Respuesta: Guerras carlistas
En efecto, había dos corrientes en España, la de los liberales que buscaban implantar un constitucionalismo basado en la Carta de 1812, (y que no debemos pasar por alto fue elaborada con una España ocupada por el invasor Napoleón, por lo que estaba totalmente sesgada), de inspiración abiertamente revolucionaria, postura de los que antaño habían sido denominados como "afrancesados", y de otra un sector de la España tradicional, con sus señas de identidad, como se dice hoy muy bien definidas y establecidas socialmente, que veía en ello una amenaza para su escala de valores, su cosmovisión, sus tradiciones y su forma de vida.
Ahora bien, en lo que yerra Artola, además en forma estrepitosa, es en querer convertir la cuestión dinástica en un simple problema jurídico. Ese problema jurídico, supuso una quiebra del todo el orden anterior, así como la comisión de dos delitos gravísimos: "de lesa majestad" y "de lesa patria".
Y es que el soberano, Fernando VII, MINTIÓ con intención y pleno conocimiento para complacer a dos conspiradores: su amada 4ª mujer, Cristina de Nápoles y al ministro Carlomade. Sólo por eso ya debería haber sido depuesto según la propia normativa vigente y con el acuerdo de todos.
Por tanto, el desencadenante es la cuestión dinástica, y es que S.M. Carlos Mª Isidro hizo valer sus derechos acorde con la Ley de Sucesión, y esto le costó el exilio. Después, se produce la adhesión popular y llega el enfrentamiento entre España y los traidores extranjerizantes. Por tanto Artola debería revisar sus apuntes y sus planteamientos, porque la cuestión habla por sí misma, basta con observar la secuencia de acontecimientos.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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