Carta a un Mons. Panchampla


Catherine Goyard, Presidente de la Asociacion Avenir de la Culture escribe al Monseñor Panchampla de turno con coraje y lucidez.

Mons. Georges Pontier
Presidente de la Conferencia Episcopal de Francia
106, rue du Bac
Paris 75007
Excelencia:


A raíz de la publicación por el Consejo de Familia y Sociedad de la Conferencia Episcopal de Francia (CEF) de un documento escandaloso titulado “Vamos a continuar el diálogo. Perspectivas después de la aprobación de la ley que abre el matrimonio a personas del mismo sexo” le dirigimos respetuosamente la petición de convocar una reunión extraordinaria de la CEF, de la que usted es el Presidente desde el mes de abril a fin de revocar el mandato dado al Consejo de Familia y Sociedad y elegir miembros que estén en línea con las enseñanzas de la Iglesia y los sentimientos de la gran mayoría de los fieles.
Es inaceptable que ante una ley ilegítima que contradice a la razón y niega la naturaleza, los miembros de este organismo de la CEF puedan hablar de una supuesta «complejidad del juicio ético en una situación pluralista».
Es inaceptable que los miembros de este organismo de la CEF puedan llamar a “superar” la oposición expresada durante el debate mediante la presentación en igualdad de los argumentos a favor y en contra de la ley, designados como «diferentes aspectos que parecen oponerse» y «malentendidos entre los diferentes puntos de vista».
Es inaceptable que los miembros de este organismo de la Conferencia Episcopal no vean incongruente, en el contexto de una discusión crucial sobre la familia, que mucha gente – incluyendo a los católicos, por supuesto – «se sienta desgarrada entre el deseo dar todo su sentido al matrimonio basado en la alteridad de los sexos y la voluntad de no rechazar a las personas homosexuales», ¡cuando estos últimos pretenden todos los derechos del matrimonio, incluyendo la adopción de niños!
Es inaceptable que después del rechazo masivo y sonoro del contrato de unión civil para los homosexuales por cientos de miles de manifestantes el pasado 26 de mayo, los miembros de este organismo episcopal puedan lamentar que «las contra-propuestas que buscan conciliar los dos aspectos no hayan recibido resonancia política».
Es inaceptable que los miembros de este organismo episcopal puedan reforzar la campaña mediática del lobby LGBT contra los oponentes a la desnaturalización del matrimonio diciendo que: «la homofobia sigue existiendo en la sociedad y en nuestras comunidades católicas», y que «una homofobia hasta entonces latente, se ha expresado con una violencia, sobre todo verbal, pero en algunos casos también física».
Es inaceptable que cuando se está a punto de imponer la ideología de género a nuestros hijos, negando la alteridad sexual, los miembros de este organismo episcopal, con el pretexto de honrar el valor de la amistad y las relaciones, puedan considerar el hecho de ofrecer la castidad en las amistades homosexuales como «desvalorizar esta experiencia»” (¡sic!) como es inaceptable considerar que «los que viven una tal relación de amistad testimonian de buen grado la riqueza que representa y la importancia que tiene en sus vidas» (¡sic!).
No. La acogida verdadera a las personas homosexuales no pasa por silenciar las Escrituras que califican los actos homosexuales como «depravación grave» ni por la exaltación de una tendencia sexual objetivamente desordenada (Catecismo de la Iglesia Católica, n º 2358).
Y menos aún por la exaltación de una amistad homosexual que implicaría «una apertura hacia los demás» y sería «una verdadera fecundidad social» y que puede «demostrar la fertilidad de un orden diferente al de la generación», como «las personas que viven en el celibato» (¡sic y resic!).
¡Tienen la audacia de evocar junto a los vírgenes por el Señor, a las parejas del mismo sexo que «deshonran sus cuerpos entre sí mismos» por «relaciones contra natura» (Romanos 1, 24-27) sin que, al parecer, esto último devalúe su relación! San Pablo debe estar revolviéndose en su tumba…
Excelencia, la reforma de la civilización que nos quieren imponer exige de los católicos la sola actitud de resistencia coherente con su fe: ¡No nos rendiremos jamás!
Afirmar en un documento oficial que «es una prueba de la madurez democrática aceptar sin violencia que el propio punto de vista no sea aceptado», ¿está fomentando una resistencia saludable a la arbitrariedad, o es más bien un llamamiento a la renuncia?
¿Hablan de la violencia? Que pregunten a “[los miembros de esta] generación sometidos a prisión preventiva”. Se mostrará de qué lado se desató la violencia.
En cuanto a la invitación a una aceptación cobarde del hecho consumado, el Consejo de la Familia y la Sociedad de la CEF están fuera de sintonía con los fieles de la base, que están dispuestos a llevar la lucha hasta el final, es decir, a la revocación total de la ley Taubira.
Es por eso que vamos a resistir a este mandato episcopal de practicar un diálogo de sordos con un Gobierno que desprecia la religión y la simple razón, y envía a sus esbirros para maltratar a los asistentes a las vigilias y otras manifestaciones pacíficas. Resistencia pacífica, pero resistencia: la que se nos permite por la ley de la Iglesia, la ley natural y la ley civil.
Por eso instamos a que los miembros del Consejo de Familia y Sociedad sean destituidos por la Conferencia Episcopal de Francia y reemplazados por personas que no tengan miedo de dar testimonio de la verdadera fe católica y su moral, y que no cedan a la presión de los medios de comunicación del lobby homosexual.
Mientras esperamos esto, renovamos nuestro compromiso con la Iglesia y con los principios no negociables así como nuestra fidelidad al Magisterio a través de nuestros pastores legítimos. Es en este espíritu filial, Monseñor, que os pedimos creer en la seguridad de nuestros sentimientos respetuosos y devotos.


Tomado de:
Francia: rechazo católico a la postura de la Conferencia Episcopal | Tradición Digital

infoCaótica: Carta a un Mons. Panchampla