EL COMUNISMO. La hidra de las cien cabezas
Un estudio minucioso del conglomerado comunista, lucha armada y terrorismo, en la España de Franco
(I)
(El Alcázar. 26/01/1977).
Por Francisco J. DE URCI
NOS cuenta la mitología a través de una antigua fábula que, del emparejamiento de Tifaón, monstruo
representativo del huracán de vientos maléficos, con Equidna, nube tempestuosa según unos, o
serpiente según otros, hermana consanguínea de los perros rabiosos llamados Ortros, nació la Hidra
de Lerna, cuya representación tradicional tenía el aspecto de repulsivo y enorme dragón, poseedor de
siete, nueve, cincuenta o un ciento de largos cuellos, rematados en otras tantas cabezas.
La Hidra tuvo sus lares en las ciénagas de Lerna, junto al golfo de Argos, desde donde, taimadamente, se
lanzaba al ataque y destrucción de confiados rebaños y ubérrimas cosechas, siempre que la sorpresa o el
exceso de confianza de pastores y labriegos estaba de su parte. Según fuentes acreditadas de antiguos
textos, la Hidra con su «hálito fétido», infestaba toda la zona y causaba la muerte de aquél que respiraba
donde ella había estado.
Pronto corrióse la noticia de tragedia tan considerable y los prohombres mandaron emisarios con la
consigna de encontrar al elegido, capaz de acabar con la Hidra. No otro, sino el propio Hércules, fue el
designado para tan gran empresa. Pero en su lucha con el monstruo, el campeón observó que por cada
cabeza que cercenaba, le brotaban dos nuevas.
Estudiada la lid con más detenimiento y ayudado por su fiel criado Ióleo, Hércules consiguió dar un tajo a
la Hidra en la cabeza principal, de la que se decía era poseedora de inmortalidad. Después quemó las
siete, nueve, cincuenta o cien cabezas de fauces repelentes y enterró la más importante, poniéndole
encima un gran peñasco, para que no volviese a reproducirse.
Pues bien, querido lector, todo esto viene a cuento para demostrarte,y es lo que pretendo, que entre la
Hidra de Lerna y el comunismo, hay un parecido tan acusado, que ambos llegan a identificarse.
1. PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA, MARXISTA-LENINISTA. P.C.E. (M-L)
SUS ORÍGENES
Con la muerte de Stalin, acaecida en marzo de 1953, se da comienzo a la "desestalinización". Esta nueva
faceta de la cabeza principal de la hidra, o del comunismo internacional —ambos apelativos son
correctos— preconizada por Khruschev, culminó con el programa aprobado en el XX Congreso del
P.C.U.S. (Partido Comunista de la Unión Soviética), en febrero de 1956 y que dejó algo confusos a no
pocos conspicuos de la roja militancia.
El primer ministro soviético quiso poner de moda dos nuevas consignas para la expansión del ideario
ateo-marxista. De una parte la desmitificación del dictador rojo recientemente fallecido, y de otra, la
propugnación de la "coexistencia pacifica".
Meses antes —verano de 1952—, en la España de Franco se había dado por concluso el problema
confictivo del "maquis", mejor llamado bandolerismo comunista. Sin duda la última gran "experiencia"
en plan belicoso del P.C.E., pues como es sabido, ahora [1977] se anda con sus frivolidades del eurocomunismo,
liberado de las tutelas de Moscú. ¡Que se lo cuente a otro! De lo que no hubo duda, es de que el Partido
—como ellos dicen—, por lo menos en cuanto a España, a pesar de su infalibilidad de principios, se había
equivocado de nuevo. La cuestión es más que vieja. Ya en 1920, Lenin había aseverado: "Yo os prometo
que el segundo país donde impere la dictadura del proletariado será precisamente España".
Bien es cierto que la "experiencia" —los comunistas llaman experiencias a los vapuleos— había sido para
ellos muy interesante. Nos referimos a la del "maquis", aunque al parecer para nosotros, no ha resultado
todo lo aleccionadora que debiera.
Pero en esta constante del incordio y la subversión a la que todo comunista se encuentra encarrilado, se
hizo necesaria una revisión de ideas, con el fin de constatar en qué parte había estado el error. Es entonces
cuando el Kremlin, que ya tiene nuevos amos, da comienzo a sus nuevas tácticas de matiz pacifista.
"A partir del XX Congreso y sucesivos del P.C.U.S. —diría un decepcionado—, se impusieron en él ideas
y teorías contrarias al marxismo-leninismo como la teoría de la "vía pacífica" y la "vía parlamentaría",
para el tránsito del capitalismo al socialismo, la teoría de la sustitución de la Dictadura del Proletariado,
por la "Dictadura de todo el Pueblo", durante el período que separa el capitalismo del comunismo, la
negación de la naturaleza del imperialismo por la teoría de la "cooperación total", con él y por la teoría de
que es posible un mundo "sin armas, ni ejércitos, ni guerras" cuando aún existe el imperialismo, la
tergiversación de la junta tesis leninista, sobre la coexistencia pacífica".
El influjo de los nuevos aires que llegan a la estepa, cala prontamente en lo más sobresaliente del
comunismo español en el exilio. El cambio de ideas sirve de justificación para preparar otro aparato
conspirativo contra España y su régimen —entonces— representado en el Generalísimo Franco. Se
escoge el mes de octubre (1953) para difundir el nuevo llamamiento. En él tendrían cabida cuantos
españoles antifranquistas lo deseasen —ciertamente entonces escaseaban—, cualquiera que fuese su
ideología.
La postura del P.C.E. —desde hace más de medio siglo bastante incómoda— era la de sabio consejero.
Así lo juraron por sus muertos. Y pásmate amigo, "sin exigir nada a cambio". Habían inventado un nuevo
reclamo para incautos. Pero hay que hacer constar que el marxismo-leninismo es lo más opuesto a las
evoluciones, aunque si muy adicto a los camelos. De ahí que acuse desconsideradamente a los que, en fin
de cuentas, no practiquen sus ideas reaccionarias. Más afines que ellos al inmovilismo, no hay nadie,
aunque se saquen de la manga cada tres por cuatro expresiones sugerentes.
2. LA "RECONCILIACIÓN NACIONAL"
Mientras se estudian las formas de actuación para las nuevas experiencias, el B.P. (Buró Político), tan
reconciliador como oportunista él, hace de paso un llamamiento particular de perdón y apertura de brazos
para todos "aquellos militantes del P.C.E., que habían sido despedidos injustamente". Es una operación de
repesca, acción que se repite cuando la necesidad obliga.
Con tales miras, transcurrido ya un año de tomas de contacto y "estudio de materiales", en octubre de
1954 "Mundo Obrero" publica un extenso alegato donde se critica el excesivo rigor que hasta poco antes
estuvo en uso. El artículo, titulado: "Recuperemos para el Partido lo que pertenece al Partido", es por
demás ampliamente elocuente.
Al siguiente mes —noviembre de 1954— entre los días primero al cinco, en Praga, cubil integral, por
aquellas fechas de los responsables del P.C.E., se vuelve a insistir sobre el tema, con motivo de la
celebración del V Congreso. Digamos de paso que por primera vez asistía una reducida delegación
procedente de España, donde destacaban delegaciones de Valencia, Cataluña y Madrid, además de otra
del P.S.U.C. (Partido Socialista Unificado de Cataluña), cuyos nombres omitimos deliberadamente, pues
no estamos por la práctica de propagandas gratuitas. A su regreso, fueron detenidos, medida tan prudente
como lógica, para que, en el curso de los interrogatorios, dejaran constancia de sus actividades.
Las nuevas corrientes camelísticas de la "coexistencia pacífica" tendrían para España el aborto
denominado de la "reconciliación nacional" y obvio es decir que los acuerdos fueron aprobados por
unanimidad, como así recomendaron "Pasionaria" y Santiago Carrillo Solares, disciplinados ellos,
obedientes ellos, en cuanto a lo que Moscú dijera.
Se entrevé así —con vistas al futuro— cuál sería, por el momento, la postura del Partido, cuando llegase
su hora. Estos temas vuelven a tratarse con más amplitud en el pleno de 1956 y en el VI Congreso del
P.C.E. que, también y en enero de 1960, tiene lugar en Praga.
Es entonces cuando surgen las discrepancias dentro del P.C.E., porque así interesaba además a los dueños
de la estepa. La influencia sobre ciertos sectores del comunismo "pekinés" —la alusión perruna no es
intencionada palabra, es solamente geográfica—, se agudiza aún más, con motivo del XXII Congreso del
P.C.U.S. El P.C.E. ortodoxamente, ha de seguir ahora una táctica moderada, tendente al espíritu burgués
para dejarse "bondadosamente" escindir por su ala izquierda. Para cubrir apariencias, el tándem
"Pasionaria"-Carrillo, aguanta deportivamente los improperios de traidor y similares, pero a todo esto, no
hay, o no se le debe hacer caso.
Más interesantes son por otro lado las posturas que adoptan con respecto al titulado Gobierno de la II
República, en el exilio, naturalmente. Al que critican encima, tan desacreditado como maltrecho el pobre,
por su habitual inoperancia y su desmedida y gimoteadora capacidad para la nostalgia.
Al gobierno Rodolfo Llopis, concluido en 6 de agosto de 1947, le sucedió el de Valera y a éste, a su vez, e
l de Albornoz, a quien releva en 1951, mes de julio, Cordón Ordás. En 1958 tomaría el mando el general
Herrera, de quien alguien dijo que entre las hazañas sobresalientes, anotadas en su hoja de servicios,
estaba la de montar en globo. No hay en ello alusiones ni ironías. Desde 1947, no figuran en estos
gobiernos ministros comunistas y este vacio les escocía, hasta el punto de levantar ampollas.
En la primavera de 1962, tienen lugar las huelgas de los mineros de Asturias, ocasión propicia para que el
comunismo ortodoxo pase a retaguardia con sus posturas pacifistas y accione soterradamente los hilos de
la nueva militancia.
Se habla por primera vez de crear un nuevo partido comunista. El "ortodoxo" deja mucho que desear. Es
consigna a la que dan el volumen necesario, para que el incauto pique. Principales promotores de esta
mascarada por la escisión son los grupos estudiantiles marxistas-leninistas, también llamados "prochinos"
y "maoístas" y a los que, para mayor variedad de nombres —ya hemos dicho—, les llamamos
"pekineses", debido a su entusiasmo por el régimen de Mao Tse Tung.
3. LA HIDRA ESTRENA CABEZA
Simultáneamente, para distraer la atención, el P.C.E. pone en moda el camelo de la "implantación de un
gobierno provisional de coalición nacional", pero con la prohibición —por el momento— de hacer
alusiones a la República democrática y burguesa, otro camelo —ya pasado de moda—, del que abusó
agresivamente durante la década de los cuarenta y parte de la siguiente.
Eso sí, se sigue insistiendo —con machaconería— en- "invitar" a todos los españoles de cualquier
ideología para su integración en el antifranquismo. Insistimos, todavía a principios de la década de los
años sesenta, tal término, por fortuna, sonaba a fantasmada. El comunista es recalcitrante, ya que el
argumento tan manido como manoseado, no arrancaba del año 1953 y el mensaje de los intelectuales de
abril de 1954, según aseveran criptocomunistas de fuste, como el profesor Guy Hermet, sino desde diez
antes.
En diciembre de 1963, el P.C.E. hace su parto, los técnicos dicen más pomposamente, "tiene su aparición
la primera escisión hacia la izquierda", o algo por el estilo. Ha de adoptar estrictamente el ideario
marxista-leninista. Su órgano de propaganda es también "Mundo Obrero", muy similar a su hermano
mayor. El primer número aparece en el mismo diciembre.
Durante el primer trimestre del año 1964, los órganos de propaganda proliferan. Hay sarampión de
nuevos intelectuales. Sale "El Proletario" en el mes de marzo. Se subtitula "órgano de los marxistas-
leninistas españoles". Su capacidad económica no debió ser muy boyante. Sólo se tira el primer número.
Algo más tarde ve la luz el "Mundo Obrero Revolucionario", órgano de un movimiento marxista-leninista
de igual titularidad, cuya vida —la del movimiento— no se demostró precisamente andando. Su vida
estuvo presidida por la brevedad. Después apareció "El Comunista", cuya tirada la hicieron en Madrid.
En el mes de abril, con cierto carácter evocador,aparece "La Chispa", órgano —asevera cínicamente— de
la oposición revolucionaria del P.C.E. Todas estas tendencias se dejan someter con más o menos
intensidad al ideario de Mao Tse Tung, expresado en su "Libro Rojo", donde se preconiza que para "hacer
la revolución se ha de disponer de un partido esencialmente revolucionario, pero un partido
revolucionario, con esencia puramente marxista-leninista, ya que es el único camino para llevar a las
masas obreras y populares a la victoria sobre el imperialismo y sus lacayos".
A esta nueva cabeza de la hidra se le empieza a denominar P.C. español, pero desaparece a poco de
comenzar el año 1964, cuando es desarticulado su aparato directivo. En los primeros días de octubre, en
un teatro de París, celebran una asamblea los responsables de las otras tendencias ya dichas, y el día
cuatro se habla por primera vez de fusionarse. Logrado el acuerdo, el 17 de diciembre se constituye
finalmente el P.C.E. (M-L) que engloba a los representantes de "El Proletario" "Mundo Obrero
Revolucionario" y "La Chispa". Su nuevo órgano de proselitismo se titula "Vanguardia Obrera", cuyo
primer número, tirado en Francia, aparece en el mes de enero de 1965.
El P.C.E. (M-L), acababa de nacer...
(continúa)
https://recursos.march.es/linz/I53576.pdf
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