Re: Cuestiones sobre la fe
Antes de responder a tan extenso mensaje, he de hacer una petición: la letra y la redacción. Resulta complicado leer un tipo de letra tan pequeña y apretada, así como seguir el discurso en una redacción que no separa párrafos, o parágrafos si van numerados y, por contra, el empeño está en mantener el hilo en la línea correspondiente. Lo siento, pero la lectura me ha supuesto un esfuerzo superior al necesario.
Además, hay otra cuestión a considerar. Encuentro que el grado de sincretismo del texto lleva a la mezcla de ideas dificultando la comprensión de las mismas. He comprendido perfectamente la intención del conjunto de reflexiones personales que se vierten aquí, pero hay cuestiones que considero que son difusas, cuando no imprecisas.
Y comenzaré por el principio, en mi opinión aquí se da un sentido al término fe que no se corresponde con el don que Dios otorga, sino que se trata de una fe metafísica en la Ciencia y sus resultados empíricos, aunque también de aquellos que constituyen hipótesis sin comprobación y contrastación alguna.
Personalmente no tengo ninguna fe en tal sentido. Cuando escucho que algún divulgador afirma que la ciencia proporcionará tal o cual beneficio cuando se haya llegado a alcanzar equis grado de conocimiento, me echo a temblar. Porque no estoy escuchando a un científico, sino a un adivinador, profeta, mago o echador de cartas. En la Ciencia no se puede tener fe porque eso es profundamente a-científico. Cuando un investigador inicia una línea de investigación, es decir, cuando plantea una hipótesis, es incapaz de predecir que resultados va a obtener y que camino seguirá para lograrlos. Por cada línea de investigación abierta, son cientos o miles las que se han de cerrar por que no se siguen o porque resulta imposible acabar de formularlas.
Luego, desde mi punto de vista, la costumbre de mezclar las ciencias físicas, la que tienen los materialistas, es un craso error de bulto, que tampoco favorece a ninguna de ellas, sin embargo, y por los motivos de todos conocidos (ciencias contra religión, especialmente la Católica), es la tendencia más frecuente entre los divulgadores ("divulgacionistas" en mi opinión dada su evidente ideología), que buscando apoyarse unos en otros y bajo la excusa de la gran teoría unificadora que todo lo explicará (profetismo), acaban por "mezclar las churras con las merinas y éstas con las cabras del Himalaya". Y así, logran una gran audiencia absorta con curiosidad, interés y ganas de aprender, pero que se dejan embaucar por su habitual verborrea. Y es que los medios donde publican y extienden errores, necesitan vender, es un negocio y los negocios se hacen para ganar dinero.
El problema es que las ideas y los conceptos, al carecer de las debidas garantías pedagógicas, terminan por ser un "totus revolutum" que desorienta al más pintado. El Universo "conocido", es decir, que cae dentro de nuestro horizonte visual o en cualquiera de las otras frecuencias, tiene 13.700 millones de años. Esos 5.000 son los atribuidos al momento en el que nuestros Sistema Solar era una nebulosa resto, se supone, de una estrella anterior que acabado su combustible nuclear debió explotar unos cuantos millones de años antes de que se formase dicha nube molecular y de polvo cósmico. Por tanto, se especula con que el Sol sea lo que se conoce como estrella de segunda generación.
En relación a los comienzos del Universo, se mezclan cuestiones que pertenecen al campo de la "Cosmogonía y la "Cosmología". Directamente imbricadas se ocupan, sin embargo, de cuestiones diferentes. Los interrogantes primigenios a resolver, y sobre los cuales se seguirá discutiendo "sine die", son la forma del Universo, su evolución en el sentido de progresión "de, a a...", determinada por su forma, su naturaleza, etc. Por otro lado, el tema del "Big Bang" sólo es una expresión para definir de alguna forma lo que se llama una singularidad, que se define como "punto matemático en el que determinadas magnitudes físicas alcanza valores infinitos". Así, eso que se conoce como "gran explosión" se produjo en ningún sitio y en todos a la vez. Y lo que se conoce es el "fondo cósmico de microondas" o "radiación de fondo cósmico", una especie de ligerísimo resplandor, imperceptible salvo con los instrumentos adecuados, que se observa en todas y cada una de las direcciones del cosmos hacia donde se mire.
Yo no acabo de entender como se puede tener una fe filosófica, y no digamos materialista, en algo así. Por supuesto, hablar de evolución como un dato concreto, tampoco se sostiene mucho. Para empezar, ¿qué se define como vida?, para a continuación plantearnos legítimamente si esa vida que se supone ha dado paso a todas las especies vivientes, extintas o presentes, ¿cómo ha sido, monofilética o polifilética. Según sea la respuesta, absolutamente imposible porque la respuesta se encuentra a unos 3.600 millones de años, así habría que desarrollar cualquier línea de investigación evolutiva. Es decir, y por emplear un ejemplo falso, pero alarmantemente difundido, tenemos el caso de la ascendencia de las gallinas. Según se afirma descienden de los dinosaurios...¡hala! ¡así por las buenas! pero, ¿cuánto tiempo hace que se extinguieron los dinosaurios? más o menos, convencionalmente, unos 65 millones de años. ¿Y cuándo surgieron las gallinas?
¡No! es que... se nos dirá, las gallinas son el resultado de..., ¿de qué? Obviamente de una evolución que empezó con los dinosaurios y de una especie a otra durante decenas de millones de años, acabó por generar la gallina. ¡Ya! respondo yo, pero mire ¿acaso se ha puesto usted a pensar cuánto significa un millón de algo? Si hablamos de monedas de euro, cada una de éstas tiene un diámetro de 32 mm, si ponemos un millón de ellas en fila, sumarán 32 kilómetros. Si esa idea la llevamos a la cuenta de los años, un millón de años son 365 millones de días. Ahora multipliquemos esa cifra por 65 o por 70, porque el ancestro de las gallinas no debió salir justito antes de que cayera el hipotético meteorito que los hizo desaparecer trastocando completamente el clima del planeta, sino que el proceso evolutivo se habría desencadenado antes. Y mientras llegaba o no llegaba la gallina, ¿qué especies fueron transmitiendo la información necesaria para que al dinosaurio le naciesen plumas e hiciese "¡coc, coc!", es decir ¿dónde están sus restos, sus huellas, y, sobre todo su evidencia genética?
Yo creo en Dios, yo tengo la fe que por su Gracia me ha querido otorgar o, mejor aún, que ha querido que yo reconozca la existencia de esa Gracia, pero en el médico, en el abogado, o en la Ciencia, sólo tengo "confianza".
Última edición por Valmadian; 05/05/2011 a las 18:27
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores