La biblia no es un conjunto de textos de ciencia
Como parece existir cierta confusión a la hora de situar la misión de La Biblia, así como de las ciencias, acerca del relato del Génesis, así como otros textos de las Sagradas Escrituras a base de interpretaciones como les parecen a algunos, transcribo los siguientes términos al tal efecto de aclarar estas cuestiones.
Finalidad de la Biblia
Finalidad de la Biblia es enseñarnos lo que es útil para nuestra salvación; esto es, las verdades de orden religioso que tienen por objeto regular nuestras relaciones con Dios y enseñarnos nuestros deberes en este punto. Las ciencias profanas, y, en particular, las físicas y naturales no entran dentro del objeto primario del relato bíblico. El autor habla de ellas como de paso, valiéndose del conocimiento y lenguaje de su tiempo, sin intención alguna de darnos nuevos conocimientos científicos. Las palabras de León XIII son clarísimas a este respecto: "In considerationre sit primun scriptores sacros, seu verius Spiritum Dei, qui peripsos loquebatur, noluisse ista (videlicet intiman aspectabilium rerum constitutionem) docere homines, nulli saluti profutura."
(TRADUCCIÓN por el canónigo electoral de la S.I. catedral de Madrid, Don Salvador Muñoz Iglesias, en Doctrina Pontificia. Documentos Bíblicos B.A.C., Madrid 1955, página 232: "Se ha de considerar, en primer lugar, que los escritores sagrados, o mejor, el Espíritu Santo, que hablaba por ellos, no quisieron enseñar a los hombres estas cosas (la íntima naturaleza o constitución de las cosas que se ven), puesto que en nada les habían de servir para su salvación.")
El escritor sagrado habla de las cosas naturales, algunas veces en sentido figurado y otras de acuerdo con el lenguaje de su tiempo, que responde más a menudo a las apariencias sensibles que a la íntima naturaleza de las cosas.
Y la Comisión Bíblica, creada deliberadamente por León XIII, en Octubre de 1902, para dirigir y promover los estudios de Sagrada Escritura, declara a propósito del Hexamerón (los seis días de la creación) del Génesis lo que sigue:
"No habiendo sido la mente del autor sagrado, al escribir el primer capítulo del Génesis, enseñar de manera científica la íntima constitución de las cosas visibles y el orden completo de la creación, sino más bien proporcionar a su gente una noticia popular en el lenguaje común de aquellos tiempos, acomodada a los sentimientos y capacidad de los hombres, no se ha de buscar en su interpretación escrupulosamente y siempre la propiedad del lenguaje científico."
(Comisión Bíblica, Denzinger, n. 1217
FUENTE: Los orígenes del hombre. Según la Ciencia, la Filosofía y la Religión Víctor MARCOZZI, S.J. (De la Pontificia Universidad Gregoriana) Ediciones STUDIUM. Madrid 1958. Cáp., VII "Los orígenes del Hombre y la Religión" Págs 168-169
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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