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Tema: Benedicto XVI y Galileo

  1. #1
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Benedicto XVI y Galileo

    Abro este hilo en relación a las palabras del Papa pronunciadas en el discurso que dirigió al clero de Roma el pasado 14 de Febrero. En él señala lo siguiente:

    "Allora, noi siamo andati al Concilio non solo con gioia, ma con entusiasmo. C’era un’aspettativa incredibile. Speravamo che tutto si rinnovasse, che venisse veramente una nuova Pentecoste, una nuova era della Chiesa, perché la Chiesa era ancora abbastanza robusta in quel tempo, la prassi domenicale ancora buona, le vocazioni al sacerdozio e alla vita religiosa erano già un po’ ridotte, ma ancora sufficienti. Tuttavia, si sentiva che la Chiesa non andava avanti, si riduceva, che sembrava piuttosto una realtà del passato e non la portatrice del futuro. E in quel momento, speravamo che questa relazione si rinnovasse, cambiasse; che la Chiesa fosse di nuovo forza del domani e forza dell’oggi. E sapevamo che la relazione tra la Chiesa e il periodo moderno, fin dall’inizio, era un po’ contrastante, cominciando con l’errore della Chiesa nel caso di Galileo Galilei; si pensava di correggere questo inizio sbagliato e di trovare di nuovo l’unione tra la Chiesa e le forze migliori del mondo, per aprire il futuro dell’umanità, per aprire il vero progresso. Così, eravamo pieni di speranza, di entusiasmo, e anche di volontà"


    "Fuimos al Concilio no sólo con alegría, sino con entusiasmo. Había una expectativa increíble. Teníamos la esperanza de que todo se renovase, de que llegase un nuevo Pentecostés, una nueva era de la Iglesia, porque la Iglesia era entonces todavía robusta, con buena praxis dominical, y, aunque las vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa se habían reducido un poco, eran todavía suficientes. Sin embargo se percibía que la Iglesia no progresaba, que menguaba, que parecía más bien una cosa del pasado y no la portadora del futuro. Y en aquel momento esperábamos que esta relación se renovase, que cambiara, que la Iglesia fuera de nuevo la fuerza del hoy y del mañana. Y sabíamos que las relaciones entre la Iglesia y la época moderna, desde el comienzo, era un poco contradictorias, comenzando con el error de la Iglesia en el caso de Galileo Galilei; se pensaba que había que corregir este comienzo equivocado y encontrar de nuevo la unión entre la Iglesia y las fuerzas mejores del mundo, para abrir el futuro de la humanidad, para abrir el verdadero progreso. Así éramos, llenos de esperanza, de entusiamo, y también de voluntad"


    Me sorprende mucho la afirmación antes subrayada porque se desvía considerablemente de lo que en otra intervención tiempo atrás realizó el entonces Cardenal Ratzinger en un discurso pronunciado en la Universidad La Sapienza de Roma en Marzo de 1990. Es bueno recordar que este valiente discurso dio pie a que a principios del 2008 un grupo de profesores y estudiantes de esa misma Universidad (incluida la facultad de física entera) escribiera una carta protestando por la conferencia inaugural del año académico que el Papa tenía prevista pronunciar el 17 de Enero de ese año, y que como bien se sabe no puedo realizarse finalmente debido a esta oposición.

    La conferencia del entonces Cardenal Ratzinger que dio motivo a esta oposición se titula "La Crisis de la Fe en la Ciencia" y fue pronunciada, como digo, en la misma Universidad La Sapienza el 15 de Marzo de 1990. Los extractos de la parte de la conferencia a que hacían referencia los opositores se reproducen a continuación (Extractos tomados de ¿Un Punto Decisivo para Europa? La Iglesia y la Modernidad en la Europa de las Agitaciones, Paoline Editions, 1992, pps 76-79. Traducción inglesa por NCR. Fuente: MUNDISENSOR). NOTA: los subrayados son míos.



    "En la década pasada, la resistencia de la creación a dejarse ser manipulada por la humanidad ha surgido como un nuevo elemento en la situación cultural total. La pregunta de los límites de la ciencia, y los criterios que debe observar, ha llegado a ser inevitable.

    Particularmente emblemático de este cambio del clima intelectual, a mi parecer, es el camino diferente en que se ve el caso Galileo.

    Este episodio, que fue poco considerado en el siglo XVIII, fue elevado a un mito de la Ilustración en el siglo siguiente. Galileo apareció como una víctima de aquel oscurantismo medieval que dura en la Iglesia. El bien y el mal fue bruscamente distinguido. Por una parte, encontramos la Inquisición: un poder que encarna la superstición, el adversario de la libertad y la conciencia. Por otra parte, están las ciencias naturales representadas por Galileo: la fuerza del progreso y la liberación de la humanidad de las cadenas de ignorancia que lo mantuvieron impotente ante la naturaleza. La estrella de modernidad brilla por la noche oscura de la oscuridad medieval.

    Hoy, las cosas han cambiado.

    Según [Ernst] Bloch, el sistema heliocéntrico – así como el geocéntrico – está basado sobre presuposiciones que no pueden ser empíricamente demostradas. Entre éstas, un papel importante desempeña la afirmación de la existencia de un espacio absoluto; esta es una opinión que, en cualquier caso, ha sido anulada por la Teoría de la Relatividad. Bloch escribe, en sus propias palabras: ‘a partir del momento que, con la abolición de la presuposición de un espacio vacío e inmóvil, el movimiento ya no es más producido hacia algo, sino que hay sólo un movimiento relativo de cuerpos entre sí, y por lo tanto la medida de aquel [movimiento] depende en alto grado de la opción de un cuerpo para servir como un punto de referencia, en este caso ¿no es simplemente la complejidad de cálculos que hace poco práctica la hipótesis [geocéntrica]? Entonces como ahora, uno puede suponer que la tierra está fija y el sol como móvil”.

    Curiosamente, fue exactamente Bloch, con su Marxismo Romántico, quien estaba entre los primeros a oponerse abiertamente al mito [Galileo], ofreciendo una nueva interpretación de lo que pasó: la ventaja del sistema heliocéntrico sobre el geocéntrico, él sugirió, no consiste en una mayor correspondencia a la verdad objetiva, sino únicamente en el hecho que nos ofrece mayor facilidad de cálculo. A este punto, Bloch sigue únicamente una concepción moderna de ciencias naturales. Lo que es sorprendente, sin embargo, es la conclusión que él esboza: “una vez que la relatividad de movimiento es dada por supuesto, un antiguo sistema humano y cristiano de referencia no tiene ningún derecho a interferir en cálculos astronómicos y su simplificación heliocéntrica; sin embargo, tiene derecho de permanecer fiel a su método de conservar la tierra con relación a la dignidad humana, y ordenar el mundo en cuanto a lo que pasará y lo que ha pasado en el mundo”.

    Si ambas esferas de conciencia son otra vez claramente distinguidas entre sí bajo sus respectivos perfiles metodológicos, reconociendo tanto sus límites como sus derechos respectivos, entonces el juicio sintético del filósofo agnóstico escéptico P. Feyerabend parece mucho más drástico. Él escribe: “la Iglesia en la época de Galileo fue mucho más fiel a la razón que Galileo mismo, y también tuvo en cuenta las consecuencias éticas y sociales de la doctrina de Galileo. Su veredicto contra Galileo era racional y justo, y el revisionismo puede ser legitimado únicamente por motivos de oportunismo político”.

    Desde el punto de vista de las consecuencias concretas del punto decisivo que representa Galileo, sin embargo, C.F. Von Weizsacker da otro paso avanzado, cuando él identifica “un camino muy directo” que conduce de Galileo a la bomba atómica.

    Para mi gran sorpresa, en una entrevista reciente sobre el caso Galileo, no me hicieron una pregunta como ¿‘Por qué trató la Iglesia de entrar en el camino del desarrollo de la ciencia moderna?’, sino más bien exactamente lo opuesto, es decir: ¿‘por qué no tomó la Iglesia una posición más clara contra los desastres que seguirían inevitablemente, una vez que Galileo había abierto la caja de Pandora?’

    Sería absurdo, sobre la base de estas afirmaciones, construir una apologética apresurada. La fe no crece desde el resentimiento y el rechazo de la racionalidad, sino de su afirmación fundamental y de ser inscrita en una todavía mayor forma de razón …

    Aquí, deseé recordar un caso sintomático que ilustra el grado al cual las dudas de la modernidad sobre sí han crecido hoy en ciencia y tecnología."




    Manuel Ribadavia dio el Víctor.

  2. #2
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Abro este hilo en relación a las palabras del Papa pronunciadas en el discurso que dirigió al clero de Roma el pasado 14 de Febrero. En él señala lo siguiente:

    "Allora, noi siamo andati al Concilio non solo con gioia, ma con entusiasmo. C’era un’aspettativa incredibile. Speravamo che tutto si rinnovasse, che venisse veramente una nuova Pentecoste, una nuova era della Chiesa, perché la Chiesa era ancora abbastanza robusta in quel tempo, la prassi domenicale ancora buona, le vocazioni al sacerdozio e alla vita religiosa erano già un po’ ridotte, ma ancora sufficienti. Tuttavia, si sentiva che la Chiesa non andava avanti, si riduceva, che sembrava piuttosto una realtà del passato e non la portatrice del futuro. E in quel momento, speravamo che questa relazione si rinnovasse, cambiasse; che la Chiesa fosse di nuovo forza del domani e forza dell’oggi. E sapevamo che la relazione tra la Chiesa e il periodo moderno, fin dall’inizio, era un po’ contrastante, cominciando con l’errore della Chiesa nel caso di Galileo Galilei; si pensava di correggere questo inizio sbagliato e di trovare di nuovo l’unione tra la Chiesa e le forze migliori del mondo, per aprire il futuro dell’umanità, per aprire il vero progresso. Così, eravamo pieni di speranza, di entusiasmo, e anche di volontà"


    "Fuimos al Concilio no sólo con alegría, sino con entusiasmo. Había una expectativa increíble. Teníamos la esperanza de que todo se renovase, de que llegase un nuevo Pentecostés, una nueva era de la Iglesia, porque la Iglesia era entonces todavía robusta, con buena praxis dominical, y, aunque las vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa se habían reducido un poco, eran todavía suficientes. Sin embargo se percibía que la Iglesia no progresaba, que menguaba, que parecía más bien una cosa del pasado y no la portadora del futuro. Y en aquel momento esperábamos que esta relación se renovase, que cambiara, que la Iglesia fuera de nuevo la fuerza del hoy y del mañana. Y sabíamos que las relaciones entre la Iglesia y la época moderna, desde el comienzo, era un poco contradictorias, comenzando con el error de la Iglesia en el caso de Galileo Galilei; se pensaba que había que corregir este comienzo equivocado y encontrar de nuevo la unión entre la Iglesia y las fuerzas mejores del mundo, para abrir el futuro de la humanidad, para abrir el verdadero progreso. Así éramos, llenos de esperanza, de entusiamo, y también de voluntad"


    Me sorprende mucho la afirmación antes subrayada porque se desvía considerablemente de lo que en otra intervención tiempo atrás realizó el entonces Cardenal Ratzinger en un discurso pronunciado en la Universidad La Sapienza de Roma en Marzo de 1990. Es bueno recordar que este valiente discurso dio pie a que a principios del 2008 un grupo de profesores y estudiantes de esa misma Universidad (incluida la facultad de física entera) escribiera una carta protestando por la conferencia inaugural del año académico que el Papa tenía prevista pronunciar el 17 de Enero de ese año, y que como bien se sabe no puedo realizarse finalmente debido a esta oposición.

    La conferencia del entonces Cardenal Ratzinger que dio motivo a esta oposición se titula "La Crisis de la Fe en la Ciencia" y fue pronunciada, como digo, en la misma Universidad La Sapienza el 15 de Marzo de 1990. Los extractos de la parte de la conferencia a que hacían referencia los opositores se reproducen a continuación (Extractos tomados de ¿Un Punto Decisivo para Europa? La Iglesia y la Modernidad en la Europa de las Agitaciones, Paoline Editions, 1992, pps 76-79. Traducción inglesa por NCR. Fuente: MUNDISENSOR). NOTA: los subrayados son míos.



    "En la década pasada, la resistencia de la creación a dejarse ser manipulada por la humanidad ha surgido como un nuevo elemento en la situación cultural total. La pregunta de los límites de la ciencia, y los criterios que debe observar, ha llegado a ser inevitable.

    Particularmente emblemático de este cambio del clima intelectual, a mi parecer, es el camino diferente en que se ve el caso Galileo.

    Este episodio, que fue poco considerado en el siglo XVIII, fue elevado a un mito de la Ilustración en el siglo siguiente. Galileo apareció como una víctima de aquel oscurantismo medieval que dura en la Iglesia. El bien y el mal fue bruscamente distinguido. Por una parte, encontramos la Inquisición: un poder que encarna la superstición, el adversario de la libertad y la conciencia. Por otra parte, están las ciencias naturales representadas por Galileo: la fuerza del progreso y la liberación de la humanidad de las cadenas de ignorancia que lo mantuvieron impotente ante la naturaleza. La estrella de modernidad brilla por la noche oscura de la oscuridad medieval.

    Hoy, las cosas han cambiado.

    Según [Ernst] Bloch, el sistema heliocéntrico – así como el geocéntrico – está basado sobre presuposiciones que no pueden ser empíricamente demostradas. Entre éstas, un papel importante desempeña la afirmación de la existencia de un espacio absoluto; esta es una opinión que, en cualquier caso, ha sido anulada por la Teoría de la Relatividad. Bloch escribe, en sus propias palabras: ‘a partir del momento que, con la abolición de la presuposición de un espacio vacío e inmóvil, el movimiento ya no es más producido hacia algo, sino que hay sólo un movimiento relativo de cuerpos entre sí, y por lo tanto la medida de aquel [movimiento] depende en alto grado de la opción de un cuerpo para servir como un punto de referencia, en este caso ¿no es simplemente la complejidad de cálculos que hace poco práctica la hipótesis [geocéntrica]? Entonces como ahora, uno puede suponer que la tierra está fija y el sol como móvil”.

    Curiosamente, fue exactamente Bloch, con su Marxismo Romántico, quien estaba entre los primeros a oponerse abiertamente al mito [Galileo], ofreciendo una nueva interpretación de lo que pasó: la ventaja del sistema heliocéntrico sobre el geocéntrico, él sugirió, no consiste en una mayor correspondencia a la verdad objetiva, sino únicamente en el hecho que nos ofrece mayor facilidad de cálculo. A este punto, Bloch sigue únicamente una concepción moderna de ciencias naturales. Lo que es sorprendente, sin embargo, es la conclusión que él esboza: “una vez que la relatividad de movimiento es dada por supuesto, un antiguo sistema humano y cristiano de referencia no tiene ningún derecho a interferir en cálculos astronómicos y su simplificación heliocéntrica; sin embargo, tiene derecho de permanecer fiel a su método de conservar la tierra con relación a la dignidad humana, y ordenar el mundo en cuanto a lo que pasará y lo que ha pasado en el mundo”.

    Si ambas esferas de conciencia son otra vez claramente distinguidas entre sí bajo sus respectivos perfiles metodológicos, reconociendo tanto sus límites como sus derechos respectivos, entonces el juicio sintético del filósofo agnóstico escéptico P. Feyerabend parece mucho más drástico. Él escribe: “la Iglesia en la época de Galileo fue mucho más fiel a la razón que Galileo mismo, y también tuvo en cuenta las consecuencias éticas y sociales de la doctrina de Galileo. Su veredicto contra Galileo era racional y justo, y el revisionismo puede ser legitimado únicamente por motivos de oportunismo político”.

    Desde el punto de vista de las consecuencias concretas del punto decisivo que representa Galileo, sin embargo, C.F. Von Weizsacker da otro paso avanzado, cuando él identifica “un camino muy directo” que conduce de Galileo a la bomba atómica.

    Para mi gran sorpresa, en una entrevista reciente sobre el caso Galileo, no me hicieron una pregunta como ¿‘Por qué trató la Iglesia de entrar en el camino del desarrollo de la ciencia moderna?’, sino más bien exactamente lo opuesto, es decir: ¿‘por qué no tomó la Iglesia una posición más clara contra los desastres que seguirían inevitablemente, una vez que Galileo había abierto la caja de Pandora?’

    Sería absurdo, sobre la base de estas afirmaciones, construir una apologética apresurada. La fe no crece desde el resentimiento y el rechazo de la racionalidad, sino de su afirmación fundamental y de ser inscrita en una todavía mayor forma de razón …

    Aquí, deseé recordar un caso sintomático que ilustra el grado al cual las dudas de la modernidad sobre sí han crecido hoy en ciencia y tecnología."


    Desde luego, no pierde usted oportunidad de dar puntada sin hilo ¿verdad? ¿cuántos hilos lleva ya abiertos con el mismo tema? Mire, ninguno, lo repito, NINGUNO de los argumentos expuestos por usted justifican o demuestran nada, salvo lo que parece muestra de algún tipo de fijación personal. Veamos:

    1.- Recurre usted a Ernst BLOCH. Pues bien, era un filósofo y se expresa como filósofo mediante un juego de elucubraciones lógicas. Este señor no era astrónomo, no era astrofísico, no era cosmólogo, no sabía nada de astrometría..., es decir, era un "metepatas", aunque también podríamos llamarlo "bocazas".

    2.- Además, recurre usted a él a pesar de que era un "marxista romántico" ¿y eso qué es? O se es marxista o no se es, pero que alguien pueda ser definido como "romántico del materialismo científico" me parece una contradicción en los términos. Y este personaje era ateo, a los que parece tener usted cierto grado de simpatía pues no es el primero que cita y al que recurre para expresar opiniones sin más fundamento que el parecer personal, particular y moral.

    3.- Sobre los modos de construir afirmaciones lógicas (no necesariamente verdaderas y la prueba la tenemos en la enorme extensión de las falacias sofisticas), también yo conozco algunas. Por ejemplo, en mi casa tengo un librito compuesto de 12 textos cada uno correspondiente a un ciclo de conferencias impartidas por un filósofo francés en una universidad francesa (disculpe que no dé datos, es que no quiero darlos), y en las que en cada una de ellas tocaba un argumento cuya finalidad era demostrar la inexistencia de Dios. Todos sus argumentos reúnen los más estrictos fundamentos de la Lógica y resulta complicado refutárselos. ¿Los acabaría resistiendo su fe? La mía si, y usted no sabe por qué. Primero porque desde el comienzo vi perfectamente que era un sofista pero, y mire que argumento más curioso: en el Prólogo se especificaba que había desafiado a cualquiera a que rebatiese sus argumentos sin recurrir a la Ciencia. En fin, que me importan un bledo los enjuagues lógicos de BLOCH.

    4.- Luego, y siguiendo con la misma línea argumental que usted ha colgado aquí, ¿qué hacemos con esos argumentos, los conectamos con el movimiento de HERÁCLITO, o tal vez con la absoluta quietud de PARMÉNIDES, o la "distancia imposible de ZENÓN?

    5.- Afirma usted y hasta subraya, que ni geocentrismo, ni heliocentrismo, se pueden demostrar "empíricamente" nada menos. Pues mire, en parte tiene usted razón. Lo que en Derecho se llama probatio diabolica, es decir, demostrar la existencia de lo que no existe, es lo que le cae como un guante al geocentrismo. A su vez, hay dos heliocentrismos: el de GALILEO, efectivamente erróneo en sus cálculos y el de KEPLER que corrigió el anterior, y del que derivan todas las experiencias empíricas posteriores que han ido lentamente comprobando dato a dato toda la teoría. Lo que usted afirma, lo que niega, no es más que convencimiento personal suyo. Cuando usted lo hace lleva la contraria no ya a la mayoría de la población mundial (hay un sector muy minoritario que opina como usted o similar) sino al 99'9999999999999999999999% de todas las comunidades científicas planetarias especializadas en las dos mil y pico ciencias existentes. Por supuesto, volvemos a aquello de que "la excepción confirma la regla". E incluso, aquí mismo en Hispanismo.Org su particular visión no parece contar con muchos apoyos y en ello me limito a hacer constar el comentario de Hyeronimus en otro hilo con el mismo temita, sino también al hecho constatado de la escasísima participación que hay al respecto en esta cuestión.

    6.- Sigue usted empeñado en recurrir a personajes que se caracterizan por un total desconocimiento de las realidades de la Tierra y del Cosmos. Me refiero a Paul FEYERABEND, filósofo como BLOCH, ateo, nada de agnóstico como usted afirma, con un peso específico dentro de las discusiones doctrinales en el seno de la Iglesia Católica, y cuya especialidad era atacar al método empírico (Contra el Método). Vamos que le viene como anillo al dedo para intentar dar fuerza a sus argumentos. Pues lo siento, a mi tampoco me vale, porque FEYERABEND tan pronto tiraba por aquí, como tiraba por allá según le viniese bien a sus tesis. Luego, le agradecería que cuando reproduzca una cita haga la correspondiente mención a la FUENTE a los efectos de que no sólo se pueda comprobar la veracidad de la misma, sino igualmente para ver si está descontextualizada o no.

    7.- Por otra parte la afirmación, ¿o acusación?, de que a partir GALILEO se abrió la "Caja de Pandora" y poco menos que GALILEO se sitúa en el epicentro de la bomba atómica, es de auténtica traca. Quien así piensa es un verdadero paranoico y me da igual quien lo haya afirmado. ¿Cree usted que si Atila hubiese tenido la bomba no la hubiese empleado? ¿O acaso es que antes de GALILEO no hubo las mayores crueldades inimaginables? Mire, deje usted de repetir insensateces sólo porque le tenga usted verdadera manía persecutoria. Lo que dijo GALILEO ya estaba en la mente de mucha gente desde los griegos de la Antigüedad, el hecho de que prevaleciese el modelo tolemaico no obedeció más que a un conjunto de circunstancias. Además, tanto COPÉRNICO como GALILEO fueron miembros de La Iglesia Católica y PTOLOMEO no, y eso que pudo pues vivió en el SIGLO II después de Cristo. Pero la culpa no la tuvo él, sino su ignorancia, su no disponibilidad de medios tecnológicos adecuados, la posición de unos cuantos eclesiásticos dentro de la Iglesia que no dudaron en adoptar hipótesis materiales no cristianas porque tenían el convencimiento, sincero sin duda, pero fuera de lo que es y significa el Mensaje salvífico, de que así se podía "demostrar" que el hombre era el centro del Universo. Y esto ya lo he explicado por activa y por pasiva que tiene una realidad respecto de si mismo y sin que ello pueda ser tenido en ningún momento por metafórico, pero nada que ver con los movimientos planetarios.

    8.- La hipótesis geocentrista, por muy elegante que pueda resultar, está totalmente obsoleta a la vista de los resultados actuales. Pero si hasta con el pequeño experimento de la peonza y la cámara reflex queda desmontada.

    Estrella circumpolar - Wikipedia, la enciclopedia libre

    Amplíese la fotografía en el enlace.

    www.es.wikipedia.org/wiki/Peonza

    9.- Llega a argumentar mencionando a la Inquisición. Le voy a hacer una pregunta y una precisión que suele ser olvidada casi siempre: ¿cree usted que Nuestro Señor hubiera aprobado la existencia de la Inquisición tal como procedió? Yo si que me lo pregunto y muy seriamente como católico. Y es que mire usted, a Nuestro Señor Jesucristo lo llevó efectivamente a la Cruz la inquisición judía de la época en la que vivió: el Sanedrin de los fariseos.

    10.- Entre las ciencias y la tecnologías actuales no hay ninguna tensión especial a las que hace mención, eso se lo imagina usted. Otra cuestión es que se pueda dar un diálogo entre Iglesia y Ciencia, y que éste exista si o no, y si existe en qué medida. También he dicho varias veces, por lo que empieza a ser aburrido, que la ciencia nos muestra cómo es el mundo físico y la Iglesia el camino hacia el Cielo.

    11.- Realmente el seguir insistiendo en ambas cuestiones: GEOCENTRISMO-GALILEO, o GALILEO-GEOCENTRISMO, es ya cansino. Conocemos su postura, muy respetable por errónea que sea, pues cada uno elige en esta vida unas pocas cosas, y el equivocarse es una de ellas. Pero no parece que tanta insistencia surta los efectos que usted espera. Así que le tengo que rogar que no insista, por favor, no lo haga. Abra usted otros temas en ciencia, participe de otros hilos, que ya hay muchos, pero déjelo ya, pues este Foro de Ciencia no es ni de usted ni mío.



    Saludos en Xto.
    Última edición por Valmadian; 19/02/2013 a las 22:12
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  3. #3
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

    Pero Valmadian; si el texto y las citas del mismo a las que usted alude no son mías sino del entonces Cardenal Joseph Ratzinger en una conferencia que pronunció en la Universidad de La Sapienza en 1990.

    Estas valientes palabras no le salieron gratis, pues fueron usadas por los profesores y estudiantes ateos de esa misma Universidad para impedir la conferencia inaugural del año académico que el Papa Benedicto XVI iba a pronunciar en 2008.

  4. #4
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

    Me pregunto cual sería las conclusiones que obtendría Ptolomeo si hubiera podido disponer en su tiempo de conocimientos como los siguientes:

    Movimientos de la Tierra - Wikipedia, la enciclopedia libre

    Estructura estelar - Wikipedia, la enciclopedia libre

    Cinemática - Wikipedia, la enciclopedia libre

    Cinemática del sólido rígido - Wikipedia, la enciclopedia libre

    Efecto Coriolis - Wikipedia, la enciclopedia libre


    Y no se lo pregunto a nadie, como he dicho, me lo pegunto yo y que cada lector saque sus propias conclusiones. Por cierto, buena parte de estas cuestiones no afectan sólo a la rotación y traslación terrestres, sino a cuestiones que se refieren a su estructura o a características propias de su atmósfera y superficie como, por ejemplo en este caso, el llamado Efecto Coriolis en Meteorología y en Climatología.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  5. #5
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Pero Valmadian; si el texto y las citas del mismo a las que usted alude no son mías sino del entonces Cardenal Joseph Ratzinger en una conferencia que pronunció en la Universidad de La Sapienza en 1990.

    Estas valientes palabras no le salieron gratis, pues fueron usadas por los profesores y estudiantes ateos de esa misma Universidad para impedir la conferencia inaugural del año académico que el Papa Benedicto XVI iba a pronunciar en 2008.
    Si, ¿y? Hasta donde yo sé, al Santo Padre se le atribuye infalibilidad en materia de Fe y que yo sepa también, ni el geocentrismo, ni el heliocentrismo lo son. Disculpe, pero no intente enrredarme.

    ¿Conoce y ha leído este título?:

    Creación y Evolución. Un encuentro con el Papa Benedicto XVI en Castel Gandolfo. Prólogo del Cardenal Christoph Schönborn. Editorial CLARET, edición de 2007 y primera edición española Barcelona 2008.

    Editado por Stephan Otto Horn SDS y Siegfried Wiedenhofer, por encargo del círculo de antiguos alumnos del Papa Benedicto XVI.

    Texto de la solapa:

    En el año 2005, el arzobispo de Viena, cardenal Christoph Schönborg, con un artículo que publicó en el New York Times provocó un debate sobre creación y evolución que tuvo repercusión mundial. El Papa Benedicto XVI encargó al cardenal que abordase con más detalle esta problemática y la discusión de aquel momento alrededor del evolucionismo y el creacionismo, pidiéndole que en la reunión anual de antiguos alumnos se debatiese sobre este tema. Este libro documenta el interesante encuentro convocado por el Papa Benedicto XVI en el año 2006 en su residencia de verano de Castel Gandolfo para tratar el tema de la creación y la evolución. El libro contiene las ponencias que se leyeron sobre ciencias naturales, filosofía y teología, así como el debate siguiente en el que el papa Benedicto XVI también intervino."

    Según sus planteamientos personales ¿considera que puede haber fundamento para una reunión así con tales contenidos? O, por contra, la posición de la Iglesia es clara al respecto, en cuyo caso ¿para qué celebrar semejante debate?

    Mire al Papa en la Universidad de La Sapienza la razón del boicot no fue otro que el de la condición del propio Santo Padre. Y esta "costumbre totalitarista" es muy frecuente en muchas universidades por parte de rojos y materialistas ateos que "no permiten" que se les lleve la contraria desde cualquier posición que no sea la suya. Y, ya el energúmeno de Richard Dawkins quiso impedir la visita del Santo Padre a Gran Bretaña, y sin saber siquiera de qué iba a hablar. Sólo por el hecho de ser católico y punto. Lo dicho no intente enrredarme, porque eso no es permisible. Conteste usted si sabe y si no déjelo estar.
    Xaxi dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  6. #6
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Pero Valmadian; si el texto y las citas del mismo a las que usted alude no son mías sino del entonces Cardenal Joseph Ratzinger en una conferencia que pronunció en la Universidad de La Sapienza en 1990.
    Se me había olvidado comentar algo sobre esto que afirma. Yo no me he referido a las palabras de Ratzinger, esas ni las he mencionado. He replicado a sus comentarios, los de usted. Por favor relea mi respuesta y aún queda un aspecto en el tintero: hablar del mito como referido al helicocentrismo de Galileo. Para mito el geocentrismo. Pero ya hablaremos de lo que es un mito.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  7. #7
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

    Se me había olvidado comentar algo sobre esto que afirma. Yo no me he referido a las palabras de Ratzinger, esas ni las he mencionado. He replicado a sus comentarios, los de usted. Por favor relea mi respuesta y aún queda un aspecto en el tintero: hablar del mito como referido al helicocentrismo de Galileo. Para mito el geocentrismo. Pero ya hablaremos de lo que es un mito.
    Pero es que trato de decirle que esos comentarios no son míos. Lo de Ernst Bloch, lo de Feyerabend, lo del mito del caso Galileo, etc... no son comentarios míos, sino comentarios hechos por el entonces Cardenal Ratzinger en su conferencia de 1990.

    El Cardenal Ratzinger expresaba en esa conferencia de 1990 su opinión sobre Galileo y yo simplemente he transcrito esa opinión sin entrar en si estoy o no de acuerdo con ella, sino simplemente constataba el contraste de la misma con la otra opinión expresada el pasado 14 de febrero por el Papa sobre Galileo (ese ha sido mi único comentario personal mío: el constatar y dar cuenta de ese contraste, pero todo lo demás pertenece al discurso del Cardenal Ratzinger).

    Es evidente que todo este mal entendido ha sido por no haber yo resaltado de una forma distinta (lo puse sólo entre comillas) la parte de mi mensaje concerniente al discurso del Cardenal Ratzinger, dando pie a la confusión de que se trataba de un comentario mío cuando en realidad era del Cardenal Ratzinger.

    Para ya salir de manera definitiva de toda duda reproduzco aquí otra vez la parte de mi mensaje que consiste en la transcripción de la conferencia del Cardenal Ratzinger. Para que no haya duda pongo a continuación otra vez los comentarios del Cardenal Ratzinger, no los míos.

    "En la década pasada, la resistencia de la creación a dejarse ser manipulada por la humanidad ha surgido como un nuevo elemento en la situación cultural total. La pregunta de los límites de la ciencia, y los criterios que debe observar, ha llegado a ser inevitable.

    Particularmente emblemático de este cambio del clima intelectual, a mi parecer, es el camino diferente en que se ve el caso Galileo.

    Este episodio, que fue poco considerado en el siglo XVIII, fue elevado a un mito de la Ilustración en el siglo siguiente. Galileo apareció como una víctima de aquel oscurantismo medieval que dura en la Iglesia. El bien y el mal fue bruscamente distinguido. Por una parte, encontramos la Inquisición: un poder que encarna la superstición, el adversario de la libertad y la conciencia. Por otra parte, están las ciencias naturales representadas por Galileo: la fuerza del progreso y la liberación de la humanidad de las cadenas de ignorancia que lo mantuvieron impotente ante la naturaleza. La estrella de modernidad brilla por la noche oscura de la oscuridad medieval.

    Hoy, las cosas han cambiado.

    Según [Ernst] Bloch, el sistema heliocéntrico – así como el geocéntrico – está basado sobre presuposiciones que no pueden ser empíricamente demostradas. Entre éstas, un papel importante desempeña la afirmación de la existencia de un espacio absoluto; esta es una opinión que, en cualquier caso, ha sido anulada por la Teoría de la Relatividad. Bloch escribe, en sus propias palabras: ‘a partir del momento que, con la abolición de la presuposición de un espacio vacío e inmóvil, el movimiento ya no es más producido hacia algo, sino que hay sólo un movimiento relativo de cuerpos entre sí, y por lo tanto la medida de aquel [movimiento] depende en alto grado de la opción de un cuerpo para servir como un punto de referencia, en este caso ¿no es simplemente la complejidad de cálculos que hace poco práctica la hipótesis [geocéntrica]? Entonces como ahora, uno puede suponer que la tierra está fija y el sol como móvil”.

    Curiosamente, fue exactamente Bloch, con su Marxismo Romántico, quien estaba entre los primeros a oponerse abiertamente al mito [Galileo], ofreciendo una nueva interpretación de lo que pasó: la ventaja del sistema heliocéntrico sobre el geocéntrico, él sugirió, no consiste en una mayor correspondencia a la verdad objetiva, sino únicamente en el hecho que nos ofrece mayor facilidad de cálculo. A este punto, Bloch sigue únicamente una concepción moderna de ciencias naturales. Lo que es sorprendente, sin embargo, es la conclusión que él esboza: “una vez que la relatividad de movimiento es dada por supuesto, un antiguo sistema humano y cristiano de referencia no tiene ningún derecho a interferir en cálculos astronómicos y su simplificación heliocéntrica; sin embargo, tiene derecho de permanecer fiel a su método de conservar la tierra con relación a la dignidad humana, y ordenar el mundo en cuanto a lo que pasará y lo que ha pasado en el mundo”.

    Si ambas esferas de conciencia son otra vez claramente distinguidas entre sí bajo sus respectivos perfiles metodológicos, reconociendo tanto sus límites como sus derechos respectivos, entonces el juicio sintético del filósofo agnóstico escéptico P. Feyerabend parece mucho más drástico. Él escribe: “la Iglesia en la época de Galileo fue mucho más fiel a la razón que Galileo mismo, y también tuvo en cuenta las consecuencias éticas y sociales de la doctrina de Galileo. Su veredicto contra Galileo era racional y justo, y el revisionismo puede ser legitimado únicamente por motivos de oportunismo político”.

    Desde el punto de vista de las consecuencias concretas del punto decisivo que representa Galileo, sin embargo, C.F. Von Weizsacker da otro paso avanzado, cuando él identifica “un camino muy directo” que conduce de Galileo a la bomba atómica.

    Para mi gran sorpresa, en una entrevista reciente sobre el caso Galileo, no me hicieron una pregunta como ¿‘Por qué trató la Iglesia de entrar en el camino del desarrollo de la ciencia moderna?’, sino más bien exactamente lo opuesto, es decir: ¿‘por qué no tomó la Iglesia una posición más clara contra los desastres que seguirían inevitablemente, una vez que Galileo había abierto la caja de Pandora?’

    Sería absurdo, sobre la base de estas afirmaciones, construir una apologética apresurada. La fe no crece desde el resentimiento y el rechazo de la racionalidad, sino de su afirmación fundamental y de ser inscrita en una todavía mayor forma de razón …

    Aquí, deseé recordar un caso sintomático que ilustra el grado al cual las dudas de la modernidad sobre sí han crecido hoy en ciencia y tecnología."




    Lo que acabo de transcribir son los comentarios del Cardenal Ratzinger y sólo del Cardenal Ratzinger. No son comentarios míos.

    Espero que ya esté definitivamente aclarado el asunto y le pido perdón por el malentendido.
    Última edición por Martin Ant; 20/02/2013 a las 17:09

  8. #8
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

    Aclarado y disculpado, pero debemos mantener una más que clara y evidente distancia entre nuestras aportaciones personales y las citas que se realicen, incluida la referencia más completa posible de la fuente a la que se haya acudido.

    Y ya volviendo al tema, le diré que no cambio ni una coma de lo que expuse en mensajes anteriores, antes al contrario, encuentro tales discursos confusos y contradictorios. Entrar a continuación en un debate acerca de la posición de Ratzinger cuando era cardenal, o su posición todavía vigente de Papa, acorde con la Doctrina de la Iglesia sería irnos muy lejos de la discusión. Por tanto, prefiero centrarme en el hecho que aconteció cuando era todavía cardenal. Hombre sumamente inteligente, intelectual, profesor, teólogo...etc., sorprende que en aquella ocasión se dejase llevar no sé si de ingenuidad, buenas intenciones, entablar un diálogo con el materialismo más rabioso y recalcitrante..., no sé, pero me parece un sinsentido.

    Desde hace años considero que con el tema de Galileo, para ser más precisos, "el proceso de Galileo" más que el heliocentrismo en si, no han hecho otra cosa que marear la perdiz. Cuando JPII en 1979 encargó una comisión investigadora que se ocupara del asunto, parecía que iba a dar carpetazo de una vez, ya en un sentido, ya en otro. Y una vez concluidos los trabajos, el 31 de octubre de 1992 no responsabilizó a sus predecesores, ni a la Sancta Congregatio Inquisitionis, sino a la globalidad de los teólogos de entonces. O sea, un buen lavado de manos al respecto. Por tanto, el asunto Galileo sigue durmiendo en el limbo de esas cuestiones incómodas y espinosas.

    Pero la cuestión que aquí nos puede interesar es si esto ha sido siempre así, si el revisionismo se ha planteado después del CVII o ya con anterioridad hubo algún intento, aunque tímido, al respecto.

    Para consultar cualquier duda que me surge relacionada con la Tradición, la Doctrina, los hechos de la actual situación de la Iglesia y dando por cierto que en estas materias soy lego o católico de a pie, siempre tengo a mano un ya venerable texto que me sirve de obra de consulta permanente:

    Religión y Moral, Julio BONATTO, Canónigo. Editorial LITÚRGICA ESPAÑOLA. 584 páginas. 2ª Edic. Barcelona 1934.

    Texto aprobado por la SAGRADA CONGREGACIÓN DEL CONCILIO (Vaticano I)

    NIHIL OBSTAT: Agustín Mas Folch 13 de septiembre de 1933

    IMPRIMASE: Manuel, obispo de Barcelona

    Por mandato de S.E.I. Dr. Ramón Baucells Serra.

    Canc. Scrio.



    Texto que he citado ya en varias ocasiones en diversos hilos. Pues en sus páginas se menciona el tema de Galileo. Tengamos presente que este libro fue editado con anterioridad a la deriva de los cambios introducidos por el CVII. Y en sus páginas 88 y 89 dice así:

    "Se objeta un hecho lamentable: la condenación de Galileo. Fue éste un sabio insigne y el principal fautor del sistema llamado Copernicano, del nombre de su primitivo autor. Copérnico había sostenido la nueva doctrina en un libro que dedicó al Papa Paulo III, y no había experimentado oposición alguna por haberse limitado a proponerla como una hipótesis. Cuando Galileo intentó sostenerla, se encontró con una oposición encarnizada.

    Su sistema era contrario, efectivamente, al sentido obvio de la Biblia, cuyo relato de la Creación, literalmente entendido, señala la tierra como centro del universo. En ella se dice, además, que Josué detuvo el sol (... 1 ...) Era contrario también a la evidencia de los sentidos (...2...), no menos que a la idea corriente de que la tierra, morada del rey de la creación, era el centro del sistema mundial en cuyo derredor giran las estrellas y se extiende el inmenso pabellón del cielo. No es, pues, de maravillar que la mayor parte de sabios y eruditos, incluyendo entre ellos a Bacon y a Descartes (...3...), vieran con malos ojos las teorías de Galileo, sobre todo no habiendo resuelto, ni mucho menos, las numerosas dificultades que se ofrecían. Galileo llevó la cuestión al campo de las disputas teológicas. A fuer de buen cristiano quiso sincerarse contra la acusación de querer desmentir la Escritura, y sostuvo que los pasajes de la Biblia citados por sus adversarios (...4...) no habían de ser tomados en su sentido literal. Tenía toda la razón, pero los tiempos exigían prudencia. Dado el abuso que de la Escritura hacían los protestantes, cualquier novedad en materia de interpretación escriturística despertaba recelos. Manteníase la prohibición de separarse del sentido literal sin un motivo suficiente. Y no parecía un motivo suficiente la nueva doctrina por no haber sido aún cumplidamente demostrada (...5...)

    Los teólogos romanos estimaron contraria a la ciencia y a la Biblia la teoría copernicana. La Congregación del Santo Oficio intimó a galileo que en lo sucesivo no la defendiera como tesis, sino tan sólo como hipótesis, evitando toda discusión teológica en torno a la misma. Galileo, que era de espíritu muy religioso obedeció, y sostuvo su doctrina como hipótesis en el Saggiatore. Pero, luego, publicó el Dialogo sui massimi sistemi ( el Tolemaico y el Copernicano), en el cual insinuó sus ideas valiéndose de personajes fingidos, llegando a encarnar al propio Urbano VIII en la persona de Simplicio. Desatóse una terrible tormenta. Acusado de insubordinación, de infidelidad a la palabra empeñada y de herejía, fue condenado a la pena de cárcel,conmutada luego en arresto dentro de la Villa Piccolimini y más tarde en obligatoria residencia en su finca de Arcetri, cerca de Florencia, donde prosiguió sus estudios, muriendo asistido por su discípulo Torricelli (...6...) y por un sacerdote que le envió su amigo San José de Calasanz.

    ¿Qué juicio nos merece este hecho? ¿Queremos ver en él una lección de prudencia dada a los hombres de Iglesia por la Providencia divina para que sean cautos en invadir el campo de la ciencia? Sea, enhorabuena. Admitamos el error de la Congregación romana. Pero no exageremos las cosas hasta el punto de hablar de torturas y, sobre todo, de impugnar la extensión de la infalibilidad del Papa basándose en un posible error de la Congregación del Santo Oficio. Dios no permitió que Urbano VIII condenase públicamente una teoría que él, personalmente, pudo estimar entonces como herética.


    Puedo asegurar que este libro no tiene nada, absolutamente nada, de modernista, es más en otras páginas condena el modernismo.

    NOTAS: son mías.

    (1) ¿ Y cómo se demuestra que no fue la Tierra la que en realidad se detuvo? Y hago esta precisión porque en el pasaje de Josué se menciona no sólo el Sol, sino también la Luna y, curiosamente lo hicieron según el relato en dos lugares, si, "lugares" distintos y con nombres toponímicos:

    "¡Sol, detente sobre Gabaón!
    Y tú, Luna, sobre el valle de Ayalón!
    Y el sol se detuvo y se paró la Luna.
    Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos." Jos. 10, 12-13

    Esto es un imposible desde cualquier punto de vista astrofísico y astrométrico. Por supuesto que fuese la Tierra la que dejase de rotar, otro imposible. En cambio, no es un relato a creer literalmente, pues no forma parte del dogma y si presenta claramente todos los elementos escriturales de la metáfora.

    (2) Desde los tiempos más antiguos del hombre hasta aquella época, prácticamente no había instrumentos tecnológicos que hubiesen permitido muchos siglos antes del tiempo de Galileo observar la naturaleza entera, toda, de un modo diferente. Es comprensible que se considerase que el número de estrellas era pequeño, pues a simple vista y con la mejor de las noches posibles y desde el ecuador, se podrían llegar a contabilizar unas 6.000, dato éste hoy en día establecido mediante técnicas sencillas que cualquiera puede poner en práctica. Bien, pues con un telescopio de observador aficionado que tenga 203 mm (8 pulgadas) de abertura en el objetivo se puede incrementar la capacidad visual, a ojo desnudo, en 841 veces más (entendiéndose que el observador debe tener una vista perfecta), y otro instrumento, como por ejemplo de 16 pulgadas (406 mm) lo hará 3.364 veces. la progresión es geométrica. Unos simples primáticos de 50 mm de abertura y con 10 aumentos ya permiten observar aproximadamente 150 mil estrellas. El número de objetos estelares que puede captar un telescopio de aficionado de gran abertura puede alcanzar los 100 millones. Y esto no se debe entender como aumentos. Los más convenientes entre éstos en si, apenas rebasan los 300 en las mejores condiciones atmosféricas.

    (3) Sorprendente verdad, pero ¿por qué habrían de mirar con malos ojos la teoría expuesta por Galileo? Porque la presentaba un hombre de la Iglesia Católica.

    (4) No eran los relativos a los establecidos por la Doctrina Católica.

    (5) Y si la hubiese demostrado -era imposible, porque contenía errores-, ¿la habrían aceptado? Y es que ya demostró algunas cuestiones como las órbitas de las lunas jupiterianas que llevan su nombre, o los accidentes lunares, y fue en vano, algunos hasta se negaron al simple acto de poner el ojo sobre un ocular que no se entiende ni como servía para algo. En mi pueblo a eso se le llama la política del avestruz: esconder la cabeza en un agujero en el suelo ante la presencia del león.

    (6) Evangelista Torricelli - Wikipedia, la enciclopedia libre

    Todos los subrayados y las negritas son mías. en el texto no he tocado ni una coma, incluidas algunas minúsculas que yo considero deberían ser mayúsculas, pero las he dejado tal cual aparecen en el original.

    Saludos en Cristo.
    Última edición por Valmadian; 21/02/2013 a las 02:10
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

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  9. #9
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    Re: Benedicto XVI y Galileo

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    Quisiera corregir una equivocación.

    El discurso del 15 de Marzo de 1990 del Cardenal Ratzinger defendiendo valientemente la condena de la Iglesia Católica contra el error de Galileo, no tuvo lugar en la Universidad La Sapienza de Roma, como erróneamente dije, sino que tuvo lugar en Parma.

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