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TRATADO DE CORBEIL Y LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA

Sobre el Tratado de Corbeil, no se habla en las Instituciones pro-independentistas catalanas, y, raíz de todo este problema, es el pago de impuestos, como lo ha sido siempre, pues sabido es que ya desde el Rey Jaime I siempre se tenían problemas con los Condados Catalanes porque no querían pagar impuestos. Ya entonces, parece ser, que el problema era el mismo que ahora, la reticencia en el pago de impuestos, añadiendo a nuestra era, una especie de odio enfermizo al resto de España, y un total y absoluto desprecio a todo lo que ésta representa. «Ludovicus, Dei gratia Francorum Rex…” “Jacobum eadem gratia illustrem Regem Aragone…”“...quod nos dicebamus comitatum Barchinone, Urgelli, Bisuldune, Rosilione, Empurdano, Ceritanie et Confluentis, Gironde et Eusone cum eorum pertinenciis de regno Francie et de feudis nostris esse” “Et idem Rex Aragone ex adverso dicebat se jus habere in Carcassona et Carcasses, in Rede et Redensi…” “pro ipso Rege Aragone et nomine et vice ipsius deffinimus, quittamus, cedimus et omnino remmittimus quicquid juris et possesionis vel quasi habebamus siquid habebamus vel habere poteramus… in predictis comitatibus Barchinone et Urgelli Bisuldune, Rossillone, Empurdane, Ceritanie, Confluente, Gerundense et Ausone….” “…in Carcasona, ...in Rede, …in Laurago, …in Termense, …in Menerba, …in Fonolleto, …in Petra pertusa, …in comitatu Amilliavi et Guialdane, et in Naumaso …et in comitau Tholose»

Se trata de un documento interesante y transcendente. Pone de relieve una irrefutable realidad histórica que derriba estrepitosamente la mentira estrafalaria de los ahora llamados “países catalanes”, o lo que viene a ser lo mismo, el recelo persecutorio del mal interpretado nacionalismo territorial por parte de aquéllos que lo alimentan con unas pretensiones que no tienen en cuenta los factores determinantes no ya sólo de la identidad, si no de la historia real, y el estatus de sus propios con-ciudadanos, ya que pone de relieve una irrefutable realidad histórica que derriba estrepitosamente la mentira estrafalaria de los pretendidos “países catalanes”.

Los 8 condados de la Marca Hispánica tuvieron plena jurisdicción como reducto fronterizo hasta el siglo XV, La única excepción fue el Condado de Barcelona que, por el matrimonio del Conde Ramón Berenguer IV en 1137 con Dª Petronila de Aragón, Barcelona quedó entonces incorporado a la Corona de Aragón pero sin variar su condición de condado. Los 7 restantes condados (Besalú, Vallespir, Peralada, Ausona, Ampurias, Urgel y Cerdanya) mantuvieron su independencia hasta 1521, cuando el Rey de España Carlos I nombró Virrey de Cataluña al Arzobispo de Tarragona, don Pedro Folch de Cardona. Por lo tanto Cataluña no existió como región hasta esa fecha y, por lo tanto, no pudo actuar nunca antes como entidad histórica unificada. El mismo D. Francisco Canals Vidal, catedrático de Metafísica de la Universidad de Barcelona, en una Conferencia pronunciada por él, en el Club Siglo XXI; Madrid, 1988, recordemos que dijo que «en el año 987 de nuestra era, Catalunya no existía. No tenía ese nombre, no había aparecido aún la lengua catalana, y tan sólo había perdidos al nordeste de la península ibérica, una serie de pequeños condados: Ausona, Gerona, Besalú, Barcelona, que dependían, sin unidad jurídica ni histórica entre sí, del rey de Francia unos, y del conde de Tolosa otros: Urgell, Ribagorza, Pallars… Todos ellos eran producto de las conquistas de los francos a los moros, siendo en principio bien constitutivos de la ‘marca gotia’ y después de la "Marca Hispánica" Nunca se les denominó ‘marca catalana’ y hasta 1258, fecha del Tratado de Corbell entre Luis de Francia y Jaime de Aragón, subsistió un vasallaje, al menos nominal, entre ellos y Francia». Mapa de la Corona de Aragón al final del siglo XII.




Más aún, el Reino de Aragón estaba integrado por los territorios que hoy lo forman, más todo lo que es la actual provincia de Lérida, más una franja grande del río Ebro hasta el mar, que incluía a Tortosa como ciudad costera. Por lo tanto, podríamos decir que las ciudades importantes del Reino de Aragón eran Jaca (la primera capital que tuvo cuando aún era Condado), Huesca, Lérida, Zaragoza, Tortosa y Teruel. Todo eso era el territorio auténtico del reino cuya corona tenía don Jaime "el Conquistador".

Durante toda la Edad Media Cataluña era una “Marca Hispanica” tributaria de los reyes carolingios hasta que en dicho Tratado de Corbeil, en 1258, entre San Luis Rey de Francia y Jaime I el Conquistador, acordaron que los condados del sur de los Pirineos tributarían a la Corona de Aragón y los condados del norte de Francia, por esta razón el citado Tratado se inicia con estas palabras: ”Es universalmente conocido que existen desavenencias entre el señor rey de Francia y el señor rey de Aragón, de las Mallorcas, y de Valencia, conde de Barcelona y Urgel, señor de Montpellier; por lo que el señor rey de Francia dice que los condados de Barcelona, Besalú, Urgel, etc. son feudos suyos; y el señor rey de Aragón dice que tiene derechos en Carcasona, Tolosa, Narbona, etc.” En la imagen, Jaime I el Conquistador.



Según el ordenamiento político internacional y su jurisprudencia, la actual Cataluña era territorio francés y así fue hasta el 16 de julio de 1258. Podemos observar los documentos de mapas de la época del siglo XIV como por ejemplo los que se encuentran numerados y archivados en la Biblioteca Apostólica Vaticana, en la Biblioteca Británica, en la Biblioteca Príncipe Corsini de Florencia, en la Biblioteca Nacional de París, en la Biblioteca Palatina de Parma , en la Ambrosiana de Milán, en la Biblioteca Nacional de Nápoles, en el Museo Correr de Venecia, en la Biblioteca Laurenciana de Florencia, en la Biblioteca Estatal de Baviera en Múnich, en el Museo Topkapu Sarayi, Estambul, en el Museo Marítimo, Barcelona, en Biblioteca Nacional Central, Florencia, en la Biblioteca Guarnacciana, Volterra, en el Archivo de Estado, Florencia, en la Universidad de Berlín, en la Biblioteca Estense, Módena, en el Museo Marítimo Nacional, Greenwich, en la Biblioteca Newberry, Chicago, en la Biblioteca James Ford Bell, Minneapolis, en la Hispanic Society, Nueva York, en la Universidad Universitaria, Bolonia, en la Biblioteca Pública, Génova, en la Sociedad Geográfica Italiana, en la Biblioteca Universitaria, Bolonia, en los Archivos Departamentales de la Gironde, Burdeos, en la Unviersidad de Yale, en la Biblioteca Hungtinton, San Marino(California)... lo que hoy conocemos como Cataluña, era en realidad la Corona de Aragón, y no otra cosa, ni existía Cataluña, y además, no hay ninguna referencia a Cataluña...como entidad jurídica propia.



Se deduce que los condados de la parte española estaban mejor relacionados con Aragón y que los del sur de Francia, con el rey francés. Siguiendo consejos de “hombres buenos” el rey francés (Luis IX) cede a Jaime los condados de la parte española y el aragonés cede a Luis sus derechos en la parte francesa. Este es en síntesis el Tratado de Corbeil. Su importancia histórica transcendente es que se firma 29 años después de la reconquista de Mallorca y 20 de la de Valencia.

Ante este hecho contrastado internacionalmente caen por su base muchas falsedades que se enseñan en libros de texto, tales como por ejemplo la conquista de Mallorca por la corona Catalano-Aragonesa, que no ha existido nunca, ya que Cataluña no existía entonces, y además, siendo imposible que una Cataluña, inexistente política, jurídica, y hasta geográficamente tuviera lengua propia. ¿Cómo pudo dar la lengua catalana a Mallorca y Valencia? …


Pero…¿quién es el primordial partícipe de esta serie de afirmaciones que han llevado al engaño y a la que los nacionalismos identitarios catalanes se aferran con tanta pasión?...las crónicas de un tal Ramón Muntaner…




En sus crónicas Ramón Múntaner, dice textualmente: Que él dice la verdad, y sólo la verdad, que no escribe ni relata nada que no haya vivido, ni hechos en que no haya participado personalmente. Sus relatos fantasiosos comienzan en 1204, falsa fecha en que Ramón Múntaner dice que nació Jaime I.

Cuando nació Jaime I en 1208, a Ramón Múntaner le faltaban 57 años para nacer, con lo cual, difícilmente pudo ser testigo verídico de este acontecimiento, además, al conquistar el reino de Mallorca en 1229, a Ramón Múntaner le faltaban 36 años para nacer, con lo que participar en esta conquista le debió resultar complicado, y resulta también que al conquistar el Reino de Valencia en 1238, a Ramón Múntaner le faltaban 27 años para nacer, por lo que tampoco pudo participar ni ser testigo de nada, y además de todo esto, al conquistar el reino de Murcia en 1266, Ramón Múntaner tenía solo 1 año, por lo que tampoco pudo ser testigo. Al escribir sus Crónicas, en 1325 Ramón Múntaner tenia 60 años, edad muy avanzada y en plena senectud, por aquellos años el promedio de vida era de uno 30 y pocos años.

La gran crónica de Ramón Muntaner no pasa de ser un conjunto de aventuras noveladas por un escritor con una gran capacidad de invención, que intentó hacerse pasar por cronista, a sabiendas de era sabedor que unas gran parte de lo que escribía era falso e inventado, como la parte en que se refiere a su etapa con los Almoigávares, y apoyamos esta afirmación animando a la lectura del libro "Yo, Berenguer de Rocafort, caudillo almogávar”, donde el escritor, descendiente de los Rocafort ya deja a Muntaner como un vil mentiroso.




Ramón Muntaner nació en el año 1265 en Peralada y murió en el año 1336 en Ibiza. Según él mismo reconoce, no empezó a escribir su “crónica” hasta que contaba con la edad de 60 años, es decir, en 1325. Para esa época, llegar a los 60 años era todo un logro, y equivaldría a llegar hoy en día a los 95-100 años o, posiblemente, más. Es por eso que dudamos de que una persona de la edad de Muntaner, en una época donde llegar a los 60 años era una quimera por las condiciones de vida que sufría la gente, estuviera en plenitud de luces, y más un soldado con el cuerpo machacado por los viajes, luchas y penurias vividos.En la imagen siguiente Ramón Muntaner.

















Muntaner, en su crónica, al principio, nos relata que no contará nada que no haya visto y nada que no haya vivido, que no cuenta las cosas de oído. Su crónica recoge desde el nacimiento de Jaime I hasta la coronación de Alfonso IV.




Data la conquista de Murcia en 1238, cuando fue entre 1265-1266, o dice que Mallorca y Valencia y Murcia fueron repoblabas “per bona gent de cathalans y parlen lo bell cathalanesc”. Alguien tan fantasioso no puede ser tomado en serio, y los pancatalanistas lo toman en serio, y se basan en su crónica para decir que Mallorca y Valencia fueron repobladas por catalanes y que hablaban el bell cathalanesc, y que por ello todos son catalanes y hablan de la realidad dels Paisos Catalans...




De Menorca dice que fue repoblada “per bona gent de cathalans, e axí ho feu segurament…” y la gente se lo creyó ciegamente creyendo en lo que el argumentaba como SEGURAMENTE...demostrando que carece de datos sobre la repoblación pero cree que por todo se ha repoblado, y que Menorca también tocaba ser repoblada....surgen aquí una serie de preguntas y alguna reflexión... ¿por qué toman en serio a Muntaner cuando está demostrado que fue un novelista fantasioso? ¿Por qué creen lo que escribió cuando la mitad es una sarta de mentiras injustificables? Si hasta Ferrán Soldevila comenta en su obra “Les Quatre Grans Cròniques” que la obra de Muntaner está llena de fantasías y que es admirable su poder de invención. El problema es que mezcla mentiras con verdades, y llega un momento en que la necesidad de argumentar el nacionalismo hace que se crea en argumentos más propios de fábulas y cuentos soñados que de realidades históricas…pero sigamos con el Tratado de Corbeil.


Después del Tratado, Jaime comenzó su labor legisladora comenzando por la moneda (1 de agosto, 1258. Jaime I legisla sobre la moneda de Barcelona), acercando políticamente los condados ya oficialmente feudatarios suyos.. Con el tiempo todo el territorio se llamó Cataluña.




¿Qué lengua hablaban? Obviamente, el occitano, provenzal o lemosín propio del sur de Francia y condados de la Marca Hispánica. La lengua catalana se llamó oficialmente “llemosí” o provenzal, hasta la segunda mitad del siglo XIX, que además de dividía en siete variantes que carecían de gramática…Conociendo esto, se puede comprender la razón por la cual los historiadores pancatalanistas silencian siempre que pueden la verdad del Tratado de Corbeil.




El Tratado de Corbeil fue un acuerdo firmado en Corbeil (actualmente Corbeil-Essonnes en el departamento francés de Essonne, cerca de París) el 11 de mayo de 1258, la verdadera fecha de la diada catalana. Nada que ver ni nada que objetar a los buenos catalanes españoles que tanto bien han hecho por nuestra historia nacional, que han sido muchos, y a los que llevamos en nuestro corazón.




Mediante dicho acuerdo quedaron establecidas las fronteras entre el Reino de Aragón y el Reino de Francia: los feudos situados al Norte de los Pirineos para Francia, los del Sur para Aragón. Por virtud de este Tratado de Corbeil los condados de Pallars, Urgel, Gerona, Barcelona y Osona, hasta entonces vasallos del rey francés, pasaron a ser propiedad legal del rey aragonés. En contrapartida, el rey francés gobernaría toda la Occitania en tanto el Ducado de Provenza recaería en su hermano menor, Carlos de Anjou-Capeto. El principal propósito de este tratado era evitar la expansión aragonesa en Francia y obligar a Jaime I a luchar contra los musulmanes para obtener nuevos territorio. Era el precio impuesto por Francia como vencedora de la cruzada contra los cath-arios, es necesario conocer que las divisiones internas de los godos dieron lugar a dos facciones: los hispano-godos del Reino de Toledo, de religión católica, y los godo-alanos (o cath-alaunos) de Narbona, partidarios de mantenerse arrianos (cath-arrios o catharos).




Pero quedaba un problema pendiente: Don Jaime era el heredero de su tío, Nuño Sánchez, Señor del Rosellón y Cerdeña. Don Nuño había acogido en sus posesiones a la nobleza cath-alauna, huída de los territorios tomados por el rey de Francia en la Marca de Gothia. Un pueblo sin estado y sin un territorio propio en el que asentarse constituía una fuente inagotable de conflictos, por lo que Jaime I decidió conquistar a los musulmanes el Reino de Mallorca y otorgárselo a la nobleza cath-alauna como consta en el Llibre de Repartimets.




Desde este instante, la historia de los cathalaunos es la historia del Reino de Mallorca y de los condados del Rosellón y de la isla de Cerdeña. Constituye un gravísimo error confundirla con la de los condados de Barcelona, Gerona, Osona, Urgel o Pallars que, jurídicamente, jamás dejaron de ser feudos del Reino de Aragón ni siquiera cuando se constituyó el Principado de Gerona como autonomía catalana, pues el príncipe gobernaba por delegación del rey de Aragón. Cuando se planteó la conquista de Mallorca, los nobles aragoneses, liderados por el conde de Sástago, ya llevaban muy avanzada la invasión de la taifa de Valencia. El soberano decidió apechugar con ambas. Contaba con la ayuda de los ginobeses (burgundios) y de los pisanos (ostrogodos), por lo que no tardó en alcanzar el triunfo tanto en Mallorca como en Valencia. De ese modo, Jaime I pasó de gobernar un reino a regir una corona, la Corona de Aragón, compuesta por los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca, distintos e independientes entre sí pero con un soberano común. El objetivo de Jaime I era constituir un imperio con los tres reinos. Para ello preveía otorgar un reino a cada uno de sus hijos varones. El mayor, Alfonso de Aragón y Castilla, heredaría Aragón y el imperio sobre las posesiones de sus hermanos; Pedro de Aragón y Hungría, el segundo, heredaría Mallorca y Jaime de Aragón y Hungría, el tercero, heredaría Valencia. La negativa del papa a reconocerle la potestad imperial, sumada a la prematura muerte del infante Alfonso, lo obligaron a rectificar y a dejar los reinos de Aragón y Valencia a su segundo hijo, futuro Pedro III el Grande, y el reino de Mallorca con los Condados del Rosellón y Cerdeña al tercero, Jaime II de Mallorca. De ese modo hacía a Pedro señor de los aragoneses y a Jaime señor de los cathalaunos. La decisión provocó el enfado de su principal noble, Blasco de Alagón, que como conquistador de Valencia contaba con regir dicho estado tras la muerte del primogénito.












Con respecto al Tratado de Corbeil, cabe decir que su importancia ha sido silenciada por los historiadores catalanistas que siete siglos más tarde desarrollarían el mito de los Condes-Reyes con el que pretendían denominar a los monarcas aragoneses. Tanto es así, que hasta hoy en día ha sido imposible conseguir en España una copia de este Tratado , ya que el original correspondiente a Jaime I no se conserva, por lo que ha sido necesario dirigirse a Les Archives Nationales de París para obtener una copia digitalizada del documento J1589 que en el Tresor des Chartes se conserva un ejemplar de este. No deja de sorprender la gran importancia que se le atribuye en Francia, según las propias palabras del propio conservador del Archivo, en contraste con la indiferencia y el olvido que recibe de España.






Fuera del contexto sobre el mencionado Tratado, obviado por el nacionalismo catalán, se habla de un padre de la patria catalana, en la cual el nacionalismo catalán elucubra uno de sus más queridos embustes, se trata de la independencia de la patria catalana en tiempos de Wifredo el Velloso (Gufre el Pilós en catalán) o el Conde Borrell, en el caso del primero, que es en el que más nos vamos a extender, cabe decir que es como si yo, en mi pueblo, declaro que es independiente, y lo hago de facto, que en la terminología latina quiere significar sin reconocimiento legal o formal. Una persona, o personas, pueden estar desempeñando un cargo ya por que se produzca un vacío de poder o un golpe de estado, y lo hacen mediante esta manera, y sus actos consecuentes no tienen ni tuvieron en el caso de este Wifredo el Velloso, ninguna legitimidad legal, NUNCA ha sido independiente, al menos no como Cataluña, aunque quizás antes de la conquista romana constituyeron una tribu independiente, como la mayor parte de las tribus que dominaban la Península. Después de eso vinieron los visigodos, los musulmanes y el Imperio Franco, que los utilizó como "escudo" (marca Franca y posteriormente marca Hispánica). Tras el devenir de dicho imperio Cataluña disfrutó de un periodo en el que no se sabía muy bien a quién pertenecía, ostentando el título de Condado. Poco a poco el poder del Conde de Barcelona se fue fragmentando y el territorio catalán se dividió en varios señoríos feudales, siendo el Conde Ramón de Berenguer la principal cabeza visible, hasta la implementación de Cataluña en la Corona Aragonesa, no Catalano-Aragonesa. Que no a existido nunca. Tiempo después de dicha anexión Cataluña pasó de ser un Condado a un Principado, que no se debe confundir o relacionar en modo alguno con el príncipe heredero de un reino (en la época el heredero a la Corona de Aragón recibía el título de Duque de Gerona o príncipe de Gerona), y que convertía a Cataluña en una división administrativa de la corona aragonesa.






Este personaje, Wifredo el Velloso, como había tantos condes y tantos reyes la gente les ponía apodos para no liarse, le salían pelos donde nunca se le vieran a ningún ser humano, de ahí su apodo, jamás gozó de este estátus, ni siquiera en la propia Cataluña donde gobernaba, es decir, no tenía el reconocimiento legal, ni siquiera, de sus propios conciudadanos, pero, hay que tener en cuenta el contexto en el que se vivía en aquellos años, que no era otro que la invasión musulmana, y la gente del pueblo, se refugiaba donde estaba el poder de las armas, como es natural. Este personaje, de origen visigodo, descendiente de la casa condal de Carcasona, cuya familia mayor conservó el condado de esa ciudad, la menor, integrada por Sunifredo de Barcelona (padre de Wilfredo) y su hermano Suñer de Ampurias, pasó a Cataluña, donde personificarían la lealtad a Carlos el Calvo y sus descendientes. En la imagen, Wilfredo el Velloso.
















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