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Tema: Los divorciados (y vueltos a casar) no están excomulgados

  1. #1
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    Los divorciados (y vueltos a casar) no están excomulgados

    Eso ha afirmado el Papa Francisco, para "ahuyentar" dudas, en lugar de añadirlas. Pero eso mismo hay que enmendar a quienes afirman que los católicos divorciados están excomulgados. Es decir, el Papa no puede afirmar lo que no es verdad, pero tampoco se puede tergiversar dicha verdad por parte de otros que no son papas, ya sean miembros de la jerarquía o simples fieles. La claridad es esencial para que no haya errores, o para que éstos, habiéndolos, no se extiendan más sembrando confusión. EL matrimonio canónico es un sacramento y en él deben vivir los católicos canónicamente casados, pero la vida civil de hoy en día hace muy complicado el cumplimiento de la vida espiritual, y siendo todos pecadores sin excepción, todos debemos procurar evitar las tentaciones y entre ellas también están las mentiras y las tergiversaciones. Así las cosas, procuremos entre todos que nuestro lenguaje sea siempre diáfano y límpido. Para tener esas ideas claras, creo que el artículo siguiente es un buen orientador.



    Título: «Los divorciados no están excomulgados», dice Francisco

    Autor: Alejandro Villarreal


    El Papa Francisco ha vuelto ha hablar sobre los “divorciados que se han casado de nuevo” en su viaje a los EUA. En esta ocasión ha repetido una frase que ya se le había escuchado antes:

    Las personas divorciadas vueltas a casar “no están excomulgados”, y no deben ser tratadas como tales pues “ellas forman parte siempre de la Iglesia”

    “En efecto, estas personas no son en efecto excomulgadas, no están excomulgados, y no van absolutamente tratadas como tales: ellas forman parte siempre de la Iglesia”.

    (fin de cita; fuente: Aciprensa)

    Cualquier católico medianamente instruido sabe que los mal llamados divorciados (el divorcio no existe o no está reconocido entre los católicos) no necesariamente caen en excomunión. En general, quien incurre en excomunión es aquel quien niega alguna verdad de Fe, pero no es necesario que alguien se “divorcie” negando, por ejemplo, que el matrimonio no sea un sacramento o que éste sea indisoluble, quizás lo haga sabiendo que comete un pecado mortal y temerariamente se entrampe en esa situación. Lo que es innegable es que quien habiendo contraído matrimonio lícito en la Iglesia católica y abandonase a su cónyuge, ya sea de común acuerdo o no, y se junta con otra persona, comete un pecado mortal. De esta manera, no es posible aconsejar que se le otorgue la comunión a alguien que viva en dichas circunstancias, no porque esté excomulgado, sino porque está en pecado mortal, un pecado que no podrá borrarse sino cuando se recurra a la confesión y se haga firme propósito de enmienda. Sobre la segunda afirmación, que alude a ser miembro de la Iglesia, habría que distinguir entre los miembros vivos y los miembros muertos de la Iglesia, el Catecismo Mayor del gran pontífice católico San Pío X dice lo siguiente:

    167.- ¿Basta para salvarse ser como quiera miembro de la Iglesia Católica? – No, señor; no basta para salvarse ser como quiera miembro de la Iglesia Católica, sino que es necesario ser miembro vivo.

    168.- ¿Cuáles son los miembros vivos de la Iglesia? – Los miembros vivos de la Iglesia son todos y solamente los justos; a saber, los que están actualmente en gracia de Dios.

    169.- ¿Y cuales son los miembros muertos? – Miembros muertos de la Iglesia son los fieles que se hallan en pecado mortal.


    Entonces, podríamos decir que las afirmaciones de Francisco no son incorrectas, aunque con muchísimas salvedades y puntualizaciones que brillan por su ausencia y por lo tanto es muy probable que puedan malinterpretarse, dando falsas esperanzas a quienes se encuentren en la situación de ser “divorciados vueltos a casar”, pues bien podrían ser miembros de la Iglesia, pero serán siempre miembros muertos que han perdido la gracia y que no podrán aspirar a salvar su alma si no rectifican su situación. Es de hacer notar que las salvedades y puntualizaciones es ya habitual que nunca se hagan y por lo tanto, ese escenario de la malinterpretación siempre sea probable.

    Esto nos lleva a preguntarnos ¿qué significan las palabras de este papa? o ¿cómo podrían intepretarse? Estas afirmaciones nos llevan al menos a dos situaciones probables:

    Quienes las escuchan saben que su situación no es producto de haber negado ninguna verdad de Fe católica y por lo tanto no caen en excomunión, pero saben que viven en pecado mortal, y saben que aunque son miembros de la Iglesia, son miembros muertos y por lo tanto no podrán comulgar hasta que confiesen sus pecados y hagan firme propósito de enmienda (comulgar en esas condiciones sólo atraerá su propia condenación como nos advierten las graves palabras de San Pablo: “quien come el Cuerpo de Cristo indignamente, come su propia condenación” -1Cor. XI,27-), lo que incluirá el vivir en castidad si es que no se tiene voluntad para volver con su esposa legítima a los ojos de Dios y rehacer la vida conyugal, y por supuesto, encargarse íntegramente de los hijos que haya procreado, legítimos e ilegítimos (e incluso de su o sus concubinas como podrían exigir las leyes civiles al respecto). En todo caso, el rectificar esta situación anómala será siempre conveniente hacerla con el consejo de un buen director espiritual, un sacerdote que tenga bien clara la doctrina de la Iglesia y que no le de falsas esperanzas.

    Quienes escuchan estas palabras malinterpretan que como el Papa ha dicho que no están excomulgados, entonces pueden comulgar, ya que también ha dicho que son “miembros de la Iglesia”, y quizás malinterpreten que no sea necesario ningún trámite intermedio como sería la confesión y que tampoco exigiría ningún cambio en su vida, quizás algunos lleguen al extremo de malinterpretar que puedan abandonar a su primera, segunda, tercera, etc., concubina (o concubino, con sus respectivos hijos) sin que esto les represente ningún cargo de conciencia, ya que ahora deben ser acogidos amorosamente dentro de la Iglesia.


    Al menos estas son los dos escenarios que yo puedo imaginar, y en el caso del primer escenario es casi improbable que se llegue a la conciencia de estar en pecado mortal sin la ayuda de un buen sacerdote o de tener a alguien cercano que con verdadera caridad le abra los ojos a los mal llamados “divorciados” vueltos a casar. El decirles a estas personas sobre la gravedad de su situación es el verdadero acto de amor al prójimo y no los simples actos exteriores que los hagan sentir bien en su pecado.

    Entender estas palabras de otra manera sería entender el Sacramento del Matrimonio de forma diferente a como la Iglesia lo ha hecho en todo tiempo y lugar, y eso sí sería negar una verdad de Fe. Sería contribuir a la protestantización de la Iglesia que ha estado tan de moda entre los modernistas desde hace al menos 50 años, pues los grupos que han abandonado la seguridad doctrinal de la Iglesia no reconocen al matrimonio como un sacramento y por lo tanto es objeto de veleidades humanas como el divorcio.

    Finalmente, estos son algunos cánones del Concilio de Trento respecto al Sacramento del Matrimonio que conviene recordar y cuya negación sí amerita la excomunión:

    CAN. I. Si alguno dijere, que el Matrimonio no es verdadera y propiamente uno de los siete Sacramentos de la ley Evangélica, instituido por Cristo nuestro Señor, sino inventado por los hombres en la Iglesia; y que no confiere gracia; sea excomulgado.

    CAN. II. Si alguno dijere, que es lícito a los cristianos tener a un mismo tiempo muchas mujeres, y que esto no está prohibido por ninguna ley divina; sea excomulgado.

    CAN. VII. Si alguno dijere, que la Iglesia yerra cuando ha enseñado y enseña, según la doctrina del Evangelio y de los Apóstoles, que no se puede disolver el vínculo del Matrimonio por el adulterio de uno de los dos consortes; y cuando enseña que ninguno de los dos, ni aun el inocente que no dio motivo al adulterio, puede contraer otro Matrimonio viviendo el otro consorte; y que cae en fornicación el que se casare con otra dejada la primera por adúltera, o la que, dejando al adúltero, se casare con otro; sea excomulgado.

    fuente: TRENTO11



    http://www.bibliaytradicion.wordpres...dice-francisco


    SOBRE la REPRODUCCIÓN del CONTENIDO de B&T: Se concede el permiso para reproducir, total o parcialmente, las traducciones originales de este blog, en otras páginas o blogs, con la condición de mencionar el origen del mismo, así como a su autor original y el nombre del traductor. El autor de B&T hace lo correspondiente al tomar material de otras páginas, sin excepción, y a pesar de no concordar totalmente con las ideas de otras webs o autores, creyendo que en esto reside un simple pero no despreciable acto de honestidad.
    Última edición por Valmadian; 06/08/2015 a las 13:52
    Hyeronimus dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  2. #2
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    Re: Los divorciados (y vueltos a casar) no están excomulgados

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    Francisco habla de los divorciados vueltos a casar


    “Por amor a la verdad… discernir bien las situaciones”

    [Secretum Meum Mihi] En su catequésis de hoy en audiencia general Francisco se ha referido en concreto a los divorciados vueltos a casar, de quienes ha subrayado “no están excomulgados”; este es uno de los temas principales del venidero Sínodo sobre la familia. Este es el texto completo de la catequésis en una traducción de Radio Vaticano.
    Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
    Con esta catequesis retomamos nuestra reflexión sobre la familia. Después de haber hablado, la última vez, de las familias heridas a causa de la incomprensión de los cónyuges, hoy quisiera detener nuestra atención sobre otra realidad: cómo cuidar a aquellos que, después del irreversible fracaso de su vínculo matrimonial, han comenzado una nueva unión.
    La Iglesia sabe bien que una situación tal contradice el Sacramento cristiano. De todos modos, su mirada de maestra viene siempre de un corazón de madre; un corazón que, animado por el Espíritu Santo, busca siempre el bien y la salvación de las personas. He aquí porqué siente el deber, “por amor a la verdad”, de “discernir bien las situaciones”. Así se expresaba san Juan Pablo II, en la Exhortación apostólica Familiaris consortio (n. 84), dando como ejemplo la diferencia entre quien ha sufrido la separación y quien la ha provocado. Se debe hacer este discernimiento.
    Si luego miramos también estos nuevos lazos con los ojos de los hijos pequeños, los pequeños miran, de los niños, vemos aún más la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades una acogida real hacia las personas que viven tales situaciones. Por esto, es importante que el estilo de la comunidad, su lenguaje, sus actitudes, estén siempre atentos a las personas, a partir de los pequeños, ellos son quienes más sufren estas situaciones. Después de todo, ¿cómo podríamos aconsejar a estos padres hacer de todo para educar a los hijos a la vida cristiana, dando ellos el ejemplo de una fe convencida y practicada, si los tenemos alejados de la vida de la comunidad como si fueran excomulgados? No se deben agregar otros pesos a aquellos que ya los hijos, en estas situaciones, ¡ya deben cargar! Lamentablemente, el número de estos niños y jóvenes es de verdad grande. Es importante que ellos sientan a la Iglesia como madre atenta a todos, dispuesta siempre a la escucha y al encuentro.
    En estas décadas, en verdad, la Iglesia no ha sido ni insensible ni perezosa. Gracias a la profundización realizada por los Pastores, guiada y confirmada por mis Predecesores, ha crecido mucho la conciencia de que es necesaria una fraterna y atenta acogida, en el amor y en la verdad, a los bautizados que han establecido una nueva convivencia después del fracaso del matrimonio sacramental; en efecto, estas personas no son en efecto excomulgadas, no están excomulgados, y no van absolutamente tratadas como tales: ellas forman parte siempre de la Iglesia.
    Papa Benedicto XVI ha intervenido sobre esta cuestión, solicitando un discernimiento atento y un sabio acompañamiento pastoral, sabiendo que no existen “recetas simples” (Discurso al VII Encuentro Mundial de las Familias, Milán, 2 junio 2012, respuesta n. 5).
    De ahí la reiterada invitación de los Pastores a manifestar abiertamente y coherentemente la disponibilidad de la comunidad a acogerlos y a animarlos, para que vivan y desarrollen cada vez más su pertenencia a Cristo y a la Iglesia con la oración, con la escucha de la Palabra de Dios, con la frecuencia a la liturgia, con la educación cristiana de los hijos, con la caridad y el servicio a los pobres, con el compromiso por la justicia y la paz.
    El ícono bíblico del Buen Pastor (Jn 10, 11-18) resume la misión que Jesús ha recibido del Padre: la de dar la vida por las ovejas. Tal actitud es un modelo también para la Iglesia, que acoge a sus hijos como una madre que dona su vida por ellos. “La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre […] Ninguna puerta cerrada. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad. La Iglesia […] es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas” (Exort. ap. Evangelii gaudium, n. 47).
    Del mismo modo todos los cristianos están llamados a imitar al Buen Pastor. Sobre todo las familias cristianas pueden colaborar con Él cuidando a las familias heridas, acompañándolas en la vida de fe de la comunidad. Cada uno haga su parte asumiendo la actitud del Buen Pastor, que conoce cada una de sus ovejas ¡y a ninguna excluye de su infinito amor! Gracias.
    En relación con la posibilidad de acceso a la Sagrada Comunión para una persona que viva en estado grave de pecado, ya tenemos dos ejemplos concretos de cómo se disciernen bien las situaciones por amor a la verdad (expresión tomada de la encíclica Familiaris Consortio, N° 84, de Juan Pablo II) , proporcionado por el propio Pontífice.
    El primero es el caso de una mujer de Santa Fe, Argentina, de nombreJacqueline Lisboa, a quien el Pontífice llamó directamente en 2014 por teléfono y la autorizó acceder a la Sagrada Comunión. Aunque el portavoz vaticano haya insistido en que a raíz de dicha autorización no es posible deducir “consecuencias relativas a la enseñanza de la Iglesia”, es imposible no hacerlo.
    El segundo es el caso de la profesora argentina Claudia Garcia Larumbe, la cual vía el Sr. Oscar Crespo recibió del Pontifice el mensaje de que podía acceder a la Comunión, a pesar de vivir en una segunda unión, según lo relató The Daily Mail en Marzo de 2015.


    Francisco habla de los divorciados vueltos a casar | Adelante la Fe


    Añado uno de los comentarios publicados en Adelante la Fe al pie de este artículo de Secretum Meum Mihi. Da un diagnóstico certero y preciso y señala las posibles consecuencias:



    Miguel Angel Yáñez 6 agosto, 2015 at 10:18 am

    Por hacer unos comentarios rápidos


    1) Como bien dice Christopher se omite la mayor, además de ser una tremenda falta de caridad al ocultar la Verdad. El principal problema del “divorciado” vuelto a “casar” es su estado de pecador, y pecador público, que lo convierte en miembro MUERTO de la Iglesia con una necesidad imperiosa de dejar la vida pecaminosa, arrepentirse y confesarse con propósito de enmienda si quiere salvarse. Decir una verdad a medias es confundir. Me pregunto si el Papa, que se supone debe ser el garante de la Verdad, la escamotea, ¿quién se supone que debe decirla?


    2) Se presenta a los adúlteros como víctimas, parecería que la culpa es de la Iglesia que los ha tratado mal. La Víctima en primer lugar es Jesucristo al que ofenden con su pecado público, y después sus propios hijos, que son víctimas de una educación en el mal ejemplo de vida y el pecado como forma normal de vivir.


    3) ¿Por qué esta focalización en este tipo de pecadores? SI cambiamos la palabra “divorciados vueltos a casar”, tan bien vista socialmente, por otro pecado cualquiera menos aceptado, por ejemplo un aficionado a la prostitución, veremos el discurso de fondo que aquí se está presentando. Porque digo yo que estos otros pecadores dirán ¿por qué yo no y el otro sí? ¿o es que al final es todos sí?


    4) Vivimos en una época de Magisterio de titulares, excepto una minoría nadie lee ninguna encíclica, ni mucho menos leeran los mamotretos que produzca el Sínodo, LO QUE QUEDA SON LOS TITULARES, y aquí se está jugando con eso con lanzar titulares. Da igual lo que vaya a decir el Sínodo o no, el mensaje, el Magisterio de titulares ya se ha puesto en circulación. La omisión de su necesidad imperiosa de conversión y confesión, la mención a la participación en la liturgia y la cita de que no están excomulgados -nunca he leído a nadie decir lo contrario- provoca la siguiente conclusión en cualquier divorciado vuelto a casar, como casi todos ignorante de toda teología: Como no estoy excomulgado es que puedo comulgar, porque además el Papa me ha dicho que participe en la liturgia y que me acojan SIN DECIR QUE TENGO QUE CAMBIAR EN NADA. Puedo asegurarles que al menos en los casos cercanos que conozco esta será la recepción intelectual de estas palabras,


    5) Si yo fuera un divorciado vuelto a casar, tras oír estas palabras, lo que no me sentiría en nada es llamado a cambiar de vida, meditar y confesarme, al contrario me alegraría de que la Iglesia parece aceptarme como soy, por fin han dejado de acosarme moralmente “algunos” que no entendían el verdadero mensaje de la Iglesia que han venido a descubrirnos ahora.

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