Re: El Papa cambia en el Catecismo la doctrina tradicional sobre la pena de muerte
Uno de los argumentos de Francisco para justificar dicho cambio es éste:
"Hoy está cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves..."
Puede leerse en el enlace puesto por Pious.
O sea, que es una cuestión de clima social, de opinión pública. En fin, que por la misma regla de tres el actual pontífice debería modificar el Catecismo para quitar todo pecado relacionado con el sexo, ya que, como todos sabemos, hoy en día los temas relacionados con "la chicha" son algo completamente normales y asumidos por todos, o casi. Por lo demás, yo no soy partidario "a priori" de la pena de muerte y prefiero optar por condenas durísimas a cambio, las cuales no sé si no serán más crueles todavía, para ciertos crímenes. Y es que ya se dirá que carajo de dignidad conserva un fulano después de asesinar a varios niños y ante lo que no da muestra alguna de arrepentimiento, más aún, sabe y así lo dice que volvería a hacerlo. Este es un ejemplo que se repite más de lo que pensamos, y como éste hay otros muchos. Pero ya sabemos que este Papa es el de las paradojas.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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