El sábado estuve en una boda (Novus Ordo, obviamente), pero el momento del Ofertorio y Oblación lo hizo el cura de espaldas a los asistentes (como en la Misa tridentina). Curioso.
Pruebas de laboratorio de la misa nueva: inicio del fin de la sacralidad litúrgica
Algunas fotos del libro “The Mass of the Future” (La Misa del Futuro), de Gerald Ellard, año 1948. (Creemos que es la fecha de la primera edición del libro, pues algunas de las fotografías son algo posteriores).
Misa vuelta hacia las masas: Iglesia de la Natividad, St. Paul, Minnesota, EE.UU.
Solemne misa celebrada por un obispo (versus populum) durante la Octava Semana Nacional de Liturgia en Portland, 1947. El arzobispo ED Howard está en el trono: a su derecha, Joseph Gilmore, obispo de Helena, y a su izquierda Francis Carroll, obispo de Calgary.
Iglesia de Santa Elena, Minneapolis, Minnesota.
Edwin VO'Hara, arzobispo de Kansas City, en la celebración de la misa (versus populum); Iglesia de Cristo Rey, mayo de 1954.
Iglesia de Santa María, Londres, Ontario (Canadá), modificada en 1952 con un altar lateral en el santuario, con el sacerdote detrás, celebrando la misa (versus populum).
Mujeres jóvenes en procesión.
El sábado estuve en una boda (Novus Ordo, obviamente), pero el momento del Ofertorio y Oblación lo hizo el cura de espaldas a los asistentes (como en la Misa tridentina). Curioso.
"De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"
(...) El Movimiento Litúrgico que fue iniciado por Dom Guéranger (estando Europa sumergida en plena "herejía antilitúrgica") para devolver al clero el conocimiento y el amor de la liturgia romana y para intensificar la unión de los fieles a la liturgia; condujo finalmente la restauración litúrgica realizada por San Pío X.
Sin embargo, a partir de 1920 sufre graves desviaciones a causa de los mismos hombres de Iglesia que se decían continuadores de la obra de Dom Gueranger, los cuales sentaron las bases y principios directores que desembocarán en el “Novus Ordo” de 1969 (la “Misa” actual).
La desviación del Movimiento comienza con Dom LAMBERT BEAUDUIN, con su tendencia a insistir excesivamente sobre la importancia didáctica y pastoral de la liturgia; dicha tendencia se transformará en preeminencia con los años. Este benedictino, luego de contactos con anglicanos y con representantes de las iglesias orientales, propulsó un ecumenismo completamente desviado.
Roma aún no se daba cuenta del peligro y permitió a Dom Beauduin fundar en Amay-sur-Meuse un "Monasterio de la Unión", con dos comunidades paralelas, una católica y otra ortodoxa. Inspiraba a sus monjes tal amor al oriente que poco después muchos de ellos se pasaron a la iglesia ortodoxa. Roma se alarmó y Dom Beauduin debió abandonar su monasterio. Protegido por Mons. IZART, obispo de Bourges, organizó retiros (que él mismo llamaba "un poco canallas") en los cuales insuflaba sus ideas reformistas y “ecuménicas” a los sace dotes que participaban, especialmente a capellanes de grupos scouts.
Desde 1924, Dom Beauduin trataba con Mons. RONCALLI (¡¡futuro papa Juan XXIII!!), que siempre lo protegerá eficazmente y que adoptó, al menos parcialmente, sus ideas.
El movimiento litúrgico de Alemania también se desvió rápidamente: Dom HERWEGEN, abad de Maria-Laach, quería liberar a la liturgia de "Las escorias de la Edad Media", Dom CASEL quería hacerla "salir de las teorías post-tridentinas de Sacrificio".
Así, ya en 1920-1925, se trataba de atenuar el carácter sacrificial de la Misa. Romano GUARDINI ("maestro de la intuición psicológica") impulsó la moda de la "experiencia religiosa personal".
Estas desviaciones fueron combatidas en Alemania por Mons. GROBER, arzobispo de Friburgo, pero se encontró aislado: todos los demás obispos alemanes sostenían al Movimiento.
En Francia hubo multitud de innovaciones anárquicas en los campamentos scouts, en los movimientos de Acción Católica, y en los campos o colonias de vacaciones, en que intervienen la mayoría de los seminaristas.
En 1943 se funda el Centro de Pastoral Litúrgica, al cual Dom Beauduin fijó la línea de conducta: pedir las reformas con mucha prudencia, simulando un gran respeto por la jerarquía, pero utilizando a los obispos para hacer presión sobre Roma.
Pío XII tomó conciencia del peligro y expuso la Doctrina Católica en dos Encíc1icas: "MEDIATOR DEI ET HOMINUM" y "MYSTICI CORPORIS CHRISTI".
Pero inmediatamente serían desviadas de su sentido original por los comentarios de los innovadores.
A partir de 1950 las posiciones subversivas fueron abiertamente defendidas en numerosas publicaciones, mientras que en las parroquias se multiplicaban las innovaciones: Misa cara al pueblo, lecturas y cantos en lengua vernácula, etc.
En otros países, como Estados Unidos, España, Italia, el movimiento litúrgico, inexistente o menos avanzado, sufre desde 1950 la influencia subversiva de los movimientos alemán y francés. El Movimiento Litúrgico desviado se hace mundial.
Las presiones sobre Roma se hacen enormes, y Roma misma, con reticencia, se encamina por la peligrosa vía de las concesiones: nueva versión del Psalterio, simplificación de las rúbricas del Breviario, reforma de los ritos de Semana Santa, Misa vespertina...
Juan XXIII acaba la reforma litúrgica comenzada por Pío XII, dando así un paso más en el sentido del Concilio. A pesar de algunas deficiencias, en esta última reforma, la liturgia católica permanece sustancialmente incambiada, es decir, en los límites de la ortodoxia católica.
Sin embargo se puede decir que en 1960 el Movimiento Litúrgico desviado ha triunfado: ha sacudido la antigua estabilidad de la liturgia católica y ha insinuado una nueva concepción de ella.
La tarea será definitivamente afianzada por el próximo Concilio Ecuménico: el Vaticano II, ese Concilio que, según las palabras del cardenal SUENENS, será: "1789 en la Iglesia"....
http://hispanismo.org/religion/4576-...tual-misa.html
Última edición por ALACRAN; 29/11/2010 a las 15:01
DESTRUCTORES DE LA LITURGIA CATÓLICA
El movimiento litúrgico desviado
Empezaron bien y terminaron mal: así puede resumirse la tragedia de unos monjes que, desviándose un poco, hicieron naufragar todo el movimiento litúrgico. Dom Lambert Beauduin, Dom Casel, Pius Parsh, Romano Guardini etc; estos hombres no fueron la voz de la Tradición Católica genuina. Quisieron utilizar la Liturgia según sus ideas personales y no transmitir lo que habían recibido de las manos santas de Papas, obispos y sacerdotes que les antecedieron. Influidos por el espíritu de su tiempo, quisieron fabricar liturgias; menospreciaron lo que habían recibido y decidieron eliminar de la Liturgia todo lo que la Iglesia había hecho durante dos mil años, sin tener en cuenta que el Espíritu Santo influyó sobre lo transmitido. El padre Bonneterre dice que: «el doble pecado mortal del movimiento litúrgico desviado es la búsqueda de un arqueologismo desenfrenado que se traduce por el desprecio no solamente de la Liturgia barroca del Concilio de Trento, sino también de la Liturgia de la Edad Media. Lo que cuenta es la arqueología de los primeros siglos que ellos van a resucitar artificialmente».¹
Dom Casel (1886-1948)Dom Lambert Beauduin (1873-1960)
Alguien dijo: «Dom Casel nos ha hecho salir del callejón sin salida de las teorías postridentinas del Sacrificio»². Esto significa que Dom Casel, monje alemán, ha destruido toda la barrera que había levantado el Concilio de Trento frente a la herejía protestante que niega la realidad del Sacrificio de la Misa. Dom Casel y sus compañeros triunfaron y sus ideas penetraron profundamente en el catolicismo mediante el Concilio Vaticano II y la nueva Misa fabricada por unos ideólogos³.
Este sacerdote entra en 1906 a la edad de 33 años a la abadía de Mont- César (Bélgica) fundada por la de Maredsous en 1899. Rápidamente descubre en la Liturgia, siguiendo a San Pío X, un maravilloso medio de formar a los fieles en la vida cristiana. Durante unos años trabaja muy bien. Por desgracia, Dom Lambert se desvía poco a poco del camino recto y cambia finalmente los fines de la Liturgia, insistiendo más bien sobre la pastoral litúrgica.
Después de la Primera Guerra Mundial, Dom Lambert se transforma en un entusiasta propagandista del Ecumenismo, es decir, la reunión de todos los cristianos; sus ideas contenían graves errores y eran muy peligrosas para los católicos. Antes del Concilio vaticano II (1962- 1965), Dom Lambert había ya trazado el plan ecuménico que hoy destruye a la Iglesia Católica.
«Nuestro monje muy pronto, sin confesarlo, va a hacer pasar sus concepciones ecuménicas al “Movimiento litúrgico” va a trabajar, (sus sucesores aún más que él), en adaptar nuestra Liturgia católica romana a las necesidades del apostolado, mejor todavía, a las urgencias de la unión de las Iglesias»4.En 1926, el diplomático Roncalli, futuro Juan XXIII, decía que el método de su amigo Dom Lambert era el bueno. El Papa Pío XI y el Cardenal Mery Val decían lo contrario. Y por esta razón en 1928, Pío XI publicó la encíclica Mortalium animos, verdadera carta del ecumenismo católico genuino. Dom Lambert fue dos veces juzgado por su actitud peligrosa y fue alejado de Bélgica su país natal. En Francia, lugar de su destierro, trabajó y sembró sus ideas revolucionarias en la cabeza de bastantes sacerdotes. Tuvo mucha influencia por ser un entusiasta de primera.
Para los modernistas el Movimiento litúrgico desviado va a ser una arma para hacer de la Liturgia, ante todo, un medio de apostolado; hacer doblegar la Liturgia a las exigencias del apostolado. De teocéntrica, la Liturgia será antropocéntrica. El hombre estará en el centro de la Liturgia y ya no Dios. Algo peor, después de la condenación del modernismo por San Pío X, los modernistas, corruptores de la fe católica, se aprovechan de la Liturgia para continuar cambiando la Iglesia por dentro y conducirnos al caos actual. (Para entender algo del problema, leer la encíclica Pascendi de San Pío X, Humani generis de Pío XII que denuncian al modernismo y a la nueva teología).
Su plan se resume:
- Adaptar la Liturgia a las necesidades del apostolado.
- Urgencia en la unión de las iglesias a toda costa.
- No disociar el ecumenismo de la Liturgia que inocula las ideas de las almas.
En 1946, el padre Duployé hacía esta confidencia:
«Hemos tenido contacto con los representantes de diferentes iglesias cristianas. Dom Beauduin nos enseñó para siempre a no disociar ecumenismo y Liturgia».El mismo padre dice que el Movimiento litúrgico, en Francia bajo la influencia de Dom Lambert, puso en marcha una gigantesca revolución a la que ya no domina. «Los riesgos existen, y son temibles» confiesa el padre Duployé. «Constituimos una punta avanzada en el clero francés. No hablamos el mismo lenguaje que la mayoría de los párrocos y si la mayor parte del episcopado sigue nuestro esfuerzo con simpatía, cuya sinceridad no pongo en duda, puede muy bien coincidir con una ignorancia casi completa de los principios que nos guían… Entre esta punta de avanzada y la mayoría del clero francés, debemos vigilar, según una táctica que ha sido muy bien puesta de realce… para que no se creen intervalos… debemos saber callar y saber esperar. Públicamente no podemos sino presentar al clero el pan bien cocido. desde el principio de nuestro esfuerzo hablamos de adaptación y evolución litúrgica. Me pregunto a veces si no nos engañamos con estas palabras… Estamos sobre una máquina lanzada a gran velocidad. ¿Somos todavía capaces de conducirla? Les confieso que para terminar, mi cansancio y mis temores».5
Esto fue revelado en 1968 por el discípulo de Dom Lambert. Los liturgistas modernos actúan como una asociación de iniciados, ellos saben lo que quieren, pero los demás reciben pan cocido, no saben a donde los conducen los iniciados.
La santa Sede y el movimiento litúrgico
El 20 de noviembre de 1947, Pío XII mediante la encíclica Mediator Dei, con discernimiento y una habilidad extraordinaria, retiene todo lo que hay de bueno en el Movimiento litúrgico, y condena enérgicamente sus desviaciones. El Papa dice:
«Notamos no sin preocupación y sin temor, que algunos están demasiado ávidos de novedades y se extravían fuera de los caminos de la sana doctrina y de la prudencia… manchan de errores esta santa causa, de errores que tocan a la fe católica y a la doctrina ascética»El Papa condena las novedades temerarias:
«Hay que reprobar la audacia completamente temeraria de quienes, con deliberado propósito, introducen nuevas costumbres litúrgicas o hacen revivir ritos perimidos, en desacuerdo con las leyes y rúbricas ahora en vigor (…) Sería salirse de la recta vía el querer devolver al altar su forma primitiva de mesa» El Papa termina la encíclica poniendo a los obispos en guardia contra «la introducción de una falaz doctrina, que altera la noción propia de la fe católica». Por desgracia esta falaz doctrina produjo la nueva misa.
La táctica de los modernistas es: ser organizados a nivel nacional e internacional; producir muchos temas que tratan de todos los temas litúrgicos; propagar sus ideas y presentarlas a los obispos favorables a ellos; después de haber convencido a los obispos estimularlos para que presenten al Vaticano estas ideas y deseos de los liturgistas modernistas como si fueran los deseos de los obispos, sacerdotes y pueblo católico. También utilizan los documentos del Papa para un fin contrario a las intenciones del Papa.
A nivel europeo los revolucionarios utilizarán Mediator Dei para continuar la subversión litúrgica. Ellos perdieron el sentido católico primordial de la Liturgia y sus reformas lo harán perder a los católicos con el cambio de la Liturgia a partir del Concilio Vaticano II.
Los dirigentes más peligrosos del movimiento litúrgico eran sostenidos y protegidos por los más altos dirigentes de la Iglesia. ¿Cómo habría podido el Papa Pío XII sospechar que los expertos que tanto alababan los cardenales Bea y Lercaro eran, en realidad, los más peligrosos enemigos de la Iglesia? Apenas muerto Pío XII, Dom Lambert Beauduin dijo a sus compañeros:
«Si eligieran a Roncalli, todo se salvaría: él sería capaz de convocar un concilio y consagrar el ecumenismo»En 1958, Roncalli fue elegido; y como Papa Juan XXIII abrió las puertas de la Iglesia a la Revolución Litúrgica y Ecuménica mediante el inoportuno y atípico Concilio Vaticano II, rehabilitó también a los teólogos modernistas -Yves Congar y Karl Rahner- condenados por Pío XII; apoyó con todo su poder de Papa a la reforma de la Liturgia; esta supuesta reforma fue una auténtica revolución luterana que causó tantos escándalos, tantos sacrilegios6 y tantas ruinas espirituales, morales y materiales de la Iglesia Católica.
También en este blog: La liturgia ha de ser destruida
Bibliografía y Notas
1. Didier Bonneterre, El Movimiento Litúrgico, Buenos Aires, ed. Ictión, 1982, pág. 40
2. Bonneterre, El Movimiento pág. 40.
3. Fraternidad Sacerdotal San Pío X, El problema de la reforma litúrgica, la misa de Pablo VI y de Vaticano II, estudio teológico y litúrgico, Buenos Aires, Ed. Fundación San Pío X, 2001.
4. Bonneterre, El Movimiento. pág. 37.
5. Padre Duployé, Les origines du Centre de pastorale liturgique, 1943-1949, ed Salvator, pág. 308, citado por el padre Bonneterre, El Movimiento, pág. 65.
6. Padre Enrico Zoffoli, La Comunión en la mano, Quito, Librería Espiritual, 1985, pág. 107.
Ecce Christianus
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