O sea, que según el tocayo del barbas, la Iglesia se inspira en Marx, no es que el diablo copie o imite (el mono de Dios, como lo llamaron algunos padres de la Iglesia) al Señor, sino que Marx, profeta de la sospecha y del mal, es el modelo. Y no, los crímenes y atrocidades del comunismo no son culpa de Marx, vaya que no. Pues mire usted, herr Reinhard, el Señor fue muy claro hablando de los falsos profetas; dijo: Por sus frutos los conoceréis. Y los frutos del marxismo (o sea de Marx) están a la vista: 100 millones de muertos (que se sepa), persecución de la religión, tiranía y dictadura, ruina económica, atraso cultural, etc., etc., etc. Y la Doctrina Social de la Iglesia no es comunista. Es contraria tanto al comunismo como al capitalismo, que al fin y al cabo no son sino dos caras de una misma sucia y falsa moneda. Y ya hay que ser borrego para decir que Marx fue el primer sociólogo serio. Y el Sorondo (¿sorete redondo?), otro que tal baila: afirmando que ¡la dictadura comunista china es quien mejor cumple la doctrina social de la Iglesia! Hay que tener jeta. Y mientras tanto, los católicos chinos abandonados por la Santa Sede y las autoridades chinas destruyendo iglesias y persiguiendo cristianos. Ay, cuánta cizaña hay creciendo en la Iglesia, ahogando al escaso trigo que queda.
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