IGLESIA vs CIENCIA
1ª Parte.- INTRODUCCIÓN.
Es un tópico tan manido como FALSO el de la "oposición" entre Ciencia e Iglesia.
A otros muchos les han convencido de que la Iglesia no quiere el progreso científica porque precisa de la ignorancia de la gente para adoctrinarlas. A extender estas calumnias han contribuido numerosas publicaciones, películas, artículos, etc. Y es que sólo desde la mala fe o la ignorancia de la verdad histórica ha podido consolidarse tal malentendido.
Pero estos interesados tópicos no responden, para nada, a la realidad. De hecho la Ciencia, tal como la entendemos hoy nace en el seno del Catolicismo.
Sólo la verdad católica, que afirma que un mundo creado por Dios, a través del Logos (Jesucristo), la que convencen al hombre de que toda la realidad está dotada de una estructura lógica, de un orden, y que, por tanto, puede estudiarse metódica y científicamente.
Para los católicos la naturaleza (no está poblada por genios ni diablos como consideraban los paganos) PUEDE SER RACIONALIZADA. No cabe atribuir los fenómenos metereológicos a la ira de los dioses, sino que TODA LA REALIDAD ESTÁ IMPREGNADA DE UNAS LEYES QUE EL HOMBRE, MEDIANTE EL USO DE LA RAZÓN, PUEDE DESCUBRIR Y FORMULAR.
Una fehaciente e irrefutable prueba de que la Iglesia es precursora y defensora del progreso científico es la pléyade de eclesiásticos que lo han cultivado y que, por méritos propios, merecen figurar en la galería de científicos ilustres.
Muchos se sorprenderán al comprobar que ni mucho menos todos los científicos eran (ni son) ateos. Así, entre otros: Mendel (genética) era un monje agustino, o que Lamaître (formulador teoría Big-bang) era sacerdote, y así tantos y tantos otros.
El legado científico y artísitico de la antigüedad fue conservado y difundido gracias a la callada labor de los monasterios medievales.
Hay un proverbio que dice: "mucha ciencia acerca a Dios, pero poca aleja" pero es incorrecto. TODA CIENCIA, PEQUEÑA O GRANDE, ACERCA A DIOS.
Porque, como enseña la Iglesia, el mismo Dios que se ha dado a conocer mediante la Revelación, ha creado el mundo. Por tanto, es absurdo afirmar que Dios pretende equivocarse o confundir al hombre poniendo contradicciones entre lo que debe creer y lo que le muestra su razón.
La cultura actual recoge, en gran medida, la herencia de la Ilustración. Del siglo de las "luces" que para poder brillar, despegó una densa sombra sobre la anterioridad histórica y su reflejo deslumbró a las generaciones posteriores. Así, los supuestos y malentendidos se han sucedido de forma acrítica, tejiendo un velo de confusión, difamación y duda.
Pero el amor a la ciencia es muy anterior a ese período en que el hombre para entender la naturaleza, quiso prescindir de Dios.
El autor afirma (y hace reflexionar) sobre el hecho de que el actual colapso de la ciencia, pese al enorme deslumbramiento que produce la técnica alcanzada, es debido a que se ha debilitado la confianza en Dios.
Antaño, había la certeza de que un Dios bueno había creado el mundo, bajo esa premisa miles de investigadores y científicos se lanzaron a experimentar y descubrir y leer lo que Dios había escrito en la naturaleza.
Hogaño parece que la misma ciencia se encuentra mal consigo misma y abandona su impulso para dejar el "progreso" en manos de la técnica.
Es ese afán de controlar y manipular la naturaleza lo que conduce al imperio de la técnica, conecta más con la obscuridad de la alquimia o magia que con el secular camino de la ciencia.
Una de las razones por las que la Edad Media fue poco técnica es porque era muy competitiva. De hecho, es en esa fase histórica donde se sientan las bases para todo conocimiento científico verdadero.
Sin embargo, a partir del Renacimiento, usar dichos conocimientos, sin referencia a Dios, era una tentación grande.
Así cabe preguntarse si los actuales callejones, sin salida, a los que conducen los manipuladores genéticos de embriones, o el mal uso de la energía nuclear, no responden a un olvido de Dios y de que el mundo es su creación. Y, por tanto, sólo cuando el hombre camina con humildad puede llegar a descifrarlo de manera satisfactoria.
2ª Parte.- CIENCIA POSITIVA Y FUNCIÓN DE LA IGLESIA.
Cuando se plantea la cuestión de la fe y la ciencia, la mayoría mencionarán, irremediablemente, el "caso Galileo Galilei"
Asombra como miles de personas que no saben nada, o casi nada, de la Iglesia, de Historia, y menos aún de Doctrina Católica saben de pé a pá esa parte de la Leyenda Negra. Evidentemente la deformación histórica y la propaganda desde hace siglos tienen gran peso.
Pero la condena del sabio pisano ha influido en tanta gente que ha sido considerada un paradigma de las "malas" relaciones que "afirman" han "existido siempre" entre la Iglesia y la ciencia.
Y eso aunque todos esos miles de personas no puedan poner ni un solo ejemplo más, ni uno solo, de todos los sabios católicos, de los cientos de sus descubrimientos, ni de otro sabio condenado (Galileo fue condenado, sí, pero a una pena tan suave que siguió siendo amigo de Papa y Cardenales, siguió investigando, y murió en su cama unos años después sin haber pasado un día en la cárcel y sin que se le infligiera ningún castigo).
LA FUNCIÓN PRIMORDIAL DE LA IGLESIA.
Empecemos por clarificar un tema ¿Tiene la Iglesia obligación de amparar la ciencia?
Una cosa es el conocimiento científico (experimental) y otra el saber religioso que nos proporciona la Revelación divina.
La Iglesia ha recibido de Jesucristo el encargo de custodiar la Revelación. No tiene ninguna misión encomendada en orden a otro tipo de conocimientos.
Cuando se leen los textos evangélicos se comprueba que no aparece ninguna enseñanza científica. Únicamente hay alguna referencia al saber vulgar sobre la naturaleza y con la intención de ejemplarizar alguna verdad religiosa.
En RESUMEN la Iglesia para ser fiel a su fundador, debe considerar que su función es la de salvaguardar las verdades de fe y no tiene por qué ocuparse de las científicas. Cristo vino a salvarnos, no a instruirnos sobre la naturaleza de este mundo. La salvación no es terrenal, sino eterna.
Es desconocer la misión de la Iglesia pensar que también debe ocuparse de verdades contenidas en las ciencias. Así, estas pueden seguir su curso tranquilamente con plena autonomía respecto de la religión ya que no constituyen labor de la Iglesia.j
Cierto que ha habido momentos en la Historia en que la Iglesia se ha pronunciado sobre cuestiones que correspondían a las ciencias ¿Qué hay de eso?
1º.- en temas exclusivamente científicos no hay un solo caso en que haya habido intervención eclesiástica.
2º.- si la jerarquía o alguno de los doctores de la Iglesia en nombre de la Teología, ha dicho algo referente a la ciencia siempre ha sido en cuestiones relacionadas con la verdad bíblica. Y la razón mantener la Palabra de Dios íntegra.
¿Qué a veces no deberían haberlo hecho por no requerirlo la cuestión? Es posible. Se equivocaron como nos ocurre a todos alguna vez, pero no se puede negar la buena fe. Y está claro que no hay ni un solo caso en que se haya comprometido la infabilidad prometida por Jesucristo.
En el tan aireado caso Galileo lo que se decidía no era una cuestión científica (de la que Galileo no tenía más que una hipótesis sin prueba alguna, como sus detractores que tampoco la tenían a favor de sus tesis) se debatía un DECRETO DISCIPLINAR porque Galileo había DESOBEDECIDO a lo que se le había ordenado y comprometido.
¿QUÉ OCURRE ENTONCES EN LA RELACIÓN DE LAS CIENCIAS CON LA FE?
De un lado las ciencias de la naturaleza y, en general, todas las ciencias positivas tienen por objeto, o campo de estudio, lo que proporciona la observación. Nada pueden afirmar de lo que les supera sin salir de su objetivo.
Por otro lado, la Revelación divina confiada a la Iglesia sólo hace referencia a verdades religiosas, o sea, a las relaciones del hombre con Dios.
Por esa razón los puntos de contacto entre fe y ciencia son escasos. Se ciñen a aspectos muy concretos relativos, principalmente, a la constitución del hombre, su origen, y al origen del mundo en que habita.
La fe dice que el hombre y el mundo son creaciones divinas, y es algo que a día de hoy no puede ser negado por la CIENCIA.
Si la Iglesia no tiene por misión ocuparse de las ciencias de la naturaleza ¿Debe permanecer indiferente ante el progreso de esas ciencias? ¿Tiene algo que decir?
Según el Génesis (1, 26-27): "y dominad la tierra" nos dicen que en el plan de Dios entraba el progreso de la humanidad, así pues, el progreso científico es querido por Dios y por ello la Iglesia no será indiferente a él.
Pero la Iglesia, como tal, ha estado de acuerdo en el progreso de todo tipo, y por supuesto, en el científico. Es más lo ha fomentado.
3ª Parte : EL CULTIVO DE LAS CIENCIAS EN LOS PRIMEROS SIGLOS DEL CRISTIANISMO.
El Magisterio de la Iglesia, por su misión, sólo debe ocuparse de la Revelación divina. No le hace falta ni le compete preocuparse de cuestiones científicas. No es su deber.
Pero ello no impide que sus miembros puedan contribuir al progreso de la humanidad en el campo de las ciencias pero ¿Lo ha hecho siempre?
Indiscutiblemente durante los primeros siglos de la era cristiana no se encuentran eclesiásticos que hayan aportado avances notables a la ciencias de la naturaleza o matemáticas.
Por eso algún osado o ignorante culpa a la Iglesia en ese período de haber actuado contra el progreso científico.
LA CULTURA ROMANA NO ERA CIENTÍFICA.
Durante los primeros cuatro siglos del Cristianismo, donde la cultura helenística (griega) siguió dominando encontramos científicos. Evidentemente ya no es la edad de oro de la ciencia griega (finalizó hacia el 200 adC) pero aún sobrevive la edad de plata con personajes célebres como:
· el matemático Menelao de Alejandría (I dC),
· el astrónomo Ptolomeo (II dC),
· el médico Galeno (II dC), y algunos más que contribuyeron al progreso de la ciencia.
Sobresalen dos matemáticos importantes, probablemente cristianos:
· Diofanto (III dC) que dedica su obra Arithmetica a Dionisio (obispo de Alejandría) y
· Pappus que sobre el 320 publica Synagoge Matemática en la que se alude a Dios (algo que no haría un pagano). El tratado de Pappus es, para los historiadores, el último tratado original verdadermanete importante de la antigüedad clásica.
Habría otros, pero se considerarán obras menores.
La ciencia antigüa (escuelas de saber y grandes filósofos) entraba en su decadencia definitiva y se apagaría, con independencia del surgimiento del Cristianismo.
Como remate comentar que una Iglesia escasa en número, débil, perseguida y martirizada difícilmente podría ser campo abonado para investigaciones. Primero debía asentarse y crear la sociedad y ambiente apropiado, algo que siglos después daría sus frutos.
TRANSMISIÓN DE LA CIENCIA AL INICIO DE LA EDAD MEDIA.
Cuando los pueblos germánicos y eslavos (bárbaros) en sucesivas oleadas se apoderan de los restos del Imperio, la cultura científica helenística como la civilización romana ya están en plena decadencia.
Es el momento que aprovechan algunos para afirmar que la actitud de la Iglesia con la ciencia se manifestó en algún Concilio Provincial, concretamente en Toledo 447 en el canon nº 15 dice: "si quis astrologiae vel mathesiae (sic) aestimat esse credendum, anathema sit" (si alguien cree que hay que creer la astrología o la matemática, sea anatema).
Y en el Concilio de Braga (561) en el nº 10: "si quis duodecim signa vel sidera, quae mathematici observare solent, per singula aniame vel corporis membra dissipata credunt ... anathema sit" (si alquien cree que los doce signos o astros (zodiacales) que dicen los matemáticos, se hallan dipersos por los miembros del cuerpo o del alma ... sea anatema)
Acusar a la Iglesia de no aceptar la ciencia basándose en estas decisiones conciliares no tiene fundamento. Es un problema de nomenclatura. Del contexto se deduce que matemática y matemáticos no se toman en sentido actual, sino que está referido a las elucubraciones supersticiosas de la astrología.
EMPIEZA UNA ERA DIFERENTE PARA LA CULTURA Y LAS CIENCIAS.
El fin de la edad antigua también es el fin de la época de las ciencias naturales las matemáticas y la filosofía, tras un declive prolongado algunos historiadores datan el punto final de la edad antigua en:
- 324 (fundación de Constantinopla),
- otros en 375 (muerte Valentiniano I),
- otros en 395 con la división del imperio entre Aracadio en Oriente y Honorio en Occidente (a la muerte Teodosio el Grande), y
- otros en 476 (cuando Odacro) con los hérulos depuso al último emperador romano Rómulo Augústulo.
Estos son los hitos normalmente aceptados, pero hay más. Incluso se retrasa hasta el 600 el auténtico inicio de la Edad Media.
Aunque varíe el criterio de los historiadores es innegable una nueva etapa histórica que se inauguraba con los cambios al final del V. También la cultura científica se encontraba en decadencia pero experimentará un resurgimiento ¿Cómo?
Una vez destituido el último emperador romano, Odoacro se proclama rey de Italia (476) después de que el Senado hubo enviado al emperador Zenón en Constantinopla las insignias imperiales en señal de vasallaje y éste, vía hechos consumados, dio a Odoacro el trato de patricio.
El ostrogodo Teodorico, que fuera rehén de Constantinopla desde 462 donde aprendió ciencia clásica y política, convertido también en patricio por el emperador Zenón y con su beneplácito invade (468) Italia contra Odoacro que reinaba desde Ravena. El sitio duró tres años (490-493) hasta que Odoacro capitula y Teodorico se proclama rey godo y romano siendo reconocido por el emperador de Constantinopla en 498.
EL CATÓLICO BOECIO TRANSMISOR DE LA CIENCIA CLÁSICA.
Teodorico era cristiano arriano, pero totalmente tolerante con los católicos y se propuso favorecer el estudio de las ciencias. Ravena se convirtió en un centro científico y cultural.
Uno de los mejores colaboradores de Teodorico, en la política y la cultura científica, fue el católico Severinus Boetius (480-524).
Boecio era de familia romana consular que desde los 10 hasta los 28 años había vivido en Atenas estudiando filosofía y matemáticas. A su regreso a Roma (510) fue nombrado cónsul y magister Palatii. En dos de sus obras Boecio queda demostrado que era católicos (De unitate Trinitatis y De persona et duabus naturis) pero no se limitó al campo teológico sus obras principales fueron en el campo de las ciencias.
Fue el matemático más importante de la Antigua Roma (según Carl B. Boyer). Tradujo al latín los Elementos de Euclides y escribió libros de texto de aritmética, geometría, astronomía y música que serían la base del quadrivium de la enseñanza medieval.
Boecio también muestra conocimiento de la lógica Aristotélica, añadiéndole algunos elementos de la escuela estoica.
Gracias a él se inicia un movimiento de recuperación de la ciencia clásica. No pudo finalizar la obra que se imponía de traducir y comentar la totalidad de las obras aristotélicas, por una falsa acusación de traición cayo en desgracia, fue encarcelado y ejecutado, aunque se le venera en la alta Italia como mártir es inapropiado, su cárcel y muerte fueron por motivos políticos.
Boecio puede decirse que fue el último romano y el primer escolástico, el puente entre el mundo clásico y el medieval debido a la gran cantidad de materiales que recoge de la antigüedad.
LOS PRIMEROS MONJES EUROPEOS : LOS SALVADORES DE LAS CIENCIAS.
Los monjes de VI al IX en Europa fueron los que salvaron la mayor parte de la cultura clásica, incluso de las ciencias profanas (matemáticas, ciencias naturaleza y filosofía) lo afirman TODOS los historiadores de la ciencia.
Sigamos a uno de ellos (Josep M. Millás Vallicrosa en Estudios Sobre la Historia de la Ciencia Española): "todos los historiadores han hecho justicia a la obra meritísima de estos monjes que en los albores de la moderna Europa la salvaron de los forzados cataclismos ... También fue vida cultural, conservando vigilante la llama del saber y del estudio, en una época en la cual el quehacer intelectual había perdido su sentido en gran parte de la población"
¿QUIÉNES FUERON ESTOS RELIGIOSOS SALVADORES DE LA CIENCIA?
EL MÉRITO PRINCIPAL ES DE LOS BENEDICTINOS, aunque el iniciador no fuera San Benito sino un coetáneo suyo. San Benito (480-547) de joven se retiró a Subiaco para llevar vida de eremita, pero en 530 hace su gran fundación (Montecasino) que se convertirá en el centro de irradiación monacal.
Al tiempo, en Calabria, se hacía otra fundación, la que instauró el trabajo de scriptorium para los monjes con el fin de conservar los clásicos. El fundador de este monasterio era Flavius Magnus Aurelius Cassiodorus (490-580) de familia noble e iniciado en la política. En 507 era cuestor, y en 514 cónsul. Teodorico lo convirtió en su secretario particular.
En 540 fundó un monasterio (Vivarium) en una finca de su propiedad y él mismo entró de monje. Convirtió el monasterio en un centro cultural e impartía enseñanza, religiosa y secular.
Buscó manuscritos por todos lados y los confiaba a los monjes para que realizaran copias, que él también hacía. Además escribió obras originales como una especie de enciclopedia en dos tomos en que dividía las artes (gramática, retórica y dialéctica) y quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música).
CALLADA, PERO EFECTIVA LABOR MONACAL.
En el Vivarium se ejecutó una obra muy importante para la conservación de los textos antiguos. Pero también se realizó un trabajo aún más importante en muchos otros lugares por los monjes que se responsabilizaron de la transmisión del tesoro cultural de la edad antigua.
En la alta edad media europea no existió ninguna producción científica digna de reseñarse, ni nuevos descubrimientos ni teorías originales.
La inseguridad de la vida diaria en la Europa de la época era constante entre el VI al IX (invasiones del Este, Vikingas, Islámicas, etc.) eran una constante fuente de incendios, demoliciones, saqueos e intranquilidad.
Por eso resultó tan decisiva la obra de transmisión y conservación de los conocimientos clásicos efectuada por los monjes. Toda la actividad intelectual que no podía darse en las ciudades se cobijó e los monasterios benedictinos.
Hasta en la agricultura serían los monjes quienes enseñarían a aprovechar la tierra y mejorar los cultivos. Acción benéfica que se prolongaría hasta pasado el XIII.
Por todo ello San Benito ha sido proclamado patrono de Europa, el gran defensor (con sus monjes) de la cultura y la civilización.
En todos los monasterios benedictinos había una gran sala: sciptorium, donde los monjes (scriptores) en completo silencio, se dedicaban a la copia de los códices que habían obtenido.
Al tiempo mejoran la escritura para hacerla más inteligible, los monasterios intercambian copias y enriquecen sus bibliotecas.
Según J. Beaujeu (Historia General de las Ciencias, Barcelona, 1971): "sin Casiodoro, sus monjes y todos los que durante siglos, sin tregua, copiaron textos .... todas las obras científicas y literarias de la Antigüedad se habrían perdido y nunca se habría producido el Renacimiento".
Un benedictino que divulgó las ciencias fue el inglés san Beda el Venerable (673-735) se distinguió por su dedicación al estudio y enseñanza, impulsor de las ciencias de la naturaleza, (escribió De Natura Rerum, compendio de cosmología), astronomía, propuso la reforma del calendario (similar a la gregoriana) y se ordena sacerdote, observó la relación directa entre las mareas y los movimientos de la luna, los equinoccios, registró su variación real de un punto a otro de las costas inglesas, etc.
Los monjes no eran simples transmisores de las ciencias, sino también protagonistas de su desarrollo. La explicación de mareas de Beda sería más exacta y científica que la posterior de Galileo que las achacaba, erróneamente, al movimiento terrestre.
Sería Newton, ya en el XVII cuando se ratificaría lo acertado de los estudios de Beda y se descartaría a Galileo.
El diácono Alcuino (735-804) discípulo de Beda, formado en la escuela de York, introdujo en Francia y Aquisgrán (fundando una escuela palatina) los métodos y conocimientos que ya había en Inglaterra. Fue el principal promotor del renacimiento carolingio.
LA CIENCIA ÁRABE (INDIA) LLEGA A OCCIDENTE GRACIAS A LA IGLESIA.
En el VII el mundo árabe empieza a ocupar un puesto importante en la historia. En el 632 Mahoma muere pero ya toda la Península Arábiga es musulmana. Poco tiempo después habrán conquistado para el Islam: Palestina, Siria, Irak, Mesopotamia, Egipto, Irán, Túnez y Marruecos. A inicios del VIII ocuparán casi toda la Península Ibérica.
Inicialmente sólo propagaban su fe. Cuando los soldados de Omar, a las órdenes de Amrú, llegan a Alejandría (621) no respetaron la biblioteca porque Omar dijo: "si estos escritos son conformes al Corán son inútiles, si son disconformes no pueden tolerarse" La leyenda de que fueron quemados todos los papiros para calentar los baños públicos durante seis meses es poco verosímil, pero sí se destruyeron.
Aunque EL PUEBLO ÁRABE NO HABÍA DESARROLLADO UNA CULTURA PROPIA ERA HÁBIL ASIMILANDO LA DE LOS PAÍSES QUE INVADÍA, y aunque no era su propósito (sólo transmitir y expandir su fe) hicieron de transmisores de la cultura y ciencia.
Su alta capacidad de asimilación, unidas al afán de saber, les hicieron tolerantes con los "sabios" que no seguían su fe aprendiendo de ellos la ciencia y la cultura.
Con la dinastía abasida se traslada la capital de Damasco a Bagdad (762) y los califas protegieron la ciencia, especialmente el tercer califa: Al-Mamún (809-833) que funda la Casa de la Sabiduría (Bait al-hikma) y ordena traducir al árabe todas las obras griegas que puedan obtenerse, así se hace también con Euclides, Apolonio, Diofanto, Arquímedes, Tolomeo, Aristóteles, el Corpus hipocraticum, Galeno, ...
Esta ciudad será el nuevo centro del cultivo de las ciencias a donde acuden los estudiosos de todas partes, incluyendo cristianos nestorianos.
FLORECIMIENTO DE LA CIENCIA ÁRABE.
Como los monjes cristianos no se limitaron a traducir y surgieron buenos científicos. Con los conocimientos clásicos de base empiezan a aportar con buenas observaciones reformulan la astronomía, matemáticas, óptica, química, medicina, ...
Especialmente en astronomía la aportación árabe fue notable, y aún conservamos nombres árabes: cenit, nadir, azimut, almanaque ... y nombres de estrellas: alcor, Algol, Aldebarán, Altair, Déneb, Mizar, Rigel ...
Unidos a los astrónomos también surgirán matemáticos, así Muhammada ibn-Mussa alKhawarizmi (780-840) que nos legó dos palabras: algoritmo (método de cálculo) y guarismo (signo o cifra), logró resolver con éxito las ecuaciones de primer y segundo grado, y a él debemos la introducción del SISTEMA INDIO de numeración (nueve cifras y un punto para el cero) que sustituiría, ventajosamente, al sistema de letras romano (I, V, X, L, C, D y M) y se denominan, erróneamente, cifras arábigas (son indias).
De la traducción al latín de su libro (Liber Albebrae et Mucabala) deriva la palabra álgebra (resolución de ecuaciones).
En química Yabir ibn-Hayyan (VIII) conocido más por su nombre latinizado de Geber influyó grandemente en la alquimia medieval.
Además de Bagdad destacaron El Cario y Córdoba por sus científicos. Ésta con el califato (X y XI) sobrepasará a Bagdad en producción científica.
Pero SERÍA LA IGLESIA LA ENCARGADA DE TRASPASAR TODO EL BAGAJE CULTURAL Y CIENTÍFICO A EUROPA.
La introducción de la nueva ciencia y cultura árabe pasará al mundo europeo gracias a la labor de la Iglesia con sus monjes y escuelas que van fundando bajo su amparo y aportación de los eclesiásticos.
A medida que la ciencia árabe se desplaza hacia Occidente empieza a permeabilizarse en la Cristiandad el saber, especialmente en dos puntos: España y Sicilia.
Los cristianos establecen varias escuelas de traductores del árabe (Toledo, Vic, Ripoll, etc.)
4ª Parte: EL MONJE CIENTÍFICO Y PAPA.
Este extraordinario hombre merece capítulo aparte.
Estamos a mitad del X, cuando ya han llegado a Vic textos árabes, traducidos, incluso antes de la fundación de la famosa Escuela de Traductores (Toledo).
Sobre el 940 en Aurillac nacía en una familia humilde Gerberto. Recibiría la primera educación (el Trivium) como era habitual en el monasterio benedictino de su ciudad. Pronto se distinguiría por su viva inteligencia.
Profesó de monje y el abad (Geraldo) le permitió ir a cursar el Quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música) a Barcelona (967) y se confía su formación al obispo Atón de Vic.
El joven monje Gerberto se encontró con la ciencia árabe, ya asimilada por los sabios locales, entre ellos el arcediano de la catedral (Sunifred Llobet) traductor de textos árabes y con el que sostuvo una buena amistad. Gerberto adquiría una sólida formación científica. Se entusiasma con las matemáticas y aprende astronomía y ciencias naturales.
Ya tenía fama de científico cuando en 975 acompaña al conde de Borrell y a Atón a Roma. El Papa quiso disfrutar de una inteligencia tan brillante y lo mantiene a su servicio dos años.
En el 999 era nombrado Papa. Fue el primer francés que llegó al solio pontificio con el nombre de Silvestre II, aunque siempre se mantuvo como un monje austero, humilde y fuerte.
Fue un pontífice ejemplar y sumamente beneficioso para la Iglesia. Promovió la evangelización de Polonia y Hungría, se esforzó por establecer la paz entre naciones. Otorgó privilegios a Sant Cugat del Vallés donde se había formado e intervino en la reforma del monasterio de Sant Benet de Bages.
LA OBRA CIENTÍFICA DEL MONJE GERBERTO.
Gerberto fue uno de los científicos más brillantes de su época. Especialmente en matemáticas, pero también en química y astronomía.
Sus enemigos (políticos, especialmente por apoyar a Otón III se creó enemigos en Italia: Condes Tívoli, Crescenzi de Roma, etc.) hicieron correr leyendas difamatorias sobre que hacía magia, etc.
Fue el primer matemático que introdujo el sistema numérico posicional con los signos arábigos, mostrando las ventajas sobre la numeración romana (intentar multiplicar 38 x 840 con la numeración romana = XXXVIII x DCCCXL).
Aplicó el uso del ábaco para el cálculo y escribió un tratado sobre ello (tras desarrollar el modelo cuando era profesor en Reims).
Escribió, también, sobre geometría.
Como astrónomo escribió obras de las que se conservan once copias manuscritas.
Sus conocimientos de música y física le permitieron construir un órgano, a vapor, para la catedral de Reims.
E inventó algunas máquinas hidráulicas e incluso se comenta que construyó un reloj de péndulo.
Gerberto es el claro ejemplo de que el cultivo de la ciencia no era en modo alguno incompatible con cargos eclesiásticos, ni siquiera con el más elevado de todos.
LA ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO.
En los libros de historia de la ciencia se comenta siempre que Toledo, a partir del XI, fue la principal puerta de entrada en Europa de la ciencia elaborada y asimilada por los árabes (que habían traducido, a su vez, del griego).
La Escuela de Traductores de Toledo fue el principal vehículo transmisor de esos conocimientos. Lo que muchos historiadores se "olvidan" es que el FUNDADOR y PRIMER PROMOTOR de las traducciones fue su ARZOBISPO.
En esos momentos de la historia de la ciencia EL PAPEL DE LA IGLESIA ES FUNDAMENTAL.
No solo porque la Escuela de Toledo, que es la primera, sino por los otros varios centros que se dedicaron a traducir y trasladar de los árabes todos a la sombra y amparo de monasterios y sedes episcopales.
Toledo, en la era de esplendor del califato de Córdoba ya tenía muchos volúmenes procedentes de Córdoba. Cuando Alfonso VI conquista la ciudad del Tajo, respetando a los musulmanes que allí vivían, se convierta en un centro de intercambio cultural de primera magnitud, abastecida por la ciencia griega y árabe.
EL ARZOBISPO RAYMUNDO DE AGEN.
Era un monje proveniente de Cluny. Nacido en Gascuña (1070) y conocido por Raymundo (Raimon) dwe Salvetat.
Vino a España acompañando al monje Bernardo, al monasterio de Sahagún al que Bernardo introdujo en el rigor de la regla cluniacense.
Cuando Alfonso VI (1085) obtiene la capitulación de Toledo se pensó en un arzobispo, y la elección recayó sobre el monje Bernardo que pidió el título de primada para la sede y que consiguió de Urbano II (1088).
Raymundo era elegido, a su vez, obispo de Osma. Al morir Bernardo era designado sucesor de su primacía.
El nuevo arzobispo, amante de la ciencia, patrocina (1130) con miembros de su capítulo catedralicio un equipo de traductores para difundir la ciencia de los árabes. El equipo se conocía como Escuela de Traductores de Toledo, no era una escuela propiamente dicha, ni originó escuela, ya que algunos de los centros menores (Vic, Ripoll, etc.) que también traducían, eran anteriores a Toledo pero el más importante de Europa fue el de Toledo.
La técnica de la traducción era obra de dos personas. Una conocía bien el árabe y bastante bien el castellano. La otra, generalmente un clérigo, la que sabía castellano y dominaba el latín.
La primera traducía al castellano lo que leía en el texto árabe, la otra escribía en latín (la lengua culta de todo Occidente).
Luego se hacían las copias y se llevaban a París y a centros de estudios de TODA EUROPA.
La materia predominante en las traducciones era la ciencia, hasta mediados del XIII, cuando Alfonso X el Sabio pidió que se tradujeran también obras literarias.
LA IMPORTANCIA DE LAS TRADUCCIONES PARA EL PROGRESO CIENTÍFICO EN EUROPA FUE DE PRIMER ORDEN, nada tiene de raro que un traductor tan poco sospechoso de clericalismo como Renan diga (Averroes et l'averroisme, París, 1861, pg. 201): "la introducción de los textos árabes en los estudios occidentales divide la historia científica y filosófica de la edad media en dos épocas diferentes ... el HONOR DE ESTA EMPRESA CORRESPONDE A RAYMUNDO, EL ARZOBISPO DE TOLEDO"
Raymundo de Agen muere en 1152. Su obra, ya consolidada, la sigue el arzobispo sucesor, Juan, que siguió la línea de su predecesor.
LA INFLUENCIA DE LA ESCUELA DE TRADUCTORES, DE LOS ARZOBISPOS DE TOLEDO, LLEGÓ HASTA EL RENACIMIENTO.
Probablemente el traductor más famoso de Toledo sea el italiano Gherardo de Cremona (1114-1187) el fue quien más contribuyó a la difusión de la ciencia árabe-griega por Europa. Debido a su interés por un ejemplar del Almagesto de Tolomeo tuvo que ir a Toledo, al no hallarlo en Italia.
En Toledo lo encontró y estudió a fondo traduciéndola al latín (1175), al estar tan interesado por las matemáticas y ciencia en general hizo que ya no se fuera de Toledo, tradujo a Arquímedes, Euclides, Apolonio, Diocles entre los matemáticos, a Aristóteles entre los filósofos, a Hipócrates y Galeno entre los médicos, y también obras árabes.
Al menos puso 85 obras en latín. Ingente obra de incalculable valor.
No fue un caso aislado. Hubo más.
NO FUE LA OBRA CASUAL DE UN ECLESIÁSTICO LA FUNDACIÓN DE LA ESCUELA DE TOLEDO, MUCHOS HOMBRES DE IGLESIA TRABAJARON ALLÍ DURANTE DÉCADAS.
DE LOS ESTUDIOS GENERALES A LAS UNIVERSIDADES
Desde el VI hasta el X los únicos centros de cultura científica en Europa fueron las ESCUELAS MONÁSTICAS y EPISCOPALES.
Durante los tres siglos siguientes surgirán los Estudios Generales y LAS UNIVERSIDADES como resultado de la evolución progresiva de estos centros de la Iglesia.
TODA LA CIENCIA MEDIEVAL SE DESARROLLA BAJO LA GUÍA Y/O PATROCINIO DE INSTITUCIONES ECLESIÁSTICAS.
En estos siglos LA CIENCIA ES LA IGLESIA.
DE LAS ESCUELAS MONÁSTICAS Y CATEDRALICIAS A LOS ESTUDIOS GENERALES.
Desde el VI los monasterios empezaron a tener una institución docente para la formación e sus monjes. Esta institución se amplió para escuela externa y enseñar a los niños y jóvenes de los alrededores. Era EL ÚNICO RÉGIMEN DE ENSEÑANZA Y EDUCACIÓN EXISTENTE, y esta tarea se fue extendiendo cada vez más al extenderse las instituciones monásticas por toda Europa.
Estas escuelas fueron adquiriendo, en ciertos monasterios, gran prestigio y relevancia: Montecasino, York, Jarrow, Fremières, Fulda, ...
Los obispos y capítulos catedralicios también erigen por su cuenta escuelas de formación de clérigos pero que pronto se abren al exterior para quien quisiera ser instruido.
La enseñanza impartida, al igual que en las monásticas, era: las siete artes liberales, es decir, las tres del tradicional trivium (gramática, lógica y retórica) y las cuatro del quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música).
Sólo más tarde se añadirían: Teología, Derecho y Medicina.
Hacia el XII se introducen cambios en el sistema formativo. Empiezan a enseñar maestros que no están incorporados a ninguna escuela monaśtica o episcopal. Ya no se depende directamente de un abad u obispo, sino que ahora son los Papas los promotores de esta iniciativa que se intensifica en el XIII.
También cambia su denominación, su nombre será Studium Generale para indicar que se abrían a todo tipo de alumnos, fuera cual fuese su nacionalidad y que comprendía todas las ciencias.
Fueron durante un tiempo los centros superiores de enseñanza del Occidente Europeo.
LA FUNDACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES
Fueron los Centros de Estudio General más competentes los que se convirtieron en Universidades.
Se les dio otro nombre, pero fue eso, solo un cambio de nombre.
La palabra latina universitas se adoptó inicialmente para designar la "organización de un grupo de personas", un gremio o corporación. Y en este sentido genérico se usaba incluso para la corporación municipal.
Así Universitas Scholarium empezó a significar la corporación estudiantil de un Studium Generales, y poco más tarde se le añadieron los maestros.
El primer documento que se conserva con esta designación: universitas, para la asociación de profesores y alumnos es de 1208, del Papa Inocencio III dirigiéndose al Studium Generale de París que desde ese momento se llamará Universitas.
Pronto la palabra universitas pasará a designar al propio centro de estudios (Studium Generale) siempre que hubiera sido reconocido como centro superior por el Papa.
Este nombre facultaba para otorgar títulos académicos válidos para enseñar en toda Europa, dar la licencia (autorización) para ejercer de maestro.
Muy, muy pocas universidades europeas carecen del documento pontificio o la intervención de un delegado de la Santa Sede en su partida de nacimiento.
La primera universidad (Centro de Estudios Generales) que tuvo autoridad para expedir licencias fue la de Bolonia (1158) que procedía, como no, de una escuela eclesiástica anterior, procedente de la fusión de la episcopal, la teológica y la jurídica, establecidas en el monasterio camaldulense de San Félix.
La segunda fue la de París que tanto influiría en la enseñanza de la mayor parte de Europa. Se fundó sobre 1200 a la sombra de Nôtre Dame, bajo la jurisdicción del canciller de la escuela episcopal.
Y hasta el historiador E. Gilson (La Filosofía en la Edad Media, Madrid, 1985) dice: "las circunstancias favorables como la buena disposición de los reyes de Francia no tuvieron en ello más que un papel secundario; EL VERDADERO FUNDADOR DE LA UNIVERSIDAD DE PARÍS FUE INOCENCIO III; Y LOS QUE ASEGURARON SU DESARROLLO FUERON LOS SUCESORES DE INOCENCIO III, ESPECIALMENTE GREGORIO IX"
Los primeros estatutos son de 1215, dictados por el legado pontificio, cardenal Robert Courson.
La tercera universidad fue la de Oxford, originada en dos escuelas monacales (Oseney y Santa Frideswyde, regidas por clérigos competentes). En 1167 recibió a un grupo de estudiantes parisinos que organizaron los estudios a semejanza de la de París.
En 1214 el cardenal legado les concede los privilegios y sus estatutos se confirman en 1232.
Luego vendrían más, muchas más: Montpellier (especializada en medicina), la de Orleans, Cambridge que se desgaja de la de Oxford.
En España la primera universidad es la de Palencia, aprobada por el papa Honorio, 1221, tras ser ya un centro docente de primer orden gracias al obispo Tello Téllez.
La de Salamanca es fundada por Alfonso IX de León, que en 1219 la inició desde el colegio catedralicio ya existente. El papa Alejandro IV la consolida con su aprobación 1254.
LA INMENSA MAYORÍA DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS TIENEN ORIGEN SIMILAR Y DEMUESTRAN COMO LOS PONTÍFICES ROMANOS INTERVINIERON EN EL DESARROLLO DE LA CIENCIA Y EL SABER EN LA EDAD MEDIA.
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