Re: Cada día más cerca del desastre
Iniciado por
DOBLE AGUILA
Hay que reconocer que el Cardenal Müller se ha jugado el puesto con unas declaraciones tan claras y sinceras.
Pero volviendo al tema de polaco Charamsa, tengo que decir que no me sorprende. Polonia es un entrañable país católico SÍ; pero por desgracia, y dada su triste historia, percibo que siempre ha educado a sus hijos en una cultura nacional realmente muy nacionalista, excluyente e idólatra de todo separatismo. Juan Pablo II, como todos los que le hayáis conocido sabréis, prácticamente sólo hablaba de "Guerra Justa" cuando lo hacía sobre alguna contienda de unificación o secesión polaca. Me estoy acordando cuando en el primer viaje oficial a su patria, glosó las glorias militares de los defensores de Wasterplatte en la II GM; lo que chocaba bastante con su habitual "pacifismo" sobre cualquier conflicto que hubiera en el mundo.
Monseñor Charamsa, que tan alegremente afirma que la unidad de España NO es un "BIEN MORAL", pegaría un bote del sillón y se daría de morros contra la pared si le dijéramos que la unidad de Polonia NO es un bien moral; y que toda Prusia Oriental debe volver al seno de Alemania como corresponde históricamente y por el interés económico de sus habitantes, junto con Pomerania. O que la región de Galitzia debería estar en manos de Hungría como en tiempos del Imperio Austrohúngaro.
Indudablemente, y más todavía, son incompatibles Catolicismo y nacionalismo, como lo son el blanco y el negro, el agua y el aceite. Aunque archisabido por todos nosotros, también hay quienes nos leen, así pues vaya por ellos. Catolicismo significa literalmente universalidad, luego nacionalismo que es exclusión "per se" de todo aquello que no es propio de un determinado grupo social, étnico, lingüístico, y extendido sobre un territorio más o menos definido, es la antítesis del Catolicismo, lo interprete a su manera y como le dé la gana JPII o este cardenal, con Doctrina Social de la Iglesia o sin ella, y si de tal Doctrina se pudiera sacar una conclusión semejante, habría que modificarla o dejar de ser de la Iglesia para ser doctrina corporativista sin más en la línea de la Comisión de Malinas.
Pero en general, también hay que decir que el poco respeto que siente gran parte de la jerarquía vaticana actual por España, con el Papa al frente, por un lado no es más que el reflejo de la propia ignorancia histórica y decadencia moral de dicha jerarquía, y por el otro del poco respeto de la nación española por sí misma. Es la imagen que proyecta de sí misma lo que provoca estas situaciones.
Es muy cierto que esa masa que se llamaba antaño pueblo español, hoy extinto y sustituido por el eufemístico término de ciudadanía, no siente ni el más mínimo respeto por la Patria de sus antepasados, o sea que no sólo son unos ingratos, sino unos descastados, unos bastardos. Y quien no siente ni el más mínimo respeto por su propia Patria a la que ni se reconoce, no merece más que o largarse lo antes posible de ella, o aprender la lección repitiendo la Historia. A elegir.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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