Es cierto que la herejía está instalada en el Vaticano y que esté está infiltradísimo de masones y hasta satanistas. Y aunque es cierto que los muchos papas malos que ha habido a lo largo de la historia lo han sido en su mayoría por su vida y no por su doctrina, no es menos cierto que hubo un tiempo en que la Iglesia corrió el grave peligro de volverse arriana. Lógicamente, Dios no lo permitió, aunque el propio Pontífice lo tolerara casi hasta el final de su vida. A riesgo de ser pesado, diré lo que siempre digo: que el trigo está mezclado con la cizaña, y nunca lo había estado tanto, pero no por eso el trigal es malo.
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