El Poder del Infierno contra la Iglesia
Por ejemplo, San Pío X en su encíclica Pascendi en 1907 decía: “… los enemigos declarados, se ocultan… en el seno mismo y dentro del corazón de la Iglesia”. Y agrega que ellos “traman su ruina” no desde fuera, “sino desde dentro; el peligro está en las entrañas mismas de la Iglesia”.
El mismo Papa en la encíclica E Supremi Apostolatus Cathedra (no. 6) dice que la deserción y apostasía que estamos viviendo “es como un anticipo y comienzo de los males que estaban reservados para el final de los tiempos”.
Por su parte, Monseñor Eugenio Pacelli, entonces Secretario de Estado de Pío XI y que luego sería Pío XII, dijo en 1938: “Escucho a mi alrededor a los innovadores que quieren desmantelar la capilla sagrada, destruir la llama universal de la Iglesia, rechazar sus ornamentos, hacer que se arrepienta de su pasado histórico… vendrá un día en que el mundo civilizado renegará de su Dios, en que la Iglesia dudará como San Pedro dudó”.
Más adelante, recordemos el periodo del Concilio Vaticano II, donde la Iglesia Católica entró dividida y salió de él enfrentada en dos bandos irreconciliables que mantienen aún hoy sus profundas diferencias, lo que dio lugar a dos difundidas interpretaciones del Concilio.
Para corroborar lo anterior se recuerdan las dolorosísimas palabras de Paulo VI el 29 de junio de 1972: “Parecía que después del Concilio vendría un día de sol para la historia de la Iglesia, pero por el contrario, ha intervenido el poder adverso, Satanás. Se diría que a través de alguna grieta ha entrado el humo del infierno dentro del Templo Santo de Dios”.
Y en 1976, en el Congreso Eucarístico de Filadelfia, dijo el entonces Cardenal Wojtyla: “Estamos ante la lucha final entre la iglesia y la anti-Iglesia, el evangelio y el anti-evangelio.”
Y el Cardenal Ratzinger en la entrevista que le concedió al periodista italiano Vittorio Messori, y que se puede leer en Informe sobre la Fe de BAC Popular 1985, hizo las siguientes afirmaciones: “Resulta incontestable que en los últimos 20 años han sido decididamente desfavorables para la Iglesia Católica… los Papas y los Padres Conciliares esperaban una nueva unidad católica y ha sobrevenido una división tal que – en palabras de Paulo VI – se ha pasado de la autocrítica a la autodestrucción”. Y culmina diciendo, para que nadie tenga duda de lo que está pasando hoy en día: “Estoy convencido de que los males que hemos experimentado en estos 20 años… se deben al hecho de haberse desatado en el interior de la Iglesia ocultas fuerzas agresivas, centrífugas, irresponsables”.
En la misma línea, Juan Pablo II respondió así cuando en 1981 le preguntaron sobre el futuro de la Iglesia, y esto en relación al Secreto de Fátima: “Debemos prepararnos para sufrir dentro de no mucho grandes pruebas que exigirán… hacer donación de la propia vida…; con vuestra oración y la mía será posible mitigar nuestra tribulación, pero no será posible evitarla, porque sólo así la Iglesia podrá ser efectivamente renovada. Cuántas veces la sangre ha brotado de la renovación de la Iglesia…”
Y finalmente, Joseph Ratzinger antes de ser electo Papa en el rezo del Vía Crucis del año 2005 dijo: “La Nave de la Iglesia hace agua por todas partes”.
Una Iglesia en Crisis
En conclusión, la Iglesia está en crisis, y no sólo a nivel de las fuerzas oscuras, satánicas y masónicas que se han infiltrado dentro de ella, sino también a nivel de los cientos de millones de fieles laicos y religiosos que viven una espantosa crisis de fe y de crecimiento espiritual en sus vidas, de tal forma que no participan de los sacramentos, no acuden regularmente a la Santa Misa, no creen en la infalibilidad papal, como también niegan las verdades eternas del infierno y la existencia de Satanás como ser real; así como la negación de igual forma de un mundo sobrenatural con Dios para siempre. Esto no se puede ocultar ni negar, pues es una realidad aplastante y penosa por la que atraviesa la inmensa mayoría de los fieles católicos que integramos la Iglesia de Cristo. Y si a esto le agregamos la división entre sacerdotes, obispos y cardenales como la misma Madre de Dios lo ha profetizado desde hace mucho tiempo, así como la mala vida de estos ministros de Dios, ya sea por su apego al dinero, a los honores, a los placeres y a la búsqueda de reconocimiento en general, que los ha vuelto incapaces de ser los pastores que el Cielo espera para que guíen a las ovejas hacia la salvación eterna.
Análisis Profético
Ahora bien, dentro de la profecía mariana y bíblica, y aderezada por otras revelaciones privadas, existe un hecho matemático que temprano que tarde se va a dar en la Iglesia; y es que en un momento dado surgirá de la Verdadera Iglesia de Cristo que tiene como fundamento la Eucaristía y como su Madre a la Santísima Virgen María, una falsa iglesia, una ramera o prostituta como le llama Juan en el Apocalipsis, una adulteración de la verdadera Iglesia, y esto como fruto de una infiltración masónica en la Alta Jerarquía de la Iglesia, es decir, una masonería eclesiástica.
De estas dos Iglesias, cada una de ellas tendrá su propio “Papa”. La Iglesia Verdadera el Papa auténtico, y la iglesia falsa un papa espurio, falso o impostor. Todo esto traerá una serie de consecuencias en las cuales por el momento no voy a ahondar pues sale del propósito de este artículo, pero que se puede profundizar en mi libro Las Puertas del Infierno contra la Iglesia, o también en otro libro de su servidor intitulado Dos Papas en Roma.
www.apocalipsismariano.com
Marcadores