Esta matraca de la simulación, al margen de películas de Hollywood, ya las había yo leído en algún otro sitio. Según ellas, el mundo es como un gran SimCity, con infinidad calles, árboles, coches que corren y van de un lado para el otro, gentes que van a sus quehaceres cotidianos, carreteras, autopistas, montañas escarpadas, valles, etc, etc... Y todo ello en una simple simulación de ordenador que alguien, en un remoto futuro o pasado, programó vaya usted a saber por qué motivo. Una gran mentira, como en Matrix, en la que todos estamos atrapados, porque incluso formamos parte de ella.
Una locura más para evitar creer en Dios. Como ocurría con aquella locura de la pan-espermia, según la cual la vida había llegado a la tierra desde el espacio interestelar (en un platillo volante o en un asteroide cualquiera). La cuestión es siempre poner un obstáculo entre medias, para no tener que responder a la eterna pregunta que, sin fé, no tiene respuesta...
Porque, perdonadme la expresión, hay que ser imbéciles. Aún admitiendo pulpo como animal de compañía, ¿qué más daría que la vida llegara del espacio o que todo lo que vemos no fuera otra cosa que un gran programa de ordenador?. Es solo colocar escalones entre el hombre moderno, arrogante y descreído, y el principio y el final de todas las cosas, entre el alfa y el omega. Una gran pérdida de tiempo y de dinero para evitar admitir que la ciencia no tiene (ni tendrá jamás) por sí sola respuestas para el eterno enigma. ¡Esta pseudociencia moderna, al igual que toda la cultura que emana de ella, es como el arte contemporáneo...!, una basura esquizofrénica, repleta de nihilista basurilla que, por otra parte, es la misma cantinela de siempre, desde los tiempos en los que la serpiente logró convencer a Adán y Eva. Es el viejo sueño de querer ser como dioses usando el truco de creer que vivimos inmersos en una caverna en la que solamente podemos percibir las sombras de la realidad; pero que algún día, el hombre, y solo con su propio y exclusivo esfuerzo y poder, logrará salir de ella para pasar a ser dueño de toda la realidad que le rodea, sin tener que deberle nada al Creador. Toda esta pseudociencia pretende ser antesala de ese viejo sueño por el que también se dejaron tentar Adán y Eva. ¿Por qué el hombre seguirá siendo tan terco?.
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