Íñigo de Mendoza, el hombre que acabó con el poder del Islam en España




Íñigo López de Mendoza,(1440-1515), II conde de la Tendilla y I marqués de Mondejar, fue un noble y militar que tuvo un papel decisivo en la conquista y asimilación del reino musulmán de Granada, a la corona de Castilla, en tiempos de los Reyes Católicos.

Aunque su nombre tal vez no sea muy popular hoy en día, salvo a nivel de historiadores y eruditos, Íñigo López de Mendoza, nacido en Guadalajara, fue una figura muy destacada del reinado de los Reyes Católicos. Fue nombrado por ellos Capitán General del Reino de Granada, jugando un papel clave en el control y la anexión así como la repoblación cristiana del reino musulmán granadino.

Era sobrino del Cardenal Mendoza, el poderoso primer ministro de los Reyes Católicos, pero Íñigo López pronto demostró poseer una poderosa personalidad propia.

Desempeñó con eficacia puestos de responsabilidad militar en la frontera con el reino de Granada, en la ciudad de Lucena, en Córdoba y en la estratégica villa de Alhama, muy cercana al territorio musulmán,la cual defendió con éxito frente a varios ataques moros. Destacó como un hombre muy fiable para los monarcas. En 1486 fue designado por Isabel y Fernando embajador en Roma ante el Papa Inocencio VIII, misión en la que llevó a cabo con éxito las instrucciones recibidas de procurar asegurar para los reyes el derecho de presentación de los obispos en España. En Roma conoció al famoso humanista y cronista italiano Pietro Mártir de Angleria, a quien convenció para venir a España, donde se acabaría convirtiendo en una importante figura en la Corte de los Reyes Católicos.

Ya de regreso en España Íñigo de Mendoza se reincorporó a la guerra de conquista del reino de Granada. A finales de 1481 las tropas del reino nazarí de Granada habían tomado por sorpresa la villa de Zahara de la Sierra, en la actual provincia de Cádiz, saqueándola por completo, asesinando a 200 personas y llevándose cautivos a varios cientos más, incluyendo a todas las mujeres y niños que encontraron. Este hecho decidió a Isabel y Fernando a no tolerar más agresiones y a lanzarse a la guerra total hasta suprimir la existencia independiente del reino de Granada y culminar así la Reconquista.

La guerra duraría 11 años, entre 1481 y1492. Fue un conflicto muy duro y tuvieron lugar una multitud de combates y asedios hasta ir conquistando poco a poco el reino musulmán. Íñigo de Mendoza, conde de Tendilla, participó en algunos de los asedios más importantes, como los de Málaga, Baza y Almería. Finalmente el último monarca musulmán, Muhammad XII, llamado Boabdil por los cristianos, rindió la ciudad de Granada en enero de 1492.

La guerra había terminado y en teoría la Reconquista de España estaba culminada pero en realidad aún quedaba por delante una larga y difícil tarea para asegurar el control militar del territorio, donde seguía viviendo una gran cantidad de población musulmana e iniciar la repoblación cristiana, garantizando además la defensa de la zona ante la posibilidad, muy real, de desembarcos y ataques piratas moros desde el norte de África.

De todo eso se ocupó el conde de Tendilla, como Capitán General del Reino de Granada, convirtiéndose de hecho en el hombre de confianza de Fernando el Católico para proceder a la anexión del reino de Granada, acabando con las últimas esperanzas de Boabdil y otros líderes moros de volver a restaurar la independencia del reino musulmán, mediante negociaciones con los Reyes Católicos. Isabel y Fernando, así como Íñigo de Mendoza dejaron claro que no volvería a haber un estado musulmán en territorio español.

Todo ello, así como los intentos del Cardenal Cisneros de forzar la conversión al cristianismo de la población musulmana dieron origen a dos importantes sublevaciones musulmanas entre 1500 y 1502, que Tendilla se encargó de sofocar militarmente, no sin considerables dificultades. Desde su residencia en la Alhambra el conde de Tendilla organizó la estructura militar de control del reino y la reorganización de su economía dentro de la Corona española.

Íñigo López de Mendoza, conocido como «El Gran Tendilla» murió en 1515, convertido en uno de los personajes más relevantes del reinado de los Reyes Católicos y uno de los hombres de mayor confianza del rey Fernando. Tanto es así que fue enterrado junto a los restos de Isabel la Católica, en el Convento de San Francisco de la Alhambra (actualmente Parador Nacional), antes de que posteriormente los restos de Isabel y Fernando fuesen trasladados a su actual emplazamiento, en la Capilla Real de la ciudad de Granada.

Se han conservado en el archivo de los marqueses de Mondéjar una gran cantidad de cartas escritas y recibidas por él, que conforman una documentación de gran valor, que ha sido publicada en nuestros días, en 5 gruesos tomos por la Universidad de Granada. Los historiadores actuales consideran que la correspondencia de Íñigo López de Mendoza, conde de Tendilla, es especialmente importante para el estudio no solo de la organización militar española de la Edad Moderna sino también en lo que se refiere a la construcción del nuevo Estado de los Reyes Católicos en España.

Fue, en definitiva, otra interesante figura de la historia de España y de la Reconquista.

Rafael María Molina






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