había proclamado la Monarquía orgánica de las Bases Institucionales, virtualmente idéntica, como explicó con su firma el propio don Juan en 1960 y 1961, a la Monarquía de los Principios Fundamentales del Movimiento.

    (…) Fraga, en la plenitud de su energía aperturista y de su aceptación popular, acababa de conseguir, el 18 de marzo de ese mismo año 1966, la aprobación de la ley de Prensa e imprenta, que derogaba la ley totalitaria y regresiva trazada por Serrano Suñer en 1938. La ley no salió tan abierta como Fraga y su eficaz subsecretario liberal Pío Cabanillas deseaban, pero marcó un impulso irreversible hacia la democratización del régimen (...) Sin embargo, las irresistibles presiones que se suscitaron dentro del régimen y del Gobierno contra la ley Fraga, impusieron el ambiguo y nefasto articulo 2 y obligaron a Fraga a asegurar a uno de los principales contradictores, el general Camilo Alonso Vega, algo muy imprudente: “Con esta ley puedo secuestrar el ABC cuando sea necesario” (...)

    Eso es exactamente lo que hizo Fraga al leer “La Monarquía de todos”. La indignación de Franco contra el artículo y contra el joven autor fue homérica y aunque no le condenó formalmente al exilio, la dirección de "Prensa Española" juzgó conveniente aconsejarle que se quitara de en medio durante una temporada.

    Anson, recién casado, viajó por África y Extremo Oriente, se asomó a la guerra del Vietnam y reunió datos para escribir el único de sus libros que encandila Javier Tusell, “La negritud”. La experiencia fue importante para Anson, pero traumática. Un periodista joven, mimado por la corte de Estoril y por las fuerzas vivas del propio régimen (…) apreciadísimo en la alta sociedad madrileña, indiscutible estrella del nuevo periodismo, tenía que interrumpir su carrera, se veía arrojado a las tinieblas exteriores, apartado de la vida española en un momento trascendental, tratado como un proscrito indeseable y todo por defender una causa noble y justa de forma moderada, nada agresiva aunque chocase con las intangibles esencias de un régimen que progresaba en lo económico y lo social pero se estancaba en la incertidumbre inmovilista de lo político.

    Inevitablemente, Anson concibió un odio profundo contra Fraga, a quien nunca perdonaría haberle utilizado como conejo de Indias para demostrar al bunker los resquicios totalitarios de su ley aperturista. Andando los años Anson logró dominar, aunque nunca del todo, su aborrecimiento contra Fraga (...) Pero con Franco, a quien atribuía en definitiva (con razón) su provisional desgracia de 1966, no supo ni quiso olvidar su odio. En todas y cada una de las páginas de Don Juan rezuma un odio visceral, absoluto, ciego contra Franco. Tanto más intenso cuanto que hubo de reprimirse durante muchos años. Al odio personal de Anson se sumaron, en la misma caldera, el odio institucional del joven monárquico al ver cómo Franco marginaba, humillaba y descartaba a don Juan (...) Y el odio todavía más peligroso, maquiavélico, entre angélico y satánico, que desde 1939 albergó contra Franco, el gran maestro y mentor de Anson, don Pedro Sainz Rodríguez.

    (…) En todo caso, creo que el odio absoluto de Anson por Franco (cuya magnitud nunca había sospechado yo hasta leer Don Juan) no es precisamente una credencial de objetividad histórica y perjudica muy gravemente a la credibilidad del libro. Para Anson, Franco es un católico intermitente, que aborreció a su padre, vivió siempre empequeñecido y acomplejado. Un militar mediocre, que en la guerra de España subordinó la estrategia a la ambición política. La única virtud que le reconoce es un valor frío, inquebrantable e inconmensurable. No le reconoce ni patriotismo ni sentido monárquico. Le considera muy a gusto en la República desde 1933 y cree que sus negativas a los alocados proyectos de 1934 y 1935 se deben a complacencia con la República. El odio de Anson contra Franco es tan absoluto que cuando quiere abominar de Franco a través de argumentos históricos escoge, se apunta, se recrea en las fuentes antifranquistas menos fiables y muy especialmente en dos de los libros más deleznables que jamás se hayan escrito contra Franco: la "Historia de un mesianismo" de Luciano Rincón, prontuario de antipsicología barata y sobre todo, la antibiografía de Preston (…)

    Parece mentira cómo el odio ha podido nublar hasta ese extremo el indudable sentido crítico de Anson, que tantas veces brilló entre las fantasías de la corte de Estoril. El capítulo XV del libro de Anson, que se titula con un insulto, Franco el hitleriano es una antología de la falsedad histórica, dependiente de Preston con carácter casi servil. (...) Si hay algún calificativo que no convenga a Franco es el de “hitleriano”. Preston ha engañado a Anson: a los dos les une el desprecio y el odio contra Franco, que no es precisamente una garantía histórica. No me hará caso, pero creo que el libro de Anson ganaría muchísimo si se decide a reescribir, de la cruz a la fecha su capítulo XV" (...)

    Ricardo de la Cierva (1995)
    Última edición por ALACRAN; 04/11/2021 a las 14:53
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    Re: Ansón: de joven antiliberal a las mentiras “demócraticas” sobre D. Juan de Borbón

    Este personajillo o personajazo abyecto, lo mismo se deshace en elogios con el "marqués de Galapagar" [1] como pone el grito en el cielo cuando cree que peligra su admiradísima república coronada [2]. Una cosa está clara, si llegara el caso, yo como patriota no movería ni un dedo para proteger a sujetos de esta calaña (y muchísimo menos sus bienes "legítimos") llegado el caso. Que se protejan ellos de los rojos cuando corresponda; gastándose el dinerito que tienen. Hace buena pareja con el lameculos de Pedro Jota Rameras; siempre lo he pensado.

    Ahora mismo estoy viendo al otro interfecto soltando sandeces en la televisión de "la secta". Menudo circo de payasos era esa "élite" periodística que tuteló la Transición; de aquellos polvos (blanquecinos) estos lodos (negros). Uno fue de ABC y el otro de Diario 16.

    [1]
    https://www.ondacero.es/noticias/tel...0015cb6ee.html

    [2]
    https://www.lasexta.com/programas/se...00122670b.html
    Última edición por DOBLE AGUILA; 07/11/2021 a las 02:57
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  5. #5
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    Re: Ansón: de joven antiliberal a las mentiras “demócraticas” sobre D. Juan de Borbón

    A diferencia de los políticos, que aun siendo basura, pueden airear cierta dignidad, a los directores de periódicos no les salva nada, lo mas patético es que van como de ideólogos e indicadores de tendencia política mientras por otro lado deben regodearse en cotilleos, menudencias, moda, farándula, etc. Un pastiche vomitivo que a ciertas edades pasa factura, no sin antes haberles convertido en personajes de chirigota, como a este Ansón (con acento en la ó) o al director que mencionas cuyas "secretas intimidades" escandalosas reveló aquella tal Exuperancia Rapú, hace un tiempo...
    (...) "Una mujer ingresó el viernes en la prisión de Carabanchel, acusada de descubrir y revelar secretos de la intimidad del director de El Mundo, Pedro J. Ramírez. La detenida, Exuperancia Rapú Muebake, se encuentra a disposición de la juez Ana Revuelta... La juez se basó en el artículo 197 del Código Penal, que en su apartado 5 castiga con una pena de entre dos y cuatro anos a quien revele la ideología, religión, creencia, salud, origen social o vida sexual de otro sin su consentimiento".
    O sea, que el gran desvelador de secretos ajenos, el muñidor electoral de Aznar, el mejor asesor de Villalonga, el paladín de la transparencia,. quiere ocultar sus secretillos. Él, sostenedor con irrefutables argumentos de que "los hombres públicos no tienen vida privada", remueve y moviliza Roma con Santiago, justicia y policía, que parecen estar a sus órdenes, porque hay unos vídeos., Pero ¿en qué lo involucran?, ¿en qué posturas han retratado a este san Antonio?, me pregunto. Me lo pregunto y llamo a un amigo periodista, generalmente bien informado, miembro activo del mentidero madrileño. Y lo hago en buena hora, pues me invita a comer, y comemos.
    El vídeo te lo pongo después de la comida, que no quiero yo quitarte el apetito -me dice nada más entrar en su casa.
    - Es muy fuerte -me dice su mujer mientras me da la bienvenida.
    - Es curioso -insisto- este caballero que ha publicado en su periódico cuanto le ha venido en gana. Por ejemplo, las cintas del Cesid, robadas, incluyendo todo tipo de conversaciones privadas, sin que ninguna juez Ana Revuelta ni fiscal general alguno hayan tenido a bien mover un solo dedo en defensa de los agraviados, pese a las denuncias de éstos ante los tribunales. El perejil de todas las salsas, el activista de todas las conspiraciones...
    - Los poderosos siempre se creen impunes hasta que son pillados como alguaciles alguacilados -me corta mi acogedor samaritano.
    Comemos y, ya tomando el café, vemos la película en un silencio espeso. "¡Madre mía!", acierto a decir por todo comentario cuando la tremenda proyección concluye. "Inenarrable", como diría el actor principal de la cinta que acabamos de ver. Quedo un rato callado. Nadie se atreve a romper el silencio. Para hacerlo, les cuento la procesión a la que acabo de asistir, y de pronto recuerdo otra, la procesión de un Jueves Santo en Carabaña.
    En aquélla, viéndola desde. un balcón, estaban, si no recuerdo mal, Aznar, Rato y Ramírez, el de marras, junto con sus señoras. ¿Qué opinará Ana Botella después de ver este vídeo? -pienso.
    No se trata de que un poderoso resulte, además, libertino. No se plantea una cuestión que atañe a la moral sexual, acerca de la cual cada uno tendrá su opinión, como la tienen, por ejemplo, los señores obispos, dueños de la emisora de radio en la que con gran empeño colabora este caballero. Se trata de un asunto psicológico, o psiquiátrico. De una actitud que explica muchas cosas de las que hace este señor cuando se quita el uniforme y ejerce de predicador.
    Las imágenes del vídeo pueden asustar, es cierto, pero lo que de verdad da miedo es la respuesta del Estado: juez, Fiscal general, policía, para ponerse a la tarea y a la orden del señor Ramírez. Se reimplanta la censura previa ("la juez Revuelta prohíbe al Ya la publicación de cualquier otro fotograma del vídeo objeto de las diligencias previas"). Se interviene la correspondencia. Se decreta prisión sin fianza para Exuperancia Rapú Muebake, etcétera, etcétera. En fin, que estamos ante un asunto de Estado, ya se ve. (...)
    La procesión y el vídeo | España | EL PAÍS (elpais.com)
    Última edición por ALACRAN; 07/11/2021 a las 13:50
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

  6. #6
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    Re: Ansón: de joven antiliberal a las mentiras “demócraticas” sobre D. Juan de Borbón

    Vimos más arriba cómo Ricardo de la Cierva desmentía el democratismo de don Juan de Borbón apelando a las Bases Institucionales de la Monarquía Española ("Bases de Estoril" del año 1946), firmadas por don Juan y que apelaban a una Monarquía orgánica similar a la que Franco proyectó instaurar en España (no a la monarquía liberal que luego ha resultado, debida a sucesivos perjurios):

    Estas eran aquellas Bases Institucionales:


    Bases Institucionales de la Monarquía Española de 1946

    (Estas Bases de proyecto constitucional fueron firmadas por Don Juan de Borbón, Conde de Barcelona, en Estoril, el 28 de febrero de 1946)

    1. Base primera

    Por exigencia de la Historia, la pervivencia y la paz de la Patria, la vida pública española descansará en los siguientes postulados esenciales, que no podrán ser objeto de discusión ni revisión:

    1. La Religión Católica.

    2. La unidad sagrada de la Patria.

    3. La Monarquía representativa.

    2. Base segunda

    La Religión Católica, Apostólica, Romana, profesada por la mayoría de los españoles, será también la Religión del Estado.

    Las relaciones entre la Iglesia y el Estado en materia mixta se regularán por medio de un Concordato.

    Nadie será molestado por sus creencias, ni constituirán éstas disminución en las prerrogativas de la ciudadanía.

    3. Base tercera

    Se reconocerá la personalidad propia de las entidades infra soberanas que integran el organismo nacional, así como la esfera de la legítima autarquía que de esa personalidad se deduce; pero sin que en caso alguno tal desconocimiento pueda suponer, directa ni indirectamente, mengua de la unidad intangible de la Patria o de la soberanía irrenunciable del Estado.

    4. Base cuarta

    Los derechos y libertades de la persona humana serán objeto de reconocimiento y garantía eficaz.

    Leyes especiales regularán el ejercicio de tales derechos, que deberán siempre armonizarse con los supremos principios que rigen la existencia e impulsan el perfeccionamiento de la colectividad nacional.

    5. Base quinta

    Se considerará función primordial del Estado proteger y estimular el trabajo en todas sus manifestaciones; impulsar una más justa distribución de los bienes, elevar el nivel de las clases más necesitadas, suplir las deficiencias de la acción privada en orden a asistencia y previsión, conseguir que el ejercicio de los derechos y deberes inherentes a la personalidad humana no se vean mermados por falta de capacidad o independencia económica, crear o favorecer la creación de las instituciones que organicen las distintas profesiones sobre la base de la cooperación de los varios elementos que las forman.

    6. Base sexta

    La Monarquía española será representativa, moderada por limitaciones éticas y legales, y hereditaria.

    7. Base séptima

    El Rey ejercerá sus prerrogativas asistido por un Consejo del Reino, cuyo parecer podrá solicitar siempre que quiera, y cuyo dictamen deberá necesariamente pedir cuando se trate de la disolución extraordinaria de las Cortes; del nombramiento y separación del Jefe del Gobierno; de la declaración de guerra y conclusión de paz; de la negativa de sanción en las leyes votadas por las Cortes; de la promulgación de Decretos con fuerza de Ley exigidos por circunstancias excepcionales, y, en general, de cuantos asuntos graves afecten a la interpretación de las leyes fundamentales de la Monarquía, las directivas de la política exterior, las normas básicas de la economía nacional, el mantenimiento del orden público y la defensa de la Nación.

    El Consejo del Reino, cuyo funcionamiento será regulado por la ley orgánica correspondiente, estará integrado por terceras partes, por miembros por derecho propio, de nombramiento de la Corona y electivos.

    8. Base octava

    La función de hacer las leyes corresponderá al Rey, con la necesaria colaboración de las Cortes.

    Las Cortes estarán constituidas por un solo Cuerpo legislador. Un tercio de sus miembros será elegido por sufragio popular directo; otro, por los municipios y provincias integrantes de la nación, y el tercero, por las entidades culturales y profesionales.

    Una ley especial regulará el procedimiento electoral.

    Las Cortes serán renovadas parcialmente, cesando en cada renovación la tercera parte de cada una de las tres categorías de diputados.

    En circunstancias excepcionales, el Rey podrá proceder a una renovación total del Órgano Legislativo.

    En casos de indudable urgencia y necesidad, el Rey podrá promulgar Decretos con fuerza de Ley, con la obligación estricta de someterlos a la ratificación de las Cortes en la primera reunión de éstas.

    Corresponderá en todo caso a las Cortes la votación de los presupuestos y leyes tributarias.

    9. Base novena

    El Rey ejercerá la función ejecutiva con la obligada asistencia de los ministros responsables, que refrendarán todos los actos del Monarca.

    Sin perjuicio de la responsabilidad del Estado, los ministros serán individualmente responsables por sus actos propios, y colectivamente, mientras ejerzan el cargo, por las resoluciones del Consejo de Ministros.

    10. Base décima

    La función judicial se ejercerá en nombre del Rey por los Jueces y Magistrados. La Ley garantizará la efectiva inamovilidad e independencia de los encargados de administrar la Justicia.

    11. Base undécima

    Para amparo de los derechos de la persona y garantía de los intereses de la Nación, se instituirá un amplísimo sistema de recursos judiciales contra las posibles extralimitaciones del Poder público, y en especial, los recursos de inconstitucionalidad, contencioso-administrativo, por abuso y desviación de poder, y de responsabilidad civil de funcionarios.

    12. Base duodécima

    Las presentes bases serán sometidas a la voluntad de la Nación libremente expresada, sin perjuicio de que entren desde el primer momento en vigor aquellas prerrogativas que son inherentes al principio de legitimidad que encarna la persona del Rey.

    Estoril, 28 de febrero de 1946



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    Última edición por ALACRAN; 24/12/2023 a las 12:04
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

  7. #7
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    Re: Ansón: de joven antiliberal a las mentiras “demócraticas” sobre D. Juan de Borbón

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Tampoco se privó el "demócrata" don Juan de Borbón de coquetear con el tradicionalismo carlista. El caso era meterse en todas las aventuras en que olisqueaba que podía sacar tajada para reinar.

    Ver este hilo:

    1957: Don Juan de Borbón, príncipe carlista
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

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