COMENTARIOS ELEISON CCXLI

EL ECUMENISMO DE BENEDICTO (I)




Un valioso estudio del ecumenismo conciliar apareció en Alemania hace unos años, escrito por un tal Dr. Wolfgang Schüler. En Benedict XVI and How the Church Views Itself (Benedicto XVI y cómo la Iglesia se considera a sí misma), afirma que al ecumenismo se dió rienda suelta gracias al Concilio Vaticano II, transformando la comprensión que la Iglesia tiene de sí misma, y se demuestra por una serie de citas textuales que desde Joseph Ratzinger como sacerdote, cardenal y luego papa constantemente ha promovido esta transformación, desde el momento del Concilio hasta hoy. Tampoco parece estar avergonzado de haberlo hecho.
En el orden lógico – que tomará más de un “Comentarios Eleison” – echemos un vistazo a la opinión de la verdadera Iglesia tiene de sí misma, y luego con la ayuda del Dr. Schüler, veremos la forma en que ese punto de vista fue cambiado por el Concilio y cómo Benedicto XVI ha promovido ese cambio. Por último vamos a sacar las conclusiones que se desprenden para los católicos que desean mantener la verdadera fe.
La verdadera Iglesia Católica siempre se ha visto a sí misma como un todo orgánico, una sociedad que es una, santa, católica y apostólica, que consta de los seres humanos unidos por la fe, los sacramentos y la jerarquía romana. Esta Iglesia es tan monolítica, que ninguna pieza puede ser rota o quitada sin dejar de ser católica (cf. Jn. XV, 4-6). Por ejemplo, la fe que es el constituyente principal del creyente católico no puede ser considerada poco a poco, sino que debe serlo completamente (al menos implícitamente) o nada en lo absoluto. Esto se debe a que está en la autoridad de Dios que es quien revela los dogmas de la fe católica que yo creo, por lo que si no creería uno de los muchos dogmas, estoy rechazando la autoridad que hay detrás de todos ellos, en cuyo caso, aunque creyera en todos los demás dogmas, mi creencia no se apoyaría ya en la autoridad de Dios, sino sólo en mi propia elección.
De hecho la palabra “hereje” viene de la palabra griega para “elegir” (hairein), por lo que debido a una creencia hereje sea en lo sucesivo simplemente su propia elección, él ha perdido la virtud sobrenatural de la fe, de modo que incluso si se rechaza sólo un dogma de la fe, ya no es católica. Una famosa cita de Agustín dice: «Si en lo mucho estás conmigo, pero en lo poco no estás, debido a la pequeña parte en la que no estás conmigo, lo mucho que tú estés conmigo, no te sirve de nada».
Por ejemplo, un protestante puede creer en Dios, puede incluso creer en la divinidad de Jesús de Nazaret como hombre, pero si él no cree en la presencia real de Dios, cuerpo, sangre, alma y divinidad, bajo las apariencias de pan y vino después de su consagración en la Misa, él tendrá un concepto profundamente diferente y deficiente del amor de Jesucristo y del Dios en quien cree. ¿Se puede decir entonces que el verdadero protestante y el católico verdadero creen en el mismo Dios? El Vaticano II dice que se puede, y construye el ecumenismo sobre la base de supuestas creencias más o menos compartidas entre católicos y los que no lo son. Por el contrario el Dr. Schüler ilustra con una serie de comparaciones que lo que puede parecer la misma creencia, cuando forma parte de los dos credos diferentes, no es realmente lo mismo en absoluto. Aquí está un ejemplo: las moléculas de oxígeno mezclado con nitrógeno son las mismísimas moléculas como cuando se combinan con el hidrógeno, pero son tan diferentes en los dos casos, como el aire que respiramos (O + 4N) del agua que bebemos (H20)! Manténgase en sintonía.
Kyrie eleison.