Diluvio de ocurrencias: Así comienza el Sínodo

Cuando leí el titular de la gacetilla de Zenit pensé que había leído mal, que había sido un lapsus, pero no, mi lectura había sido correcta y el titular era, tal cual, lo que mis ojos con mis gafas vieron y leyeron: Lluvia de ideas de los padres sinodales

Lluvia de ideas, chaparrón de ocurrencias, granizada de desconcierto, ventisca de indeterminaciones, tornado de ponencias, tsunami de oráculos vanos. Elijan Uds. titular equivalente para calificar y/o definir lo ocurrido en el aula sinodal. Y se quedarán cortos, porque la impresión parece haber sido la de un totum revolutum con estrambote y coda final.

Nada, por cierto, que no se pudiera prever, por otra parte, dada la génesis y los precedendes de la ocasión, la efemérides y la fama que le acompaña: Si se festejan los 50 años del turbión vaticanosecundista, ¿iba a ser menos desconcertante el evento celebrativo que el propio ente a celebrar en sí?

Por eso la apertura del Sínodo de la Nuevangelización, el 50º aniv del Vat-2º y el Año de la Fe ha comenzado con fanfarria multicromática policreativa híperparticipativa, pero no un armonioso acorde de muchas voces, muchas notas, impresionante orquestación y magistral batuta interpretando todos los Padres Sinodales juntos una partitura, una sinfonía sacra, un Credo con TeDeum sin solución de continuidad con Amén final, un coral magnífico. No. Nada de eso. El Sínodo ha comenzado con una cacofonía poli-atonal, cada uno con su copla. ¡Y qué coplas!

Los relatores de América Latina tras reconocer el gran impulso evangelizador que recibió el continente con la visita del papa y el documento de Aparecida, agradecieron al papa la misión continental y el Año de la Fe. Insistieron en el valor de la liturgia, en la formación de los laicos y en la necesidad de trasladar a la sociedad los fundamentos cristianos. Algunos de los ponentes recordaron el papel de los laicos en la transformación del orden temporal.
Supongo que no ilustraron la relación con los vídeos y youtubes que escandalizan, día sí, día no, a toda la catolicidad. Por ejemplo, esos últimos que se han visto estos días, con la carnavalada montada para la novena de de Ntrª Srª Aparecida.

En Europa, los padres sinodales informaron sobre la pérdida de la herencia cristiana ante el embate del secularismo, debido a la tibieza e indiferencia de los cristianos llegando en casos extremos a la "cristofobia". De allí la necesidad de recuperar el ardor de la propuesta cristiana. Entre las intervenciones, el arzobispo de Florencia invitó a recuperar el afán evangelizador, indicando que "nos hemos contentado con una pastoral de mantenimiento", y monseñor Rino Fisichella subrayó la necesidad de encontrar un lenguaje común en un mundo globalizado e invitó a hacer de la nueva evangelización un encuentro con Cristo y a desburocratizar la pastoral.
Muy brillantes las dos lumbreras, Betori, el cardenal florentino y Fisichella, el comisario de la nuevangelización. Han proclamado con todo su bombo prelaticio, ni más ni menos, que un florilegio condensado de los tópicos más manidos y archi-repetidos del pre y el post concilio, cuatro o cinco frases hechas que se han dicho y se dicen y se dirán passim, desde el Ártico al Antártico pasando por el Ecuador. Que levante la mano el que no haya oído mil veces en su vida lo que han dicho estas dos inmensas magnitudes del catolicismo del tercer milenio, Betori y Fisichella, glorias de Italia que dejan chico a Balotelli.



Dolan, el de New York, ha pedido que se proclame la Confesión/Penitencia como sacramento de la nuevangelización (con confesonarios tabla de surf, supongo). Uno de Brasil ha dicho, por su parte, que están encantados de haber recuperado al Procesión del Corpus, que el postconcilio quitó, y otro de Irlanda dijo que había que haber visto lo calladitos y recogidos que estuvieron los jóvenes durante la adoración del Santísimo en el Congreso Eucarístico de Dublín. Otro sinodal de no se sabe dónde ha lanzado la propuesta de que el Papa proclame al Espíritu Santo patrón del Sínodo y se organice una consagración del mundo entero al Espíritu Santo, para que se produzca 'un nuevo Pentecostés en la Iglesia' (no comment).

De lo más inquietante, esta ambigua comunicación:


La formación de los sacerdotes fue señalada como fundamental, así como su adhesión a las verdades enseñadas por la Iglesia. Y, debido a los casos de abusos sexuales por miembros del clero se ha dado escándalo, de ahí la necesidad de salir al paso de la soledad de los sacerdotes.

No sé bien dilucidar el significado real, no encubierto, de ese enigmático "salir al paso de la soledad de los sacerdotes", que huele sospechosamente a planes anti-celibatarios y curas casados.

Y así, por el estilo, todo lo demás. Se lo han debido pasar muy bien en el áula sinodal, todos muy divertidos con las estimulantes aportaciones de unos y otros.

El portavoz español de los sinodales, contó a la prensa que el Papa ha aplaudido mucho:

"Benedicto XVI ha seguido con mucha atención cada una de las intervenciones que se han realizado en estas primeras sesiones del sínodo, ha tomado notas al margen de los textos de los discursos que se han realizado y sobre las intervenciones libres. Además el papa suele aplaudir al final de las mismas"
Conque, amadísimos hermanos, no nos echemos a temblar por esta lluvia de ideas, tan arrolladora. Y no temamos, a pesar de todo, que acabe en diluvio, puesto que el Señor prometió a nuestro padre, el Patriarca Noé, que no habría más diluvios.

Lástima que la alianza noaquita no incluyera también la exención perpetua de estas lluvias sinodales, tan castigadoras.

+T.

EX ORBE