Recibimos una carta de un laico próximo a los Franciscanos de la Inmaculada, la pequeña orden "comisariada" -una decisión muy discutible según diversas fuentes- que denuncia una situación de marcada dureza de parte de los nuevos gestores de la situación. Por una larga experiencia, sabemos que la crueldad contra los hermanos en los ambientes eclesiásticos no tiene nada que envidiar a otros ambientes. Pero el Papa Bergoglio, que ha aprobado el envío de un comisario, exhortaba en su entrevista con el director de la Civiltá Cattolica a una actitud de "misericordia" y de "ternura", hablaba de la Iglesia como de "un hospital de campaña tras la batalla" y afirmaba: "Veo con claridad que lo que más precisa la Iglesia hoy es la capacidad de curar las heridas" porque "al fin y al cabo, las gentes están cansadas de autoritarismo".
Lean lo siguiente para saber si el autoritarismo y su hermana la tiranía están presentes en el caso de los Franciscanos de la Inmaculada. Bien puede uno preguntarse: "¿qué han hecho estos pobres religiosos? ¿defraudar, abusar de menores, llevar una vida inmoral? Nada de todo esto".
Ésta es la carta:
Después de la noticia de la puesta de los Franciscanos de la Inmaculada bajo la tutela de un comisario apostólica, los acontecimientos son poco conocidos. Es conveniente hacer un resumen:
1. Despues de haber acusado al padre Stefano María Manelli, fundador del instituto de los Franciscanos de la Inmaculada (FI) de haber "desviado" a los hermanos de su carisma fundacional, sin explicarse en que consiste ese desvío.
2. Después de haberles prohibido celebrar el Vetus Ordo, prohibición aún vigente, seguida con obediencia total por parte del instituto, después de haber destituido de sus cargos, transferido y alejado, con furia y precipitación, a los hermanos fieles al carisma de los Padres Fundadores, y de haber promocionado a todos los hermanos que apoyan la "nueva" línea en los diferentes conventos FI diseminados por el mundo.
3. Después de haber, sin motivo claro, apartado de la enseñanza al padre Apollonio, Procurador General. Presidente del Seminario Teológico y Guardián del convento de Roma-Boccea, y haberlo transferido a Portugal.
4. Después de haber apartado de la enseñanza al padre Lanzetta, vice-delegado FI para Italia, superior en Florencia y profesor en el seminario, y haberlo transferido a Austria. Después de haber transferido al padre Settimio Manelli y al padre Siano, respectivamente rector y vice-rector del seminario, destituidos de sus cargos y reemplazados por dos hermanos de la "nueva" línea, uno de ellos ni siquiera bachiller en teología.
5. Después de haber expedido para Africa, de la noche a la mañana, al padre Budani, que estudiaba Derecho Canónico y se le impide continuar sus estudios. Después de haber exiliado al padre Stefano (fundador de los FI), siempre obediente, y de haberle prohibido recibir visitas, incluso de sus familiares, bajo pena de pecado grave, y de haberle prohibido recibir llamadas telefónicas o cualquier contacto directo con el mundo exterior.
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