Repercusiones internacionales del caso Grimau
Tomado de aquí: http://www.generalisimofranco.com/vi...u/imprimir.htm
(...) "Pocos días después de la ejecución de Julián Grimau, abril de 1963, el Generalísimo en una conversación con su primo, el teniente general Francisco Franco Salgado-Araujo, lo explicó con tres expresiones muy medidas:
“Para todos fue doloroso tener que aprobar la sentencia, pero era un deber el hacerlo. Con frecuencia se conmutan penas cuando es grande el tiempo transcurrido desde que se cometió el delito; pero ahora estábamos ante un caso especial, el de un criminal jefe de checa que asesinó despiadadamente con terribles torturas a muchos españoles cuyas familias viven y claman justicia contra el feroz asesino de sus deudos. No había más remedio que aprobar la sentencia, y en esto está todo el consejo de acuerdo. Es verdad que el ministro de Asuntos Exteriores pronunció unas palabras diciendo que había que tener en cuenta la campaña que se desataría contra el régimen y contra mí en el extranjero. Le contesté que ello sería injusto y lamentable, pero que el cumplimiento del deber obligaba a que la sentencia fuese cumplida. No hubo la menor diferencia entre ministros militares o civiles, todos opinaron lo mismo.” El Caudillo recibió un gran número de telegramas del extranjero, pidiéndole el indulto del comunista Julián Grimau, demostración de la capacidad organizativa que el comunismo poseía en Europa.
Franco contestó personalmente al enviado por la reina Isabel de Inglaterra pidiendo el indulto, con las siguientes palabras: “Sin duda han sorprendido su buena fe, puesto que Grimau es autor de crímenes horrendos, y por lo tanto lamento no poder conceder el indulto.”
Decisiva fue, probablemente, la intervención de Nikita Kruschev que acababa de insultar al Jefe del Estado español: acceder a su demanda hubiera significado tanto como rendirse a las presiones del enemigo soviético.
Nadie se preguntó, al parecer, entre los gobiernos europeos por la razón de que los crímenes comunistas, por horrendos que fuesen, debían ser perdonados, mientras que los de los nazis se mantenían en vigor anulando deliberadamente las prescripciones.
Nadie en nuestra nación solicitó clemencia para el reo, cosa que suele ocurrir cuando hay condenas a muerte.
El encargado de negocios en Bogotá, Arturo Rey Egaña, envió una carta a los periódicos, explicando cómo bajo la égida de Grimau, siete hermanos de San Juan de Dios fueron asesinados en Barcelona, sin que sirviese de nada su pasaporte colombiano ni las protestas de su embajada. Cuando cuarenta y dos sacerdotes suizos enviaron una carta a Franco en protesta por la ejecución, el periódico “Ostschweiz” se preguntó por las razones de que no hubiesen hecho lo mismo cuando las numerosas ejecuciones y represalias que acompañaron a la revuelta húngara.
Esta evidencia del carácter político de las acciones, hicieron mella en los gobiernos europeos que eludieron actitudes directas. Las repulsas quedaron circunscritas a la Prensa y a la calle.
“Un movimiento de claro origen”
Bajo este titular, el diario “Madrid” del día 19 de abril de 1963, publicaba un comentario sobre el juicio y condena de Julián Grimau:
“En todo momento, Julián Grimau ha confesado y demostrado, no sólo su plena y total vinculación al partido comunista, sino su consagración como miembro activo de él. Al ser detenido por la policía de Madrid, él mismo, de su puño y letra, declara el 8 de noviembre de 1962 lo siguiente:
“Julián Grimau García, nacido en Madrid el 18 de febrero de 1911, hijo de Enrique y María, declaro ser miembro del Comité Central del partido comunista de España y que me encuentro en Madrid para el cumplimiento de mi deber como comunista.”
Precisamente desde el día siguiente a la fecha de su detención se inicia, en todas las emisoras comunistas de Europa y en la Prensa comunista del continente, una intensa y constante campaña a favor de Grimau. No hay día, desde entonces, que no pueda registrarse referencia sobre dicha detención mediante invención de hechos rigurosamente falsos y truculencias de todo tipo, al mismo tiempo que se moviliza a los partidos comunistas de aquellos países occidentales en los que el partido comunista es todavía permitido para promover actos de protesta que se traducen en la tópica y consabida utilización de cartas de protesta de autoridades relevantes de otros países, telegramas, cartas de la jerarquía católica, manifiestos conjuntos de intelectuales, protestas ante Embajadas de España en los distintos países, alocuciones de miembros destacados de los distintos partidos comunistas, suscripciones de “Socorro Rojo” a favor de las víctimas del partido encarceladas por la represión española, etcétera.
Tras de esto pueden registrarse, día a día también, la denominada “Operación amnistía”, campañas en las que, después de pedir clemencia por los imaginados millares y millares de presos políticos españoles, se termina por plantear siempre el caso concreto de Grimau.
Nos falta reseñar el curioso capítulo que forman conocido tópico de las “monstruosas torturas” a que los presos son sometidos; entre ellos, como es natural, figura siempre el lugar destacado, y como único nombre, el de Julián Grimau, con cuyo solo nombre se ha pretendido que llegue un momento en el que, por reiteración masiva y excesiva de la propaganda, se logre la asociación de constantes actitudes de terror, represalia e inconfesables sevicias por parte de las autoridades españolas, utilizando siempre, en largas referencias imaginadas, palabras como garras, furor, verdugos, bárbaros métodos, torturas, medidas policíacas, trato brutal, incansable lucha antifascista, medidas represivas, al mismo tiempo que se califica de “demócrata” toda actividad a favor de Grimau, apelando a lo que en la propaganda comunista se viene llamando “representantes honestos de la Iglesia” a favor de hombres como Grimau y frente a los que “hunden en las cárceles a hombres cuyo único delito es luchar por el bien de la patria”.
Las emisoras que más se han distinguido -algunas con información diaria sobre Grimau desde su detención hasta hoy- son: Radio Moscú, Radio Praga, Radio Belgrado, Radio España Independiente y Radio Varsovia. Asimismo lo han hecho publicaciones comunistas como; “L’Humanité” de París; “L’Unitá” de Italia; “Literaturnaya Gazeta”; “Poliktica”; “Rude Prado”; “Tribuna Ludu”; “Seinteia”; “Avanti”; “Pravda”; “Neues Deutschland”; “”Daily Worker”... campaña que culmina el 17 de abril de 1963 con la larga emisión de Radio Moscú mantenida en torno a los “slogans” siguientes: “Aún es tiempo para salvar a Julián Grimau”, “Solidaridad con Grimau”, y, por último, “Salvar a Grimau es la exigencia de los soviéticos”, que prueba la estrecha y bien probada vinculación de Grimau al comunismo.
Llegamos así al momento en que conforme a la técnica de la propaganda comunista, deben entrar en juego las mujeres, y éstas aparecen ya, enviando cartas, súplicas, telegramas, peticiones conmovidas, elogios encendidos, etc. Hasta atreverse a dar por muerto a Grimau el mismo Viernes Santo, al mismo tiempo que se cantan así sus “virtudes”, a pesar de sus numerosos crímenes y las más bestiales matanzas y torturas perpetradas por él en España. Oigamos a Radio Moscú del 17 de abril, de anteanoche:
“Grimau es la encarnación de las más altas virtudes del hombre español. Modesto, sencillo, abnegado, valiente. Su vida es un ejemplo de rectitud, de bondad, de entrega total a la causa de su pueblo, a la causa de la libertad.”
“Entre la tontería y el cinismo”
Así titulaba el escritor Tristán La Rosa el artículo que publicó el 22 de abril de 1963:
El juicio celebrado contra un dirigente comunista, cuya fama va unida al trágico renombre de una antigua “checa” barcelonesa y su ejecución, han levantado voces de protesta al otro lado de nuestras fronteras. Grimau se alistó en el partido comunista en octubre de 1936, marchó al frente dos años después, ingresó más tarde en la llamada “Brigada de Investigación Criminal”, en 1939 era jefe de la misma y responsable de una “checa” en Barcelona. Terminada la guerra escapó a Francia, fue a Méjico, vivió en Rusia y volvió a Francia. En unos países perfeccionó la técnica de agitación; en otros la puso en práctica, y en todos, a juzgar por sus propias palabras, actuó como un auténtico comunista.
Hace unos meses entró en España clandestinamente. Su única credencial era el ser miembro del partido comunista español. Trató de reanudar en nuestro país sus actividades de siempre. Pero fue detenido. Hace un par de días ha sido condenado por un tribunal competente. Tiene un nombre oscuro. La inmensa mayoría de los españoles lo desconocen. Incluso la mayor parte de las víctimas que martirizó e hizo torturar en su “checa” no lo han oído pronunciar jamás. Tampoco les es conocido a los parientes de aquellos a quienes arrebató la vida. Fuera de España -excepto en Moscú y en algunos otros lugares- nadie sabía de él. Hoy los comunistas de todo el mundo pronuncian su nombre con cadencias de rara admiración. Y pequeños coros bobalicones unen sus voces a las mismas. La tierna tontería de unos conmueve. Estremece el afilado cinismo de otros.
Varias veces hemos presenciado el intento comunista de convertir en mártires a oscuros desgraciados, perfectamente indiferentes a los dirigentes internacionales, cuya vida ha sido presentada como una pura heroicidad y cuyo último saldo con la justicia ha sido interpretado como la culminación de una existencia dedicada a los más puros ideales. El intento ha fracasado una y otra vez.”
http://www.generalisimofranco.com/vi...u/imprimir.htm
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