Dos citas excepcionales:
Los teólogos de la corte la someten a un examen para comprobar que no se trata de una charlatana. El dominico Guillermo Aimeri, escéptico en cuanto a las voces, le advierte que si Dios quisiera realmente liberar el pueblo de Francia de las calamidades, no serían necesarias las armas. Pero Juana le responde diciendo: «Hay que presentar batalla para que Dios conceda la victoria»
Cuando, para conseguir pruebas de su presunta desobediencia a la Iglesia le preguntan si no es obligatorio obedecer al Papa, a los cardenales y los obispos. Juana responde: «Sí, a Dios el primero».
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