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Tema: -90º: la temperatura más baja de la historia

  1. #1
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    -90º: la temperatura más baja de la historia

    De acuerdo a un comentario a la nota la misma investigación la habría realizado la Argentina hace 40 años.
    Revelan el motivo de la temperatura más baja de la historia: casi -90º


    Según los investigadores, se registró en la Antártida en julio de 1983.


    Una investigación reveló las causas que llevaron a registrar la temperatura más baja de la historia, -89,2º, alcanzada en la Antártida en julio de 1983, por efecto de una corriente de aire frío que se situó en la meseta antártica sin dejar paso al aire más cálido procedente de latitudes más bajas.

    La investigación, llevada a cabo por la British Antartic Survey(BAS) y el Artic and Antartic Research Institute de Rusia (AARI), indica que esa temperatura récord fue inferior en 30º a la media de 66º que impera en esa zona en el invierno del hemisferio sur.

    La masa de aire frío procedente del océano Antártico se instaló durante diez días sobre la parte alta de la meseta antártica, donde está ubicada la estación científica rusa de Vostok, que registró este récord y que lleva desde 1958 midiendo las temperaturas de la región.

    La corriente impedía que llegasen a esta zona masas de aire más cálido procedente de latitudes más bajas, lo que aisló la estación y creó las condiciones para que se dieran temperaturas tan extremas.

    Además, la ausencia de nubes y una capa de minúsculas partículas de hielo suspendidas en el aire -fenómeno conocido como diamante en polvo- contribuyeron a que el calor procedente de la superficie se perdiera en el espacio.

    La meseta antártica del este, donde se sitúa Vostok, está muy lejos del océano y a una altitud de 3.488 metros, lo que la hace extremadamente fría, de forma que se podrían alcanzar los -96º si se llegase a un periodo de aislamiento provocado por corrientes frías semejante a la que asoló Vostok en julio de 1983.

    "El estudio permitió simular con éxito la rápida pérdida de calor en este periodo de 10 días, lo que ayudará al desarrollo de modelos climáticos utilizados para predecir la evolución futura del clima de la Antártida", explicó el investigador de la BAS y autor del estudio, John Turner.

    Turner señaló que la Antártida todavía no sufrió los efectos del calentamiento global de la misma manera que la zona ártica, pero que en el próximo siglo se espera que se vea afectada por la subida generalizada de las temperaturas mundiales consecuencia del efecto invernadero, por lo que dudó de que se pueda repetir este récord.

    Para Turner, esta investigación confirmó lo extremos que pueden ser los fenómenos naturales y nos alerta de la necesidad de estar atentos por si vuelven a producirse estas anomalías meteorológicas.

    La tecnología utilizada en este estudio se basó en una combinación de gráficos meteorológicos, imágenes de satélite, y registros de temperatura, presión atmosférica, velocidad y dirección del viento tomados cada seis horas.
    MinutoUno · Revelan el motivo de la temperatura más baja de la historia: casi -90º



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  2. #2
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    Respuesta: -90º: la temperatura más baja de la historia

    Todo el texto no merece sino dos consideraciones:

    El calentamiento global es un fraude, tal como se muestra en el escándalo montado alrededor de la falsedad de las informaciones del IPCC. Se puede hacer un seguimiento de la noticias acerca de este tema en la Prensa. Un diario que no duda en destapar la farsa es LD CIENCIA y ahora lo que se está planteando ante la extrema dureza de este otoño-invierno, es la posibilidad de una etapa glacial de unos 20 a 30 años de duración, tal y como ha sucedido ya en otras ocasiones a lo largo de la historia geológica y la Historia de la humanidad.

    La otra consideración es relativa a la "perversión" del lenguaje: "...la temperatura más baja de la Historia..." Sólo es admisible como la más baja de la etapa histórica en la que se cuenta con registros instrumentales y que, en consecuencia, supuestamente dan mediciones fiables. Es decir, sólo desde que se empezaron a establecer bases científicas en la Antártida se ha podido proceder de ese modo, pero en modo alguno con anterioridad. Vamos, desde ayer mismo sin ir más lejos. Por tanto, se ignora por completo cuál haya podido ser dicha temperatura "más extrema" no especificando si se trata de la historia geológica o la relativa a la existencia del ser humano sobre la Tierra.

    Es la clásica noticia veteada de cientificidad, pero cargada de frivolidad. Podrían muy bien haber especificado que fue la más baja del Siglo XX, o de los últimos 100 años... pero no, nada menos que de toda la Historia, y luego quieren que se les tome en serio.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  3. #3
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    Respuesta: -90º: la temperatura más baja de la historia

    Y ahora pueden empezar a hablar del enfriamiento global, aunque por estas latitudes nos venimos asando desde comienzos del verano:

    Tal y como anunció la NASA en 2006, el Sol entrará en un proceso de “hibernación” dentro de 20 ó 30 años, según un estudio independiente realizado por el Space and Science Research Center (SSRC) de Florida y recogido por el diario Expansión.

    De acuerdo con dicha información, el nuevo ciclo solar provocaría la llegada de una gran ola de frío al planeta. Este pronóstico confronta directamente con la teoría del calentamiento global y las emisiones de CO2 del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
    El calentamiento puede convertirse en una era glaciar o, como mínimo, de enfriamiento global.
    La NASA ya advirtió de que la superficie del Sol experimenta importantes cambios. "La velocidad media a la que avanza el cinturón solar se ha decelerado (...), nunca habíamos observado una velocidad tan baja y un cinturón lento implica una actividad solar más baja", afirmó el organismo.
    Del calentamiento al enfriamiento global - 20minutos.es



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  4. #4
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    Respuesta: -90º: la temperatura más baja de la historia

    Yo solo sé que este año estoy encendiendo la calefacción mucho mas que el año pasado.
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  5. #5
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    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    Y ahora pueden empezar a hablar del enfriamiento global, aunque por estas latitudes nos venimos asando desde comienzos del verano:



    Del calentamiento al enfriamiento global - 20minutos.es
    Los grandes cambios climáticos en la Tierra se han producido siempre de dos modos principales: de forma súbita (en muy pocos años) por causas cósmicas incluidas las variaciones en la actividad solar; y de forma gradual y muy lenta debido a la deriva continental. Además, hay ciclos más o menos regulares y según tales ya debería corresponder una era glacial.

    Además, un calentamiento previo traería como resultado la llegada de dicha era. En cuanto se deshelase el Ártico se interrumpiría la "Corriente del Golfo", que es una especie de "calefacción" que templa el Atlántico Norte e impide que las borrascas que nos llegan del oeste sean de nieve y hielo. De algún modo es una especie de "cortahielos" que impide la conexión entre el clima siberiano y el de Canadá y USA sobre Europa. Otras consecuencias de dicho calentamiento sería la transformación total del clima oceánico del Pacífico, con las consabidas consecuencias sobre todo el territorio asiático. Esto se traduciría en un enfriamiento progresivo irreversible y la llegada de la nueva era glaciar.

    Pero mientras esto no pasa de mera especulación argumentativa, lo que si son datos verdaderos es que la influencia del Sol es decisiva en la configuración y modificación de los climas. Y, al igual que la influencia de éste, la que ejercen sobre el Sistema Solar las condiciones de las distintas regiones de la galaxia que atraviesa el Sist. Solar en su traslación alrededor del centro galáctico.

    En estos momentos el Sist. Solar está atravesando zonas en las que abundan los campos magnéticos, de emisiones de radiación cósmicas más intensa de lo habitual, así como de nubes interestelares compuestas por partículas de polvo estelar y átomos de gases que principalmente suelen serlo de hidrógeno.

    Uno de dichos campos magnéticos parece estar interactuando fuertemente con el Sist. Sol. frenando lo que se llama "viento solar" de tal modo que esta situación afecta al campo magnético del Sol o "Heliosfera". Todo ello se traduce en formas energéticas que afectan a la estrella provocando en ella situaciones "anómalas", pero que lo son para nosotros, ya que hasta ahora la ciencia no había dispuesto ni de conocimientos ni de instrumentos de observación y análisis adecuados. Sin embargo, y para tranquilidad de todos, se trata de actividades "normales" que se han dado ya con anterioridad y aquí seguimos dando la lata.

    No obstante, se está realizando un seguimiento intensivo y el mínimo de actividad solar también es cíclico. En cuanto al seguimiento del campo magnético mencionado, de ello se ocupa una sonda denominada IBEX o "Interstellar Boundary Explorer" que se traduce por "Explorador de la Frontera Interestelar".

    El aparente incremento de las anomalías climáticas es parejo con el incremento de las comunicaciones. ¿Qué significa esto? Pues que dichas alteraciones en mayor o menor intensidad siempre han estado presentes en la vida de los pueblos, pero antes la gente no se enteraba de lo que sucedía a 100 km y mucho menos a varios miles, mientras que hoy el seguimiento es inmediato e in situ, se hace en directo. Baste pensar en cómo se hubiera tratado la noticia hace 100 años, por ejemplo, del atentado a las torres gemelas del TWC, o del terremoto de Haití.

    Mientras tanto, la hipótesis del calentamiento global ha surgido de la recogida de informaciones dispersas, se han producido ocultaciones deliberadas que contrarrestaban observaciones, y hay intereses políticos y económicos detrás. Los principales impulsores han sido Greenpeace así como organizaciones empresariales y estatales empeñados en un "cambio de modelo económico". Podemos sospechar incluso de que detrás hay hasta intereses estratégicos de tipo militar. Pero este es ya otro tema para tratarlo aparte, aunque ya hay algún hilo abierto al respecto.
    Última edición por Valmadian; 06/02/2010 a las 00:55
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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  6. #6
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    Respuesta: -90º: la temperatura más baja de la historia

    Cita Iniciado por Reke_Ride Ver mensaje
    Yo solo sé que este año estoy encendiendo la calefacción mucho mas que el año pasado.
    En realidad no tiene demasiada relación. Podría ser cierto ese supuesto calentamiento global y seguiría habiendo inviernos muy fríos. Entre las afirmaciones de los calentólogos están las del aumento de las temperaturas en escasísimos grados. Son tan pocos que se caen de puro absurdo: si la temperatura promedio en el Ártico es de 42º negativos ¿qué efectos tendría que subiese a 40 o quizás a 39º bajo cero? Y siempre me acuerdo del significado del nombre de Groenlandia, es decir, "Tierra verde".
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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  7. #7
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    Los principales impulsores han sido Greenpeace así como organizaciones empresariales y estatales empeñados en un "cambio de modelo económico". Podemos sospechar incluso de que detrás hay hasta intereses estratégicos de tipo militar. Pero este es ya otro tema para tratarlo aparte, aunque ya hay algún hilo abierto al respecto.
    No sería extraño ya que Greenpeace es una de las tantas ONGs al servicio del imperialismo inglés. Siempre haciendo campaña contra el desarrollo de la energía nuclear en países emergentes asustando con el fantasma de Chernobyl.

    P.D.: un lujo tener usuarios con tu erudición



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  8. #8
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    Respuesta: -90º: la temperatura más baja de la historia

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    Y siempre me acuerdo del significado del nombre de Groenlandia, es decir, "Tierra verde".
    Pero se dice que solo fue un señuelo para atraer a los incautos colonos (que esperaban encontrar una especie de Marina d'Or)...estos vikingos eran unos magníficos "políticos".
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  9. #9
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    Respuesta: -90º: la temperatura más baja de la historia

    Cita Iniciado por Reke_Ride Ver mensaje
    Pero se dice que solo fue un señuelo para atraer a los incautos colonos (que esperaban encontrar una especie de Marina d'Or)...estos vikingos eran unos magníficos "políticos".
    ¡Je,je! El elemento conocido como Erik el Rojo, (en castellano y a causa del color de su pelo) o Erik Thorvaldsson (hijo de Thorvald), y también Erikur Raudi, no era ningún politicastro. En una riña se cargó a dos y fue enviado al exilio. Llegó a Groenlandia, la cual recorrió durante unos tres años y acabó estableciéndose allí. En conjunto se estima que desde Islandia llegaron muchos vikingos y, en el momento álgido, la población estuvo alrededor de los 3.000 pobladores.

    Esta situación se prolongó hasta el conocido como "Mínimo de Maunder" o "Pequeña Era Glacial" que entre 1645 y 1715 fue provocada por una casi inexistente actividad solar. Los inviernos fueron durísimos y tal extremo se ve reflejado en las pinturas flamencas, en las que aparecen los canales de Amsterdam completamente helados y gente patinando sobre ellos. A Groenlandia le afectó especialmente y ello llevó al final de la colonia allí establecida.

    Lo de "Tierra Verde" parece provenir de la costumbre de los vikingos de dar nombre de las tierras que encontraban en función de sus características. Así, un tal Björn HERJULFSSON, que se perdió durante una travesía entre Islandia y Groenlandia, arribó hacia el Oeste a unas tierras nuevas que fue llamando "Helluland" o "Tierra Pedregosa", no siendo demasiado clara a qué parte de Canadá se refería, "Markland" o "Tierra Boscosa" o de "Bosques" y "Vinland" o "Tierra de Viñas", que puede ser Terranova y es que allí encontró al parecer vides silvestres.

    Detrás de este navegante, salió también uno de los hijos de Erik, un tal "Leif" y llegaron a establecer algunos poblados. Por eso hay quienes sostienen que Colón no descubrió América, pues estos acontecimientos se dieron en los siglos XI y XII, aproximadamente. Lo real es que Colón si descubre América, y es que fue él quien la dio a conocer al mundo, comenzando su colonización en firme, algo que estos aventureros vikingos nunca hicieron.

    De todas estas cosillas se pueden encontrar referencias en la "inefable" Wiki, aunque para profundizar se haya de recurrir a otras fuentes.
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    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

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  10. #10
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    Respuesta: -90º: la temperatura más baja de la historia

    Pequeña Edad de Hielo

    De Wikipedia, la enciclopedia libre


    La Pequeña Edad de Hielo fue un período frío que abarca desde la mitad del siglo XIV a la mitad del siglo XIX. Este periodo frío puso fin a una era extraordinariamente calurosa llamada Óptimo climático medieval. Hubo tres máximos, sobre 1650, sobre 1770, y 1850. [1] Se pensó inicialmente que la PEH era un fenómeno global pero veremos que esto no es así. Bradley y Jones, 1993; Hughes y Díaz, 1994 y Crowley y Lowery, 2000 IPCC, describen el PEH como una época donde el Hemisferio Norte tuvo un modesto enfriamiento de menos de 1°C.
    En el Hemisferio norte



    Escena en el Hielo, Hendrick Barentsz, 1625. El crudo frío del invierno de 1608 inspiró esta escena que aunque se consideró "típica" del PEH, sólo se pintó durante el periodo 1565-1665.
    La Pequeña Edad de Hielo trajo inviernos muy fríos a muchas partes del mundo, pero la documentación más completa está en Europa y América del Norte. A mediados del siglo XVII, el avance de los glaciares de los Alpessuizos, afectó a pueblos enteros. El Río Támesis, los canales y los ríos de los Países Bajos se helaron a menudo durante el invierno, y las personas aprovecharon para patinar. En el invierno de 1780, el Puerto de Nueva York se heló, y debido a esto la gente pudo caminar de Manhattan a la Isla de Staten. El hielo del mar que rodea Islandia se extendió varios kilómetros en todas direcciones, lo cual provocó el cierre de los puertos de la isla.
    Los inviernos severos afectaron a la vida humana. La población de Islandia descendió a la mitad, y las colonias vikingas en Groenlandia desaparecieron. En América del Norte, los nativos americanos protestaron por la escasez de comida.
    Durante muchos años, la nieve cubría la tierra durante muchos meses. Muchas primaveras y veranos eran fríos y lluviosos, aunque había una gran variabilidad entre unos años y otros. Las cosechas en toda Europa tuvieron que adaptarse a la corta estación de cultivo y había muchos años de carestía y hambre. Las violentas tormentas causaron inundaciones masivas y la pérdida de vidas fundamentalmente afectó a daneses, alemanes, y a las costas holandesas. [2]
    La magnitud de los glaciares de montaña era mucho mayor. En 1800 los límites de las zonas de separaciones de acumulación neta de aquellos de ablación neta era aproximadamente 100 m más bajas que en 1975. [3].
    En Etiopía y Mauritania, había nieve permanente en las crestas de las montañas en niveles donde no ocurre hoy. Timbuktu, una ciudad importante en la ruta de las caravanas transaharianas, se inundó 13 veces por lo menos por el río Níger; no hay ningún archivo que recoja inundaciones similares antes o después de la PEH. En China, en la Provincia de Kiangsi, se abandonaron cultivos como las naranjas, que necesitan un clima cálido; dicho cultivo había existido durante siglos. En América del Norte, los primeros colonos europeos informaron también de inviernos severos. Por ejemplo, en 1607 los hielos persistieron en el Lago Superior hasta el 8 de junio. [4]
    La Pequeña Edad de Hielo dejó su impronta en el arte del periodo; por ejemplo, en cuadros del pintor flamenco Pieter Brueghel el Joven, quien vivió de 1564 a 1638, la nieve domina muchos paisajes de pueblos. Burroughs que estudió la pintura de ese periodo observó que la temática se da casi completamente de 1565 a 1665, y supone que el extraordinariamente crudo invierno de 1565 inspiró a los grandes artistas a pintar imágenes muy originales. Hay una interrupción del tema entre 1627 y 1640, con un retorno súbito después de esto; esto indica un interludio más apacible en los 1630. De 1640 a 1660 hay una etapa de pintura holandesa volcada en temas invernales que encaja con la vuelta de inviernos fríos. El declive final del tema en la pintura fue alrededor de 1660, y no coincide con una mejora del clima; Burroughs pone las cautelas oportunas respecto a intentar sacar muchas conclusiones de estos hechos. No obstante observa que esa pintura del invierno se repite alrededor de 1780 y 1810, en que de nuevo hubo un periodo más frío.
    Otra persona famosa que vivió durante el PEH fue Antonio Stradivari, el conocido fabricante de violines. Los climas más fríos causaron que la madera de los árboles fuera más densa; a esto se atribuye parcialmente el extraordinario tono de las creaciones de Stradivari.
    En el hemisferio sur

    Un núcleo de hielo desde la parte oriental de la Cuenca Bransfield, identifica claramente en la Península Antártica acontecimientos propios de la Pequeña Edad de Hielo y del Óptimo Climático Medieval[5]. Estos acontecimientos cubren aproximadamente los últimos 300 años, es decir de 1700 en adelante, y muestran condiciones de tiempo no frías que se presentan durante gran parte del período llamado "Pequeña edad de hielo". Esto ilustra la no globalidad de la PEH.
    Núcleos de hielo que van desde el Glaciar Superior de Fremont en América del Norte y el casquete de hielo Quelccaya en los Andes peruanos; (América del Sur) muestran cambios similares durante la PEH. [6]
    Los núcleos de Law Dome muestran niveles más bajos de CO2 durante el periodo 1550 - 1800 d.C., probablemente como resultado de un clima global más frío. [7]
    Núcleos sedimentarios (Gebra-1 y Gebra-2) en la Cuenca de Bransfield, Península Antártica, tienen indicadores glaciales, según las variaciones del hielo del mar, durante el periodo de la PEH. [8]
    La historia de los corales del Pacífico tropical indica que la actividad más intensa de la Oscilación Sur de El Niño ocurrió a mediados del siglo 17, durante la Pequeña Edad de Hielo. [9]
    Los modelos del clima

    En el Atlántico Norte, los sedimentos acumulados desde el fin de la última glaciación, hace aproximadamente 12.000 años, muestra aumentos regulares en la cantidad de granos sedimentarios depositados, procedentes de los icebergs que se han fundido en el océano, indicando una serie de periodos fríos (1-2ºC) que se repiten cada 1.500 años aproximadamente.
    El más reciente de estos periodos fríos fue la Pequeña Edad de Hielo. Estos mismos periodos fríos se han descubierto en sedimentos existentes en África, pero los periodos fríos parecen ser más grandes, oscilando entre (3-8ºC). [10]
    Las causas

    Los científicos han identificado dos causas de la Pequeña Edad de Hielo fuera de los sistemas de interacción océano-atmósfera, una actividad solar disminuida y la actividad volcánica aumentada. Otras personas investigan influencias más ambiguas como la variabilidad natural del clima, y la influencia humana. Algunos también han especulado que la despoblación de Europa durante la Peste negra, y la disminución resultante en el rendimiento agrícola, pudiera haber prolongado la Pequeña Edad de Hielo.
    La actividad solar



    Variación de las temperaturas globales entre los años 1 y 2000


    Durante el periodo 1645-1715, en mitad de la Pequeña Edad de Hielo, la actividad solar reflejada en las manchas solares era sumamente baja, con algunos años que no había ninguna mancha solar. Este período de baja actividad de la mancha solar es conocido como el Mínimo de Maunder. El eslabón preciso entre la baja actividad de las manchas solares y las frías temperaturas no se han establecido. Pero la coincidencia del Mínimo de Maunder con el periodo más profundo de la Pequeña Edad de Hielo sugiere que hay una conexión. [11] Otros indicadores de la baja actividad solar durante este período son los niveles de carbono-14 y berilio-10. [12]



    Los acontecimientos de la actividad solar quedaron grabados en el carbono radioactivo.
    La actividad volcánica


    A lo largo de la Pequeña Edad de Hielo el mundo experimentó también una actividad volcánica elevada. Cuando un volcán entra en erupción, sus cenizas alcanzan la parte alta de la atmósfera y se pueden extender hasta cubrir la tierra entera. Estas nubes de ceniza hacen que no llegue la radiación solar entrante, llevando a una disminución de la temperatura a nivel mundial. Pueden durar hasta dos años después de una erupción. También se emitió durante las erupciones azufre en forma de gas SO2 . Cuando este gas alcanza la estratosfera se convierte en partículas de ácido sulfúrico que reflejan los rayos del sol reduciendo la cantidad de radiación que alcanza la superficie de la tierra. En 1815 la erupción de Tambora en Indonesia cubrió la atmósfera de cenizas; el año siguiente, 1816, fue conocido como el Año sin verano, cuando hubo hielo y nieves en junio y julio en Nueva Inglaterra y el Norte de Europa.
    La Pequeña Edad de Hielo en España

    Salas y otros (Nuestro Porvenir Climático, 2001) mencionan que el Ebro se heló siete veces entre 1505 y 1789. En 1788 y de nuevo en 1789 el río permaneció helado durante quince días. El libro también menciona la presencia de una extensa red de neveros, o pozos de nieve, ventisqueros y glaciares que se construyeron y mantuvieron entre los siglos XVI y XIX a lo largo del Mediterráneo oriental, algunos ubicados en áreas donde no nieva en la actualidad un solo día al año. El almacenamiento y distribución de hielo eran un negocio vivo que involucraba secciones enteras de la población rural.
    Hay también una amplia evidencia de que durante ese período los glaciares se extendieron en los Pirineos, fundiéndose desde entonces. Es más, los remanentes del glaciar de Sierra Nevada que finalmente sucumbió al final del siglo XX, se originaron en este momento, y no eran, como a veces se dice, restos de la última verdadera Edad de Hielo. Los últimos verdaderos glaciares de Sierra Nevada y los Picos de Europa se fundieron a finales del siglo XIX. Se cree que las temperaturas en Europa durante el llamado Óptimo climático medieval entre los siglos IX al XIII debió haber sido entre 1º y 1.5ºC superior a la temperatura actual, suficiente para que estos glaciares, e incluso los de los Pirineos, se hubieran fundido. Los actuales glaciares de los Pirineos se formaron principalmente durante este periodo frío y han estado fundiéndose despacio desde entonces. El área de la superficie total de los glaciares en la vertiente española de los Pirineos ha descendido desde las 1.779 ha en 1894 a 290 ha en el año 2000.
    Martin y Olcina en Clima y Tiempo señalan en España cuatro períodos de sucesos catastróficos (mitad del siglo XV, 1570-1610, 1769-1800 y 1820-1860) señalados por lluvias intensas, nevadas y tormentas en el mar. Éstos se mezclaron con los interludios de severas sequías.
    Otro estudio de A. Sousa y P. García-Murillo en 2003 se fija en los cambios en el humedales de Andalucía (específicamente, Doñana) al final de la Pequeña Edad de Hielo. Los autores encontraron que la Pequeña Edad de Hielo se caracterizó por periodos más lluviosos alternando con otros de sequía. Otros autores creen que la PEH se caracterizó en el sur de la Península Ibérica por un aumento de la lluvia, mayor frecuencia de las inundaciones y de la sedimentación en la Europa mediterránea.
    El fin de la Pequeña Edad de Hielo

    Alrededor de 1850, el clima del mundo empezó a calentarse de nuevo y puede decirse que la Pequeña Edad de Hielo se acabó en ese momento. Algunos científicos creen que el clima de la Tierra todavía se está recuperando de la Pequeña Edad de Hielo y que esta situación se suma a las preocupaciones del cambio del clima causado por el hombre.

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    Respuesta: -90º: la temperatura más baja de la historia

    ¿Calentamiento global?



    TOMADO DE
    GUIA POLITICAMENTE INCORRECTA DE LA CIENCIA
    Capítulo 10
    Por: Tom Bethell
    Traducción de Mario Lamberti
    Todos hemos oído hablar del escenario. El planeta se encuentra envenenado por un desastre ecológico, debido a que el hombre está contaminando la atmósfera y calentando la Tierra. El calentamiento global derretirá las capas de hielo polares y producirá la subida del nivel del agua de los océanos, sumergiendo grandes zonas de Miami, Nueva York y de otras ciudades costeras. Si usted vive en Manhattan, haría bien en trasladarse a South Jersey; o, mejor aún, a Omaha, en Nebraska. Usted pensará que ante tales predicciones alguien habrá estado estudiando los datos durante mucho tiempo. Al menos, eso es en lo que usted confía. Pero el calentamiento global se convirtió en el juego preferido de los estudiosos del medioambiente sólo a partir de los últimos años de la década de 1980. Antes de eso, algunos creían que la Tierra se estaba enfriando, no calentándose. «La caída de la producción alimentaria podría iniciarse muy pronto, tal vez dentro de tan solo diez años», advertía Newsweek el 28 de abril de 1975. «Las hambrunas que se producirían podrían ser catastróficas». Para detener el enfriamiento global algunos expertos propusieron derretir la capa de hielo del Ártico. Ahora lo que nos dicen que debemos temer es exactamente eso. ¿Qué está pasando aquí? Según las estadísticas más fiables de la temperatura de la superficie terráquea de todo el globo, que no llegan más allá de 1861, se produjo un periodo de calentamiento en la primera parte del siglo XX, que duró desde 1910 a 1940. Tal periodo fue seguido de otro de enfriamiento que duró desde 1940 a 1975. Desde 1975, hemos experimentado una tendencia hacia un suave calentamiento. Los tres periodos combinados nos dan una temperatura de la superficie que aumentó quizás 0,5 grados centígrados durante todo el pasado siglo XX. Pero hay un problema. Las mediciones de las temperaturas atmosféricas de los satélites no concuerdan con estas lecturas de la temperatura de la superficie terrestre.
    Las mediciones a través de satélite empezaron en 1979, y no han mostrado un incremento significativo en la temperatura atmosférica durante el último cuarto de siglo. Las lecturas mediante sondas mostraron un único incremento en 1976-1977. Desde entonces, sin embargo, las temperaturas parecen haberse estabilizado. Los expertos en medioambiente creen que el calentamiento experimentado durante el pasado siglo se debió a la actividad humana, básicamente a la quema de combustibles fósiles. Su combustión produce dióxido de carbono, uno de los varios «gases invernadero». El metano es otro. El argumento que mencionan es que su llegada a la atmósfera produce una nube invisible que rodea a la Tierra, lo que causa que la salida de calor hacia el espacio exterior se haga algo más difícil que en su absorción inicial por la Tierra (por la luz solar). Este es el Efecto Invernadero. Y su consecuencia es que la Tierra se calienta. El efecto en sí no es puesto en duda por los científicos. Pero el hecho de que las emisiones de dióxido de carbono producidas por el hombre hayan sido suficientes para haber causado un incremento de la temperatura global del planeta durante los últimos treinta años es un tema de profundo debate. El dióxido de carbono en sí mismo es una sustancia benigna y esencial. Sin él no crecerían las plantas, y sin ellas los animales no podrían vivir. Por consiguiente, el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera facilitará un crecimiento más abundante en árboles y plantas, en bosques y junglas. Los datos indican que el dióxido de carbono emitido por el hombre no ha sido suficiente para aumentar las temperaturas globales. El periodo 1940-1975 fue una época de considerable consumo de combustibles fósiles y las fábricas que quemaban carbón emitieron humos sin que ningún partido verde o ministro de Medio ambiente tratasen de restringir su utilización. Sin embargo, la Tierra experimentó un suave enfriamiento. También es necesario decir que si el calentamiento global causado por el hombre es algo real, las temperaturas atmosféricas al igual que las de la superficie terrestre habrían experimentado un fuerte aumento. Pero esto no ha sucedido. Los aumentos se registraron sólo en los últimos años de la década de 1970; y, probablemente, fueron causados por una anomalía solar y no por algo producido por el hombre. Es muy importante conocer dónde se verifica la lectura de las temperaturas. En Estados Unidos ha sido identificado «un efecto isla de calor urbano». Si se construye una pista de aterrizaje cerca de una estación meteorológica, se comprobará que la temperatura de los alrededores aumenta. Todo esto resulta perfectamente razonable. Pero cuando hoy día se trata con los ecologistas uno se encuentra con que a menudo hay una falta de sentido común. Mientras tanto, la Antártica se está enfriando aunque Groenlandia se caliente.

    Nos gustan los setenta
    El primer Día de la Tierra se celebró en 1970, una fecha nostálgica para los ecologistas de hoy día. Participaron en la celebración veinticinco millones de personas, y el Congreso aplazó sus sesiones para «escuchar» las peticiones de sus participantes. En una rápida sucesión, el Congreso pasó a celebrar el día del Aire Puro, el del Agua Pura y el de las Especies Amenazadas. Se creó con prisas la EPA. En 1980, el informe pesimista de previsiones de Jimmy Cárter «Global 2000» establecía las condiciones globales que se esperaba prevalecerían a finales del milenio. Pero en ese informe no había ninguna mención sobre el calentamiento global. En 1990, el calentamiento global (junto con la tan cacareada pérdida de la «biodiversidad», causada por la destrucción efectuada por el hombre en los diversos hábitats) se ha convertido en el tema más popular de los ecologistas. En 1992, representantes de ciento sesenta países se reunieron en Río de Janeiro para la celebración de la Cumbre de la Tierra. El ambiente era claramente antiamericano, con figuras del «Tío Sucio» que sustituía al Tío Sam. El presidente Bush (el padre) se negó a firmar el tratado de biodiversidad, pero firmó un tratado sobre cambio climático. Los signatarios acordaron reducir sus emisiones de dióxido de carbono. Los detalles de los países que habrían firmado el acuerdo quedaron fijados en Kioto, Japón, cinco años más tarde. Las emisiones de gases invernadero se verían reducidas en 2002, quedando por debajo de los niveles de 1990. Ese fue el protocolo de Kioto. Pero el presidente Clinton no sometió el tratado al Senado para que fuese ratificado; estaba seguro de que no sería aceptado. Casi todo el mundo sabía que Estados Unidos era la principal diana del tratado. Se había escogido cuidadosamente la fecha de 1990. Las emisiones de gases en Alemania y en la Unión Soviética todavía eran muy altas entonces.
    La Alemania Federal acababa de integrar a la Alemania del Este, que seguía utilizando ineficaces plantas de carbón. Una vez que tales plantas fueron modernizadas, las emisiones de Alemania descendieron, cumpliéndose así la exigencia de que los niveles se redujeran por debajo de los existentes en 1990. Lo mismo sucedió con la Unión Soviética. Tras su colapso, en 1991, la actividad económica descendió en casi un tercio. Hoy día, Rusia todavía se encuentra por debajo de sus antiguos niveles de emisión. En el caso de Francia, la mayor parte de su electricidad procede de la energía nuclear; una energía que los ecologistas están de acuerdo en reconocer que no produce los efectos del calentamiento global, si bien ha sido demonizada por otras razones. De acuerdo con el protocolo de Kioto, las emisiones en Estados Unidos tendrían que reducirse tanto — uizás en un tercio— que el único resultado seguro que se conseguiría con ello sería el de una grave recesión económica. Mientras tanto, los países pertenecientes al Tercer Mundo seguirían estando exentos, incluyendo a China e India. Al igual que Estados Unidos, Australia se negó a ratificar el tratado. Treinta y cinco países, la mayoría europeos, estuvieron de acuerdo en reducir sus emisiones de CO2. Pero no existen mecanismos coercitivos y el posible fraude es ilimitado. Fred Singer, físico especialista en temas atmosféricos de la Universidad George Masón y fundador del Proyecto de Ciencia y Política Medioambiental es un gran detractor del calentamiento global. En defensa de la posición anti-Kioto mantenida por Estados Unidos, ha dicho: «Se nos ha pedido que compremos una póliza contra un riesgo que es muy pequeño, en el caso de que lo haya, y por la que hemos de pagar un alto precio. Se nos exige que reduzcamos el uso de la energía, no en un pequeño porcentaje sino, de acuerdo con el protocolo de Kioto, en un 35 por ciento en los próximos diez años, lo que significaría eliminar un tercio de toda la energía en uso, la utilización de un tercio menos de fuerza eléctrica y, quizás, la eliminación de un tercio de nuestro parque móvil.
    Eso constituiría un daño enorme para nuestra economía y un grave golpe para nuestra gente, especialmente para el sector más débil de la población». Mientras tanto, la retórica —ya que no el planeta— se va calentando más y más. El auténtico miedo lo constituye la propia retórica. Cualquier suceso climatológico inusual se podrá vincular ahora al cambio climático. Entrevistado por el actor cinematográfico Leonardo di Caprio en 2000, el ex presidente Clinton dijo que si no cambiamos nuestros modos de vida «las capas de hielo polar se derretirán más rápidamente, elevándose el nivel de las aguas». El clima de toda Norteamérica podría cambiar con «más inundaciones, más olas de calor, más tormentas y, en general, un mayor número de graves acontecimientos meteorológicos ». A menos de veinticuatro horas de producirse el tsunami de diciembre de 2004, CBS Evening News hacía, referencia a unos «expertos en climatología» anónimos que desplegaban un gráfico que contenía tan solo las palabras «calentamiento global» y «tsunamis». Dan Rather, del News, salmodiaba: «Los expertos en climatología avisaban hoy que los tsunamis podrían convertirse en algo más común y más devastador en todo el mundo. Citan un número de factores, incluyendo un progresivo incremento en el nivel de las aguas oceánicas, que suponen está causado por el calentamiento global y el crecimiento de las poblaciones de las zonas costeras».
    Pruebas del calentamiento: observe un partido de hockey
    La afirmación de que el planeta se está calentando está basada en el conocimiento que tenemos de temperaturas del pasado. Teniendo en cuenta que los expertos en climatología aceptan, por lo general, que las temperaturas habidas a lo largo del pasado siglo se incrementaron como mucho en un grado, es necesario que tal conocimiento se concrete. Pero es necesario señalar que el conocimiento que tenemos de las antiguas temperaturas solamente se puede conseguir de forma indirecta. Para descifrar las temperaturas de los siglos pasados los científicos se basan en los anillos forestales, las perforaciones árticas, los componentes del hielo y los esqueletos de organismos marinos depositados en el mar de los Sargazos. No obstante, el gráfico que se muestra más eficaz para persuadir a los expertos de que están sucediendo cosas peligrosas tiene un eje horizontal que cubre un periodo de mil años, y otro vertical con unidades de temperatura separadas por fracciones de grado. La línea de la temperatura es básicamente horizontal, declinando quizás un poco durante novecientos años y ascendiendo después de forma abrupta a niveles más cálidos durante los últimos cien años. Esta línea se conoce como «el bastón de jockey», con una larga asa que representa los nueve siglos, y la parte plana que se refiere al último siglo. Todos los gráficos del calentamiento, incluyendo el bastón de hockey, se basan en «modelos» matemáticos que se extrapolan de un pasado vagamente conocido y que van hacia un futuro desconocido. El Panel Intergubernamental del Cambio Climático estima, de forma muy arriesgada, un incremento de cinco grados centígrados de la temperatura global del planeta durante el siglo XXI. Advierte que para prevenir tal cambio se necesita un presupuesto de doscientos mil millones de dólares anuales. Si se ponen en práctica las soluciones establecidas, los expertos de Naciones Unidas afirman que los incrementos de temperatura podrán ser previstos con un margen de seis años. Cuando se comparan datos procedentes de diferentes fuentes se producen grandes críticas sobre estos cálculos del calentamiento global. Por ejemplo, la temperatura de zonas arbóreas durante el siglo XX puede compararse con las recogidas mediante instrumentos meteorológicos. Tal comparación arroja ciertas dudas sobre el calentamiento global porque los datos difieren en las décadas más recientes, cuando se supone que se produjo el mencionado calentamiento. Durante los primeros años del siglo, las cifras recogidas en las zonas arbóreas y las recogidas mediante instrumentos eran similares, pero empezaron a diferenciarse de forma significativa después de 1970.
    A partir de 1970, los instrumentos muestran temperaturas más altas que las obtenidas en las zonas arboladas. Una explicación plausible podría ser el efecto de las «islas de calor» de las zonas urbanas. Muchos de los termómetros utilizados están situados dentro o cerca de importantes centros urbanos, en los que los edificios, el pavimento y la actividad industrial favorecen el aumento de la temperatura ambiente, a veces en varios grados. Como contraste, las muestras recogidas en los anillos arbóreos eran las típicas de las zonas forestales. Así pues, es probable que los datos recogidos en los instrumentos de medición, en los que está basada la teoría del bastón de hockey, se vean influidos por el efecto cálido típico de las «islas de calor».
    El informe del «bastón de jockey» fue publicado por primera vez en 1998, por el climatólogo Michael Mann, de la Universidad de Virginia. Inmediatamente fue utilizado por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático para promover la idea de que teníamos en nuestras manos una crisis sin precedentes. Pero el informe también arrojaba algunas dudas porque durante años los climatólogos habían estado de acuerdo en que durante el segundo milenio de nuestra era, las temperaturas globales no habían sido tan invariables como afirmaba el gráfico de Mann. Ha habido subidas y bajadas en las temperaturas, periodos tanto de calentamiento como de enfriamiento. Al inicio del primer milenio, allá por el año 1000, hubo una etapa que recibió el nombre de Periodo Cálido Medieval, que perduró hasta el periodo conocido como Pequeña Edad de Hielo que tuvo lugar durante los siglos XIV y XV. Ambos periodos duraron varias centurias. El periodo cálido se vio acompañado de una prosperidad floreciente, con el desarrollo de los conocimientos y del arte en Europa, lo que demuestra que resultó muy beneficioso en general. La producción agrícola se incrementó con la subida de las temperaturas. Los pantanos y humedales —los que hoy denominaríamos «tierras húmedas»— terminaron por secarse, eliminando las zonas propicias para el desarrollo de los mosquitos que propagaban la malaria. La mortalidad infantil decreció, aumentando la población. Desde 1100 a 1300 la población de Europa pasó de cuarenta a sesenta millones. Una de las consecuencias que tuvo esta etapa cálida fue el asentamiento en Groenlandia de los vikingos procedentes de Islandia. Durante los siglos XII y XIII lograron una etapa de prosperidad; no obstante, empezaron a tener dificultades en la última parte del siglo XIV, con el surgimiento de la Pequeña Edad de Hielo. Finalmente, en el siglo XV, desaparecieron aquellos asentamientos. En una reciente revisión de los documentos que reconstruyen el clima de los anillos forestales se encontraron setenta y nueve estudios que muestran «periodos de al menos cincuenta años que fueron más cálidos que cualquier otro similar periodo de tiempo durante el siglo XX», según las afirmaciones de Willie Soon y Sally Baliunas, de Harvard. Este periodo cálido se ve reflejado en los textos sobre climatología de las últimas décadas; y constituye un embarazoso impedimento para aquellos que aseguran que el calentamiento del siglo XX representó una auténtica anomalía. Los cambios experimentados durante el consumo de combustibles fósiles difícilmente podrían demostrar que el calentamiento global estaba causado por la acción del hombre.
    Perfiles valerosos
    Consideremos en este contexto el experimento del doctor David Deming, profesor ayudante en el Colegio de Geociencias de la Universidad de Oklahoma. En 1995 publicó un documento en el periódico Science en el que se revisaba la prueba que mostraba que los datos de la temperatura de las perforaciones recogían un calentamiento de un grado centígrado, en Norteamérica, durante los últimos cien a ciento cincuenta años. Decía Deming: Con la publicación de mi artículo en Science obtuve una notoria credibilidad en la comunidad de los científicos que investigan el cambio climático. Creían que yo era uno de ellos, alguien que podía pervertir la ciencia poniéndola al servicio de causas sociales y políticas. Así que uno de ellos se puso en guardia. Se trataba de toda una figura en el campo del cambio climático y del calentamiento global. No tuvo inconveniente en enviarme un sorprendente e-mail que decía: «Tenemos que liberarnos del Periodo Medieval Cálido». Mann ya estaba trabajando en ello. Lo que pretendía es otra cuestión, pero el bastón de hockey eliminó aquel molesto Periodo Medieval Cálido. El siglo XX iba a ser el más cálido, al margen de cualquier otro dato. Al mismo tiempo, Deming tuvo su primer enfrentamiento con los informes presentados por los medios de comunicación. Había terminado su artículo de Science con lo que consideraba una afirmación incontestable: «La relación entre causa y efecto y las actividades del hombre y el calentamiento climático no pueden demostrarse más que de forma ambigua en la actualidad». Para decirlo llanamente, las pruebas existentes no garantizaban que el reciente calentamiento climático hubiera sido causado por el hombre. Entonces recibió la llamada de un periodista para discutir con él su artículo de Science. Pero lo único que deseaba debatir era una afirmación del artículo: —¿Quiere decir usted que el calentamiento climático experimentado en Norteamérica pudo haber sido debido a causas naturales? —le preguntó. —Sí —contestó Deming. —Bien; en ese caso me temo que no tenemos reportaje —comentó el reportero—. No es en eso en lo que está interesada la gente. La gente sólo quiere saber si el calentamiento ha sido causado por la actividad humana. Adiós. Y el hombre colgó el teléfono. De este modo Deming se enteró de cómo manipulan los medios de comunicación lo que después oye el público y de donde saca sus propias conclusiones.
    En cuanto los apóstoles del calentamiento global hayan logrado convencer a los gobiernos y a los medios de comunicación de que están experimentando algo sin precedentes, el siguiente paso será proclamar que nos encontramos ante una catástrofe, que las temperaturas seguirán subiendo hasta que llegue el momento dramático en que se inunden las ciudades costeras. Pero ya han empezado a oírse voces razonables que cuestionan estas afirmaciones. Un ayudante de Minas de Toronto, llamado Stephen Mclntyre, que carecía de credenciales como climatólogo, se enfrentó con éxito a la teoría del palo de hockey. Se gastó cinco mil dólares de su peculio para intentar desenmascarar los métodos de Michael Mann. Al principio, éste le suministró cierta información pero después dejó de dársela, alegando que no tenía tiempo para contestar a «cualquier nota frívola» procedente de personas no científicas. Entonces Mclntyre se alió con otro canadiense, un economista de la Universidad de Guelph de nombre Ross McKitrick. En 2003 publicaron un artículo crítico sobre el palo de hockey, afirmando que Mann «utilizaba métodos equivocados que ofrecían resultados carentes de valor». Como réplica, Mann publicó una refutación, revelando algunos datos novedosos que no había mencionado al principio. Su artículo apareció en la prestigiosa publicación británica Nature, que se vio obligada a realizar una corrección parcial basándose en esta nueva información. Mclntyre cree que hay más errores que permanecen sin desvelar. Pero se ha sentido frustrado porque todavía no conoce la fórmula que utilizó Mann para crear su gráfico. El buen profesor se ha negado a soltarla. Otra razonable voz es la de Francis Zwiers, un estadístico del Environment Canadá, agencia gubernamental canadiense, que descubrió que el método estadístico de Mann «produce preferentemente palos de hockey cuando no existe ninguno en los datos». Este hombre se encuentra respaldado por un importante científico alemán, Hans von Storch, que afirma que la técnica de Mann podría estar desestimando de forma seria los cálculos de las temperaturas pasadas. (El doctor Von Storch ha dicho que tiene que enfrentarse a presiones de colegas que temen que los escépticos puedan malinterpretar sus resultados. La ciencia climatológica tiende a «hacer solamente comentarios que sean políticamente correctos», dice). Nuevas investigaciones de la Universidad de Estocolmo sobre las temperaturas históricas sugieren también que en dos o tres períodos ha habido fluctuaciones dos o tres veces tan grandes como las manifestadas en el palo de hockey. Hans von Storch ha dicho: El modelo es siempre el mismo: la importancia de acontecimientos individuales se procesa para que se adecué a los medios y se manifieste con un inteligente componente dramático. Cuando se citan las previsiones para el futuro, se escoge regularmente entre todos los escenarios posibles aquellos en el que aparezcan los índices más elevados de emisiones de gas invernadero, con sus consiguientes y dramáticas consecuencias climáticas. Y se dejan sin mencionar otras plausibles variaciones que presentan aumentos de las emisiones significativamente más bajas.
    ¿A quién sirve esto? Se piensa que el temor puede motivar oyentes, pero se olvida que eso los moviliza exclusivamente a corto plazo... Toda nueva afirmación sobre el futuro climático del planeta deberá ser todavía más dramática que la anterior. Una vez que se hayan pronosticado oleadas de calor apocalíptico, la extinción de las especies animales ya no atraerá la atención. Llegará el tiempo en que se producirá la inversión de la Corriente del Golfo. De esta suerte va creciendo la espiral de la exageración. Cada paso individual puede parecer algo inofensivo; en conjunto, sin embargo, el conocimiento sobre el clima, las fluctuaciones climáticas, el cambio y los efectos climáticos que se suministran al público se distorsionan dramáticamente. Por desgracia, los mecanismos de corrección que existen dentro de la ciencia han fallado. Dentro del campo científico, el expresar abiertamente dudas sobre la evidencia de catástrofes climáticas es visto a menudo como algo inconveniente, porque eso daña a «la buena causa»... El incremento de dramatismo debe ser aceptado, mientras que cualquier corrección de estas exageraciones se ve como algo peligroso, porque resulta políticamente inoportuno. Las dudas no se hacen públicas; por el contrario, se pretende que la gente crea en un sólido edificio de conocimientos que sólo necesita ser completado en sus bordes exteriores. Ahora Mann concede que es admisible que las variaciones en las temperaturas pasadas hayan sido mayores de lo que se pensaba. Y dice que el tema merece ulteriores investigaciones que, sin embargo, no deberán ser eclipsadas por cuestiones políticas; añadiendo que realmente ya no necesitamos la teoría del palo de hockey. «Nuestros adversarios tendrían que hacernos creer que todo el argumento del cambio climático a causa del hombre descansa en nuestra construcción teórica del bastón de jockey —dice—. Pero, de hecho, algunas de las pruebas más evidentes nada tienen que ver con ella, pues se ha ido mucho más allá de nuestra curva». Pero Nature ha apuntado recientemente que «muchos de los investigadores sobre climatología creen que fue prematuro por parte del Panel Intergubernamental del Cambio Climático5 dar, en el tema del cambio climático, tanta preeminencia a esa curva visualmente tan sugestiva». Fred Singer, de la Universidad George Masón, dice que a la luz de la nueva información «el bastón de hockey está muerto».
    En su obra Estado de miedo, Michael Crichton también se muestra como un inesperado y poderoso crítico del calentamiento global. Antes de escribir la obra estudió el tema durante un par de años, por lo que pudo añadir una sección titulada «Pensamiento del autor», y un apéndice. Compara la ciencia del calentamiento global con la eugenesia7, y en un discurso pronunciado en Caltech, en 2003, la llegó a comparar con la investigación sobre los extraterrestres (que también se basa en una ciencia falsa, según dijo). Crichton advirtió a los estudiantes de Caltech que sospecharan cuando oyeran que cualquier conclusión científica se basaba en el consenso, como a menudo se nos viene diciendo cuando se habla del calentamiento global. Dijo que el consenso en la ciencia: Es un elemento extremadamente pernicioso que debiera pararse en sus inicios. Históricamente, la reivindicación del consenso ha sido el primer refugio de los granujas; es una forma de evitar el debate, afirmando que el asunto ya está acordado. Siempre que oiga hablar del consenso de científicos sobre un tema u otro, mejor será que tome su mochila y se largue porque se están quedando con usted. Quizás haya algún calentamiento como parte de una tendencia natural que empezó alrededor de 1850 «cuando salimos de una etapa fría que duró unos cuatrocientos años, un periodo conocido como Pequeña Edad de Hielo —dice Crichton. Nadie sabe qué parte de esa tendencia puede ser natural, o qué parte puede estar causada por el hombre». De joven, Crichton estudió en la Facultad de Medicina de Harvard y en el Instituto Salk. El cree que se ha evitado «una discusión abierta y franca» sobre el tema del calentamiento global. Una muestra de ello es que «muchos de los que critican abiertamente el tema del calentamiento global son profesores retirados», dice Crichton.
    Pueden hablar libremente porque ya no pretenden conseguir prebendas ni les preocupa enfrentarse a colegas «cuyos beneficios y ascensos en sus carreras pueden verse comprometidos por sus críticas». Además, según dice Crichton, las principales publicaciones científicas «han tomado posiciones editoriales de parte de la teoría del calentamiento». No quiere identificar esas publicaciones, pero la propia Science es una de ellas. En la mayoría de los temas, aunque por fortuna no en todos, Scientific American se ha entregado al campo de lo políticamente correcto. La politización de la ciencia fue subrayada recientemente cuando la doctora Naomi Oreskes, de la Universidad de California, analizó casi un millar de documentos sobre el calentamiento global publicados desde los primeros años de la década de 1990. Llegó a la conclusión de que el 75 por ciento de esos documentos respaldaban, ya fuera explícita o implícitamente, la opinión consensuada; mientras que, por el contrario, ninguno disentía abiertamente de ella. Su estudio ha sido muy citado, pero sus conclusiones levantaron sospechas. Otros científicos conocieron muchos documentos que disentían de la línea partidista del calentamiento global. Entre ellos se encontraba el doctor Benny Peiser, un veterano conferenciante de la Universidad John Moores, de Liverpool. Peiser dirigió su propio análisis de los citados documentos y llegó a la conclusión de que sólo un tercio de los mismos apoyaban el consenso, y solamente un 1 por ciento lo hacía de forma explícita. Sometió sus hallazgos a Science en enero de 2005, y se le pidió autorización para editar el documento. Pero, posteriormente, se le dijo que no había sido aceptada esa publicación porque sus puntos de vista habían sido «ampliamente divulgados por Internet». Peiser replicó que no había dado publicidad a sus descubrimientos «Sencillamente, no es verdad que ya hayan aparecido por todas partes», le dijo a un periódico de Londres. Entonces Science cambió el argumento diciendo que las investigaciones de Peiser habían sido rechazadas «por un sinfín de razones». No es el único científico cuyos trabajos se han visto rechazados. Dennis Bray, un climatólogo de Alemania, analizó los resultados de un estudio internacional, y demostró que sólo un 10 por ciento de los científicos creían que los cambios climáticos habían sido causados por la actividad humana. Una vez más, Science se negó a publicarlo. «Dicen que eso no encaja con lo que pretenden publicar», comentó Bray. Roy Spencer, de la Universidad de Alabama, toda una autoridad en la medición por satélite de las temperaturas globales, afirma: «Está bastante claro que el equipo editorial de Science se halla más bien interesado en promocionar documentos a favor del calentamiento global. Es el tipo de noticias que tiene más interés». Después de que su propio equipo realizara una investigación para poner en duda el calentamiento global por influencia humana dejó de enviar artículos a Nature y Science, a pesar de que se le consideraba como la máxima autoridad en ese campo. Spencer dijo que la conclusión es evidente: las investigaciones engañosas tienen el camino abierto en las revistas y periódicos más importantes, mientras que sus refutaciones se ven rechazadas. «Otros científicos han vivido las mismas experiencias —dijo—. Las publicaciones tienen un apretado equipo de redactores que están a favor del calentamiento global». Esta atmósfera de rechazo y preocupación constantes ha desacreditado la investigación climatológica. «Se teme que cualquier duda pueda ser utilizada por los políticos para suprimir los trabajos —dijo Benny Peiser—. Pero si las publicaciones se ven supeditadas a las consideraciones políticas, la ciencia se ha acabado».
    La cuestión financiera es determinante. Los científicos saben muy bien quién paga al gaitero, como dice Michael Crichton. Saben que «para que se sigan suministrando fondos es necesario que los resultados de los trabajos sean los que quieren los patrocinadores». Es una especie de variante de la ley Gresham: el dinero sucio ahuyenta las buenas ideas. Los ecologistas se han convertido en deslegitimadores de sus adversarios diciendo que ellos se encuentran «apoyados por la Industria». Pero los estudios realizados por organizaciones ecologistas están «continuamente manipulados», como añade Crichton. Ellos saben muy bien quiénes son los patronos. Myron Ebell, que trabaja en el Competitive Enterprise Institute (CEI), en Washington, D.C., una de las entidades que examinan de forma crítica las afirmaciones sobre el tema del calentamiento global, dice que los grupos de influencia que respaldan la investigación medioambiental constituyen actualmente una industria con un presupuesto de mil seiscientos millones de dólares. Los escépticos como él representan una minoría tan reducida, al lado de los defensores, que la relación entre unos y otros en la zona de Wasington D.C. es de quinientos a uno. Sin embargo, el CEI, que recibe unas subvenciones mínimas en comparación con los grupos de influencia como el Sierra Club, es considerado frecuentemente por los medios de comunicación como «industria subvencionada». Afirma Ebell que el auténtico problema es que los grupos ecologistas «lo tienen todo a su favor, excepto los hechos». Lo que tanto Michel Crichton como otros pueden atestiguar es que el movimiento ecologista se ha convertido en una cuestión de «interés especial» como ningún otro, con grandes presupuestos y propósitos legislativos. Algunos de los especialistas más significativos en medioambiente se han vuelto críticos. En 2004, Michael Shellenberger y Ted Nordhaus escribieron un ensayo de catorce mil palabras que, desde entonces, ha circulado profusamente. Titulado «La muerte del ecologismo», ha provocado «una guerra civil entre los amigos de los árboles», como escribió Nicholas D. Kristof en el New York Times. Los ecologistas con su «Tengo una pesadilla» habían encontrado su contrapartida de la obra Tengo un sueño de Martin Luther King. Shellenberger y Nordhaus escribieron que este mensaje empezaba a desgastarse. De hecho se trataba de un grito de angustia: ¿Por qué no hemos sido capaces de salir vencedores en nuestros principales temas, especialmente en el del calentamiento global? Lo calificaron de «la crisis ecológica más grave del mundo», lo cual (volviendo al tema de la pesadilla) «podía matar a cientos de millones de seres humanos en el próximo siglo». Ellos se remitían a su edad de oro, allá por los primeros años de la década de los setenta, cuando todo el mundo les hacía el juego. «Fue entonces cuando la estrategia política de la comunidad se concretó al utilizar la ciencia para definir el problema como "medioambiental"», decían. La «utilización de la ciencia» fue una táctica que tuvo éxito. Durante veinticinco años nos quedamos deslumbrados con ella. Pero el problema no fue que la utilización de la ciencia hubiera llevado a los ecologistas a proponer «problemas técnicos» desagradables, como creían Shellenberger y Nordhaus. La cuestión era que, para empezar, su ciencia nunca resultó muy buena. Y a medida que su inadecuación se hizo más evidente, las tácticas del miedo al calentamiento global utilizadas por sus apóstoles se volvieron cada vez más llamativas.

  12. #12
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    El año sin verano


    El 18.07.06, en Clima, Geo, por alpoma
    El verano de 1816 no puede decirse que fuera caluroso, ni siquiera que pareciera remotamente un verano. En el que fuera conocido como año sin verano, se vivió en todo el mundo una crisis climática extrema que originó graves problemas políticos, económicos y sociales en muchos lugares. En aquel verano tenebroso, Mary Wollstonecraft Shelley, junto con su marido Percy Bysshe Shelley, decidieron visitar a su amigo Lord Byron que vivía por aquel tiempo en Villa Diodati, Suiza. Junto a ellos, también les acompañaba el médico con pasión literaria Polidori. Así que, en medio de un ambiente oscuro, frío y apocalíptico, Byron retó a sus amigos a crear la más espantosa historia de terror imaginable. Como todo el mundo sabe, ese fue el nacimiento de Frankenstein, cuya madre, Mary Shelley, desarrolló la historia tiempo después basándose, al parecer, en una pesadilla que tuvo una de las noches que pasó en el lóbrego retiro suizo.
    ¿Qué provocó que el verano huyera de nuestro mundo aquel año? En verdad, en la época en que sucedió, la ignorancia acerca de los motivos que originaron el desastre, llevó a muchos a pensar en el fin del mundo y, para gran número de personas, así fue. Se han planteado que al menos tres fenómenos naturales “conspiraron” conjuntamente para modificar el clima terrestre drásticamente en aquel año. El Sol se encontraba por entonces en medio del conocido como Mínimo de Dalton, esto es, un espacio de tiempo de varios años en el que nuestra estrella madre presentó una actividad magnética sumamente baja. Al igual que ya sucediera con el período llamado Mínimo de Maunder, que duró desde mediados del siglo XVI hasta comienzos del XVIII, en el que se acumularon decenas de años muy fríos en el Hemisferio Norte, cuando la Pequeña Edad de Hielo se encontraba plenamente vigente, el nuevo mínimo solar también trajo consigo unos inviernos muy duros en Europa y Norteamérica, que son los espacios geográficos de los que se conservan datos meteorológicos y de observación solar de la época, aunque es presumible que prácticamente todo el planeta sufrió los mismos cambios. Por otra parte, acompañando a las perturbaciones climáticas provocadas por los cambios de ciclo solar, coincidió en el tiempo un desastre sin igual, la erupción del Monte Tambora, en Indonesia, que elevó a la atmósfera tal cantidad de humo y polvo que impidió la entrada en la misma de una porción considerable de radiación solar, actuando así como un “espejo” que hacía rebotar hacia el espacio parte de la energía solar que normalmente llega hasta nosotros, con lo que se produjo el consiguiente enfriamiento. Por si todo esto fuera poco, otra casualidad más vino a unirse a las dos anteriores, para desgracia de la humanidad, pues el Sol realizó por entonces su tradicional giro, o movimiento inercial, alrededor del centro de masas del Sistema Solar, “cambiando” de posición. No se conoce muy bien si este fenómeno periódico, que sucede aproximadamente casi cada dos siglos, influyen en la dinámica climática terrestre, pero puede que algo tuviera que ver.
    El caso es que, conjugados los tres fenómenos, la receta para el desastre estaba redactada y se puso en marcha. Gracias a los relatos y a los minuciosos datos recogidos por testigos de la época, se puede conocer bastante bien lo que sucedió y la gran cantidad de terroríficos problemas que el cambio climático brusco provocó en Europa y América del Norte. Las gentes observaron con pavor cómo la sequía se alargaba anormalmente, el cielo tenía un color extraño, rojizo o pardusco, como de tinieblas, torrenciales lluvias acompañadas de granizo especialmente dañino, así como sorpresivas nevadas terminaron por arruinar las cosechas de aquel año y condenaron a morir de hambre y frío a muchos cientos de personas. Las gentes, al mirar al cielo y ver que nubes oscuras y velos sucios ocupaban su vista y, para colmo, al observar tras la bruma celeste un Sol pálido y lleno de grandes manchas oscuras, no podían por menos que pensar que el fin estaba cerca, que la divinidad preparaba ya el juicio final.
    La primavera llegó a ser tan fría en el Hemisferio Norte, que el ganado moría congelado y las tierras no podían labrarse, ya fuera porque las nieve persistía o porque las sequías frías arruinaban todo intento de sacar provecho de la tierra. En algunos lugares no cayó ni gota durante meses, acostumbrados como estaban a lluvias generosas, se convirtieron en regiones casi fantasmales, donde la gente moría de hambre y frío, envueltos en un extraño viento seco y persistente que no se detenía nunca. Tras la fría primavera, la promesa de un verano caluroso y agradable todavía solazaba el espíritu de muchos, pero la realidad terminó por hundir sus esperanzas. El verano llegó, plagado de heladas, nevadas, lluvias con pedrisco, vientos que no se calmaban y más tinieblas. Los campos no se recuperaron, las gentes no salían de sus casas por miedo al pillaje, los bandidos y, también, porque la mayoría había enfermado y se encontraba sumida en un pesaroso estado de depresión y fuerte debilidad.

    Muchos meses antes, hacia el 10 de abril de 1815, los habitantes de la indonesia isla de Simbawa no podían imaginar lo que se les venía, literalmente, encima. Un estratovolcán gigantesco dormía en las entrañas de la isla, pero a nadie parecía importarle, a fin de cuentas el monstruo había “respirado” con dificultad durante muchos meses, emando gas de manera intermitente. Finalmente, el volcán Tambora despertó, explotando con tal fuerza que, casi al instante, su altitud original superior a cuatro mil metros quedó reducida a menos de tres mil. Gran parte de la isla se volatilizó, generándose una nube de polvo, gases y cenizas de tamaño tan descomunal que creó un velo de oscuridad total en un radio de seiscientos kilómetos durante varios días. Lo que sobrevivió de la isla, se cubrió con más de tres metros de fango y cenizas que cayeron con las lluvias de los días posteriores. El resto del planeta se sorprendió más tarde, en cuestión de pocas semanas, con extrañas lluvias que todo lo ensuciaban, no era agua lo que del cielo caía, sino barro, una húmeda mezcla de cenizas que, en Europa, llegó a depositar capas de hasta un centímetro de profundidad. No creo que sea humanamente posible imaginar lo que debe sentirse al estar cerca de una explosión tan grande. Ver explotar una bomba atómica, a su lado, debe de ser como estar ante un juguete inofensivo. Los cálculos estiman que el sonido de la explosión pudo escucharse sin problemas a más de mil quinientos kilómetros de distancia del volcán. El inconcebible cataclismo originó tal cantidad de material, en forma de lava, cenizas y otros materiales piroclásticos que la navegación en el mar circundante a la isla estuvo entorpecida durante años. Naturalmente, los más de diez mil habitantes de la isla desaparecieron y muchos miles de personas más murieron en los meses siguientes en las islas cercanas porque la oscuridad de la nube volcánica arruinó por completo sus cosechas, trayendo el mortal hambre que acabó con ellos. Con el paso de los meses, los materiales expulsados a la atmósfera durante la explosión, se extendieron gracias a los vientos por todo el planeta, haciendo de espejo de la radiación solar y modificando el balance normal de esta radiación en la Tierra, con lo que la dinámica climática se modificó drásticamente. El rojizo velo que cubrió el mundo trajo el frío y la muerte, creando, en 1816, un año sin verano, un año de pobreza y de miseria en todo el globo.
    Así, más de un millón y medio de toneladas de polvo volcánico, originado en Indonesia, rodearon al planeta en mortal abrazo, el descenso de temperaturas tomó por sorpresa a todos, la escarcha primaveral no desapareció, destrozando cualquier cosa que se cultivara, los animales morían de inanición, la nieve se acumulaba y terminaba convertida en hielo persistente, el Sol parecía haber perdido su fuerza y muchos ríos se helaron en pleno agosto en Europa y Norteamérica. Muchas veces, cuando el velo mortal era desgarrado temporalmente, se pasaba del frío invernal próximo a la congelación, a temperaturas propias del más cálido verano, cercanas a los cuarenta grados para, en cuestión de minutos o escasas horas, volver a caer hacia el frío más terrible. Los alimentos escasearon, disparándose su precio y haciendo el agosto, nunca mejor dicho, muchos comerciantes y granjeros sin escrúpulos que, utilizando sus reservas de grano lograron pequeñas fortunas a costa de las masas hambrientas. Hacía poco que la guerra, traída por Napoleón, había asolado el centro de Europa. Ahora, el desastre climático terminó por hundir muchas regiones del viejo continente. En Francia estallaron graves revueltas, asaltándose propiedades y graneros, como también sucedió en muchos otros lugares de Europa, como en Suiza, donde el hambre logró que se declarara la emergencia nacional. Pocas cosas buenas pueden recordarse de aquel año. Si acaso, el arte y la literatura supieron sacar provecho de la situación, dando origen al Moderno Prometeo de Frankenstein o a bellas pinturas que plasmaron las increíbles puestas de Sol que se veían entonces, con un cielo tenebroso y rojizo.

    En la imagen: Frosty Morning, obra de Joseph Mallord William Turner, 1813

    El año sin verano - Tecnología Obsoleta

  13. #13
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    Hyeronimus, muchísimas gracias por el ahorro del esfuerzo que supondría estar redactando mensajes acerca de lo que tan bien queda expuesto en los textos que has colgado.

    Ahora la cuestión es ¿a qué grupos sirve la hipótesis del calentamiento global? Y, ¿por qué?

    Como he planteado varias veces, estoy convencido de que estamos ante un cambio de modelo económico que se resume en esto: la necesidad de disminuir drásticamente la dependencia de Occidente de las fuentes energéticas en manos de los países árabes y otros exportadores del Tercer Mundo.

    Ahora bien, algo así no se puede manifestar públicamente, pues las tensiones crecerían exponencialmente, tanto políticas como sociales. Imaginemos nuestra propia reacción si se nos comunicase que a partir de cierta fecha, para usar nuestros automóviles, motos y otros vehículos de motor de explosión, ya no dispondríamos de combustible por decisión de las políticas restrictivas de los gobernantes.

    Pero si en vez de hacerlo así, se nos va dando un plazo razonable de 20 años, por ejemplo, iremos comprando automóviles híbridos primero, y eléctricos después, de tal modo que cuando llegase el "apagón petrolífero" ya no nos importase. ¿Cómo hacerlo? Pues a base de convertirnos en "calentólogos" animando dichas políticas. Curiosamente, ya en todas las exposiciones automovilistas abundan los modelos de la mayoría de las marcas y segmentos con las condiciones comentadas. Incluso, para animar a la compra de tales nuevos vehículos hasta un Ayuntamiento como el de Madrid se ha animado a poner "surtidores" de energía eléctrica en las calles y han puesto plazas de aparcamiento gratis en superficie para vehículos eléctricos.

    Si nos ponemos a pensar en que el número de vehículos a motor en el mundo debe de estar alrededor de unos 2.000 millones, la mayoría en los países desarrollados, es fácil imaginar qué supone todo esto. Y, no lo olvidemos, esto es sólo uno de tantos aspectos del cambio.

    ¿Qué pintan los ecologistas? Pues aparte de que hayan tenido sus iniciativas en razón de su ideología, "sandías = verdes por fuera, rojos por dentro", son un excelente escaparate, en particular entre la gente más joven siempre inclinada hacia "las causas perdidas aunque sean sucias", y es que, además, son precisamente los ciudadanos de mañana. Dicho en otros términos: se trata de cambiar la mentalidad política de las futuras generaciones. Los Estados-nación cada vez interesan menos, aunque se fomenten los pequeños nacionalismos (formas de encauzamiento de la rebeldía de los más inconformistas), ahora vamos de cabeza hacia el multiculturalismo y el multilingüismo..., y a por la sociedad global hiper-desvalorizada del todo. Así que "los sandías" no son otra cosa que instrumentos inconscientes al servicio de los peores intereses.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  14. #14
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    Lo de "Tierra Verde" parece provenir de la costumbre de los vikingos de dar nombre de las tierras que encontraban en función de sus características. Así, un tal Björn HERJULFSSON, que se perdió durante una travesía entre Islandia y Groenlandia, arribó hacia el Oeste a unas tierras nuevas que fue llamando "Helluland" o "Tierra Pedregosa", no siendo demasiado clara a qué parte de Canadá se refería, "Markland" o "Tierra Boscosa" o de "Bosques" y "Vinland" o "Tierra de Viñas", que puede ser Terranova y es que allí encontró al parecer vides silvestres.
    ...además, en las Wikis y sucedáneos (que no son muy de fiar) te comentan la contradicción que suponía el llamar a Greenland/Groenlandia, "tierra verde" y sin embargo a Iceland/Ísland, "tierra de hielo"...y se quedan en una visión simplista de ambos territorios, teniendo en cuenta que por fuerza, la parte mas meridional de Groenlandia esta a una latitud mucho mas baja que la isla de Islandia, con lo cual es tierra mas fértil y verde que la islandesa.

    Excelentes tus explicaciones sobre el cambio climático y lo que ha insertado Hyeronimus (lo desconocía por completo).
    "De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"






  15. #15
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    No sé de donde procede el nombre de Islandia, es decir, desconozco su toponimia en "danés" antiguo, pues tal es el origen de su población. Pero tanto la traducción inglesa como castellana nos habla de país-isla o país aislado, aunque nada referente a la climatología. Es decir, también dicho topónimo se refiere a una situación concreta.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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  16. #16
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    No sé de donde procede el nombre de Islandia, es decir, desconozco su toponimia en "danés" antiguo, pues tal es el origen de su población. Pero tanto la traducción inglesa como castellana nos habla de país-isla o país aislado, aunque nada referente a la climatología. Es decir, también dicho topónimo se refiere a una situación concreta.
    (El inglés es ICE-LAND, que es traducción literal del nórdico ísland) El original es Ísland, de donde "Ís" es hielo en la lengua escandinava antigua (compáralo con el "ice (ais)" anglosajón). ¿No se dice que en puridad, el islandés es el heredero legítimo del proto-escandinavo o germánico del norte? (porque por su aislamiento, es donde mejor se ha conservado el nórdico antiguo).

    Tecnicamente el territorio era noruego, pero ya sabes que los daneses (normandos) eran los "yankees" del Mar del Norte (aparte de herencias y uniones de reinos: Noruega y DK) y se dedicaron a recolonizar y anexionarse territorios...que se lo digan si no, al gran Canuto (Knut).
    Última edición por Reke_Ride; 06/02/2010 a las 23:57
    "De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"






  17. #17
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    Cita Iniciado por Reke_Ride Ver mensaje
    (El inglés es ICE-LAND, que es traducción literal del nórdico ísland) El original es Ísland, de donde "Ís" es hielo en la lengua escandinava antigua (compáralo con el "ice (ais)" anglosajón). ¿No se dice que en puridad, el islandés es el heredero legítimo del proto-escandinavo o germánico del norte? (porque por su aislamiento, es donde mejor se ha conservado el nórdico antiguo).

    Tecnicamente el territorio era noruego, pero ya sabes que los daneses (normandos) eran los "yankees" del Mar del Norte y se dedicaron a recolonizar y anexionarse territorios...que se lo digan si no, al gran Canuto (Knut).
    ¡Ajá!, vale, pero lo que no sé, por no haberlas leído () es si se dice algo al respecto en toda la colección de sagas islandesas, noruegas, suecas y danesas, en realidad: La saga de los Ynglingos de Snorri STURLUSON, La saga de Ragnar Calzas Peludas, (anónimo), Saga de Gisli Sursson (anónimo), e Historia Danesa (2 vols.) de Saxo GRAMATICO.

    Es impactante el hecho de la circularidad del conocimiento: hablamos del calentamiento global y hay que recurrir incluso a la literatura menos conocida para encontrar rastros que podrían ser aplicados al otro tema.
    Última edición por Valmadian; 07/02/2010 a las 00:08
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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  18. #18
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    ¿No se dice que en puridad, el islandés es el heredero legítimo del proto-escandinavo o germánico del norte? (porque por su aislamiento, es donde mejor se ha conservado el nórdico antiguo).
    También tiene influencia del gaelic, los islandeses tienen mezcla con irlandeses:

    Fue habitada en un principio por una colonia de monjes irlandeses, que fueron expulsados por los vikingos entre los años 870 y 930. La sangre celta transmitida por los siervos o esclavos permaneció en la población.
    Historia: Navegantes: Vikingos



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  19. #19
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    Respuesta: -90º: la temperatura más baja de la historia

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    es si se dice algo al respecto en toda la colección de sagas islandesas, noruegas, suecas y danesas, en realidad: La saga de los Ynglingos de Snorri STURLUSON, La saga de Ragnar Calzas Peludas, (anónimo), Saga de Gisli Sursson (anónimo), e Historia Danesa (2 vols.) de Saxo GRAMATICO.
    ¡Caray! como controlas...jejeje

    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    También tiene influencia del gaelic, los islandeses tienen mezcla con irlandeses:
    Yo eso no me lo acabo de creer (no lo de los monjes, sino que llegaran a ir colonos irlandeses católicos y se llegaran a mezclar con los paganos islandeses, sabiendo como se resistieron los nórdicos en un principio a la cristianización y lo que les hacían a los evangelizadores: por eso echaron a los monjes-obvio- dudo pues que fuera alguna familia incauta de gaélicos y los monjes todos sabemos que guardaban castidad).
    Última edición por Reke_Ride; 07/02/2010 a las 22:02
    "De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"






  20. #20
    Avatar de Josean Figueroa
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    Respuesta: -90º: la temperatura más baja de la historia

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Independientemente de la realidad o no del calentamiento global, o de sus causas, lo cierto es que la actividad humana si tiene un efecto sobre el ambiente circundante, que si no se controla es destructivo. El lado positivo de este asunto es entonces que crea una conciencia sobre el asunto y sobre fuentes alternas de energía.

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