Doctor Miguel Ángel Escudero, especialista en oncología “El cáncer es el precio de extender la vida”
POR DAVID ROLDÁN / LA NUEVA PROVINCIA
El ser humano vivió miles de años en ambientes naturales, pero sobrevivió poco. La medicina, las nuevas cirugías, la calefacción, los vuelos, el cine, las vacaciones y otras posibilidades alargan la vida y el hombre, al vivir más años, tiene más mutaciones y habrá más cáncer.
El cáncer, por lo tanto, es el costo que la vida está dispuesta a pagar para evolucionar. Así lo considera el doctor Miguel Angel Escudero, miembro del Comité Científico de la Asociación Argentina de Oncología Clínica, de cuyo paso por Bahía Blanca, donde participó de una jornada de actualización organizada por dicha entidad y el Centro de Excelencia Oncológica (CREO), quedaron todas estas respuestas:
–Doctor Escudero, pensando en el carácter hereditario de algunos tipo de cáncer, ¿qué importancia tiene que se busquen antecedentes en el seno familiar?
–Para establecer bien los riesgos se deberían tener datos de, al menos, tres generaciones, pero muchas veces no sabemos de qué murieron nuestros abuelos. Y eso debe estar en las historias clínicas. Hoy sabemos lo que no se conocía 30 años atrás y ya no alcanza con saber qué les ocurrió a nuestros padres.
–¿Y en lo técnico?
–De las reuniones de los biobancos (almacenes de tejidos tumorales) se deduce que cirujanos y patólogos deben aprender nuevas técnicas de almacenamiento. Las biopsias deberían ser más gruesas y más profundas para que exista más tejido disponible. Esto permitiría contar con más información de aquellas familias predispuestas al cáncer.
–Cuando se habla de prevención, ¿cuánto tiene que ver la cuestión genética?
–A fines del siglo XIX se comenzó a observar que había familias enteras con muchos de sus miembros afectados por cáncer. Otras, no. En la medida que ingresamos al siglo XX y comenzaron a curarse los primeros pacientes, en estos aparecían segundos, terceros y hasta cuartos tumores. Sobre el siglo XXI estamos con familiares de pacientes afectados que consultan qué pueden hacer para saber si sus descendientes tienen riesgos. Hasta 2003 no había mucho para contestar. Cuando se avanzó en el estudio del genoma humano (tiene 3.200.000 bases y sólo se estudiaron 25 mil) se encontraron más respuestas.
–¿Cuánto hay de hereditario en materia de cáncer?
–Se habla de dos categorías: el cáncer esporádico y el adquirido. Se dice que entre el 5 y el 15 por ciento es hereditario y el resto, adquirido.
–¿Cómo se transforma la célula?
–Estudios nuevos demostraron que para que la célula normal se transforme en maligna tienen que haber, como promedio, seis mutaciones. Se encontró que el abuelo transmite, a veces, dos de esas seis células al hijo; éste haría dos más, pero todavía no es cáncer, y recién el nieto haría otras dos mutaciones para desarrollar una célula tumoral. Desde este punto de vista, el cáncer hereditario va a superar el 25 por ciento de la incidencia. Un faraón era viejo a los 30 años y hoy el mundo está lleno de personas que cumplieron 80 años y hay miles y miles que llegaron a los 100. Esta evolución obedece a la adaptación del organismo a una mejor vida.
–¿Cómo se adapta?
–A través de mutaciones que son benéficas para el organismo. La vida, para evolucionar, tiene que mutar y de vez en cuando aparece una mutación anómala que, entre otras enfermedades, produce cáncer.
–¿Qué ocurre con los sectores sin posibilidades económicas de hacerse estos estudios?
–Las sociedades democráticas deberían discutir si necesitan determinadas obras de infraestructura o invertir más en salud. En Escandinavia, por ejemplo, ocurrió eso. Tal vez haya que manejar más lento, demorar más en llegar al trabajo, pero destinar más fondos para que el hombre viva más y mejor.
–¿Y quiénes deben determinar esos estudios?
–Los profesionales que forman el consejo genético. Somos los oncólogos quienes podemos determinar qué familias tienen individuos con varios tipos de tumores que, analizando las historias clínicas, determinarán quiénes podrán desarrollar un cáncer.
–Porque a veces uno tiene temor a recibir noticias que no desea... ¿Cuánto influye la predisposición del ser humano para querer hacerse estudios?
–En el consejo genético debe estar el psicólogo, pues muchas veces el consejo diagnosticará el riesgo de cáncer en una persona y le cambiará su vida. También puede ser que el riesgo termine siendo más bajo.
En definitiva, tienen que estar el especialista en genética, el oncólogo, el patólogo, el psicólogo y hasta el cirujano.
–¿Cuál es el momento para hacer un estudio?
–Hay algunos tipo de cáncer en los que uno debe promover que los miembros de la familia se estudien y, en caso de aparecer, recurrir a la cirugía. Sin embargo, en otros, hereditarios o de predisposición familiar, no tiene sentido esa búsqueda. En realidad, éticamente uno debe esperar que nos pregunten.
–¿Qué rol deben jugar los medios informativos en esto?
–En primer lugar, el rol de la horizontalización de la información. Luego, el de formación y, finalmente, el de buscar cambios en la conducta.
–¿Cómo se ejemplifica esto?
–Hace 30 años, Estados Unidos tenía resuelto el problema de cáncer de cuello uterino. Ya no había mortalidad. Sin embargo, el ingreso de las corrientes migratorias cambió las cosas. Había oferta para hacerse el Papanicolao, pero las poblaciones latinas no la conocían. Entonces, establecieron técnicas de marketing social a través de los medios de comunicación y lograron que esas poblaciones que llegaron cambien sus conductas. Así, volvieron a disminuir los índices de mortalidad.
“EL 60 POR CIENTO SE CURA”
–¿Cuál es el grado actual de curación del cáncer?
–Utilizando bien los tratamientos disponibles, hoy se puede curar, definitivamente, el 60 por ciento de los casos. Y del 40 por ciento que no se va a curar, la mitad podrá vivir mucho tiempo porque existen estrategias para cronificar la enfermedad.
–¿De qué depende la cura?
–Primero, de contar con estrategias de prevención primaria, es decir, tratar de evitar que la población sana tenga cáncer. Con eso estaríamos disminuyendo la tasa de incidencia. Lo importante es un diagnóstico temprano. Otro escalón es tener acceso a terapéuticas que, superada la instancia de un diagnóstico oportuno o precoz, aun en modelos donde el tumor está avanzado, se pueda llegar a esa curación.
–¿Estamos muy lejos de eso en la Argentina?
–Hasta hace 10 o 12 años, nuestro país fue líder en América Latina para el desarrollo de las tres instancias fundamentales: prevenciones primaria, secundaria y terapéutica. Hoy ese liderazgo está en manos de Brasil, en tanto crecieron mucho las medicinas de Chile, Perú y Uruguay. Lamentablemente, nos quedamos en una meseta.
–¿Podemos imaginar que el cáncer habrá de desaparecer?
–En la medida en que el ser humano viva más años, habrá más cáncer.
–¿Esto es tan así?
–En Inglaterra se realizaron autopsias a 2.000 varones mayores de 80 años que habían muerto de otras causas que no fueran cáncer. El 100 por ciento de las biopsias de próstata marcaron un cáncer asintomático, no diagnosticado. Todos los hombres estamos sentados en un cáncer de próstata que sólo aparecerá si el tiempo nos deja vivir más. La mutación deletérea del cáncer es inevitable en la medida que transcurre más tiempo de vida.
El valor de hablar
–¿Por qué de cáncer no se habla?
–Porque siempre se lo vincula con el fracaso terapéutico y con la muerte. Es un error. En 1998, la Organización Mundial de la Salud declaró que para 2010 el cáncer iba a ser la principal causa de muerte en el mundo. Fue así.
–¿Entonces?
–Estamos ante una epidemia, una realidad de la humanidad de la cual tienen que hablar médicos, gobiernos, comunidades y es momento de tomar decisiones. En base a lo que nos pasa hay que manejar presupuestos, campañas de prevención primaria, secundaria y determinar bien cuáles deben ser las líneas terapéuticas para cada tipo de tumor.
“En la década del 60, Estados Unidos, en medio de la Guerra Fría con Rusia, tenía dos objetivos básicos: uno, conquistar el espacio; otro, curar el cáncer. Sobre el espacio hubo mucho desarrollo, pero en materia de cáncer, en los primeros 10 o 15 años no apareció una salida y esto generó una gran frustración internacional.
Depresión, culpa y miedo
“Algunos estudios dicen que la depresión, sostenida en el tiempo, podría ser un factor de riesgo. Debemos ser muy prudentes en esto”.
“No debemos sentir culpa, que es lo primero que nos surge cuando nos diagnostican. ¿Qué hice mal?, es la pregunta que se repite cuando se confirma la presencia de un tumor”.
“Una de las formas de luchar contra el cáncer es perderle el miedo, que paraliza en cualquier situación de la vida. Muchas veces la gente no se trata por miedo. Debemos tener presente que el cáncer es una enfermedad más, muchas veces curable y que si no se cura se puede cronificar. ¿Acaso no son crónicas la diabetes o la hipertensión arterial?”.
Epidemia mundial
Un tercio de los casos de cáncer que se produce en el mundo puede prevenirse, según datos de la Unión Internacional para el Control del Cáncer (UICC). Se estima que el número de casos de cáncer y de muertes relacionadas en todo el mundo se duplicará en los próximos 20 a 40 años, con la mayor repercusión en los países de ingreso bajo y medio.
Las políticas y los programas mundiales, regionales y nacionales que promueven estilos de vida sanos pueden reducir significativamente el cáncer, provocado por factores de riesgo como el alcohol, la dieta malsana o el sedentarismo.
El uso del tabaco podría matar a unos 1.000 millones de personas en este siglo XXI. A ese consumo se le atribuye el 71 por ciento de las muertes por cáncer de pulmón y de no menos del 22 por ciento de todas las muertes por cáncer.
Tan sólo dos tipos de cáncer, el de cuello uterino y el de mama, producen más de 750 mil muertes al año, y gran parte de ellas ocurre en los países en desarrollo.
De los 7.600.000 muertes mundiales por cáncer en 2008, más del 55 por ciento se produjeron en las regiones menos desarrolladas del mundo.
Para 2030, se calcula que el 60 o el 70 por ciento de los nuevos casos de cáncer por año estarán concentrados en los países en desarrollo. Allí, aproximadamente el 50 por ciento de las personas diagnosticadas son menores de 65 años.
Los pacientes que padecen algún tipo de cáncer curable en el mundo desarrollado sufren y mueren innecesariamente, debido a la falta de conocimientos, de recursos y de acceso a servicios de atención eficaces.
Protagonista
El doctor Miguel Ángel Escudero fue presidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC), entidad en la que actualmente se desempeña dentro del comité científico. Es también jefe del servicio de Oncología del Hospital San Bernardo, de la ciudad de Salta.
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