El artículo que desató el escándalo (en inglés): Transgressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity
El escándalo Sokal fue un famoso engaño cometido por el físico Alan Sokal al equipo editorial de la importante revista académica de humanidades Social Text.
En 1996, Sokal, profesor de física en New York University, envió un artículo pseudocientífico para que se publicase en una revista postmoderna de estudios culturales. Pretendia comprobar si una revista de humanidades, en palabras de Sokal: "publicaría un artículo plagado de sin sentidos, si (a) sonaba bien, y (b) apoyaba los prejuicios ideológicos de los editores."
El artículo titulado "Transgressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity," [1] (Transgrediendo las fronteras: hacia una hermenéutica transformativa de la gravedad cuántica) se publicó en el número de primavera/verano de 1996 de Social Text, sin la revisión de ningún físico cualificado.
El mismo día de su publicación, en otra revista Lingua Franca Sokal anunciaba que el artículo era un engaño.
El hecho causó un escándalo académico en la Universidad de Duke, donde se publicaba Social Text. Sokal dijo que su artículo era "un pastiche de jerga postmodernista, reseñas aduladoras, citas grandilocuentes y rotundo sin sentido", que se "apoyaba en las citas más estúpidas que había podido encontrar sobre matemáticas y físicas" hechas por académicos de humanidades.
Escándalos similares
Esta situación se ha dado recientemente en la Física, en el desgraciadamente famoso escándalo Bogdanov, dos hermanos que consiguieron publicar en prestigiosas revistas científicas teorías absurdas y carentes de sentido. El físico alemán Max Niedermaier concluyó que se trataba de pseudociencia, escrita con una densa jerga técnica, para evitar el sistema de revisión por pares de la física teórica. Según el físico-matemático John Baez, su trabajo "es una mezcolanza de frases aparentemente plausibles que contienen las palabras técnicas correctas en el orden aproximadamente correcto. Pero no hay lógica ni cohesión en lo que escriben." Según el físico Peter Woit en la prestigiosa revista Nature: "El trabajo de los Bogdanoff resulta significativamente más incoherente que cualquier otra cosa publicada. Pero el creciente bajo nivel de coherencia en todo el campo les permitió pensar que habían hecho algo sensato y publicarlo." [1]
- Otro escándalo similar ha sido el del físico Jan Hendrik Schön, quien recientemente ha engañado a publicaciones científicas de primera línea, sometidas a revisión por pares, tan prestigiosas como Nature, [2] [3] [4] [5] [6] [7] [8] Science [9] [10] [11] [12] [13] [14] [15] o el Physical Review journal. [16] [17] [18] [19] [20]
- Más recientemente, en el conocido escándalo SCIgen, tres estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachusetts diseñaron un programa de ordenador (SCIgen) que generaba imposturas pseudocientíficas, mediante frases aleatorias que aparentaban tener sentido, al más puro estilo Sokal-Brimont. El artículo era "un completo batiburrillo de estupideces que pasó directamente el supuesto filtro del comité de selección". [21] Uno de los artículos generados completamente al azar por SCIgen consiguió que invitaran a los autores a dar una conferencia sobre su investigación en el congreso internacional de Computación WMSCI. [22] [23]
Referencias
[1] John Baez. The Bogdanoff Affair.
[2] J. H. Schon, C. Kloc, E. Bucher and B. Batlogg (2003). «retraction: Efficient organic photovoltaic diodes based on doped pentacene». Nature 422 (6927): 93. DOI:10.1038/nature01468.
[3] J. H. Schon, C. Kloc and B. Batlogg (2003). «retraction: Superconductivity in molecular crystals induced by charge injection». Nature 422 (6927): 93. DOI:10.1038/nature01467.
[4] J. H. Schon, C. Kloc and B. Batlogg (2003). «retraction: Superconductivity at 52 K in hole-doped C60». Nature 422 (6927): 93. DOI:10.1038/nature01466.
[5] J. H. Schon, A. Dodabalapur, Z. Bao, C. Kloc, O. Schenker and B. Batlogg (2003). «retraction: Gate-induced superconductivity in a solution-processed organic polymer film». Nature 422 (6927): 92. DOI:10.1038/nature01465.
[6] J. H. Schon, H. Meng and Z. Bao (2003). «retraction: Self-assembled monolayer organic field-effect transistors». Nature 422 (6927): 92. DOI:10.1038/nature01464.
[7] J. H. Schon, C. Kloc, T. Siegrist, M. Steigerwald, C. Svensson and B. Batlogg (2003). «retraction: Superconductivity in single crystals of the fullerene C70». Nature 422 (6927): 92. DOI:10.1038/nature01463.
[8] J. H. Schon, M. Dorget, F. C. Beuran, X. Z. Zu, E. Arushanov, C. D. Cavellin and M. Lagues (2003). «retraction: Superconductivity in CaCuO2 as a result of field-effect doping». Nature 422 (6927): 92. DOI:10.1038/nature01462.
[9] J. H. Schön, Ch. Kloc, R. A. Laudise, and B. Batlogg, Electrical properties of single crystals of rigid rodlike conjugated molecules, Phys. Rev. B 58, 12952-12957 (1998)
[10] J. H. Schön, Ch. Kloc, and B. Batlogg, Hole transport in pentacene single crystals, Phys. Rev. B 63, 245201 (2001)
[11] J. H. Schön, Ch. Kloc, D. Fichou, and B. Batlogg, Conjugation length dependence of the charge transport in oligothiophene single crystals, Phys. Rev. B 64, 035209 (2001)
[12] J. H. Schön, Ch. Kloc, and B. Batlogg, Mobile iodine dopants in organic semiconductors, Phys. Rev. B 61, 10803-10806
[13] J. H. Schön, Ch. Kloc, and B. Batlogg, Low-temperature transport in high-mobility polycrystalline pentacene field-effect transistors, Phys. Rev. B 63, 125304 (2001)
[14] J. H. Schön, Ch. Kloc, and B. Batlogg, Universal Crossover from Band to Hopping Conduction in Molecular Organic, Phys. Rev. Lett. 86, 3843-3846 (2001)
[15] Z. Bao, B. Batlogg, S. Berg, A. Dodabalapur, R. C. Haddon, H. Hwang, C. Kloc, H. Meng and J. H. Schon (2002). «Retraction». Science 298 (5595): 961b-. DOI:10.1126/science.298.5595.961b.
[16] J. H. Schön, Ch. Kloc, R. A. Laudise, and B. Batlogg, Electrical properties of single crystals of rigid rodlike conjugated molecules, Phys. Rev. B 58, 12952-12957 (1998)
[17] J. H. Schön, Ch. Kloc, and B. Batlogg, Hole transport in pentacene single crystals, Phys. Rev. B 63, 245201 (2001)
[18] J. H. Schön, Ch. Kloc, D. Fichou, and B. Batlogg, Conjugation length dependence of the charge transport in oligothiophene single crystals, Phys. Rev. B 64, 035209 (2001)
[19] J. H. Schön, Ch. Kloc, and B. Batlogg, Mobile iodine dopants in organic semiconductors, Phys. Rev. B 61, 10803-10806 J. H. Schön, Ch. Kloc, and B. Batlogg, Low-temperature transport in high-mobility polycrystalline pentacene field-effect transistors, Phys. Rev. B 63, 125304 (2001)
[20] J. H. Schön, Ch. Kloc, and B. Batlogg, Universal Crossover from Band to Hopping Conduction in Molecular Organic, Phys. Rev. Lett. 86, 3843-3846 (2001)
[21] Javier Armentia. Congresos Sacacuartos
[22] «SCIgen - An Automatic CS Paper Generator». MIT.
[23] Stribling, Jeremy; Aguayo, Daniel; Krohn, Maxwell. «Rooter: A Methodology for the Typical Unification of Access Points and Redundancy» (PDF). «Many physicists would agree that, had it not been for congestion control, the evaluation of web browsers might never have occurred. In fact, few hackers worldwide would disagree with the essential unification of voice-over-IP and public/private key pair. In order to solve this riddle, we confirm that SMPs can be made stochastic, cacheable, and interposable.»
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Fuente: Escándalo Sokal - Wikipedia, la enciclopedia libre
El artículo que desató el escándalo (en inglés): Transgressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity
Última edición por Prometeo; 01/05/2009 a las 21:06
Aquí están, en castellano, las conclusiones finales del artículo. Si bien ya saben que carece de sentido, hay partes realmente llamativas y hasta graciosas por su absurdidad (por ejemplo, la que habla de las feministas).
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TRANSGREDIENDO LAS FRONTERAS: HACIA UNA CIENCIA LIBERADORA
En las últimas dos décadas se han dado extensas discusiones entre los teóricos críticos con respecto a las características de la cultura modernista versus la postmodernista; y en los últimos años estos diálogos han comenzado a prestar atención detallada a los problemas específicos postulados por las ciencias naturales. En particular, Madsen y Madsen han provisto recientemente un sumario muy claro de las características de la ciencia modernista versus la postmodernista. Ellos postulan dos criterios para la ciencia postmoderna:
Un simple criterio para que la ciencia califique como postmoderna es que esté libre de cualquier dependencia del concepto de verdad objetiva. De acuerdo a este criterio, por ejemplo, la interpretación complementaria de la física cuántica debida a Niels Bohr y la escuela de Copenhagen es vista como postmoderna.
Claramente, la gravedad cuántica es en este respecto una ciencia postmodernista arquetípica.
El otro concepto que puede ser tomado como fundamental para la ciencia postmoderna es el de esencialidad. Las teorías científicas postmodernas son construidas desde aquellos elementos teóricos que son esenciales para la consistencia y utilidad de la teoría. Así, las cantidades u objetos que son en principio inobservables—tales como puntos del espacio-tiempo, posiciones exactas de partículas, o quarks y gluones—no deben ser introducidas en la teoría.
Mientras que mucha de la física moderna es excluida según este criterio, la gravedad cuántica aprueba nuevamente: en el pasaje desde la relatividad general clásica a la teoría cuantizada, los puntos del espacio-tiempo (e incluso la variedad espaciotemporal misma) han desaparecido de la teoría.
De todas formas, estos criterios, pese a ser admirables, son insuficientes para una ciencia postmoderna liberadora: liberan a los seres humanos de la tiranía de la "verdad absoluta" y la "realidad objetiva", pero no necesariamente de la tiranía de otros seres humanos. En palabras de Andrew Ross, necesitamos una ciencia "que sea públicamente responsiva y que sea de algún servicio para los intereses progresistas."Desde el punto de vista feminista, Kelly Oliver tiene una posición similar:
...para ser revolucionaria, la teoría feminista no puede pretender describir lo que existe, o, "hechos naturales." Más bien, las teorías feministas debieran ser herramientas políticas, estrategias para superar la opresión en situaciones concretas específicas. La meta, entonces, de la teoría feminista, debiera ser desarrollar teorías estratégicas—no teorías verdaderas, ni teorías falsas, sino teorías estratégicas.
¿Cómo, dónde, debe ser hecho esto? En lo que sigue, me gustaría discutir los lineamientos de una ciencia postmoderna liberadora en dos niveles: primero, en lo que respecta a temas y actitudes generales; y segundo, en lo que respecta a metas políticas y estrategias.
Una característica de la ciencia postmoderna emergente es su énfasis en la no linealidad y la discontinuidad: esto es evidente, por ejemplo, en la teoría del caos y en las teorías de transiciones de fase tanto como en la gravedad cuántica. Al mismo tiempo, pensadoras feministas han señalado la necesidad de un adecuado análisis de la fluidez, en particular la fluidez turbulenta. Estos dos temas no son tan contradictorios como a primera vista aparecen: la turbulencia conecta con fuerte no linealidad, y la fluidez/suavidad es asociada a veces con la discontinuidad (por ejemplo en la teoría de catástrofes; por lo tanto una síntesis no está de ninguna manera fuera de la cuestión.
Segundo, las ciencias postmodernas deconstruyen y trascienden las distinciones metafisicas cartesianas entre la naturaleza y la humanidad, observador y observado, Sujeto y Objeto. Ya la mecánica cuántica, a comienzos de este siglo, destruyó la ingenua fe newtoniana en un mundo objetivo prelingüístico de objetos materiales "ahí fuera"; ya no podíamos preguntar, como dijo Heisenberg, si las "partículas existen en el tiempo y el espacio objetivamente". Pero la formulación de Heisenberg todavía presupone la existencia objetiva del espacio y el tiempo como el terreno neutral y no problemático en el cual las ondas-partículas cuantizadas interactúan (si bien indeterminísticamente); y es precisamente este posible terreno el que la gravedad cuántica problematiza. Así como la mecánica cuántica nos informa que la posición y el momento de una partícula son traídos a la existencia solo por el acto de observación, también la gravedad cuántica nos informa que el espacio y el tiempo mismos son contextuales, su significado definido solo en relación con el modo de observación.
Tercero, las ciencias posmodernas desplazan las categorías estáticas ontológicas y las jerarquías características de la ciencia modernista. En lugar de atomismo y reduccionismo, las nuevas ciencias hacen hincapié en la red dinámica de relaciones entre el todo y las partes; en lugar de esencias individuales fijas (ej. partículas newtonianas), ellas conceptualizan interacciones y flujos (ej. campos cuánticos). Intrigantemente, estas características homólogas surgen en numerosas áreas de la ciencia aparentemente dispares, desde la gravedad cuántica hasta la teoría del caos y la biofísica de los sistemas autoorganizados. De esta forma las ciencias postmodernas parecen estar convergiendo a un nuevo paradigma epistemológico, uno que puede ser denominado una perspectiva ecológica, entendido en un sentido amplio como "reconociendo la interdependencia fundamental de todos los fenómenos y el encastre de todos los individuos y sociedades en los esquemas cíclicos de la naturaleza."
Un cuarto aspecto de la ciencia postmoderna es su énfasis consciente en el simbolismo y la representación. Como señala Robert Markley, la ciencias postmodernas están transgrediendo confines disciplinarios cada vez más, adoptando características que han sido hasta aquí provincia de las humanidades:
La física cuántica, la teoría bootstrap de los hadrones, la teoría de los números complejos, y la teoría del caos comparten el postulado básico de que la realidad no puede ser descripta en términos lineales, que las ecuaciones no lineales—e insolubles—son el único medio posible de describir una realidad compleja, caótica, y no deterministica. Estas teorías postmodernas son—significativamente —todas metacríticas en el sentido en que se proponen a sí mismas como metáforas más que como descripciones "exactas" de la realidad. En términos que son más familiares para teóricos literarios que para teóricos físicos, podemos decir que estos intentos de los científicos por generar nuevas estrategias de descripción representan notas hacia una teoría de las teorías, sobre cómo la representación—matemática, experimental, y verbal—es inherentemente compleja y problematizante, no una solución sino parte de la semiótica de investigar el universo.
Desde un punto de partida diferente, Aronowitz asimismo sugiere que una ciencia liberadora puede surgir de compartir interdisciplinariamente epistemologías:
...los objetos naturales están también construidos socialmente. No es una cuestión de si estos objetos naturales, o, para ser más preciso, los objetos del conocimiento científico natural, existen independientemente del acto del conocimiento. Esta pregunta se responde asumiendo el tiempo "real" como opuesto al presupuesto, común entre los neokantianos, de que el tiempo siempre tiene un referente, que la temporalidad es por tanto una categoría relativa, no incondicionada. Seguramente, la tierra evolucionó mucho antes que la vida en la tierra. La cuestión es si los objetos del conocimiento científico natural están constituidos fuera del campo social. Si esto es posible, podemos asumir que la ciencia o el arte podrían desarrollar procedimientos que neutralicen efectivamente los efectos emanados de los medios por los cuales producimos conocimiento/arte. El arte de representación puede ser tal intento.
Finalmente, la ciencia postmoderna provee una refutación poderosa del autoritarismo y el elitismo inherentes a la ciencia tradicional, tanto como una base empírica para un abordaje democrático al trabajo científico. Porque, como señala Bohr, "una elucidación completa de uno y el mismo objeto puede requerir diversos puntos de vista que desafíen una única descripción"—este es simplemente un hecho acerca del mundo, pese a que los autoproclamados empíricos de la ciencia modernista prefieran negarlo. En tal situación, ¿cómo puede un apostolado secular autoperpetuante de "científicos" acreditados tratar de mantener el monopolio de la producción del conocimiento científico? (déjenme enfatizar que no estoy de ninguna manera opuesto al entrenamiento científico especializado; objeto sólo que una casta de elite trate de imponer su canon de "alta ciencia", con la mira de excluir a priori formas de producción científica por aquellos que no son miembros).
El contenido y la metodología de la ciencia postmoderna provee entonces un soporte intelectual poderoso para el proyecto político progresista, entendido en su más amplio sentido: la transgresión de confines, la destrucción de barreras, la democratización radical de todos los aspectos de la vida social, económica, política y cultural. {90} A la inversa, una parte de este proyecto debe involucrar la construcción de una ciencia nueva y verdaderamente progresista, que pueda servir a las necesidades de tal futura sociedad democratizada. Como observa Markley, parece haber dos elecciones posible para la comunidad progresista, más o menos mutuamente excluyentes:
Por un lado, los científicos políticamente progresistas pueden tratar de recuperar prácticas existentes para los valores morales que ellos sostienen, argumentando que sus enemigos de derecha están destruyendo la naturaleza y que ellos, como contramovimiento, tienen acceso a la verdad. [Pero] el estado de la biosfera—polución del aire, polución del agua, desaparición de las selvas húmedas, miles de especies al borde de la extinción, grandes áreas de tierra recargadas más allá de su capacidad, usinas nucleares, armas nucleares, claros donde solían haber bosques, hambre, desnutrición, desaparición de tierras fértiles, inexistencia de praderas, y una multitud de enfermedades causadas por el medio ambiente—sugieren que el sueño realista del progreso científico, de recapturar en vez de revolucionar metodologías y tecnologías existentes, es, como mínimo, irrelevante para una lucha política que busca algo más que la reposición del estado socialista.
La alternativa es una reconcepción profunda de la ciencia tanto como de la política:
El movimiento dialógico hacia la redefinición de sistemas, de ver el mundo no solo como un todo ecológico sino como un conjunto de sistemas competitivos—un mundo sostenido por las tensiones entre varios intereses naturales y humanos—ofrece la posibilidad de redefinir qué es la ciencia y qué hace, de reestructurar esquemas determinísticos de educación científica en favor del diálogo acerca de cómo intervenimos en nuestro medio ambiente.
Además de redefinir el contenido de la ciencia, es imperativo reestructurar y redefinir los espacios institucionales en los cuales la labor científica tiene lugar—universidades, laboratorios gubernamentales, corporaciones—y reencuadrar el sistema de recompensas que empuja a los científicos a convertirse, normalmente en contra de sus mejores instintos, en pistoleros a sueldo de capitalistas y militares. Como Aronowitz señala, "un tercio de los 11.000 estudiantes graduados de física en los EE.UU. están en el único subcampo de física de estado sólido, y todos ellos serán capaces de conseguir trabajos en ese subcampo". Por contraste, hay pocos trabajos disponibles tanto en gravedad cuántica como en física ambiental.
Pero todo esto es sólo el primer paso: la meta fundamental de cualquier movimiento emancipador debe ser desmitificar y democratizar la producción del conocimiento científico, destruir las barreras artificiales que separan a los "científicos" del "público". De manera realista, esta tarea debe comenzar con la nueva generación, a través de una profunda reforma del sistema educativo. La enseñanza de la ciencia y la matemática debe ser purgada de sus características autoritarias y elitistas, y el contenido de estos temas enriquecido con la incorporación de los conocimientos de las críticas feministas, homosexuales, multiculturales y ecológicas.
Finalmente, el contenido de una ciencia está constreñido profundamente por el lenguaje en el cual sus discursos son formulados; y la física de la corriente principal occidental ha sido formulada, desde Galileo, en el lenguaje de las matemáticas. ¿Pero las matemáticas de quién? La pregunta es fundamental, porque, como ha observado Aronowitz, "ni la lógica ni las matemáticas escapan a la ‘contaminación’ de lo social". Y como las pensadoras feministas han señalado repetidamente, en la presente cultura esta contaminación es sobremanera capitalista, patriarcal y militarista: "la matemática es representada como una mujer cuya naturaleza desea ser conquistada". Por tanto, una ciencia liberadora no puede estar completa sin una profunda revisión del canon de las matemáticas. Hasta ahora tal matemática emancipadora no existe, y nosotros sólo podemos especular sobre su eventual contenido. Podemos ver atisbos de éste en la lógica multidimensional y no lineal de la teoría de los sistemas difusos; pero este abordaje está todavía marcado fuertemente por sus orígenes en la crisis de las relaciones de la producción del capitalismo tardío. La teoría de catástrofes, con su énfasis dialéctico en discontinuidad/suavidad y metamorfosis/desdoblamiento, indudablemente jugará un rol mayor en las matemáticas futuras; pero mucho trabajo teórico queda por ser hecho antes que este abordaje pueda volverse una herramienta concreta para la praxis política progresiva. inalmente, la teoría del caos—que provee nuestros más profundos conocimientos dentro de los ubicuos pero misteriosos fenómenos de no linealidad—será central en toda matemática futura. Y aún, estas imágenes de la matemática futura deben permanecer como el más ligero atisbo: porque, junto con estas tres jóvenes ramas en el árbol de la ciencia, surgirán nuevos troncos y ramas—estructuras teóricas totalmente nuevas—las cuales nosotros, con nuestras anteojeras ideológicas actuales, no podemos todavía ni siquiera concebir.
Como vemos, nada está libre de la influencia destructora de los enemigos de Occidente. El propio conocimiento científico es teñido con sus planteos ideológicos (en el caso de aquellos que, a partir de teorías fiables, construyen explicaciones erróneas de cómo debería funcionar la sociedad, elaborar conjeturas esas estúpidas que muchas veces se desprenden de las "Ciencias" Sociales), e incluso llegan a difundir (como vemos en el caso del escándalo Sokal) teorías pseudo-científicas si estas complementan y apoyan sus tendencias ideológicas. Debemos pensar, por ejemplo, en el psicoanálisis freudiano (y en muchas escuelas psicología del siglo XX), en el marxismo, en el Círculo de Viena, en la Escuela de Frankfurt, en "economistas" como Ludwig von Mises, Friedrich Hayek, los "Chicago Boys" (incluido su maestro Milton Friedman), y muchos otros.
Extracto de un comentario sobre el libro Imposturas intelectuales, extraído de Internet.
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En la Introducción se da una definición de posmodernismo y de en qué consisten los abusos denunciados por Sokal:
[Abusos denunciados]
(1) Hablar prolijamente de teorías científicas de las que, en el mejor de los casos, sólo se tiene una idea muy vaga. La táctica más común es emplear una terminología científica -o pseudocientífica- sin preocuparse demasiado de su significado.
(2) Incorporar a las ciencias humanas o sociales nociones propias de las ciencias naturales, sin ningún tipo de justificación empírica o conceptual de dicho proceder. (...)
(3) Exhibir una erudición superficial lanzando, sin el menor sonrojo, una avalancha de términos técnicos en un contexto en el que resultan absolutamente incongruentes. El objetivo, sin duda, es impresionar y, sobre todo, intimidar al lector no científico. (...)
(4) Manipular frases sin sentido. Se trata, en algunos autores mencionados, de una verdadera intoxicación verbal, combinada con una soberana indiferencia por el significado de las palabras." (pp. 22-23)
Frente a todo eso, los autores proclaman que, como en el cuento, "el rey está desnudo", aunque como en todo hay grados: desde el uso de teorías científicas que están mal entendidas, lo cual aparece a simple vista, hasta textos que carecen de sentido. Las posibles objeciones que pueda hacer el lector se le contestan ya en la introducción:
1. "El carácter marginal de las citas": ¿y si las frases elegidas no fueran "representativas", y el resto de la obra de estos autores siguiera siendo importante? El caso es que los "pequeños fallos" son el desprecio por la realidad y la falta de honestidad intelectual, parecen bastante graves, y por ello animan a hacer una revisión crítica del resto de su obra, que Sokal y Bricmont por supuesto no hacen, pero invitan a hacerla a quien esté capacitado para ello: esperan que el libro les "disuada del miedo" a hacer la revisión.
(...)
2. "No entender el contexto". ¿Quizás el contexto en que aparecen es "demasiado profundo" para que lo comprendan Sokal y Bricmont? Esto es fácil de rebatir: cuando aparecen términos matemáticos o científicos en un contexto que no es el suyo, lo primero es preguntarse qué pintan ahí. Para decidir si estos conceptos son pertinentes, las "reglas empíricas" son 3: 1) ¿El autor domina las matemáticas que aplica y explica los términos de forma lo más asequible posible al lector medio? 2) Las matemáticas (ciencias exactas) ¿se utilizan en ámbitos también de gran precisión, o en conceptos poco definidos? 3) Parece sospechoso que conceptos matemáticos de las ciencias físicas no se usen en ciencias biológicas y sí en las ciencias sociales, que se supone son menos "matematizables" aún que las biológicas.
3. "La licencia poética". En poesía se admite la falta de precisión y de exactitud, pero este no es el caso; no se hace poesía, sino teoría, y con un lenguaje pomposo y "académico", bien poco poético.
4. "La función de las metáforas". Una metáfora tiene sentido si para explicar algo desconocido se utiliza un ejemplo de algo más conocido; no tiene sentido compararlo con algo más desconocido aún.
5. "La función de las analogías". El razonar por analogía puede ser útil, pero cuando las analogías son entre una teoría sólidamente demostrada y otra indemostrable, parece que va a reforzar la credibilidad de esta última.
6. "¿Quién es competente?" Se puede volver contra Sokal y Bricmont la misma acusación que hacen ellos contra los autores franceses: qué credenciales tienen ellos para hablar de filosofía, ya que los franceses no las tenían para hablar de ciencia. A esto se contesta de tres maneras: 1) Sokal y Bricmont no pretenden IMPEDIR que alguien hable de lo que quiera; 2) El texto se juzga por lo que dice, no por quién lo dice ni mucho menos por sus títulos; 3) Lo que se está juzgando no es la obra en conjunto de esos autores, sino la parte en que hablan con términos tomados de las matemáticas o de la física.
7. "¿No se apoyan ustedes también en argumentos de autoridad?" El lector no científico, que no sepa por qué lo que dicen los autores franceses es absurdo ¿debe fiarse de las explicaciones de Sokal? Pues, para empezar, aunque explicar los términos científicos es difícil y el espacio es poco, se ha intentado dar una introducción en lenguaje claro a los conceptos empleados, para que el lector pueda juzgar por sí mismo. Además de eso, lo importante era señalar la no pertinencia de la terminología, no que estuviera bien o mal usada, y eso se ve más fácilmente.
8. "Pero esos autores no son posmodernos..." En realidad, en el libro se mezclan autores franceses de dos períodos: estructuralistas extremos (años 70) y post-estructuralistas (años 90). Si se agrupan todos convencionalmente como "posmodernos" es porque son los autores que más influyen en el pensamiento posmoderno actual de habla inglesa, y tienen características comunes (jerga enmarañada, rechazo del pensamiento racional, abuso de términos científicos, etc.).
9. "¿Por qué criticar a unos autores y no a otros?" Esta pregunta no afecta a la validez o invalidez de los autores franceses aquí examinados: aunque hubiera otros abusos tan enormes, ello no justificaría estos. De todos modos, se explican los criterios de selección de los autores:como no se trata de escribir una enciclopedia en 10 volúmenes sobre "El sinsentido desde Platón", hubo que seleccionar. Los criterios fueron: abusos que estén de moda en el pensamiento actual, no hayan sido analizados antes, y sobre los que los autores puedan aportar alguna luz, por ser en materias de su competencia (matemáticas, física).
10. "¿Por qué escribir un libro sobre ese tema y no sobre asuntos más serios? El posmodernismo, ¿es un peligro tan grave para la civilización?" Los inconvenientes del posmodernismo se comentan en el epílogo, del que ya aquí se anticipa que no es ningún peligro para la civilización. Por lo demás, "un autor escribe sobre un tema por dos motivos: porque es competente y porque puede hacer alguna contribución original. Su tema no coincidirá, a menos que sea particularmente afortunado, con el problema más importante del mundo" (p. 33)
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Fuente y texto completo: "Imposturas intelectuales", de Alan Sokal y Jean Bricmont
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