Pío XII, aliado en la destrucción
By AMDG on Junio 14th, 2009 | 2 Comments »
La acusación habitual de los circuncisos, de la que hemos tratado en otras ocasiones es que miró para otro lado. Actitud que -aunque fuera cierta, que no lo es- no hubiera sido muy distinta de la de los judíos norteamericanos, incluso de los judíos europeos que se pusieron a salvo emigrando a los EE. UU. Esto último, por supuesto, lo olvidan muy oportunamente los circuncisos, y mira que tiene delito: escapar del nazismo y seguir dedicándose al otro lado del Atlántico tan ricamente a sus filosofías (filosofías destructivas para mas INRI). Me refiero a los casos de Adorno, Horkheimer, etc.
Cierto masoncito criollo del que tuve noticias a través de un correo va más allá: Pío XII fue un aliado de los Nazis. Aún más allá, lo califica de “aliado en la destrucción”. Hago esta diferencia porque los nacionalsocialistas acabaron con el paro en Alemania, cosa loable. Incluso pusieron en práctica por primera vez en la historia políticas de izquierdas como la protección de los animales y la naturaleza, las ayudas por paternidad, la sanidad pública, etc. Adelantaron ala izquierda por la propia izquierda, que ya es decir.
El ignoto masoncito reproduce una Carta dirigida por el presidente de EEUU Trumman al Papa Pío XII. He mirado en Internet y veo que la publican varios sitios, pero tengo que decir que me cuesta considerarla auténtica, porque el tono rabioso que gasta el Sr. Presidente tendría un pase en un blog, pero nunca en una carta diplomática oficial. Ahí lo tenemos en la foto, con todos los juguetes encima. Por cierto, ¿hace falta tanto cachivache para asistir a “reuniones filantrópicas”?
En todo caso, auténtica o apócrifa, el texto no tiene desperdicio, así que voy a hacerle un fisking:
PIO XII ALIADO EN LA DESTRUCCION. Carta dirigida por el presidente de EEUU Trumman al Papa Pio XII
Estimado Sr. Pacelli: Como bautista y como jefe ejecutivo de la nación más grande y poderosa del mundo, y en la cual todos me llaman simplemente Sr. Trumman, yo no puedo dirigirme a usted como su Santidad, titulo que pertenece solamente a Dios. Nosotros, en los Estados Unidos, consideramos a todos los hombres como iguales antes Dios y nos dirigimos a ellos por sus verdaderos y propios nombres. Por lo mismo yo debo dirigirme a usted sencillamente como Sr. Pacelli.
No creo que haya leído una expresión de soberbia con pretensiones de humildad tan repugnante. Por lo demás, hasta los jefes ejecutivos de la nación más grande y poderosa del mundo tienen la obligación de seguir el protocolo diplomático, y dirigirse a los príncipes como altezas y a los papas como santidades, aunque sean bajos o poco santos.
El pueblo que me ha elegido como su jefe ejecutivo, es una nación democrática, amante de la paz, por lo tanto, mi deber es buscar la cooperación de aquellos que han dado pruebas de que realmente desean la paz y trabajan para obtenerla; no aquellos que gritan paz y fomentan guerra. Yo creo que ni usted ni su iglesia, se encuentran entre los que verdaderamente buscan la paz y trabajan por ella.
No sé en que se basará la acusación al Vaticano, pero los presidentes de los EE. UU. buscaron unas excusas inverosímiles para entrar en las dos guerras mundiales contra las promesas hechas a su pueblo.
En primer lugar, los padres fundadores de esta gran nación, conociendo, por la historia pasada la naturaleza de vuestra iglesia amante de la política y de la guerra, asentaron, como primer principio en nuestro gobierno, que no se permitiría en nuestros asuntos ninguna intromisión de parte vuestra. Ellos aprendieron bien esta lección de historia europea; y nosotros estamos convencidos de que nuestra democracia no durará si nosotros nos enredamos, como lo hicieron los gobiernos de Europa, en vuestras doctrinas e intrigas políticas. Tomas Jefferson, uno de los más sabios de este país, dijo esto claramente cuando declaró: “La historia no nos proporciona ningún ejemplo de algún pueblo manejado por los sacerdotes que mantengan un gobierno civil libre”.
Eso es aplicable a toda casta política, no necesariamente de sacerdotes. Esta es la doctrina historia oficial de la masonería. Donde diga iglesia poned masonería y habréis acertado. La casta masónica tuvo una influencia desmedida (y nefasta) en la II República española (“La II República española fue en gran medida una operación masónica. A los comicios de 1931 para elegir unas Cortes constituyentes se presentaron 190 candidaturas masónicas y fueron elegidos 135 diputados del Grande Oriente y 16 de la Gran Logia, o sea, 151, que sobre un total de 470 representaban casi el 35% de la cámara. Anteriormente, ferrer había dado una cifra más elevada: 145 seguros y 38 probables, lo que arrojaba un total de 183 diputados masones, casi el 40% del Parlamento”). Y la sigue teniendo. Por ejemplo, este es el caso de la Francia actual: La masonería es la iglesia oficiosa de la República Francesa (la “fraternidad parlamentaria” francesa reúne a 300 masones en el Parlamento, Senado, Parlamento europeo y Consejo económico y social). ¿Para cuándo una separación Masonería-Estado?
Por lo tanto, es usted la última persona del mundo que puede instruirme en cuanto a la manera de dirigir mi pueblo por la senda de la paz. Algunos cuantos hechos escuetos pueden ayudara usted para refrescar su memoria. Fue vuestro predecesor en el vaticano, el Papa Pío XI, el que comenzó toda la agresión fascista mediante los pactos lateranenses con Mussolini en 1929. Esta fue la fecha en la cual la civilización cristiana fue suciamente traicionada. Esa fue la fecha en que comenzó el horror que ha dejado a Europa y al mundo en la triste condición en que lo vemos ahora.
Insisto en que me es difícil creer que esta carta sea legítima. No son precisamente maneras diplomáticas. Datar el comienzo de la “agresión fascista” con los pactos lateranenses. ¿Es eso lo que les cuentan los “hermanos” a los “aprendices”? Nótese que una de las consecuencias de la reunificación italiana, una operación masónica, fue acabar con los Estados Pontificios. El papa pasó a ser una especie de rehén. Esos pactos le dieron al Vaticano estatus formal de estado. Dice el masón Trumman que eso fue una sucia traición a civilización cristiana. No estaría mal que explicara el pacto que rompió el Vaticano al buscarse la independencia formal de Italia, de la Italia de Mussolini.
Un notable escritor e historiador de nuestro país, Lewis Munford, que no es comunista ni odia a los católicos, escribió en un libro que público en 1940: “La traición al mundo cristiano se efectuó claramente en 1929, en el concordato que se efectuó entre Mussolini y el Papa“. También nos dice: “Desafortunadamente, los propósitos del fascismo están en profundo conflicto con los de una república libre como lo es la de los Estados Unidos; y en este sentido La iglesia católica ha sido una aliada, una potente alidada en las fuerzas de la destrucción“.
Aquí indica sus fuentes. No conozco al dicho historiador, ni los razonamientos que hace. Sigue andanada:
En ese mismo tiempo, muy pocos de nosotros los que vivimos en los Estados Unidos conocíamos la verdadera naturaleza del fascismo, como usted y el Papa Pío XI deben haberla conocido, puesto que ustedes dos lo fomentaron y aliaron a vuestra iglesia con él. Usted mismo fue especialmente preparado como joven sacerdote y diplomático de la iglesia para el propósito específico de ayudar a Alemania a prepararse para las dos guerras mundiales. Usted y el Káiser, desde Suiza, urdieron intrigas en contra de los aliados durante la primera guerra mundial. Usted estuvo doce años en Alemania durante la ascensión de Hitler al poder, usted negoció con él. Juntamente con el execrable Fritz Von Papen, un doble Papa, ayudó a Hitler a subir al poder y puso su firma como Eugenio Cardenal Pacelli juntamente con la de Hitler en el Concordato del Vaticano con el Reich de Hitler en 1933.
Vaya, las dos guerras mundiales fueron un complot del Papa. No sabía yo que el Vaticano fuera tan poderoso.
Ninguno creerá que usted no sabia que Hitler y sus Nazis estaban formando un complot en contra nuestra. El propio biógrafo católico dice de usted que era durante años “El hombre mejor informado del Reich“.Después que usted y Von Papen firmaron el documento que salpicó a Hitler de agua bendita y le dio el empujón que necesitaba, vuestro colega, que a duras penas se escapó de la horca de Nuremberg, se jactó de la siguiente manera: “El tercer reich es el primer poder que no solamente reconoce, sino que pone en practica, los altos principios del papado“. Vuestros Cardenales y Obispos en Roma bendijeron las armas de guerra en contra de los indefensos etíopes. Vuestro Cardenal de Milán proclamó el robo de Etiopía como una cruzada santa para: “Llevar el triunfo a Etiopía a la cruz de Cristo“.
La primera frase es de antología. ¿Quiénes serán los “ellos” a que se refiere Trumman? ¿Se puede creer alguien -salvo algún masón cargado de grados (grados alcohólicos o de los otros)- que el nazismo es la materialización de “los principios del papado”? La aventura etíope no fue para tanta rasgadura de vestiduras (de mandiles, para el caso). El criollito masón debería pensar en los casos de Panamá, Cuba, Puerto Rico, las Filipinas… ¡que los tiene usted al lado, buen hombre!.
Y todavía llama usted a su iglesia la iglesia de Dios, y pretende como una consecuencia, que yo, cabeza de un Estado Civil, admita a usted como superior a mi y al pueblo de los Estados Unidos. Usted habla con palabras melosa a cerca de la justicia. Al mismo tiempo usted está llamando con los tambores a otra guerra, aún más terrible que las últimas dos, contra Rusia que nos ayudó a derrotar a Hitler y a Mussolini.
A esas alturas de la partida hubiera sido un error la acción militar directa, pero no creo que fuera eso lo que el Papa le propusiera. Al masoncillo criollo le molestará saber que fue la acción conjunta de EE. UU y el Vaticano en los 80 el que hizo que se derrumbara la Unión Soviética. Por lo demás ¿por qué entonces tanta maniobra norteamericana para evitar que Italia acabara en manos del Partido Comunista?
Usted está incitando a los Estados Unidos para que cuanto antes vayan a la guerra contra Rusia y usted usa contra Rusia los mismos gritos de combate que usaron Hitler y Mussolini para construir sus detestables y diabólicos regímenes. Usted quiere que desperdiciemos nuestro dinero y que enviemos a nuestros jóvenes americanos a una muerte horrible sobre los cadáveres de Hitler y Mussolini, para terminar la lucha que ellos comenzaron con ayuda de usted, y a quienes nosotros derrotamos. Sí, Estados Unidos desea la paz. De todas las naciones solamente a nosotros nos ha quedado una época de prosperidad y decencia.
Somos el baluarte de las libertades democráticas protestantes y si nosotros, como Inglaterra protestante, nos debilitamos y perdemos nuestra sustancia, vuestra cultura católica tendrá una oportunidad de gobernar otra vez el mundo. Usted fácilmente podrá aliarse con Rusia en contra nuestra si nosotros perdiéramos o quedáramos debilitados por una guerra de tal naturaleza. Vuestro predecesor, el Papa Pío XI, declaró públicamente que el haría pacto con el mismo diablo, si esto convenía a los intereses de su iglesia.
Vaya. El Vaticano azuza a los EE. UU. contra la URSS para desgastar a los EE. UU. y después a liarse con Rusia y pasar a gobernar el mundo…
Por lo tanto Sr. Pacelli, es mi deber como cabeza de este país predominantemente protestante rechazar sus aventuras a guisa de alianza de pacto de paz. “Aquellos que comen en un plato en que el diablo está comiendo deben usar una cuchara más larga”. Yo continuaré buscando la paz como buen bautista, sosteniendo los rectos y honrados principios protestantes que han hecho grande nuestra nación.
Pues algo se ha torcido, porque lamentablemente la “grande nación” está hecha unos zorros.
En fin, mi pregunta es ¿cómo se puede dar credibilidad a este delirio? ¿Sabéis alguno de vosotros algo más al respecto?
Categories: Historia, USA, Vaticano
Tags: masonería, pio xii
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