Cuando yo vivía en Chile, el gremio de traductores celebraba el Día Mundial del Traductor cada 30 de septiembre. Los traductores sabíamos que era por San Jerónimo, pero cuando yo era niño recuerdo que lo normal era que cada profesión celebrara a su santo patrón, pero lo que celebraba era el día del santo correspondiente a la profesión que fuera. No se había desplazado la celebración del santo patrón a los beneficiarios de la protección del santo (se decía por ejemplo "hoy celebramos a San Fulano, nuestro santo patrón", y cosas por el estilo).
Pero es que ya no es sólo el Día del Maestro, Día de la Secretaría o de lo que sea. El santoral laico hoy en día abarca de todo. Hay paganerías como el día de la Tierra, hay día del cáncer de no sé qué, y día de la mujer (el verdadero día de la Mujer también debería de ser el 8 de diciembre). Este último ya tiene una intencionalidad política destinada a sembrar cizaña entre los sexos y es de institución comunista aunque no lo digan: se empezó a celebrar el 8 de marzo en la Unión Soviética en 1918, a los pocos meses de la revolución bolchevique; es falso lo que cuentan del incendio aquel en EE.UU.: no hay rastro de él en las hemerotecas.
No sólo se han suprimido festividades de santos (o se han cambiado arbitrariamente de lugar) para introducir nuevas fiestas innecesarias; si una festividad cae en domingo, se desplaza al lunes siguiente con los consiguientes problemas de que ese día se deje de trabajar o esté todo cerrado.
En el caso concreto del día de la madre y el día del padre, que fueron los primeros del neosantoral, la cosa tuvo una intención claramente comercial: explotar el cariño de los hijos por sus progenitores para sacar provecho económico. Es el día de Mamón, no de mamá ni de papá, aunque claro, como es natural todos hacíamos regalos a nuestros padres en esos días. Nuestra intención sí era buena aunque no lo fuera la de los que habían inventado esas fechas.
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