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Tema: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

  1. #1
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    La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    Conviene conocer el papel desempeñado por la masonería universal, y especialmente por la alta masonería, en la gigantesca ofensiva desencadenada contra la Iglesia.
    A la vista del caos ideológico y de las pretensiones doctrinales de una llamada conciencia universal, nos vemos obligados a llegar a la conclusión, apoyada por una documentación irrebatible, de que un magisterio oculto dirige al conjunto de doctores de la “Nueva Iglesia”, inventada en las altas sociedades secretas a fines del siglo XIX.

    Otro hecho esencial es el que de la ecumenicidad de esa nueva Iglesia no es la nuestra. La nueva Iglesia acoge al mismo tiempo al error y a la verdad, a todas las religiones, todas las ideologías. Sus teólogos dan por sentada “una acción re-creadora” de Dios, como diría el P. Congar, no cristianizando la civilización moderna, sino consagrándola como hija de un Cristo-Espíritu surgiendo de la Humanidad: no recibe ya la gracia: la da. Ahora es ella la que pontifica, enfrente del “César papal”.
    Ya que, hasta ahora, la Iglesia de Pedro se habría equivocado. Su inmovilismo ponía en peligro la corriente de la Unidad mundial. Se “puso al día” a los padres del Concilio; se han activado unos intercambios culturales que los “teólogos del futuro” quisieran ver incluídos en el Debe de la Iglesia y en el Haber del Cristianismo cósmico; se transforma “el diálogo” en imitación.

    Ese ecumenismo de las buenas voluntades, además de pasar a ser la más bella manifestación de la caridad teologal en la Tierra, ha pasado a ser también el primer mandamiento divino, convertido en la necesidad más urgente debido a la aceleración de la Historia. En consecuencia, aumentará la culpabilidad de esos rebeldes “integristas”, responsables del divorcio de la Iglesia con la civilización, y de su mala reputación entre “las naciones adultas”.

    En el presente estudio nos limitamos a resumir el diabólico programa de las altas masonerías, exponiéndolo a grandes rasgos.
    A fines del siglo XIX se urdió una formidable conjura contra la Iglesia, conjura que actualmente se desarrolla ante nuestros ojos.

    Un sacerdote de aquella época, después de apostatar y de pasarse a las altas sociedades secretas, había ya dicho y anunciado todo esto. Intérprete fiel y sumamente calificado de los grandes “iniciados”, vamos a seguirle en sus revelaciones, en su esperanza de ver caer al “Vaticano real”, y reinar un Papa que será el Pontífice de la “Divina Sinarquía”, a la cabeza de un “nuevo catolicismo”, y que consagrará el espíritu, todo el espíritu de la sociedad moderna.
    A continuación veremos cómo su designio se ha transmitido al seno de la masonería e insinuado en el pensamiento cristiano ya en nuestros días, hasta el punto de asumir una apariencia de triunfo, si Dios no protegiera a su Iglesia.

    Pero, ¿qué es la sinarquía?, se preguntará.
    Generalmente se la identifica con la tecnocracia, y no se ahonda más. Eso es insuficiente. Orgánicamente, es ante todo un conjunto de potencias ocultas de todos los órdenes y de todas las escuelas, unidas para contribuir a la formación de un gobierno mundial invisible.
    Políticamente, es la integración deseada de todas las potencias sociales y financieras, formando ese gobierno mundial en un régimen socialista generalizado, tecnificado, extendiéndose por todo el mundo, dividido en zonas geopolíticas; las diversidades étnicas, religiosas, culturales y nacionales, de acuerdo con el proceso sinárquico, no deberían ser suprimidas sino integradas en unas órdenes sometidas a una colegialidad supervisada secretamente.

    Según ello, el Catolicismo, al igual que todas las demás religiones, sería absorbido en un sincretismo universal. La Iglesia quedaría enfeudada al sistema. Se afirmará, incluso, que ese sería el único medio de resolver la antinomia del Poder civil y de la Iglesia (¡).
    La Sinarquía completamente realizada sería, ante todo, la Contra-Iglesia organizada.

    Expondremos por medio de textos el conjunto del problema, empezando por algunos párrafos del gran escoliasta de la Sinarquía: Saint-Yves d’Alveydre (1842-1909). Pero antes, es necesario señalar los orígenes más inmediatos del plan elaborado entre 1880 y 1890, cuando ciertos grupos ocultistas trabajaban activamente las grandes órdenes masónicas invadidas entonces por el materialismo, para unirlas en torno a un espiritualismo iniciático que en último término desembocaba en un esoterismo luciferino.

    En Francia y en Inglaterra aquel esfuerzo procedía del renacimiento del rosicrucianismo, del espiritismo y del cabalismo. Eliphas Levi, Papus, Stanislas de Guaita... formaban el ala activa del movimiento del que formaba parte Saint-Yves d’Alveydre, convertido más tarde en el teórico de la Sinarquía. De allí derivaron, en Francia, tres grupos principales:

    El primero, la Orden cabalística de la Rosacruz, fundada en 1888 por Stanislas de Guaita, incluyendo a Josephin Peladan, Papus (Dr. Encausse)... El nombre de la Orden indica sus actividades
    El segundo, la Orden Martinista, fue fundada en 1890 por Papus. Hoy es una de las sociedades secretas más poderosas, debido a su poder de corrupción doctrinal en los medios católicos. De ella formaban parte, en la época, Saint-Yves d’Alveydre y Victor Blanchard.
    El tercer grupo, el Simbolismo, fue fundado por Oswald Wirth, Maestro del pensamiento sobre varias generaciones masónicas. Preconizaba un pseudo-cristianismo esotérico, atractivo hoy para católicos poco formados. (En 1937 encontraremos con Oswald Wirth a los dignatarios del Consejo Supremo de Francia en unas entrevistas celebradas con unos sacerdotes católicos, durante las cuales se habló de un posible acercamiento de la Iglesia y la Masonería).
    Otras sociedades secretas formadas entonces fueron la O.T.O., la Stella Matutina, la Sociedad Teosófica, etc.


    La Sinarquía (de 1888 a 1920)

    -Un plan tan insensato como criminal,- (León XIII)

    A) Saint-Yves d’Alveydre (1842-1909)

    La Iglesia Católica en el sistema sinárquico

    Saint-Yves era cabalista, amigo de Stanislas de Guaita; martinista con Papus; se había formado en el ocultismo estudiando a Fabre d’Olivet.
    La iglesia universal sinárquica, tal como Saint-Yves la describe en sus obras, es el conjunto sincretista de todas las religiones, consideradas como iguales, con cierta primacía de la Cábala y, al fin de su vida, ponderando el Hinduismo. He aquí las familias religiosas llamadas a entrar en esa Iglesia Universal:
    1º- La Iglesia Evangélica (sic) con el evangelio y sus autoridades: episcopado, Papa, Concilio.
    2º- La Iglesia mosaica, con la Torah y su autoridad, el gaon de Jerusalén.
    3º- La Iglesia de los Vedas y su autoridad, la Logia “Agartha”, inspirada directamente por los ángeles, según Saint-Yves.
    Y añade: “el protestantismo de Lutero, el Islam de Mahoma y el budismo de Sakya-Muni son las tres ramas de ese triple tronco universal.

    “Jesucristo, el poder de consagración de los obispos, he aquí, con la Cosmogonía de Moisés y el Decálogo, el fondo religioso sobre el cual puede y debe llegarse a un entendimiento, a través de todos los cultos de la cristiandad”
    (“Misión de los Soberanos”, pag.444, 1882).

    Una Iglesia nueva, otra fe, otro culto, un ecumenismo masónico.

    Las iglesias nacionales

    La iglesia universal de la sinarquía incluirá a todas las iglesias nacionales, pero en la sinarquía de Saint-Yves una iglesia nacional no tiene nada que ver con el culto dominante, au el único, de una nación: se trata de englobarlo en el conjunto de las instituciones, actividades y comunidades culturales reunidas en un Colegio nacional, cuyo “Orden cultural” será definido posteriormente por un documento, el “Pacto Sinárquico”, ahora perfectamente conocido (documento secreto redactado alrededor de 1935, definiendo la doctrina sinárquica a través de 13 puntos y 598 artículos).
    Se comprende ya el lugar que ocupará la Iglesia Católica en el sistema, pero para acabar de comprenderlo es indispensable citar una página fundamental de Saint-Yves d’Alveydre, acerca de las iglesias nacionales:
    “Yo entiendo por estas dos palabras “iglesias nacionales”, la totalidad de los cuerpos docentes de la nación, sin distinción de cuerpos, de ciencias ni de arte, desde las Universidades laicas, las Academias, los Institutos, hasta las instituciones de todos los cultos, incluida la masonería, sea como un culto, sea como una escuela humanitaria, desde las ciencias naturales... de la antropología a la teología comparada, hasta las ciencias divinas, de la ontología a la cosmogonía.
    Esa totalidad de los cuerpos docentes de cada nación es lo que yo llamo iglesia nacional, y el obispo nacional que la consagrará en su patria será el respectivo Primado católico ortodoxo...
    Esa constitución interior de las iglesias nacionales... se sentiría dichosa si el Papado pudiera tomar la iniciativa de aconsejarla teocráticamente a todas las naciones de Cristo. Pero, dada la condición de imperio clerical latino de Roma, resulta imposible que el Papado sea libre para ejercer, en aquel sentido, el soberano pontificado.
    Lo único que puede esperarse es que la majestad de la tiara recaiga un día en el gobierno general de la cristiandad, coronando la Iglesia universal y teniendo como columnas todas las iglesias nacionales, una vez construido aquel edificio católico y ortodoxo”.

    Dos consecuencias:
    *La adaptación del catolicismo a la iglesia sinárquica nacional exige dos cosas:
    Una adaptación doctrinal del catolicismo, presuponiendo la equivalencia de todos los cultos y opiniones religiosas integrados en un orden cultural que por definición los supere, reuniéndolos en el colegialismo sinárquico.
    Así, los católicos son llamados a trabajar en favor de tal neocatolicismo. He aquí cómo lo dice sin rodeos, el propio Saint-Yves d’Alveydre:
    “No temáis convertiros en el alma de la libertad moral, resignaos, al confundiros con las naciones a perder, momentáneamente, vuestro cuerpo de doctrina y de disciplina, esa forma que vosotros llamáis la Iglesia Católica Romana; ella resucitará más gloriosa y más grande, más religiosa y más social.
    (“Misión de los Soberanos”, pag.444, 1882).

    *La segunda consecuencia será el acercamiento de la Iglesia y de la Masonería.

    Acercamiento de la Iglesia y de la Masonería

    La masonería, por tanto, formará parte de la iglesia (u orden cultural) sinárquica. Así, se impone el acercamiento de la Iglesia Romana y la Masonería.
    Se impone hasta el punto de que, aproximadamente desde 1925, es exactamente la tarea a que se han dedicado principalmente algunos eclesiásticos. El problema ha sido planteado alrededor del Concilio Vaticano II, a la vez por esos católicos y por algunos masones. Sería falso hablar de una repentina preocupación caritativa de las conciencias católicas hacia unos “hermanos separados”; la idea, el anuncio del acercamiento proceden de la alta masonería a fines del siglo XIX. Podrán acumularse las risas, los sarcasmos proferidos por sacerdotes, por progresistas...: la prueba se encuentra en el texto de ayer y la ejecución de hoy.

    La tarea se realizará con una exactitud y un plagio de los argumentos invocados que no dejan la menor duda acerca de sus orígenes, su transmisión y la continuidad de la empresa:

    El principal argumento de los protagonistas del acercamiento consiste en afirmar que la masonería encierra un fondo de cristianismo desconocido por los papas que la han condenado, y que la hace digna, según ellos, de una revisión de las medidas adoptadas contra ella. Dice Saint-Yves:
    “Si la masonería admite, sin distinción de raza, culto, y de credo, a los hombres para una ayuda fraterna, desde el príncipe de Gales hasta los parias de la India, es más cristiana, más ortodoxa a los ojos de Jesucristo, que vosotros cuando la anatematizáis
    (“Misión de los Soberanos”, pag.446, 1882).

    Y eso mismo es lo que no cesan de repetir hoy día, en unión de sus secuaces católicas, las publicaciones masónicas interesadas.

    Destaca, además, la complicidad pasiva actual de numerosos eclesiásticos, que buscan un pretexto en la fatalidad de una evolución social que en este caso no es más que una presión continuamente ejercida hasta la amenaza si no se cumplen las consignas de acercamiento y se mantienen las posiciones disciplinarias de la Iglesia. Saint-Yves d’Alveydre avisa:
    “Tened cuidado, si no seguís el camino que os señalo con la historia en la mano: podría darse el caso de que aquella misma institución creada por unos israelitas [la masonería] cumpliera un día, en lugar vuestro, la Promesa del Antiguo y del Nuevo Testamento.

    ¿Y por qué motivo los partidarios del acercamiento no hablan nunca del poder oculto que, lo sepan o no, lo nieguen o no, gobernaría a la “iglesia nacional” al abrigo de los organismos visibles del régimen sinárquico?
    Contesta Saint-Yves:
    “Por encima del Grado 33 masónico, hay lugar para una enseñanza universal cuyos libros existen, aunque no se encuentren actualmente en la Masonería
    (“Misión de los Soberanos”, pag.446, 1882).

    Ese poder es lo que Saint-Yves d’Alveydre llama la “Teocracia”. Se adivina qué teócratas pueden dar esa enseñanza y dar sus órdenes; se presiente también quién es el jefe que les inspira y dirige. Stanislas de Guaita va a decírnoslo.


    B) Stanislas de Guaita (1861-1897)

    Los textos de Saint-Yves d’Alveydre citados resultan indispensables para la comprensión de nuestro estudio.
    Ahora conviene referirse a un sacerdote apóstata, Paul Roca,, también cabalista, miembro importante de las sociedades luciferinas que hemos enumerado, especialista en la lucha contra la Iglesia Romana de acuerdo con las directrices de Saint-Yves d’Alveydre que, al igual que su maestro fue amigo y discípulo de Stanislas de Guaita.
    Sobre la semblanza de este personaje nada mejor que presentar aquí su himno a Satanás, compuesto de dos sonetos, y que fue publicado en 1883...

    NOTA: Hasta tal punto es blasfemo que omito su copia.

    Estrictamente, es un himno satánico y no luciferino, ya que en él se considera a Lucifer como a un simple ángel caído. Además, Guaita, mago negro no parece haber sido bien visto por los teurgos.
    Pero, su dios, negro, incognoscible y panteístico, identificándose con el Adam-Kadmon de la Cábala, no tiene nada del Dios de la Revelación y tiene más puntos en contacto con el propio Lucifer, inspirándole su iluminismo.
    Guaita alimentaba el sueño delirante (??) de ver un día al Papado adherirse a aquella divinidad cósmica y a su cristianismo ocultista.
    Fundador de la orden cabalística de la Rosa-Cruz, le asignaba como objetivo “la lucha por revelar a la teología cristiana las magnificencias esotéricas de las cuales está llena, a pesar suyo”. (Essai des sciences maudites)

    ( tomado de Pierre Virion "Iglesia y masonería, 1966)
    Última edición por Gothico; 15/01/2008 a las 17:19

  2. #2
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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    C) El ex-sacerdote visionario Paul Roca (1830-1893)

    Ordenado sacerdote en 1858, canónigo en Perpiñán desde 1869, viajó a España, Estados Unidos, Suiza e Italia.
    Muy versado en ciencias ocultas emprendió una espantosa propaganda entre los eclesiásticos; suspendido por Roma, continuaba hablando y predicando el próximo advenimiento de la “divina sinarquía” bajo la autoridad de un papa convertido al cristianismo científico.
    Prosélito de una nueva iglesia iluminada, que él califica de “socialismo de Jesús y de los Apóstoles”, Paul Roca es un apóstata de la peor especie: frecuenta las altas sociedades secretas, martinista, ocultista y cabalista, aportando a ellas el prestigio del sacerdote renegado al servicio de las doctrinas malditas, viviendo en intimidad con los Maestros: Chamuel, Papus, del abate Jeannin, Barlet, etc.

    Oswald Birth le felicitó, cuando Roca publicó una revista (de vida efímera), “El socialista cristiano, órgano del socialismo de Jesús y de los Apóstoles”. Roca le contestó:
    Mi revista no tiene otro objetivo sino favorecer la iniciación de los sacerdotes y de los católicos al conocimiento de ese esoterismo que es la ciencia oculta y trascendenteno ya de la letra sino del Espíritu, cuyo reinado empieza” (23-VIII-1891)

    Palabras terribles. Roca nos advierte que el socialismo, en manos de las altas sociedades secretas es la capa sentimental del cristianismo esotérico parodiando al Evangelio con un lenguaje infernal. Desde aquella época algunos eclesiásticos se orientarán hacia el socialismo como la eclosión de un paraíso material que sustituiría a la felicidad eterna.

    Roca recibe de Saint-Yves d’Alveydre la visión de la sociedad sinárquica en la cual una revolución silenciosa encerrará a la Iglesia romana. Comprende que, para realizarla, hay que conducir al clero, o al menos a cierto número de sacerdotes, a otro concepto de los dogmas; insuflarles, sin que lo noten, el espíritu del universalismo masónico, de la trascendencia de la gnosis sobre la fe; de la traición al Evangelio por parte del Vaticano, culpable de traicionar el Magisterio inicial de Pedro por los honores y riquezas de un imperialismo latino que deberá caer bajo los golpes de un nuevo clero; de que una Nueva Iglesia será instaurada por un futuro Pontífice que reunirá los cargos de papa y mago de la sinarquía.

    Todo ello consta en las obras de este clérigo (“El cristianismo, el Papa y la democracia”, “El final del mundo antiguo”, “El glorioso centenario”, “La crisis fatal”) tan tristemente célebre en su época como rodeado hoy de un silencio cómplice, ocultando el origen secreto del neo-cristianismo y sus bases gnósticas.
    Se introducirá en el seno de las logias la idea de un extraño ecumenismo supraconfesional, extendido bajo los rasgos de un falso cristianismo inmanente en la “conciencia universal”:

    “Un cristianismo nuevo, sublime, amplio, profundo, universalista, enciclopédico, que terminará por hacer descender sobre la Tierra todo el Cielo, como dijo Victor Hugo, por suprimir las fronteras, los sectarismos, las iglesias locales, étnicas y celosas, los alveolos que retienen, prisioneras del César, a las moléculas doloridas del gran Cuerpo social de Cristo”
    (Glorioso centenario, p.123)

    “Lo que la Cristiandad quiere edificar no es una pagoda sino un culto universal que englobará todos los cultos”
    (Glorioso centenario, p.77)

    Para ser universal, ese culto debe dirigirse a un dios único, invisible bajo los velos de cada una de las religiones; la propia Humanidad que, por una inaudita blasfemia, sustituirá a Cristo:

    la Humanidad que, a mis ojos, se confunde con Cristo de un modo mucho más real de lo que los místicos habían creído hasta ahora

    Ese es el punto de vista tradicional de las sociedades secretas: un panteísmo emanatista que asimila equívocamente la letra de la Escritura a las cosmogonías de la Cabala y de la Gnosis, pretendiendo profesar el verdadero espíritu del Evangelio, contrario a la Iglesia romana. De ahí una sutil subversión de la Fe, que escapará a eclesiásticos de formación no muy sólida. El Cristo “cabeza y alma de todo el Cosmos” se convierte en el Cristo-Universo, en el Cristo-Social, la masa cristificada:

    Si Cristo-Hombre es, como el Verbo encarnado, Hijo único de Dios, es también, pues, el Universo entero”, y especialmente toda la Humanidad

    Ya que el Verbo encarnado, el Hijo de la Virgen María no sería el verdadero Cristo; así se le describe, mezclando cabalismo, simbolismo y Apocalipsis:

    “Encarnación de la Razón increada en la razón creada, de lo absoluto en lo relativo, Cristo en persona es un símbolo central, un jeroglífico de carne y hueso... Es el Hombre-Libro citado conjuntamente por la Cabala y el Apocalipsis”.
    (El fin del mundo antiguo, pag 12)

    Se observa el sentido inverso dado al misterio cristiano por esa definición que expresa mucho menos el supuesto de la naturaleza humana en la personalidad Divina, que la inserción de la “Razón increada” (¡como si Dios razonara!) en una persona humana. Su diabólica tendencia a inocular un simbolismo obsesivo en el pensamiento cristiano tiende sólo a hacer perder de vista las realidades contenidas en los divinos misterios.

    “El Evangelio, con el drama sangriento que constituye su fondo, es una parábola trascendental en la cual se desarrollan, bajo unas formas alegóricas y reales al mismo tiempo, los destinos de nuestro globo y de la Humanidad.”
    (El fin del mundo antiguo, pag 12)

    En resumen, dirá todavía Roca (al Congreso Espiritualista Internacional, 1889):
    “Mi Cristo no es el del Vaticano”.

    Su sentido de la Historia y de la evolución

    Con el mundo, y porque es el mundo, Cristo evoluciona y se transforma:
    “Nadie detendrá el torbellino de Cristo, nadie frenará el tren de la evolución que Cristo conduce por los mundos y que lo arrastrará todo”.

    Los dogmas evolucionan con él, ya que son “algo vivo como el mundo, como el hombre, como todo ser orgánico”.
    Ecos de la conciencia colectiva, siguen como ella “la marcha de la Historia”, y por medio de este sesgo sacrílego, Roca identifica a Cristo con los ídolos del siglo.

    La Iglesia-El Papado

    Por tanto, es inevitable la rebelión contra la estructura y la autoridad de la Iglesia romana, contra su disciplina sacramental, y aquí es donde Roca nos interesa especialmente.
    Impresiona su voluntad fríamente subversiva de modernismo sobre unos temas que hoy son de actualidad, unida a un convencimiento de iluminado de que se realizarán, y de que un día la “sublime sinarquía” llevará a cabo la conquista de la Iglesia. Estaba demasiado bien situado en las sociedades secretas para no conocer los planes de las altas masonerías e incluso para no haber intervenido en la elaboración de aquellos planes, cuya puesta en práctica nos la da la realidad presente:

    ¿Lo que se prepara en la Iglesia Universal? No es una reforma, es, no me atrevo a decir una revolución, ya que el vocablo sonaría mal y no sería exacto, sino una evolución.”
    (El fin del mundo antiguo, pag 327)

    “En su forma actual, el papado desaparecerá... El nuevo orden se implantará al margen de Roma, sin Roma, a pesar de Roma, contra Roma”

    El viejo papado, el viejo sacerdocio, abdicará de buena gana y los sacerdotes del futuro, que serán los del pasado convertidos y transfigurados con vistas a la organización científica del planeta a la luz del Evangelio.

    “Y esa nueva Iglesia... recibirá de Roma la consagración y la jurisdicción canónica”
    (Glorioso centenario, pp.452 y 466)

    “Por bien sellada que esté la losa de esa tumba, por muy vigilada que sea por los cardenales que montan guardia alrededor, la losa funeraria será apartada por el ángel de la resurrección, o sea, por la fuerza viva de la Evolución o de la Redención que la sangre de Cristo ha depositado en su cuerpo social”

    ¿Quienes serán esos “nuevo curas”?

    La pregunta no es de Michel de Saint-Pierre. La formuló Roca en 1889: la revolución será llevada al seno de Iglesia romana por una parte del clero, progresista, contra los llamados retrógados, ultramontanos o integristas:

    “la escisión va a producirse: habrá un anillo de retrógrados y otro de progresistas”

    “y nosotros, sacerdotes, oremos. Bendigamos, glorifiquemos estos maravillosos trabajos de los que surgirá la transfiguración científica, económica y social de nuestros misterios religiosos, de nuestros dogmas y de nuestros sacramentos. ¿Acaso no os dáis cuenta de que nuestras formas han envejecido... abandonadas por el espíritu, y de que estamos solos, con las manos llenas de cáscaras vacías y de letras muertas?
    (Glorioso centenario, p. 102)

    Ese lenguaje tiene un eco actual: la Ciencia, lo económico, lo social, desvelando los “misterios” y condenando el inmovilismo doctrinal, sacramental y litúrgico, llena de satisafacción a esos nuevos curas de trepidante progresismo.
    Pero ¿en nombre de qué “Espíritu” profiere sus anatemas el sacerdote apóstata? Roca repite el de su maestro, Guaita, el cristianismo esotérico de ese poeta de Satanás:

    “Oh ritos, Oh símbolos difuntos, vuestra alma se os devolverá cuando el cristianismo, revigorizado por la savia de su fuente se transfigure en la eterna religión que manifiesta, emitiendo un soplo reparador de su esoterismo íntimo, resucitará la letra muerta con el beso del espíritu inmortal”
    (S. de Guaita, “Essai des sciences maudites)

    Sacramentos y Liturgia

    Esas formas han envejecido porque, para él, lo sobrenatural no explica ya nada:

    “Mientras las ideas cristianas permanecían en estado de incubación sacramental entre nuestras manos y bajo los velos de la liturgia, no podían ejercer ninguna acción social eficaz y científicamente decisiva sobre la constitución orgánica y sobre el gobierno de las sociedades humanas
    (Glorioso centenario, p. 162)

    ¡Cuántos sacerdotes de hoy día subscribirían de buena gana las enormidades de Roca acerca del puro simbolismo de los sacramentos (idea condenada por la Pascendi) y de la primacía de la acción humana, social y científica!
    ¡Si supieran hasta qué punto éste no reniega de los sacramentos más que para profanarlos por otro culto sacrílego! Retrocederían horrorizados ante aquellas declaraciones del teólogo satanista dogmatizando sobre las horribles liturgias de los grupos ocultistas reclutados entre la juventud católica de la época:

    “Saben que nuestra liturgia es teúrgica, y que nuestro rito sacramental es una compilación de magia blanca, de un poder no menos temible que aquel de que disponía Moisés. Esos nuevos curas [ocultistas] pronuncian temblando las palabras sacramentales que afectan a las cosas santas. ¿Se tiembla igual allí donde la rutina y la inconsciencia han desvirtuado los signos cabalísticos y se farfulla el “amén”, el “fiat”, el “hoc est”?”
    (Glorioso centenario, p. 442)

    Aun tratándose de círculos de adeptos muy restringidos, se comprueba el origen secreto y el objetivo del simbolismo sacramental, la adoración del Sentido de la Historia, de la primacía de la acción humana, el “Cristo social” opuesto al cuerpo místico, insinuando poco a poco el escepticismo que por parte del sacerdote tendrá repercusiones incalculables en los fieles y conduce a la indisciplina y el vandalismo litúrgico.

    La sotana

    “Cuando (la sociedad) ve en la plaza pública nuestra vestimenta arcaica y rara, le produce el efecto de una mascarada y un carnaval”

    “se nos ridiculiza; en las publicaciones satíricas y en los escenarios de los teatros, la sotana y el bonete sirven de pasto al sarcasmo de la multitud”
    (Cristo, el papa y la democracia, pp 105 y 107)

    Matrimonio de los sacerdotes

    Si Cristo y el mundo se identifican, ¿qué necesidad hay de que el sacerdote se distinga? ¿Por qué imponerle un estilo de vida que le marcará con la señal de la segregación? ¡No más sotana ni más celibato!:

    “Soy un proscrito, un sacerdote romano, un paria, un eunuco. No hay lugar para mí en el hogar de la familia. No tengo lugar en la civilización; soy juguete de la fatalidad”

    “Por la triste fama que el celibato nos ha valido y que nos pone en la picota, por la humillante herencia que nos ha legado y en la que nos coloca, nos encontramos miserablemente relegados de todas las esferas vivas y fecundas de este mundo”.

    “Solitarios, despreciados, desterrados, aislados sobre la Tierra, confinados en nuestros presbiterios como en una especie de lazareto, nos concentramos noche y día en el Yo, que es aborrecible y que nos deforma en el egoísmo
    (Cristo, el papa y la democracia, p 103)

    Curas sindicados y comunistas

    Para convertirse en los verdaderos sacerdotes del Cristo-cosmos-social, sólo les faltará cambiar las fatigas del ministerio pastoral por las marcas stajanovistas en la competencia económica que llevará las masas hacia
    “el reino divino de la Humanidad de Comte, el falansterio de Charles Fourier, el siglo de oro futuro de Saint-Simon, la sinarquía de Saint-Yves d’Alveydre, el socialismo y comunismo... los sacerdotes se convertirán en directores de uniones sindicales, mutualidades, de asistencia oficial...
    (Glorioso centenario, p. 452)

    Siguiendo ese camino, el nuevo cura habrá demostrado que el Paraíso no se encuentra más allá de este mundo, sino aquí abajo:

    “el reino de los cielos, es decir, el reinado impersonal y divino de la Verdad en la Libertad, de la Justicia en la Igualdad, de la Economía social en la Fraternidad, que constituye el trinomio sagrado de la sinarquía evangélica”
    (Glorioso centenario, p. 20)

    Que el mundo se “descurice”

    Tal será, según el ex-canónigo Roca, el cura deseado, previsto, el cura del futuro, conforme a los planes elaborados en el fondo de las oficinas de la contra-iglesia a fines del siglo XIX. Estremece oír a aquel sacerdote ocultista saboreando de antemano el fruto de sus propagandas difundidas en el clero y profiriendo el grito de triunfo:

    “¡¡No no!!, Monsieur Veuillot: la Humanidad no se descristianiza, sino que se “descuriza”, a fin de que el sacerdote se humanice, y ambos se cristianicen en el verdadero sentido del Evangelio”
    (Cristo, el papa y la democracia, p 103)

    El Concilio

    Por las divulgaciones de Cretineau-Joly, se conocen los proyectos de la Alta Venta de los Carbonarios para alcanzar Roma con la ayuda de sacerdotes conjurados contra la Iglesia.
    El método sinárquico, como veremos, será muy distinto. Pero ya incluso Renan presentía su naturaleza, había sin duda oído hablar de él, ya que en su obra “La abadesa de Jouarre” escribía que las “reformas” religiosas se realizarán por personalidades de la misma Iglesia completamente en regla con las observancias.
    Es decir, que el clero regular influido por el neo-cristianismo abierto a las corrientes de pensamiento modernas acabaría, en un Concilio del futuro, imponiendo a la Iglesia la degradación dogmática y disciplinaria favorable a su integración en el “ecumenismo” de las Logias.
    En la época en que escribía Roca, la formación de una inmensa y discreta red de sutil infiltración se creía tan eficaz que las altas sociedades secretas no dudaban de un éxito que Saint-Yves d’Alveydre y el propio Roca daban por seguro; todos los esfuerzos en contra no impedirían
    “nada de lo que ha de cumplirse”
    (Saint-Yves d’Alveydre).


    Habría, así, una ola de anarquía litúrgica desbordando toda disciplina en nombre del retorno al cristianismo primitivo y de unas aspiraciones de la conciencia colectiva:

    “Yo creo que el culto divino, tal como lo regulan la liturgia, el ceremonial, los ritos y los preceptos de la Iglesia Romana, sufrirá próximamente en un Concilio Ecuménico, una transformación que al mismo tiempo que le devolverá la venerable sencillez de la edad de oro apostólica, la pondrá en armonía con el estado nuevo de la conciencia y de la civilización moderna
    (“L’abbé Gabriel”)

    Era también la ilusión, impulsada hasta el estado visionario, de la conversión de un futuro papa a un movimiento opuesto al Syllabus y aprobador de ese nuevo espíritu:

    “Sucederá algo que dejará estupefacto al mundo... Y ese algo será la demostración del acuerdo perfecto entre los ideales de la civilización moderna y los de Cristo y su Evangelio. Ello significará la consagración del nuevo orden social y el solemne bautismo de la civilización moderna
    (El final del mundo antiguo, p 282)

    “El convertido del Vaticano no tendrá que revelar a sus hermanos una enseñanza nueva... sino sencillamente confirmarles en aquella civilización moderna cuyos principios, esencialmente cristianos, se han convertido en los principios ideas y obras de las naciones antes de que Roma soñara en preconizarlos... Ese Pontífice... gracias al privilegio de su infalibilidad personal, declarará canónicamente urbi et orbi, que la civilización actual es hija legítima del Santo Evangelio
    (Glorioso centenario, p. 111)

    “Afirmo que estamos llegando al derrumbamiento definitivo del antiguo orden religioso, político y económico, y anuncio el comienzo de un ciclo completamente nuevo en la Iglesia, en el Estado, en la familia, en todos los círculos de la actividad humana
    (Glorioso centenario, p. 111)

    De ahí también, al igual que su maestro, Saint-Yves d’Alveydre, la amenaza proferida contra las resistencias de Pedro, al cual la Contra-Iglesia, en su furor, no ve protegido por la promesa divina:

    “Se prepara una inmolación que expiará solemnemente... El Papado sucumbirá; morirá bajo el cuchillo sagrado que forjarán los Padres del último Concilio. El César papal es una Hostia coronada para el sacrificio.”

    Todo esto se decía, se tramaba en el fondo de las sociedades secretas poco antes de 1890.

    ( tomado de Pierre Virion "Iglesia y masonería, 1966)
    Última edición por Gothico; 15/01/2008 a las 17:33

  3. #3
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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias








    Nótese la forma de darse la mano.










    John Paul II shown smiling with members of B'nai B'rith (Jewish Freemasons)



    De todos modos, las puertas del infierno o de la logia no prevalecerán contra la Iglesia, porque Cristo no puede fracasar.
    Última edición por Hyeronimus; 16/01/2008 a las 06:07

  4. #4
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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    Es evidente que esas ideas (ocultista-satanistas) conquistaron finalmente el catolicismo. Bajo formas apenas distintas se las profesa, se las afirma, se las considera como ortodoxia pura; más aun, se acusa a los que se oponen a ellas de no sabemos qué malsanas desviaciones.
    ¿Cómo esas ideas han podido infiltrarse hasta el punto de llegar a convertirse, como pretendía el satanista Roca, en el baluarte de la Iglesia actual?
    Ya hemos hablado de las relaciones de Roca con los más altos iniciados de su época. Veamos las que mantuvo con unos intelectuales que se decían católicos.

    Los ocultistas católicos (1900-1920)

    Las primeras conversaciones las mantuvo Roca con Josephin Peladan. Este figuraba desde 1888 entre los miembros del Primer Consejo de la Orden Cabalística de la Rosa-Cruz pero, iluminado por temperamento, estaba inflamado de un sentimentalismo cristiano. Rompió bruscamente con Guaita y los otros para fundar la Orden Cabalística de la Rosa-Cruz Católica.
    En aquella época surgieron una serie de revistas esotéricas: “La Estrella”, “El velo de Isis” “La iniciación”... Roca las recomienda, colabora en ellas, conoce a sus redactores, algunos de los cuales proclaman su catolicismo.

    Una obra importante es “Iglesia y fin de siglo”, del abate (o sacerdote) Jeannin. En ella figura un esquema prefigurativo de la evolución modernista. Los párrafos que citaremos demuestran hasta qué punto algunos sacerdotes habían ya sustituido en su mente la Revelación divina por los misterios del ocultismo profesado por las sectas. En ellos ya aparece el sincretismo que hoy se encuentra en la base de la Religión Universal de la Humanidad profesada por la mayoría de eclesiásticos.

    La Iglesia Católica posee la Verdad, única, absoluta... pero la mantiene encerrada en un laberinto inextricable de dogmas, cuyas contradicciones desalientan al más intrépido de los cristianos; la reviste de ropajes que ocultan sus formas para hacerla aceptable a unos vulgares prejuicios, y ahoga su voz en la inercia del sueño; sólo muestra su imagen desfigurada, materializada y afeada; y le da el nombre de Revelación”
    (Iglesia y fin de siglo, p. 138)

    Negada la revelación, subsisten los misterios y se pretende explicarlos. Pero, ¿cómo explicarlos sino a través de la gnosis? Prosigue el abate Jeannin:

    “Los principales dogmas católicos no son más que una reminiscencia del pasado. Es la antigua Isis vestida a la moderna, según los gustos o intereses de los que la han adorado o explotado. Es la verdad revestida de velos de diversos matices. Es la religión única, universal, pero adaptada a una forma concreta que ha podido ser conveniente a determinadas épocas y razas, pero que no puede ser ya apta para la nuestra.

    Ocurre que la mente humana ha evolucionado y exige unas creencias razonables para obedecerlas “rationabile obsequium”. Ocurre que la ley del progreso es ineludible.”
    (Iglesia y fin de siglo, p. 148)

    Comparando con las religiones antiguas los dogmas católicos de la Unidad divina, de la Trinidad, de la Encarnación, de la Redención, de la Virgen Madre, y luego los Angeles, el hombre, la caída original, el paraíso, el Infierno y el Purgatorio, el abate llega a la conclusión de que es necesario modernizar todo eso; que la Iglesia debe reformar sus exposiciones dogmáticas para que se produzca “la reconciliación de las hermanas enemigas: la fe y la razón”.

    “Inquebrantable en su dogma, que es la verdad, debe adaptar su fórmula a las exigencias de la mente humana liberada de prejuicios. Debe desprender el velo con el que cubre el alma de su teología, repudiar las viejas fórmulas escolásticas”
    (id., p. 148)

    El lazo, pues, que une al ocultismo, al modernismo y ahora a la religión universal de las sectas, es el cristianismo sincretista que aparece aquí claramente. Se ve asimismo el papel responsable de algunos clérigos en esta subversiva teoría de la evolución religiosa.

    El “doctor Alta”

    Con el doctor Alta asistimos al perfeccionamiento de la maniobra. El caso Roca era demasiado estrepitoso. Pero unos sacerdotes ganados a la causa de las sectas, marchando por su camino, allanándolo incluso, lo harán transitable a los peregrinos del modernismo. Sinceros, aunque intoxicados por la nueva atmósfera, predicarán un cristianismo abierto sin darse cuenta de que esa apertura desemboca en la Contra-Iglesia satánica de Saint-Yves d’Alveydre y de Roca.

    “Alta” (su nombre real era: abate Mélinge) no rompe ya visiblemente con la Iglesia. Su seudónimo le permitía continuar en su parroquia, a pesar de pertenecer a los grupos ocultistas que, así, se aprovechaban de su presencia en el seno del Clero. “En vez de huir del Templo, como el insensato Lutero, se quedó para reformar en el seno del Templo”, diría de él Paul Vulliaud, en 1907.
    Tal método expresaba perfectamente la intención de los Carbonarios de la Alta Venta.

    Su obra “El Evangelio del Espíritu de San Juan traducido y comentado” (1907) reflejaba en su título la tradición esotérica rosacruciana y las pretensiones de toda masonería denominada “cristiana”.
    La obra hizo mucho ruido, interesando tanto a los modernistas para su teoría de la inmanencia, como a los participantes de los Congresos espiritualistas de 1908 por su cristianismo iniciático. Unos y otros aceptaban de él su evolución de los dogmas y su apelación
    Al papa genial
    que levantará la Iglesia católica
    del cristianismo material
    al cristianismo espiritual

    Su ejemplo no fue único; no fue sino uno de los más significativos. ¿Cuántos eran los que no habían abandonado la Iglesia de un modo ostensible pero permanecían en ella sólo para sembrar el virus de la subversión? Mil, afirmaba Roca, con evidente exageración. Engañados o comparsas, había un número poco elevado aunque muy activo de sacerdotes adictos al cristianismo esotérico de los ocultistas.

    La mística democrática

    Sin embargo, la penetración en el clero de las ideas de las sectas, tan extrañas a la fe católica, no hubiera tenido ningún éxito si el modernismo, que había tomado algunas de ellas, no hubiera sabido aclimatarlas bajo otro vehículo: la mística democrática.
    Sin duda, la idea democrática no era una novedad, desde Lamennais se abría camino ayudada por las revoluciones, las escuelas socialistas y el ambiente intelectual del siglo XIX. Una democracia, por cierto, no organicista sino de la masa, de la multitud sin definir que identificaba el número con el ente social.
    ¿Qué caldo de cultivo mejor que ese para hacer la idea de masa-nación hasta el tamaño de la masa-divinidad, para hacer fermentar la levadura del Cristo-social, del Cristo-humanidad?

    Así el “que sean uno” del Evangelio, entendido como término de la evolución social, cristificada en espíritu, el amor del pueblo, la justicia del paraíso socialista, todo eso podía mezclarse “en la cálida incubación del Santo-Espíritu del Evangelio, elaborando la obra de la Redención”, como decía el satanista Roca:

    “Creo que esa redención (social de los pueblos) se cumple en la nueva sociedad mediante el advenimiento de la democracia”

    “Creo que la democracia de nuestros días es hija legítima de la Iglesia Católica, hija nacida de la unión de Jesucristo con la Iglesia.”

    “La sociedad moderna es hija de 1789... Pero también es hija de Jesucristo y de la Iglesia... ¿Por qué? Porque el Espíritu de Cristo se ha convertido en espíritu público de todos los pueblos civilizados”.

    Teniendo en cuenta lo que Roca entendía por Iglesia Católica, es decir, no la Iglesia de Roma sino la de Saint-Yves d’Alveydre, esa mística democrática hacía confundir a Cristo y a la democracia en un omega apocalíptico:

    “el catolicismo no es un fin: es un camino por el cual debe pasar el cristianismo para llegar a su objetivo social”.

    Aquella mentalidad que invadió el catolicismo a principios del siglo XX produjo abundante literatura: hasta 1910, analizada por el abate Barbier en la obra “Las infiltraciones masónicas en la Iglesia”.

    De 1910 a 1920

    Quedan algunas observaciones indispensables para la comprensión del conjunto.
    Saint-Yves d’Alveydre, en el proyecto de iglesias nacionales, pretendía una mezcolanza cuyo clima reuniera en su seno a la Iglesia Católica y a la masonería, por ello habían de crearse unos puntos de coincidencia entre la opinión católica y las logias; que la masonería, para ello, desarrollara un espiritualismo esotérico. La tarea correspondió al Martinismo, a los Congresos Espiritualistas, a la escuela simbolista. Así dirá Roca de los masones:

    “Trabajan para Cristo, a sabiendas o no: edifican su cuerpo eclesial, el verdadero templo de Dios, la gloriosa humanidad del futuro”.

    Ese acercamiento entre la la Iglesia y la masonería es una de las condiciones claves del sistema, indispensable para la integración en el todo sinárquico y, para ello había que encontrar unos interlocutores eclesiásticos. Poco antes de su muerte, Saint-Yves d’Alveydre expresaba su deseo de encontrar unos comparsas en el clero “andando por el camino del cristianismo sinárquico” :

    “un orden de sacerdotes de esa abnegación y de esa buena voluntad, autorizado por Roma, aceptado de antemano por el gobierno francés, tendría un alcance incalculable para la difícil solución del problema de la reconciliación sinárquica de las dos sociedades, civil y eclesiástica”

    ¡Grandioso deseo! Pero acaso no existían entonces aquellos sacerdotes? ¿Los Roca, Montalte, Alta, Siouville y otros que Saint-Yves debía conocer? Roca acertaba al prever que unos eclesiásticos seducidos por las perspectivas de un Catolicismo “renovado”, más “ecuménico”, se prestarían a actuar de interlocutores, sin alcanzar a sospechar los objetivos buscados. De ellos, podría decirse lo que Roca decía entonces de los jesuitas, zahiriéndolos:

    “son los verdaderos nihilistas del viejo tiempo. Esa es su gloria... Dejadles continuar; son más expertos que vosotros en el arte de amontonar las ruinas”

    Con esas condiciones, los altos dignatarios de las grandes obediencias masónicas podrán “dialogar” con los católicos sobre un espiritualismo supuestamente común: Cristo, sí, pero no el de Roma; nada de dogmas, sino una revelación interior y personal, muy afín al modernismo; y, también alianza necesaria con el socialismo.
    “El cristianismo puro es el socialismo”, había dicho Roca, y todo el mundo es cristiano a su manera, al menos en germen. Luego, nada de luchas, nada de anatemas, sino sencillamente “retorno a las fuentes”, “evolución”, adaptación “comprensiva”, buenas relaciones con los “Hermanos”..., que por otra parte, y según se dirá más tarde, se habrán acercado a los capellanes, mochila al hombro durante la I Guerra Mundial, de 1914-1918.

    Y, ¿qué es lo que hubo después de aquella guerra? Un ruidoso estallido de anticlericalismo. Tras la legislatura (francesa) de 1918 se reanuda la lucha contra la escuela libre, contra los religiosos, contra las pretendidas usurpaciones de la Iglesia. La Gran Logia de Francia y el Gran Oriente desencadenan una furiosa ofensiva.
    Al margen, o mejor dicho, detrás del escenario se mantienen unas conversaciones que vuelven a retomar la cadena de las entrevistas de anteguerra, ya que la tradición de los Vulliaud, Larmandie, Sangnier, no se había perdido.
    En 1910 se habían fundado las muy sinárquicas “Décades de Pontigny” (1910-1939): participan empresarios, universitarios, algunos eclesiásticos que sin duda ignoran lo peligroso del juego a que se entregan.

    Tras la muerte de Papus (1916), la Orden Martinista se escinde en dos ramas; una de ellas, la “Orden Martinista y Sinárquica”, dirigida por su antiguo colaborador Victor Blanchard, animará aquel movimiento dialogante (que Monseñor Jouin llamaba la “masonería blanca”), el cual, para crear un clima de reconciliación con la Iglesia, se dedicaría a la conquista de personalidades eclesiásticas, al mismo tiempo que a líderes sindicales y a elementos de la burguesía.

    ( tomado de Pierre Virion "Iglesia y masonería, 1966)
    Última edición por Gothico; 18/01/2008 a las 20:25

  5. #5
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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    En otro hilo (¿Hacia dónde se dirige la humanidad?) acabo de poner un interesante artículo sobre Teilhard de Chardin, que sin duda tiene bastante que ver con este tema. Para no repetirlo, y como además no lo encontré en español (está en francés, que no todos los foreros entenderán), pongo el enlace:

    http://www.michaeljournal.org/causer...s/tape_135.htm

  6. #6
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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    La Iglesia en el plan del Pacto sinárquico (1920-1939)

    Nacimiento del movimiento sinárquico

    En 1922 nace en Francia el Movimiento Sinárquico, al mismo tiempo que nace en Viena su equivalente “movimiento Pan-Europeo”. Ambos obedecen a la misma inspiración, modelos de organización para la difusión discreta de los principios del “nuevo orden”; en primer lugar en el seno de las masonerías; a continuación en el mundo profano.
    Esa revolución silenciosa, pero real y total, debía ignorar la defensa de los privilegios eclesiásticos, burgueses, tradicionales”, lo mismo que la “ciega subversión para la instauración de privilegios proletarios”.

    En el terreno internacional, el federalismo; en el orden económico un socialismo tecnócrata, nos evitarán la revolución de la calle; la revolución en las mentes se realizará mediante la reducción de todos los valores a otro común denominador: el Nuevo Humanismo o el Humanismo Integral, que ocultará los tradicionales objetivos satánicos de la “Contra-Iglesia”.
    Pero la puesta en marcha del sistema suponía, antes de la integración de los elementos sociales y culturales debidamente amasados, la desintegración de los cuadros tradicionales (como en el adagio rosacruciano: “Solve, coagula).
    Sin embargo, las bajas masonerías, Gran Logia de Francia y Gran Oriente de Francia) no están preparadas para ello, aún; seguían dedicadas aún a una furiosa ofensiva contra la Iglesia.

    Así, la tarea más ardua era la de hacer comprender a esas masonerías el juego sutil de la integración de la Iglesia en el sistema; lo que planteaba, a la vez, la necesidad de desunir a los católicos mientras se tendía la mano a la Iglesia. Así incumbía a la Sinarquía hacer desaparecer la legítima desconfianza que pesaba sobre la masonería, a fin de favorecer los futuros contactos que se creían fructíferos.

    Con razón el Maestro Saint-Yves d’Alveydre había escrito en “Misión de los judíos”:

    “Si se dejara en manos de los albañiles y de los mirones el plan arquitectónico y su ejecución, el monumento no se terminaría nunca

    Por lo tanto, la táctica se elabora en el círculo cerrado de las sectas, como el Martinismo; o de las Masonerías de altos grados, como el Consejo Supremo de Francia. Habrán de transcurrir algunos años antes de que surjan las grandes líneas del sistema bajo la forma de la política internacional del pacto de Locarno que, desde el punto de vista religioso, propugnará un espiritualismo ecuménico “más allá” de las religiones.
    Pero el trabajo subterráneo continúa de acuerdo con el doble método de la dislocación de los acercamientos. El satánico progresismo anunciado por Roca va a erguirse frente a la Tradición.

    Desde entonces, en 1921, circulaba bajo cuerda en los medios modernistas un memorial anónimo, “Memorial sobre la Sapinière”, que va a convertirse en caballo de batalla de los católicos apasionados por un Orden nuevo, en nombre del cual se deploraban los atrasos de la Iglesia y se insistía en la urgencia de ponerla al día, de acuerdo con el sentido de la Historia. En aquel memorial se descubre por primera vez la existencia de un complot “integrista”, según unas fotocopias. La historia es suficientemente conocida para que nos detengamos en ella.
    Pero es significativo que, dos años más tarde, al ser publicado dicho memorial en una revista recién creada por el abate Lugan, su amplia difusión en los ambientes eclesiásticos provoca no sólo una corriente de simpatías hacia la izquierda, sino también una reagrupación de los modernistas prácticos. Éstos, sin abordar ya de frente las tesis condenadas por San Pío X aportan su esfuerzo en favor de la democracia cristiana contra los seguidores de Nicolas Fontaine, en su obra “Santa Sede, Católicos Integrales y Acción Francesa”, a los que tildan de enemigos del progreso y opresores retrógados de la Iglesia.

    La Masonería es un mito”

    El abate Lugan, antiguo colaborador de Paul Vulliaud (el mismo que a la vez que multiplicaba sus profesiones de fe católica, pronunciaba conferencias de esoterismo cristiano y gnóstico), insertaba en su propia revista, en 1923, el “Memorial sobre la Sapinière” dirigido contra un importante objetivo: Monseñor Jouin y su docta “Revista internacional de las Sociedades secretas”, que desde 1912 no cesaba de denunciar el complot –éste verdadero- de la Masonería contra la Iglesia y sus infiltraciones en los medios católicos.
    He aquí, justificadas las tentativas de acercamiento entre la Iglesia y la Masonería... “calumniada”.

    Dentro del círculo del “Memorial” se movía un jesuíta, el padre Berteloot; sus habituales contactos con Hermanos de diversas Logias le habían hecho creer que no todos los masones eran unos sectarios anticlericales; que muchos se extraviaban de buena fe en el idealismo humanitario y que algunos tendrían derecho incluso a ciertos miramientos.
    Al igual que todos los eclesiásticos descarriados, el padre Berteloot alimentaba la ilusión de la utilidad de la reconciliación de la Iglesia con la Masonería; ignorando que el secreto de grado a grado permite a la Masonería ocultar, incluso a sus miembros los designios de los más altos directores.
    ¿Ingenuidad? En parte. Pero también irónica obsesión de una Iglesia más grande, pactando con el socialistas, demócratas y espiritualistas al modo de Oswald Wirth o del Mahatma Ghandi...

    Paralelamente a la degradación en la anarquía progresista, las simpatías del padre Berteloot por el rito escocés de la Gran Logia de Francia, añadidas al difamatorio descrédito lanzado sobre Monseñor Jouin y su “Revista internacional de las Sociedades secretas”, crearon ya el prejuicio favorable entre los católicos, y los Altos Grados esperaban que ese giro de la opinión se tradujera en un próximo éxito de su plan.
    En 1924, “La vie Catholique” publicaba un artículo firmado por Francisque Gay en el cual, entre otras cosas, increíblemente, ya se podía leer esto:
    “La masonería es un mito. No creo en ella más que en las tenebrosas conjuras de la Congregación de la época de Carlos X, o en el tiro al blanco de los jesuitas en las cuevas de Montrouge”.

    Las conversaciones de Aix-la-Chapelle

    La Vie Catholique” iniciaba su carrera engañando a sus lectores con un soberano desprecio por las encíclicas papales y la realidad; apenas dos años después de aquel artículo, la gran idea del acercamiento entre la Iglesia y la masonería al hacerse pública, iba a conformar unas informaciones más antiguas.

    Desde hacía mucho tiempo, el padre Gruber, jesuita, pasaba por ser uno de los especialistas mejor informados sobre asuntos masónicos: pero aunque en el caso “ Leo Taxil “, el padre Gruber había negado la extravagante sospecha de sortilegios diabólicos en las Logias, no imaginaba siquiera la política seguida ya entonces por las Sociedades secretas, confiando sólo en los documentos que ellas publicaban.
    Por ello, se comprende el desacuerdo que le manifestó Monseñor Jouin: que fueran las que fueran las intenciones apostólicas del padre Gruber, aquella insólita confianza en las Altas Masonerías, lamentablemente y sin protesta, permitía que éstas vocearan que la Iglesia estaba cambiando de actitud frente a la Masonería.

    En 1928, y a través de la “Frankfurter Zeitung”, se informó de que, desde 1926, se celebraban en Aix-la-Chapelle unas Conferencias sobre acercamiento católico-masónico entre Altos Dignatarios y los padres jesuitas Gruber y Mukermann. En ellas se trataba de poner fin a las polémicas entre católicos y masones, e incluso de colaborar en la lucha contra el comunismo.
    Según el Gran Maestre, el H. Reichl, la cosa iba a ser algo más que un simple “alto el fuego”. Y lo mismo opinaba el H. Brenier, presidente del Gran Oriente de Francia, quien afirmaba, en 1929:

    “Durante dos siglos, nuestra enemiga más peligrosa ha sido la Iglesia; pero ahora parece dispuesta a reconocer que se equivocó de camino”.

    Pero, más que en el contenido de aquellas conversaciones, debemos fijar la atención en los interlocutores reunidos en Aix-la-Chapelle. Por un lado, el H. Curt Reichl, miembro del consejo supremo de Austria; el H. Eugene Lennhoff, Gran Maestre de la Gran Logia austríaca y el H. Ossian Lang, secretario general de la Gran Logia de Nueva York, representando a 340.000 miembros; enfrente de ellos los Padres Gruber y Mukermann, los cuales dieron, sin duda, la impresión de creerse provistos de un mandato, ya que el H. Lantoine, secretario de la Gran Logia de Francia, se apresuró a explotar su presencia a su manera:

    “No vayamos a creer que el padre Gruber, en su carta lo mismo que en su encuentro con los masones en Aix-la-Chapelle, ha obedecido a su inspiración personal. Un jesuita no se permite ni puede permitirse tales iniciativas. Tiene detrás de él a los jefes de su Orden y, me atrevo a esperarlo, a una autoridad más elevada aun. En efecto, lejos de desautorizar una tal política, la “Civilta Cattolica” de Roma y los “Etudes” de Paris la apoyaron con el tacto que exige la profesión
    (“Carta al Soberano Pontífice”, p. 61)

    En todo caso, es evidente que en aquella época la iniciativa del movimiento de acercamiento corresponde a un grupo de Padres de la Compañía de Jesús y a unos altos dignatarios de la masonería del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. A los Padres Gruber y Mukermann había que añadir al P. Gierens y al P. Macé, cuyas declaraciones a la prensa son como un eco de las conversaciones de Aix-la-Chapelle.
    Enfrente de ellos, los tres representantes de los Consejos Supremos agitaban el argumento de su obediencia al Gran Arquitecto del Universo, fetiche polivalente para todas las religiones, y aluden continuamente a la “Biblia” al modo de los altos iniciados.
    Una vez hechas públicas, aquellas gestiones no dejaban de impresionar al mundo profano; el H. Marc Rucar confiaba así en un próximo apaciguamiento entre los católicos y el Partido Radical (que era el partido casi oficial de la masonería en Francia).

    De momento, ya podía hablarse de una novedad en apariencia poco importante, aunque significativa, del impulso dado al movimiento: se trataba de la “Unión de los librepensadores y librecreyentes”, en la cual eran de notar los HH Buisson y Pécault, dos veteranos del laicismo agresivo y milagrosamente suavizados, junto con A. Gide, Guignebert y los HH Lantoine, del Rito Escocés y Lebey, antiguo presidente del Gran Oriente de Francia. No asombra ver en su compañía al abate Lugan, al abate Viollet y a Marc Sangnier.

    Como por casualidad, aquella “Unión” se formó tras la aparición, en 1926, de un libro del H. Izoulet, titulado: “Paris, capital de las Religiones”. En aquel libro, Izoulet preconizaba la formación de un “Reglamento de las creencias”.
    Llegamos, pues, a un momento en que las advertencias pontificias acerca de la Masonería, la vigilancia católica, el vigor de los principios y el espíritu de las concesiones futuras, estaban mezclándose en una especie de visión progresista, de “fundido-encadenado”:

    “Entre nosotros se prepara un “Locarno de las conciencias” que no será el resultado de una batalla implacable que deja detrás de ellas a unos vencedores y a unos vencidos, sino un acuerdo leal a través del cual los beligerantes de ayer... sellarían de un modo definitivo el pacto de apaciguamiento y de liberación”
    (“La Croix”, 11 de septiembre de 1929)

    ¿Qué es lo que pensaba el abate Desgranges al firmar esas líneas?
    El camino quedaba libre para la ofensiva sinárquica, cuyo pacto fundamental iba a dar la fórmula del Nuevo Orden tecnócrata e integracionista.
    Última edición por Gothico; 04/02/2008 a las 19:24

  7. #7
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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    En los años treinta

    En 1935, aparece el “Pacto sinárquico para el Imperio Francés”, documento secreto que expone a través de trece puntos la planificación desde el gobierno mundial hasta las empresas, los sindicatos y las religiones. El conjunto del texto, que lleva el sello del Martinismo, no hace más que exponer de forma tecnocrática la doctrina de Saint-Yves d’Alveydre.
    Centrándonos en el objetivo religioso, se advierte que el sistema es antirromano, contrario al “clericalismo tradicional”. Así lo había anunciado el satanista Roca cincuenta años antes.
    Esa nueva Iglesia, la del “Cristo-social” se basa en la opinión informada y colada por la omnipotencia estatal, que reunirá los órganos de la vida intelectual y religiosa del pueblo. Mediante ella se resolverá de una vez para siempre el problema de las relaciones entre la Iglesia y el Estado:

    “Como estado cultural de hechola Nación sinárquica se manifiesta por el conjunto de sus universitarios, de sus pedagogos, de sus eclesiásticos, de sus artistas, de sus sabios, de sus intelectuales, todos los cuales forman una demos-ideocracia de servicio, de mérito y de talento

    Lo único que cambia con respecto al antiguo programa de Saint-Yves d’Alveydre, es el nombre de tal mezcolanza: no se la llama “iglesia” como decía Saint-Yves d’Alveydre, sino orden cultural, en el cual la Iglesia Romana ocupará su puesto en calidad de socio menor, adaptado a la constitución del Estado sinárquico.

    Así, pues, bajo la capa de un liberalismo acogedor de las diversas formas de cultura y convicciones religiosas, se crea un sistema unitario, diferente del autoritatismo solo en el hecho de que no impone doctrina única, pero reduce todas ellas a un denominador común. La insistencia del pacto en mencionar los eclesiásticos pretende hacer tabla rasa del poder jurisdiccional del Papa y de su magisterio doctrinal, pues pasa a existir una sola ortodoxia, según dice el mismo texto:

    el “Humanismo integral” pagano y panteísta de las Altas Sociedades Secretas del que procede “la primacía de lo espiritual en nuestro movimiento revolucionario

    Curiosos ecos a los títulos de obras de J. Maritain, publicados en la misma época y cuyo éxito atestigua la difusión alcanzada por ciertas palabras clave. Aquella difusión no fue casual, aunque tampoco debe llevarnos a concluir que aquellas ideas fueron extraídas directamente del pacto sinárquico por unos divulgadores que estuvieran en el secreto; se debía esparcir las ideas, pero sin poner el texto ante los oyentes. Así una ola de teorías nuevas, de las que se ignoraban los prolegómenos, la fuente profunda, iba creando un clima de cultivo.

    La “Carta al Sumo Pontífice”

    En 1937, el H .·. Albert Lantoine publicó (en las ediciones del “Simbolismo” dirigidas por el H.·. Oswald Wirth, grado 33) su “carta al Sumo Pontífice” prologada por el propio Wirth.
    Conviene recordar esos detalles para sacar a la luz la trama continua que une a los promotores del plan sinárquico de la época de Saint-Yves d’Alveydre, de los Roca, Papus, con los equipos presentes y futuros que tratarán de atraer a la Iglesia al sistema por medio de unas campañas cada vez más apremiantes en favor del acercamiento con la masonería, ayudados por unos eclesiásticos cuya ambición corría pareja con su ingenuidad.

    Con la “Carta al Sumo Pontífice” entramos en una nueva fase del asunto. No se trata ya de conversaciones, sino lisa y llanamente de una alianza: saber si la Iglesia está dispuesta a colaborar con la Masonería en el objetivo temporal de defender la civilización contra la creciente barbarie, sobre la base de sus espiritualismos irreductibles, pero que tienen en común su oposición al materialismo.

    Dicha Carta suscitó del lado católico comprensibles asombros pero también algunas aprobaciones que parecían menos calurosas que condicionadas por un complejo preestablecido.

    El tono general de la Carta era insolente: las típicas acusaciones de inquisición, espíritu de dominio, intolerancia, alejamiento del cristianismo primitivo etc.

    Se trataba de una operación política, pero no aquella cuyos motivos se pregonaban en voz alta (espiritualismo-anticomunismo), inexistentes ya entonces tanto en el Martinismo como en la Alta Masonería, sino incluso también inexistentes ya en el sector de la opinión católica dirigida por una minoría vocinglera de intelectuales y eclesiásticos (Daniel Rops, el P. Ducatillon, el promarxista P. Villain: para quien “el comunismo era ... una religión de apóstoles” ).

    Además el Gran Oriente recrudecía por entonces su radicalismo intransigente; y en la Gran Logia de Francia los Hermanos quedaron tan asombrados como la mayoría de los católicos ante dicha Carta.

    Entonces ¿de dónde procedía la propuesta?
    La insistencia de Wirth, en su prólogo a la Carta, en decirnos que la iniciativa de A. Lantoine fue a la vez personal y de la élite intelectual de la masonería, señala claramente a una parte de los Altos grados y en especial a los del Consejo Supremo de Francia: los HH.·. Wirth, Cauwel, Lantoine y Cohen.

    Y es que tanto en el interior como en el exterior de la Masonería, la marcha hacia el Orden Nuevo se hacía más rápida bajo el impulso anónimo del Martinismo:
    En las esfera políticas, el H.·. Victor Blanchard, Grado 33, trabajaba junto a Léon Blum torpedeando la derecha y el centro y abogando por un socialismo técnico y por la planificación económica. Así también interviniendo a nivel de empresas (Jean Coutrot), de ciencia y de técnica... se iba obrando el milagro de unir economía y cultura en un universo pacificado, aunque dinamizado al máximo.
    Esa nueva fe, ese Orden Nuevo, iba reduciendo a la nada las oposiciones sociales, raciales, religiosas o nacionales: el HUMANISMO, su más bello florón, aportaba la razón decisiva.

    En ese contexto, en el Centro de Estudios de los Problemas Humanos, el padre Teilhard de Chardin trabajaba codo con codo con el H.·. Coutrot, con Aldous Huxley, el conde de Nouy y el ocultista Dr. Alendy...; las “Jornadas de Pontigny” renovaban su actividad bajo la dirección del llamado “equipo sinárquico” de la Banca Worms.

    Periódicos especializados trabajaban a la masa católica: “El Nuevo Orden” era el título de un semanario editado por Denis de Rougemont, y en el cual colabora Daniel Rops; hablando al modo del satanista Roca, los dominicos de Juvisy predican en La vie intelectuelle un “Mundo Nuevo en una Tierra Nueva”. Temps presents y Terre Nouvelle opinaban (¡¡coincidiendo con el inmundo abate Roca y el H.·. Lantoine!!) que “El cristianismo había sido contaminado por la Historia”... por lo que había que “devolverle su pureza moldeándolo en el progresismo” (a. 1936).
    Se ofrece en abril de 1939 a los HH.·. una conferencia de Emmanuel Mounier sobre “teorías neo-católicas”: “El sentido de la vida colectiva según las doctrinas cristianas”, (¡¡observemos, de paso, que no existe la menor identidad entre la “Doctrina católica”, a secas, y la “pluralidad de doctrinas cristianas”!!)

    Todo eso contribuía a engendrar en el mundo católico un fenómeno de ósmosis; de ahí también el éxito creciente de ideas vagas y malsanas para la Fe: neocristianismo o cristianismo de los orígenes, y sobre todo la idea del progreso espiritual de la Humanidad, unido a la evolución adornada con ideas mesiánicas.
    En fin, la “evolución redentora” no es propiamente una idea de Teilhard de Chardin: la hemos visto ya preconizada por el satanista Roca en los viejos tiempos de Saint-Yves d’Alveydre, y luego en el Pacto Sinárquico.

    Y mientras se combate a las tradicionales estructuras eclesiales, se pretende sustituirlas mediante una síntesis de tipo hegeliano, ya que por decirlo de nuevo al modo del canónigo apóstata Roca:
    “un cristianismo animado del espíritu puro del Evangelio concilia fácilmente todos los extremos sin dejar de ser ortodoxo, o mejor dicho, por el hecho de que es ortodoxo..

    Representantes de la Iglesia secular y regular

    Sorprende el hecho de que algunos eclesiásticos se dejaran engañar por semejante espiritualismo. ¿Qué pensar del padre Berteloot, por ejemplo, deslumbrado por los ofrecimientos del H.·. Lantoine? Berteloot parecía confiar en demasía en la la “Carta al Sumo Pontífice” por el hecho de que su autor, a petición del Padre, había renunciado a la tradicional acusación de la masonería contra los jesuitas... Pura cortesía: El H.·. Lantoine no renunció a su anticristianismo, afimando que el acercamiento propuesto no constituía el más mínimo retorno hacia la Iglesia.

    ¿Cómo es posible que tantos clérigos pudieran montar ingenuamente en el carro del acercamiento?

    Esto escribía en “Schibboleth”, el H.·. Corneloup, del Gran Oriente de Francia, en 1965:

    ...Se iniciaron unas conversaciones entre personalidades católicas y masónicas. Algunas continuaron en los años 1938 y 1939 en casa de Oswald Wirth... Los más interesantes tenían como protagonistas católicos a dos dominicos, uno de los cuales era el R. P. Gorce. Eran interesantes porque... estaban dedicadas a la posibilidad de una colaboración en el terreno social sugerida por la cita que Lantoine incluía al final de su libro:
    El cristianismo y la masonería se complementan uno a otra y pueden prestarse un mutuo apoyo para la felicidad de la humanidad”.
    El P. Gorce se mostraba particularmente fogoso: extrapolando los temas de la encíclica Rerum Novarum de León XIII, se disparaba y reprochaba a los masones su conservadurismo social.
    Aquellas conversaciones quedaron interrumpidas por la Guerra...

    Por su parte, el H.·. Yves Marsaudon, escribía en “Le Temple”, en 1946:

    Pertenecemos a ese grupo de masones que, desde hace mucho, ha intentado allanar las dificultades que parecían insuperables entre la Iglesia Romana y nuestra Institución... .en vísperas de la Guerra se habían realizado notables progresos en el sentido de un modus vivendi aceptado para las dos partes... en contacto con representantes cualificados de la Iglesia secular y regular... para comprender los verdaderos objetivos de nuestra Orden...

    ( tomado de Pierre Virion "Iglesia y Masonería, 1966)
    Última edición por Gothico; 22/02/2008 a las 16:58

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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    CREAR UNA NUEVA RELIGION

    “Mi Cristo no es el del Vaticano”.

    Lo que pretenden (o han conseguido) las sociedades secretas, antes de llegar a una “Iglesia” basada esencialmente en el esoterismo luciferino, es un agrupamiento general de las creencias basado en el sentimiento religioso: se trata de la “Religión universal”, que desde hace mucho tiempo tenía sus profetas y sus congresos, en los que alternaban judíos, protestantes, rosacrucianos etc. , y donde se hablaba ya de una especie de religión cósmica, de un cristianismo planetario cuya ventaja era halagar el sentimentalismo cristiano, tanto más accesible por cuanto reflejaba un ecumenismo unificador.
    Lo mismo que pretendía el abate Roca en el siglo XIX:

    “El nuevo evangelio, el del Cristo-espíritu social, es predicado a los pueblos de nuestros días por millares de voces más o menos fieles a la inspiración que sopla en todos los corazones la época de regeneración universal a que hemos llegado”
    (Glorioso centenario, 1889, p. 38)

    ¿Acaso el ex canónigo satanista Roca parece un testigo demasiado alejado de una conspiración que llegó a su término? Leamos entonces a Oswald Birth, su amigo y maestro, que en 1928 seguía sosteniendo la antorcha encendida por los Guaita y Saint-Yves d’Alveydre, y transmitiéndola a sus discípulos:

    “Si el soplo del espíritu moderno sacude los antiguos edificios religiosos, no es para derribarlos definitivamente ni para sustituir las religiones por la irreligión... Es cierto que los sentimientos religiosos constituyen la esencia misma de la que se impone a nuestro respeto bajo el nombre de religión. Las almas religiosas deben buscar la unión en el cumplimiento del bien y no en la vanidad de un dogmatismo presuntuoso, que se jacta de detentar los secretos divinos. Nosotros tendemos al individualismo religioso, según el cual cada creyente se hace su propia creencia. Lo que está de baja es el sacerdotalismo; aspiramos a eliminar los intermediarios entre nosotros y Dios. Es probable, pues, que la religión del futuro haga de cada uno de los fieles su propio sacerdote... Si es así, la iniciación se convertirá en la gran escuela religiosa, y el simbolismo ayudará a los pensadores a descubrir la verdad que se oculta en las profundidades de la mente humana
    (“El simbolismo”, febrero de 1929)

    La abolición de los Dogmas –los del catolicismo, evidentemente- se imponía en primer lugar para la instauración de la nueva religión. En este punto, el satanista Roca se mostraba discípulo de Papus, el reorganizador del martinismo:

    Habrá una nueva religión; un nuevo dogma; un nuevo rito; un nuevo sacerdocio cuya relación con la Iglesia que cae será exactamante lo que fue la relación de la Iglesia católica con la Iglesia mosaica, su difunta madre
    (“El final del Mundo Antiguo”, p. 373)

    Objetivamente, el primero de esos nuevos dogmas era el de la evolución, sostenido en los de “panteísmo” y del “Humanismo integral” del Pacto sinárquico:

    “En la religión viviente de mañana, el Creador y la creación serán Uno e indivisible; se realizará la comunión cósmica, la Unidad será la ley”
    (“La Iniciación”, 4º trimestre de 1964)

    Religión cósmica integrando el catolicismo

    Henos aquí finalmente llegados a la religión cósmica, la cual sedujo hasta tal punto a la “nueva teología” de los años cincuenta, que llegó hasta a emplear esos mismos términos masónicos para expresar una solidaridad crística, difusa, infusa en la masa de las “humanidades viajeras” hacia el “punto omega” de Teilhard de Chardin.
    Entonces, ¿de qué sirve la ortodoxia romana, o mejor dicho, ¿por qué no concebir el catolicismo como una parte integrante del cosmismo espiritual? Eso es lo que profetizaba en 1946 el H .·. Riandey, Gran Comendador del Consejo Supremo de Francia:

    “El mundo futuro creará algo nuevo después de haber asimilado el cristianismo y otras formas actuales de espiritualidad, y dará vida, tal vez, por analogía con el fenómeno físico de colectivización total, a una especie de panteísmo en el cual se encontrarán fundidas, amalgamadas, todas las ideas actuales, redinamizadas conjuntamente hacia unos objetivos todavía inconcebibles
    (Le Temple”, sept-oct 1946)

    Y desde el Martinismo actual:

    “Será necesario crear una religión nueva, una moral nueva, una sociedad nueva. Tenemos motivos para creer que la integración desempeñará un papel importante en ese mundo de mañana y que será la pared maestra de la conciencia planetaria, del mismo modo que la separación lo fue del régimen egocéntrico del que vamos a despojarnos”.
    (“La Iniciación”, nov-dic 1964)

    Hay que recordar ese texto. El lenguaje martinista entiende aquí por integración la de las conciencias individuales en la religión universal a la cual se conducía a la Iglesia romana a través del abandono de sus Dogmas y de su Tradición, a través de la aceptación de un pancristianismo que identifica a Cristo con el Cosmos: Cristo sería la esencia misma de todo el Universo visible e invisible (abate Roca). Manifestado en la Humanidad, identificado con ella no es ahora Cristo más que una revelación evolutiva del Hombre Arquetipo. El humanismo pagano es otro dogma de la nueva religión.

    En el prólogo del libro del H.·. Marsaudon “El ecumenismo visto por un masón tradicional”, el H.·. Riandey, después de haber afirmado que está de acuerdo con el padre Teilhard de Chardin (“el autor más leído en Logias y ¡¡Seminarios!!” durante la década de los sesenta, según el H.·. Marsaudon, del Consejo Supremo de Francia), escribe:

    “Estamos íntimamente, profundamente convencidos de que será engendrado un nuevo humanismo, el cual, basado en aquella tradición común a toda tendencia espiritual, integrará las aspiraciones superiores de todos los pueblos, el conocimiento adquirido, los sistemas de vida resultantes de las técnicas, y que conducirá finalmente a nuestro mundo a la unidad a la cual está destinado.
    “El cual pronunciará las palabras de un evangelio ampliado que tendrá al hombre en su base, a la Potencia suprema en su cumbre, y que situará entre aquella base y esa cumbre a la entidad humana viviente tal como la ha hecho la evolución ya realizada, tal como la condicionará física y mentalmente el desarrollo continuo del conocimiento y de las técnicas.

    La entidad humana viviente, ese gran cuerpo humano colectivo, como la llamó Riandey en una revista más confidencial reservada a los masones (“Le Temple”), es la Humanidad substantificada en su totalidad, personificada en el Hombre arquetipo de la Cabala. Por lo tanto, la Humanidad situada entre la Potencia Suprema y el hombre de la base sería el Cristo-Humanidad del ex-canónigo satanista Roca, quien traducía en términos de iglesia, esta espantosa subversión:

    “Cristo es la propia Humanidad en principio, la Humanidad divina concebida por el Padre de la Vida en el mismo acto procesional interno por el cual engendra continuamente al Hijo único de Dios. En el Hijo se halla contenida en potencia no sólo la Humanidad Universal, sino también su anexo, la creación “in toto”.
    (Glorioso centenario, 1889, p. 518)

    Lo cual coincidiría con el iluminismo luciferino expuesto pòr Eliphas Levi: “La humanidad es cristiana desde el principio del mundo”.

    Presencia en el mundo

    La Humanidad pasada presente y futura sería Cristo.... Luego si la Iglesia tiene que estar presente en el mundo, esa presencia no habrá de ser (como siempre se entendió) una presencia misionera aportando la palabra de Jesucristo crucificado por el mundo y resucitado, sino una presencia adherida al mundo, a la escucha del mundo ya previamente “cristificado y divinizado”.
    La presencia misionera no se encuentra ni pertenece al “torbellino de Cristo que lo arrastra todo” como decía el satanista Roca; sólo importa la otra presencia: la cara adherente de la medalla, la que se pega en el pórtico de la Nueva Iglesia, ya que:
    “el movimiento del mundo y su aspiración suprema se encuentra en la acción salvadora de Jesucristo...” para utilizar las palabras completamente equívocas del padre Congar.

    La tendencia progresista incluía en aquella presencia una adhesión al movimiento cultural, político, económico y social del mundo, como una unión fiel al movimiento de su jefe: el (falso) Cristo que evolucionaría en la intimidad misma de la globalidad del mundo, en la masa humana así sacralizada: papel subordinado, pero ya no apostólico; papel aprobador pero ya no docente.

    Semejante presencia de la “Iglesia” en el mundo resume toda la subversión y sus prolongaciones, sus anejos. Expresa exactamente la doctrina de las Altas Sociedades secretas en su punto semi-esotérico (entre su esoterismo puro y su esoterismo propagandístico).
    En la primera parte de este estudio se citaron párrafos del ex-canónigo satanista Roca, que afirmaban que la multitud masificada impone por sí misma a la Iglesia su consagración, porque es el “Cristo-Espíritu-pueblo”: la masa popular se convierte así en rectora de su propia evolución religiosa; evolución que la Autoridad Pontificia tendría como misión cubrir con su infalibilidad.

    ( tomado de Pierre Virion "Iglesia y Masonería, 1966)

  9. #9
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    A Religião do Concílio Vaticano II - Parte III

    Orlando Fedeli

    PARTE III - A MODERNIDADE E O VATICANO II
    Nota do site Montfort

    Publicamos, hoje, este trabalho sobre a Maçonaria e o Vaticano II – Capítulo V da III parte do estudo A RELIGIÃO DO VATICANO II-- O PECADO DE ADÃO – A MODERNIDADE E O VATICANO II, que estamos editando, por causa do comunicado do Grande Oriente de França, conclamando os maçons a resistirem ao retorno do “integrismo” e do “religioso”, que estariam ameaçando as conquistas do iluminismo, especialmente o laicismo, a separação entre a Igreja e o Estado.

    Sem dúvida, esse Comunicado do Grande Oriente, já publicado no site Montfort (Orlando Fedeli - "Lobos uivam contra Bento XVI" ), significa uma contraposição da Maçonaria ao Papa Bento XVI, pela retorno que Bento XVI está realizando para posições anteriores ao Vaticano II.



    CAPÍTULO V
    OS HOMENS DE BOA VONTADE E O CONCÍLIO VATICANO II

    Teria sido o Concílio Vaticano II o resultado de um acordo secreto entre membros da alta cúpula do Vaticano e a Maçonaria?


    I - Ficção?...

    Numa banca de livros usados — onde se encontram normalmente obras gastas e sem valor, mas onde também, por vezes, se pescam pérolas raras, caiu-me nas mãos, a preço ridículo, um livro com uma estranha ilustração na capa. Era uma foto do princípio do século – parecendo até ante diluviana – retratando um desfile de senhores sisudos, fazendo alas a um estandarte enorme. Todos portavam um como que avental e insígnias. A imagem me fazia lembrar, não tão vagamente, desfiles mais modernos realizados em São Paulo...No viaduto do Chá. Há uns quarenta anos...

    Era a foto de um desfile maçônico, provavelmente em Paris, na apodrecida e horrível “Belle” Époque... E o livro, que ela ilustrava, era de Jules Romains (1885-1972), famoso literato francês que alcançou a glória da Academia Francesa de Letras. Uma Academia de portas estreitas. O que é bem diferente de nossa, cujas portas são tão largas, que por elas passam até mesmo ex-presidentes e políticos, sem qualquer valor literário... ou político...

    Jules Romains escreveu uma série de 27 volumes sob o título genérico e misterioso de Les Hommes de Bonne Volonté(Os Homens de Boa Vontade). Todos esses volumes foram produzidos entre 1927 e 1947, e analisavam a sociedade francesa, de 1908 a 1932.
    O volume que me caiu, por feliz acaso, entre as mãos desanimadas diante de uma banquinha de livros usados, tinha um sub título bem curioso: “Em Busca de uma Igreja”. Sub título que o tornava ainda mais interessante, pois que lançava alguma luz no título geral e misterioso de “Os Homens de Boa Vontade”. (Jules Romains, Les Hommes de Bonne Volonté – Recherche d’une Église”, Flammarion, Paris, 1958).

    Alguma luz, sim, porque essa expressão -- “Homens de Boa Vontade”, -- me lembrava o apêndice que se agregou ao endereçamento das Encíclicas papais, depois que o Cardeal Roncalli se tornou João XXIII... (Roncalli vivera em Paris, como Núncio, entre 1944 e 1953, quando se tornou Patriarca de Veneza. Foi exatamente durante esse tempo de nunciatura de Roncalli em Paris, que Jules Romains entrou para a Academia Francesa).

    Até João XXIII – segundo a imprensa, um Papa de “boa vontade” para com o Mundo Moderno, anatematizado por Pio IX na derradeira condenação do Syllabus – até João XXIII, os Papas dirigiam suas encíclicas “Aos Cardeais, Patriarcas, Arcebispos e Bispos em Comunhão com a Sé Apostólica, assim como a todo o clero e a todos os fiéis católicos”. João XXIII, na “Pacem in Terris”, foi o primeiro a mudar esse endereçamento, acrescentando à saudação tradicional uma menção às “pessoas de boa vontade”:

    "Aos veneráveis irmãos patriarcas, primazes, arcebispos, bispos e outros ordinários do lugar em paz e comunhão com a Sé Apostólica, ao clero e féis de todo o orbe, bem como a todas as pessoas de boa vontade".(João XXIII, Pacem in Terris).

    Que, portanto, não estavam incluídos nem mesmo entre os que eram fiéis. “Ergo”, eram ou hereges ou ateus.
    Quem seriam então essas misteriosas "Pessoas de Boa Vontade"?
    Seriam essas pessoas, ou “Homens de Boa Vontade”, os comunistas? Ou seria ainda um outro grupo ainda mais misterioso?
    Paulo VI continuou essa nova forma de saudação e direcionamento de encíclicas, escrevendo na Populorum Progressio:

    Aos Bispos, Sacerdotes , Religiosos, fiéis e a todos os HOMENS DE BOA VONTADE ( Negrito e caixa alta são de minha responsabilidade).

    O livro de Jules Romains poderia elucidar a identificar esse misterioso grupo dos “Homens de Boa Vontade”.

    Comprei o livro.

    Como é costume lógico, fui ver, antes de tudo, o índice. E lá, meus olhos logo caíram sobre o título do capítulo XXVII: “Mistérios da Franco Maçonaria” .

    Foi o primeiro que li. E o capítulo tratava das cerimônias maçônicas, mostrando-as sob um certo ridículo. Mas, esse capítulo apontava para outro, no qual se trataria dos fins da sociedade secreta, que um certo Lengnau conheceria bem.
    Fui imediatamente a este outro ponto do livro, saltando capítulos inteiros, para entrar, -- sem ter sido convidado--, junto com o personagem principal, Jerphanion, no apartamento do tal Lengnau, em Paris, em 1908 ou 1910, mais ou menos.

    Era um apartamento espaçoso, junto a Notre Dame, que se podia entrever através dos ’’voiles” da janela. (Que saudades de Notre Dame !...).
    O dono da casa se fez esperar um tanto.
    Como explicava o livro, ele era --- o tal Lengnau – “não um Papa da Maçonaria, nem sequer um de seus grandes pontífices, visto que ele se recusava a exercer qualquer poder, mas uma de suas mais altas autoridades espirituais; a mais alta, talvez” (Jules Romain, Les Hommes de Bonne Volonté -- À la Recherche d'une Église, Flammarion, Paris, 1958, p. 274).
    E, enquanto esperava a chegada do dono da casa, Jerphanion, indiscreta, mas prudentemente, deu uma espiada nos títulos dos livros que abarrotavam as estantes da sala. Porque, afinal de contas, ...”Dize-me o que lês, e dir-te-ei quem és”.
    E os títulos me eram imensamente elucidativos!

    ” ... Martinès de Pasqually, Traité de la Réintégration des êtres...Matter, Saint Martin, le Philosophe Inconnu...Mesmer, Le Secret Dévoilé..., Monnier ( Jean Joseph) De l’Influence attribuée aux philosophes, aux Francs – maçons...Mynsicht (Hadrien von) Aureum Saeculum redivivum... Mystère des Sociétés Secrètes..., sem nome de autor.”(Jules Romain, op. cit., p. 274).

    O homem era, evidentemente, um sequaz da Maçonaria mística, daquela “Maçonaria ao quadrado”, como a denomina Georges Gusdorf, em seu livro sobre o Romantismo...
    E, se ele lia Saint Martin e Martinès de Pasqually, ele era também um admirador do maçon Joseph de Maistre, conclui eu.
    (O personagem com quem entrei, não concluiu nada. Ele não conhecera, pelo visto, tradicionalistas admiradores de Joseph de Maistre, o maçon Eleito Cohen Joseph a Floribus...).

    Afinal, na página 276 do livro, o dono do apartamento adentrou a sala de estar de sua residência, para receber o personagem Jerphanion, aquele que buscava uma “Igreja”. (Eu, que me intrometera sem ser convidado, e que não procuro uma Igreja, porque sou Católico Apostólico Romano, fiquei só “escutando”, isto é, lendo com atenção redobrada o que o interessantíssimo livro me dizia ).

    Jerphanion queria conhecer os verdadeiros fins da Maçonaria, para saber se era ela a “Igreja” que buscava.
    É claro que na vida real, o que o romance diz ter acontecido, não é possível ocorrer: que um maçon de alto grau, se abra sobre os fins últimos da Maçonaria, ao primeiro Jerphanion curioso, que indaga dos fins de uma sociedade secreta, para saber se lhe convém entrar nela. Isso seria absolutamente absurdo. Mas, se os absurdos acontecem, por vezes – e cada vez mais freqüentemente -- na vida real, porque não poderiam acontecer nas páginas de um romance?
    Pois o tal “pontífice espiritual “da Maçonaria se abriu a Jerphanion, sem perceber que eu, silenciosamente, sublinhava o que era mais importante da conversa, para vir a editá-la, aqui na Internet, quase um século depois.
    Pois vejam que coisas interessantes disse o maçon Lengnau.
    Ele fez quase uma profecia, tanto o que ele contou, se lê, hoje, nas linhas – e especialmente nas entrelinhas -- do noticiário dos jornais, ou melhor, da Internet.
    Claro, para quem sabe ler nas entrelinhas.
    Coisa que não se ensina nas escolas, e nem por meio de cartilhas...
    Que bom foi ter aprendido a ler fora das escolas !...

    Inicialmente, Jerphanion contou de sua decepção, acontecida no capítulo XXVII, quando lhe narraram os rituais da Maçonaria. Ao que Lengnau, sem se perturbar ao mínimo, respondeu, dizendo que não é difícil ridicularizar um ritual, e até mesmo o ritual católico.
    E prosseguiu Lengnau:

    Já o fizeram mais de uma vez. E se errou ao fazer isso. Se há alguma coisa a atacar no catolicismo, não são os cerimoniais, que são magníficos...”

    [Ah! se esse inimigo de Deus, maçon da Belle Époque, assistisse a Missa da Aeróbica de Jesus do padre Marcelo Rossi, em São Paulo, no ano 2.000 ! Até ele se escandalizaria com o que fazem, hoje, certos padres que realizam profanações com as quais nem os anti clericais mais raivosos teriam sonhado, para ridicularizar a Missa ! ... Se esse maçon de romance tivesse sabido do que foi capaz a “criatividade” dos padres, introduzida por Paulo VI e por Monsenhor Bugnini, na chamada Nova Missa ! O Cardeal Ratzinger protestou contra essa anarquia de “criatividade”... E o próprio Papa João Paulo II, na encíclica Ecclesia de Eucharistia, graças a Deus, condenou certos abusos que acontecem em Missas-Show, e que Bento XVI, hoje, quer suprimir].

    Voltemos ao livro, que a realidade é pior que a imaginação !
    Lengnau contemplava, em sua memória, os rituais católicos a que, um dia, assistira:
    “... e ele [Lengnau] acrescentou, levantando os olhos e acariciando com o olhar um espaço longínquo: “[cerimoniais] que são incomparáveis... Não. É o que os rituais querem dizer, é o conteúdo dos ritos, é o que se esconde sob os símbolos... É, a filosofia da vida e a metafísica do Catolicismo ... Sim... Tem--se sempre o direito de atacar ou de admirar, quanto ao fundo. O que é absurdo, é rir-se, quanto às formas...(...) Isso é ignóbil ! Isso desonraria o anti clericalismo. Eu não conheço nada mais belo no mundo, nada de mais emocionante do que o rito da comunhão... Se eu o repilo, é por causa do sentido escondido... Há sempre um sentido oculto... E toda a questão está nisso. Saber se nós aceitamos ou não o sentido oculto; se ele nos dá, ou não, a resposta que nos é necessária” (Jules Romain, op. cit., p. 278)

    E eu continuava a sublinhar e anotar o que me parecia mais importante e interessante da conversa... Bem calado. Caladinho. Caladíssimo !
    Enquanto isso, prosseguia Lengneau:

    Todos os ritos da maçonaria, eles, giram em torno da idéia de Construção. Eis aí. Se o senhor compreendeu isto, o senhor terá tudo compreendido.” (Jules Romain, op. cit., p. 280).
    Todos os pormenores de roupas e de cerimônia, que lhe contaram, e que talvez lhe fizeram sorrir, todas as particularidades de linguagem, as fórmulas empregadas, os nomes dos graus, a decoração das salas, e assim por diante... pois bem , o senhor compreende, tudo isso forma uma espécie de drama religioso, no sentido em que o entendiam os antigos, e é o drama da Construção, assim como a Missa é o drama do sacrifício...”(Jules Romain, op. cit., p. 281).
    Esse Pontífice da Maçonaria da horrenda Belle Époque entendia melhor o que é a Missa—a renovação do sacrifício do Calvário—do que muitos padres, e até que muitos Bispos, hoje.

    Prosseguindo, Lengnau fez uma muito interessante síntese da História dos últimos séculos para Jerphanion:

    Há uma coisa, que sem dúvida não lhe escapou, mas à qual talvez o senhor não tenha especialmente refletido...Se o senhor se esforçar por contemplar com um novo olhar o movimento da humanidade há dois, três, e mesmo quatro séculos, será que o senhor não fica impressionado com o que há, apesar de tudo, de absolutamente novo ?...”
    Nós não prestamos atenção a isso, porque estamos habituados, e também porque nós estamos mergulhados nisso... Mas todos esses movimentos que se produziram aqui e acolá, essas aspirações que os homens jamais haviam tido, essas reclamações, essas exigências... O uso de certas palavras contribui a nos tornar indiferentes, distraídos... a palavra progresso, por exemplo... ou palavras como liberdade, emancipação, democracia, fraternidade humana... Ou então ainda nós pensamos demais no que tal acontecimento histórico teve de... entumecido e de excepcional, ao vulto que as circunstâncias lhe deram, ao que ele comportava de violência impossível de sustentar... a Revolução de 1789... ou a explosão de 1848 através de toda a Europa... nós não sentimos suficientemente que esses fatos fizeram parte de um trabalho conduzido continuamente durante séculos, e por toda a parte... Eu lhe garanto que se se conseguisse ver desde muito alto esse movimento de conjunto a partir do final da Idade Média, sem a ajuda de nenhuma amplificação oratória, ficar-se-ia espantado, e se teria uma grande emoção... Ver-se-iam tantos fatos, isoladamente estranhos ou maravilhosos... servos da gleba que se tornam homens livres... hereges que se cessa de queimar... nobres que abandonam seus privilégios...homens brancos que lutam para que escravos negros sejam arrancados da ignomínia... ricos que se interrogam sobre seus direitos e se escusam de suas riquezas... grandes impérios militares que proclamam a necessidade da paz e da união entre os povos... Não pense que eu passe por cima dos recuos, dos desastres, nem que eu tome por prata de valor as malícias dos espertalhões, as mentiras dos hipócritas. Mas eu seria ainda mais cego, se eu recusasse ver a convergência dessas mudanças extraordinárias” (Jules Romain, op. cit., pp. 281-282).

    Lengnau não afirmava que tudo o que aconteceu na História, desde o final da Idade Média, tinha sido feito pelos maçons, como os direitistas obcecados pelo problema das Sociedades Secretas tem a mania de pensar, vendo um maçon atrás de cada fato histórico, assim como paranóicos imaginam um inimigo escondido atrás de cada poste. Mas, ele mostrava que havia uma certa misteriosa unidade no trabalho desenvolvido nos últimos séculos. E que se visava um fim...

    Lengnau colocou uma condição: “se se conseguisse ver desde muito alto”...
    Desgraçadamente, hoje, poucos conseguem olhar a História “desde muito alto”... O que predomina é a visão rasteira que não consegue ver nada acima da grama... Comestível.

    Se o senhor perceber isso, o senhor compreenderá o que os maçons denominam a Construção do Templo. Eu não lhe digo que todo o trabalho já realizado pela humanidade neste sentido, tenham sido os maçons que o fizeram. Não. Mas eles nunca estiveram ausentes. E foram bem eles que na multidão dos trabalhadores, sem isto por demais esparramados, muito facilmente demais desanimados, contribuíram com o plano, a tenacidade, a coesão fraternal, desde tempos já longínquos.” (Jules Romain, op. cit., p. 283).

    A seguir, Lengnau, em visão da altura de moita, declarou sua convicção de que as origens da Maçonaria lançam suas raízes até os construtores de Catedrais, na Idade Média. Dos construtores de Catedrais teria saído a “Ordem que ia se dar por tarefa a Construção do Mundo. E note que, na época Moderna homens tão grandes e tão diferentes quanto um Goethe, um Saint Simon, um Augusto Comte, um Hugo (...) não teriam feito o que fizeram se não tivesse existido a Maçonaria por trás deles, mesmo quando individualmente eles não eram maçons.”(Jules Romain, op. cit.,p. 283).

    Jamais “teriam feito o que fizeram se não tivesse existido a Maçonaria por trás deles, mesmo quando individualmente eles não eram maçons”.
    Vá se explicar isto para certos intelectuais, mesmo direitistas, com visão de formiguinha e que julgam que a arte nada tem a ver com religião ou com filosofia...


    Tratando das ações mais importantes realizadas pela Maçonaria na História, Lengnau fez uma observação importante: do mesmo modo que a escavação de um buraco é necessária, apenas temporariamente, ao se fazer um edifício, assim também certas ações na História tem apenas uma importância circunstancial, para a Construção do Mundo Novo, para o Novus Ordo Saeculorum, como se pode ler na nota de um dólar.
    Ou na Mensagem de Natal de Pio XII, em 1939, ao tratar da Nova Ordem do Mundo, segundo o que Roosevelt escrevera a seu “Old and dear friend”, o Papa Pio XII...(Cfr. Pio XII, Mensagem de Natal de 1939).

    Disse Lengnau:

    O sufrágio universal, por exemplo,... se eu o tomo isoladamente, eu tenho o direito de preferir a ele, afinal de contas, um governo hierárquico, aristocrático... Tudo muda, no momento em que se descobre que este ideal laico, no horizonte limite, não é senão uma das etapas de uma das fases da Grande Obra. A profundidade das coisas aparece, e, também, seu laço, sua necessidade. As objeções de pormenor, os pequenos ridículos, tudo isso se esvaece“ (Jules Romain, op. cit., p. 284).
    “(...) O senhor irá me dizer que tudo isso não lhe explica o que é a Grande Obra, o que é a Construção do Templo”.(...)
    “Pois bem, a Grande Obra que a Maçonaria busca realizar há séculos, é a unificação total da humanidade”(...) “Total... Em todos os sentidos, e em todos os planos. Mesmo no plano místico” (...) [Os destaques são nossos].
    “Nós sempre mantivemos contato com os místicos, com o ocultismo; e nós continuamos [a manter esse contato ]. Há uma corrente contínua desde a Cabala até nós...”(...)
    Unificação total da humanidade. Eu creio que o senhor é capaz de sentir o peso e a densidade destas palavras” (Jules Romain, op. cit., pp. 284-285. O destaque é nosso).
    (...)
    Eu lhe disse, mesmo no plano místico. Eu insisto: a unidade em foco vai além da organização política, material, mesmo racional do gênero humano... Ela a ultrapassa, ela a transcende, e ao mesmo tempo a arrasta atrás de si como um pescador que puxa a sua rede...” (Jules Romain, op. cit., p. 285).

    A “unificação total da humanidade”...
    Pois não é isso que, na Lúmen Gentium, se colocou como fim da Igreja?

    A Igreja, em Cristo, é como que o sacramento, ou sinal, e o instrumento da íntima união com Deus, e da unidade do gênero humano”( Vaticano II, Lumen Gentium, n0 1).

    E, rindo, continuou Lengnau:

    O programa laico e republicano!... O senhor pode agora lhe dar o lugar que lhe convém no conjunto... Um episódio... O senhor percebe também que as pretensas audácias deste programa não são uma grande coisa ao lado da...”
    (...)
    Veja bem! Nós temos entre nós homens da política, maçons convictos... Mas sua profissão os obriga a viver com o nariz metido nos acontecimentos... Eles perdem o costume de ver através de longas perspectivas... Eles ficam atrelados corajosamente, digamos, ao programa radical... Agora, eles vêem à sua esquerda o socialismo, com fórmulas muito avançadas em matéria de internacionalismo, por exemplo. Então eles se sentem incomodados. Eles não desejariam passar por retrógrados. Mas, de um outro lado, se adotassem essas fórmulas internacionalistas, eles teriam a impressão de ceder a uma inclinação, a uma vertigem; de se deixar levar pela esquerda até a extrema esquerda, simplesmente pelo medo de gritar menos alto que o vizinho, ou por uma espécie de arrastamento mecânico. No fundo, uma vez o programa democrático e laico quase realizado, eles gostariam bastante de poder se deitar sobre as posições conquistadas. ( ...) O senhor conhece Rothweil? Ele não perdeu talvez a lembrança de um ideal mais longínquo. Mas, praticamente... Eu o vi com lágrimas nos olhos a propósito da Alsácia - Lorena...
    “Pois bem, um homem como o senhor percebe imediatamente que considerando o seu objetivo final, a Maçonaria não pode atribuir nenhum valor durável às fronteiras, às pátrias, às nações que ela mesma fundou, a considerar como um recuo provisório o desenvolvimento do sentimento patriótico que se realizou em todos os povos desde há um pouco mais de um século, e o despertar das nacionalidades que foi a sua conseqüência. As audácias do socialismo neste sentido, nós deveríamos não só admiti-las, mas acobertá-las, tomá-las como expressão momentânea, e relativamente tímida, do esforço em direção à Grande Obra que nós estamos encarregados de conduzir através dos séculos, com vistas muito mais vastas e profundas. Nós deveríamos nos dizer: o socialismo é um de nossos instrumentos históricos. Pouco importa que ele não tenha consciência disso. O anti patriotismo que se destaca dele, nós temos que nos servir dele como nós nos servimos precedentemente do anti clericalismo... Eu o espanto talvez algum tanto ? “ (Jules Romain, op. cit., p. 287).
    (...)
    E prosseguiu Lengnau:

    Eu me pergunto se depois de se ter desembaraçado de velhos ídolos, a humanidade recente não se criou outros, que será preciso derrubar. Sim, a palavra de ordem do século XX não deverá ser um “Esmaguemos o Infame!” com um sentido novo? ”. (Jules Romain, op. cit., p. 288)

    E como divagando, Lengnau disse uma coisa surpreendente:

    A Igreja Católica... Ela não tem maior admirador do que eu... Eles são os únicos construtores que houve antes de nós... E, em suma, nós saímos deles... Não foi por nossa culpa se, em certo momento, a Igreja surgiu como um rochedo enorme barrando o caminho. Ah! se ela tivesse podido mudar de espírito, deixar-se penetrar por nós... Se ela tivesse guardado a força, a juventude, se pudesse se ter tornado cada vez mais católica, cada vez mais ecumênica... Porque nossa Grande Obra que é senão a catolicidade total ? “(Jules Romain, op. cit., p. 288. O destaque é meu).
    Evidentemente, eu sonho um tanto. Além desse envelhecimento das instituições que as faz incapazes de assimilar e de se transformar, havia oposições profundas... aquilo que chamávamos, agora há pouco, o pessimismo cristão, a condenação da vida... a idéia que eles tem da História do mundo voltada para trás... paraíso terrestre, queda, redenção... enquanto que nós estamos voltados para a frente. O Deus deles, que é velho e zangado, que só pensa em se vingar e em punir, que espera lá no alto, com o raio na mão, apenas a hora de nos reduzir definitivamente a pó, a nós e a nossas obras: solvet saeculum in favilla... não podia evidentemente estar em boa companhia com o nosso [deus], que é jovem, que é mesmo futuro...sim... que nós nô-lo representamos, em todo caso, como um jovem arquiteto, de fronte preocupada talvez, mas de olhos brilhantes, tendo nas mãos seus planos e seu compasso, os pés bem plantados no chão, no meio das paredes que sobem, da alegre nuvem de gesso, da multidão atarefada dos aprendizes, dos companheiros, dos mestres...” (Jules Romain, op. cit., p. 289)

    E, referindo-se à acusação de que o deus da Maçonaria é o diabo, ele sorriu, e disse:
    “...Alguns de nossos adversários nos acusam seriamente de ser sequazes do diabo... Sim, eles acham que nosso jovem arquiteto apresenta uma semelhança perturbadora com o belo anjo, Lúcifer, Príncipe deste Mundo, cujo grande crime, com efeito, foi o de ter ensinado aos homens a fé em si mesmos, o orgulho de saber e a esperança terrestre... ë divertido, não é verdade ? (Jules Romain, op. cit., p. 289).

    Afinal, Lengnau foi à conclusão:

    “Aliás, será bem preciso que em um ou outro momento a questão se acerte entre a Igreja e nós... Eu, veja o senhor, eu tenho a impressão que não é desse lado [da Igreja] que está o inimigo principal... E eu não desespero de fazer cedo ou tarde uma aliança... Será preciso... Ou então a destruição total do adversário “(...) “e, por minha parte, eu não creio muito nisso... ou a aliança, mais ou menos oculta... Nós somos, eles [os católicos] e nós, os únicos soldados do Universal... e também do espiritual, porque o socialismo está todo petrificado de materialismo... Mesmo as dificuldades metafísicas podem se arranjar... Por que o Deus deles não poderia tolerar nosso jovem arquiteto ? Ele só tem que lhe deixar este mundo aqui, e conservar para si o outro mundo... O senhor não acha? “ (Jules Romain, op. cit., p. 289-290. Os destaques são meus).

    “O que o senhor lhe oferece, é uma situação de Deus no exílio?” [ retrucou Jerphanion].

    “-- Talvez..., mas com grandes honras...
    Não é então verdade que o Deus da Bíblia já abdicou um pouco em proveito de Cristo? Em suma, nós veremos... O senhor sabe, o famoso sonho de ter um Papa, um dia, que seria um dos nossos [um Papa maçon]?...”
    E ele acrescentou num tom de palavra de conclusão:
    “Nós já temos muitos Bispos Franco Maçons!” (Jules Romain, op. cit., pp. 289-290).


    Eu, que tinha a vantagem de estar ouvindo sem ser percebido, e mais que tinha a imensa vantagem de ter vivido e conhecido os acontecimentos posteriores, estava maravilhado com a penetrante visão do futuro desse homem, visão que se revelava tão exata, que até parecia profética !

    Repito as palavras chaves de Lengneau:
    E eu não desespero de fazer cedo ou tarde uma aliança... Será preciso... Ou então a destruição total do adversário “(...) “e, por minha parte, eu não creio muito nisso... ou a aliança, mais ou menos oculta...”



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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    II -- ...Ou História?

    Um acordo entre a Maçonaria e a Igreja...

    Um acordo entre Cristo e Belial?
    Isso é impossível!

    Mas uma traição, o caso de Judas prova que pode ocorrer. E as três negações de Pedro mostram que é possível até um Papa renegar a Fé.

    Ora, em 1917, ano da Revolução comunista de Lênin, ano das aparições de Nossa Senhora em Fátima, houve uma manifestação de comunistas na Praça de São Pedro. Quem a assistiu e contou foi o Padre Maximiliano Kolbe. Eu a li em Antonio Socci:

    “Naquele dia de 1917, estava também um jovem seminarista polonês na Praça de São Pedro, Maximiliano Kolbe,, quando um grupo de maçons – que celebravam os 200 anos da fundação da Grande Loja – abriu uma faixa onde estava escrito: “Satanás reinará no Vaticano, e o Papa será seu escravo”. (A. Socci, Il Quarto Segreto, Rizzoli, quinta edição, Fevereiro de 2007, p. 179).

    Pois não está escrito...
    O quinto anjo tocou a trombeta, e vi uma estrela caída do céu sobre a terra, e foi-lhe dada a chave do poço do abismo. Ela abriu o poço do abismo. E subiu uma fumaça do poço, como fumaça de uma grande fornalha, e escureceu-se o sol” (Apoc., IX, 1-3).

    E a fumaça de Satanás entrou no templo de Deus.
    Disse-o, Paulo VI

    Pois não terá sido isso mesmo o que se assistiu, depois, no decorrer do século XX ?
    Quando me esgueirei com Jepharnion no apartamento de Lengneau, levava eu, no bolso do paletó, um livro mais atual: A Última Batalha do Diabo, escrito pelo Padre Paul Krammer.
    Sem que os dois interlocutores imaginários percebessem, abri o livro do padre Krammer, e rapidamente li nele alguns trechos impressionantes, confirmando o que Lengneau estava dizendo a Jepharnion, no romance de Jules Romains.
    O Padre Paul Krammer, por sua vez citava o que escrevera um Bispo depois do Vaticano II

    Vejam o que li, enquanto deixava de prestar atenção, por um momento, na conversa de Lengneau com Jepharnion
    No seu livro Athanasius and the Church of Our Time (1974), o Bispo Rudolph Graber, autoridade objetiva e irrepreensível, que escreveu depois do Concílio Vaticano II, citou um Maçom ilustre que declarou que «o objetivo (da Maçonaria) já não é a destruição da Igreja, mas utilizá-la através da infiltração»7. Por outras palavras, como a Maçonaria não pode obliterar completamente a Igreja de Cristo, tenciona não só extirpar a influência do Catolicismo na sociedade, como também usar a estrutura da Igreja como instrumento de "renovação", "progresso" e "iluminação" - isto é, como um meio de levar a cabo muitos dos princípios e objetivos maçônicos “ (Monsenhor Rudolph Graber, Athanasius and the Church og Our Time, Christian Book Club, Palmdale, Califórnia, 1974, p. 39. Apud Padre Paul Krammer, O Derradeiro Combate do Demônio, The Missionary Association, Buffalo, New York. USA, pp.35-36).

    E comentou Padre Krammer:
    “(...) A Instruction propunha a disseminação das idéias e axiomas liberais pela sociedade e dentro das instituições da Igreja Católica, de tal modo que os leigos, seminaristas, clérigos e prelados seriam gradualmente, e ao longo dos anos, imbuídos de princípios progressistas. Essa nova mentalidade viria eventualmente a ser tão difusa que seriam ordenados Padres, sagrados Bispos e nomeados Cardeais, indivíduos cujo pensamento estaria em harmonia com as idéias modernas baseadas nos "Princípios de 1789" (isto é, os princípios da Maçonaria, que inspirou a Revolução Francesa) - ou seja: o pluralismo, a igualdade de todas as religiões, a separação da Igreja e do Estado, a liberdade de expressão sem restrições, e assim por diante.
    “Chegar-se-ia por fim a eleger um Papa vindo destes meios, que levaria a Igreja pelo caminho da "iluminismo e renovação". Note-se, desde já, que não estava nos seus planos colocar um Maçom na Cátedra de S. Pedro. O seu objetivo era criar as condições que acabariam por produzir um Papa e uma Hierarquia conquistados pelas idéias do Catolicismo liberal, ao mesmo tempo que se consideravam Católicos fiéis.
    “Esses dirigentes católicos liberalizados deixariam de se opor às idéias modernas da Revolução (ao contrário dos Papas de 1789 a 1958, que condenaram de forma unânime esses princípios liberais), mas, pelo contrário, amalgamá-los-iam à Igreja ou "batizá-los-iam" para os colocarem dentro da Igreja. O resultado final seria um Clero e um laicato católicos que marchariam sob a bandeira da "iluminismo", pensando ao mesmo tempo estarem a marchar sob a bandeira das Chaves Apostólicas.
    (...)
    “Lê-se no documento [maçônico]:
    (...) “Não tencionamos atrair os Papas à nossa causa, fazê-los neófitos dos nossos princípios, propagadores das nossas idéias. Isso seria um sonho ridículo; e se acontecesse que Cardeais ou prelados, por exemplo, quer por sua livre vontade ou de surpresa, entrassem em parte dos nossos segredos, isso não seria de modo nenhum um incentivo para desejar a sua elevação à Cadeira de Pedro. Essa elevação arruinar-nos-ia. Só a sua ambição levá-los-ia à apostasia, e as necessidades do poder forçá-los-iam a sacrificar-nos. O que devemos desejar, o que devemos procurar e esperar, tal como os judeus esperam pelo Messias, é um Papa conforme às nossas necessidades (...)
    “Com isto marcharemos com mais segurança para o assalto à Igreja do que com os panfletos dos nossos irmãos em França e até do que com o ouro da Inglaterra. Quereis saber a razão? É que com isto, para despedaçar a grande rocha em que Deus erigiu a Sua Igreja, já não precisamos de vinagre anibaliano, ou de pólvora, ou mesmo das nossas armas. Temos o dedo mínimo do sucessor de Pedro comprometido nessa empresa, e esse dedinho vale tanto, para esta cruzada, como todos os Urbanos II e todos os São Bernardos da Cristandade.
    “Não temos dúvidas de que chegaremos a este fim supremo dos nossos esforços. Mas quando? Mas como? O desconhecido ainda não foi revelado. Contudo, visto que nada nos irá desviar do plano estabelecido e, pelo contrário, tudo tenderá para ele, como se já amanhã o trabalho que mal foi esboçado fosse coroado de sucesso, desejamos, nesta Instrução, que se manterá secreta para os simples iniciados, dar aos dignitários na chefia da Suprema Venda alguns conselhos em forma de instrução ou memorando, conselhos esses que eles deverão imbuir em todos os irmãos (...)
    “Ora bem, para assegurarmos um Papa com as características desejadas, é preciso, em primeiro lugar, modelá-lo (...) [e,] para esse Papa, uma geração digna do reinado que sonhamos. Ponde de parte os velhos e os de idade madura; dedicai-vos aos jovens e, sendo possível, até às crianças (...) Conseguireis sem grande custo uma reputação de bons Católicos e de puros patriotas.
    “Essa reputação dará acesso à nossa doutrina entre os jovens clérigos, assim como entrará profundamente nos mosteiros. Em poucos anos, pela força das coisas, esse jovem Clero terá ascendido a todas as funções; formará o conselho do Sumo Pontífice, será chamado a escolher o novo Pontífice que há de reinar. E esse Pontífice, tal como a maioria dos seus contemporâneos, estará necessariamente mais ou menos imbuído dos princípios italianos e humanitários que vamos começar a pôr em circulação. É um grãozinho de mostarda preta que vamos confiar à terra; mas o sol da justiça desenvolvê-lo-á ao mais alto poder, e vereis um dia que rica colheita esta sementezinha produzirá”. (in Padre Paul Krammer, O Derradeiro Combate do Demônio, The Missionary Association, Buffalo, New York. USA, pp. 37-38).

    O mesmo Padre Krammer, no livro que citamos , diz:

    “As predições da Maçonaria sobre uma ruptura modernista num Concílio Ecumênico”

    Ao desencorajar a idéia de um Concílio por tais razões, esses Cardeais mostraram estar mais aptos a reconhecerem os "sinais dos tempos" do que todos os teólogos pós-Vaticano II juntos. Mas a sua apreensão poderia estar baseada em algo mais profundo. Talvez estivessem também preocupados com os escritos do iluminado notório, o excomungado Cônego Roca (1830-1893), que pregou a revolução e a "reforma" da Igreja, e que predisse, em pormenores espantosamente precisos, a subversão da Igreja que seria ocasionada por um Concílio.
    “Em Athanasius and the Church of Our Time, o Bispo Graber refere-se à predição feita por Roca de uma "Igreja iluminada de novo", que seria influenciada pelo "socialismo de Jesus"(18-Mons. Graber, op. cit., p. 34). Em meados do século XIX, Roca predisse que «A nova igreja, que talvez não consiga reter nada da Doutrina Escolástica e da forma original da antiga Igreja, receberá, mesmo assim, a sua consagração e jurisdição canônica de Roma». Surpreendentemente, Roca também predisse a "reforma" litúrgica do pós-Vaticano II: «[O] culto divino, na forma dirigida pela liturgia, cerimonial, ritual e regulamentos da Igreja Romana, sofrerá em breve uma transformação num concílio ecumênico, que restaurará a venerável simplicidade da idade de ouro dos Apóstolos, de acordo com as exigências da consciência e da civilização moderna».
    Roca vaticinou que, através desse concílio, surgiria «um acordo perfeito entre os ideais da civilização moderna e o ideal de Cristo e do Seu Evangelho. Isto será a consagração da Nova Ordem Social e o batismo solene da civilização moderna». Por outras palavras, este concílio abriria caminho ao triunfo do plano maçônico para a subversão da Igreja. Roca também se referiu ao futuro do Papado. Escreveu o seguinte: «Há um sacrifício iminente que representa um ato solene de expiação (...) O Papado cairá; morrerá sob a faca santificada que os Padres do último concílio fabricarão. O César papal é uma vítima coroada para o sacrifício». Roca predisse entusiasticamente nada menos que uma «nova religião, novo dogma, novo ritual, novo sacerdócio». Chamou aos novos Padres "progressistas", e referiu-se à "supressão" da sotaina e ao "casamento dos Padres"19.
    Citando os escritos do heresiarca francês Abbé Melinge (que usou o pseudônimo de Dr. Alta), o Bispo Graber avisou que havia um programa revolucionário para «substituir a Fé romana por um pontificado "pluri confessional", capaz de se adaptar a um ecumenismo polivalente, tal como vemos hoje ser estabelecido na inter celebração de Sacerdotes e pastores protestantes». (Melinge referiu-se a certos Padres renegados; mas hoje é o próprio Papa que preside a cerimônias mistas, incluindo Vésperas, com "bispos" protestantes)(20).

    “ Encontramos ecos arrepiantes de Roca, de Melinge e da Alta Venda nas palavras do Rosacruz Dr. Rudolph Steiner, que declarou em 1910: «Precisamos de um concílio e de um Papa que o proclame» (Nota 21 - Mons. Graber, op. cit., p. 36. Apud Padre Paul Karmmer, op cit.,
    p. 42).


    PROFECIA? QUAL NADA! PROGRAMA!

    Se digo que amanhã haverá aulas na Faculdade, não estarei fazendo uma profecia. Anuncio o que está programado.
    Profecia é a previsão de fatos futuros contingentes, absolutamente impossíveis de serem naturalmente previstos. Mesmo fatos futuros prováveis não podem ser tidos como profecias. Por exemplo, se alguém anuncia que cairá, ainda este ano, um avião, isso é fato possível e até provável. De jeito nenhum isso será tido como profecia.
    Dou outro exemplo.
    Picante.
    Prever que haverá novos escândalos e falcatruas numa Câmara de Deputados, de jeito nenhum, é profecia. Isso é mais do que previsível. Profecia seria dizer que não haverá mais escândalos desse tipo com políticos.

    Essa introdução é para apresentar uma poesia escrita por um inimigo da Igreja, membro de sociedades secretas, no século XIX: Antero de Quental.
    Um século antes da Missa Nova, esse poeta descreveu uma futura Missa nova na qual iria se defender a liberdade, a igualdade e a fraternidade. Uma nova Missa na qual se defenderia a Revolução.
    105 anos depois, Paulo VI promulgou a Missa “predita” por Antero de Quental.
    Claro que não houve profecia. Foi apenas a execução de um programa de destruição da Igreja.
    Quem não tem olhos para ver, que não veja.
    Pior que a cegueira física, é a cegueira pela perda da Fé.




    NO TEMPLO

    O Povo há-de um dia inda entrar dentro do Templo,
    E há-de essa rude mão erguer-se sobre o altar;
    E há-de dar de piedade um grande e novo exemplo,
    E, ao púlpito subindo, o mundo missionar.

    Heis-de essa solene voz ouvir--- na nave augusta,
    O canto popular ao longe soará;
    E a pedra, carcomida às mãos do tempo e adusta
    Ansiosa palpitando, o hino escutará!

    O Povo há-de fazer-se, então, Bispo e levita;
    E será Missa-nova a Missa que disser:
    E há-de achar ao sermão por tema o que medita
    Hoje confuso e está na mente a revolver.

    Então, por essa imensa abóboda soando,
    Há-de correr o som de um órgão colossal;
    E uma outra cruz no altar, outro resplendor lançando,
    Há-de radiar luz nova às letras do missal.


    Dia santo há-de ser esse de festa estranha!
    Com a calosa mão o Povo toma a cruz
    Amostra-a à multidão e – Cristo na Montanha—
    Missiona...e a fronte, entanto, inunda-se de luz !

    Então o seu olhar será como o espelho
    Doce, que o filho tem no olhar de sua mãe
    E tendo numa mão erguido o Evangelho,
    Com a outra aponta ao longe o vasto espaço, além...

    II

    Ninguém o dia sabe ao certo: entanto vemos
    Pelos sinais do céu que aurora perto está...
    Pelas constelações é que esse espaço lemos.
    A estrela do pastor desmaia...Ei-lo vem já!

    ........................................................................

    Sabeis que missa nova é essa que diz o Povo?
    E o órgão colossal que, em breve, vai soar?
    Qual é o novo altar e o Evangelho novo?
    E o tema do sermão que às gentes vai pregar?

    O Evangelho novo é a Bíblia da igualdade:
    Justiça, é esse o tema imenso do sermão:
    E o órgão a acompanhar... a voz da Revolução!

    Antero de Quental, Odes Modernas, 1864.

    Seria escandaloso querer negar que essa poesia descreve a Missa Nova. A Missa Nova foi a realização do programada das sociedades secretas místicas para destruir a Igreja Católica e absorvê-la num pan religião ecumênica, igualitária e antropocêntrica.

    Quem tem olhos para ver, que veja.

    ***

    Que tudo isso confirmava os planos que Lengneau desdobrava ante os olhos espantados de Jepharnion, não havia dúvida. Lembremos, ainda um tanto, a realidade histórica ocorrida, depois da visita narrada por Jules Romains, num dia da horrível Belle Époque...

    ..............................

    No mês anterior à morte de Pio XII, podiam-se ler as seguintes frases, num artigo sobre a Maçonaria, publicado numa revista católica brasileira --Pergunte e Responderemos -- de Dom Estevão Bettencourt, confirmando a tentativa de acordo entre a Maçonaria e a Igreja.
    Se não...:

    Contudo, finda a guerra mundial de 1914-18[quando São Pio X falecera e fora sucedido por Bento XV, Papa que seguiu política oposta a de São Pio X face ao Modernismo] alguns maçons trouxeram de novo à baila o plano de uma aproximação em relação ao Catolicismo. O líder André Lebey, muito popular nas Lojas, convidava “os que sentiam necessidade de um culto” a irem “ao ninho comum: a religião católica”. René Guénon tachava de “degenerada” a organização maçônica de seu tempo e preconizava u’a Maçonaria restaurada de acordo com as suas origens católicas. Por fim, Albert Lantoine, membro do Supremo Conselho do Rito Escocês, no ano de 1937, entrou em diálogo com o Padre Berthelot S. J., num opúsculo intitulado “Lettre au Souverain Pontife” propunha à Igreja como que uma “trégua” para se constituir uma frente comum contra os perigos do totalitarismo e do marxismo, que, conforme Lantoine, ameaçavam ”os dois cultos”. As idéias deste autor, embora tenham despertado simpatia entre vários de seus correligionários, não encontraram apoio por parte das autoridades das Lojas, de sorte que Lantoine, antes de morrer, abandonou toda atividade maçônica. A Igreja, do seu lado, declarou, por um decreto do Santo Ofício, datado de Abril de 1949, que as disposições (condenatórias) do Código de Direito Canônico referentes à Maçonaria não haviam sofrido mudança” (Dom Estevão Bettencourt in Pergunte e Responderemos, N0 9- Setembro de 1958, pp. 388-389).

    Não fui eu quem afirmou que após a morte de São Pio X, com a eleição de Bento XV — Papa amigo dos modernistas — a Maçonaria começou uma aproximação, um “namoro” com a Igreja, que durou até 1949, quando essa aproximação foi repelida pelo Papa Pio XII.
    Quem afirmou isso foi Dom Estevão Bettencourt, em Setembro de 1958, pouco antes de morrer Pio XII, e pouco tempo antes de João XXIII ser eleito Papa João XXIII, o antigo modernista Roncalli, que foi amigo, tanto do modernista excomungado Ernesto Buonaiutti, quanto do Grão Mestre da Maçonaria, Barão Yves de Marsaudon.

    Que mistério envolve a vida de João XXIII, e em que medida esse mistério se envolveu com o Vaticano II?
    De onde Dom Estevão Bettencourt retirou essas informações sobre a aproximação da Maçonaria com respeito à Igreja?
    Muito possivelmente da revista Ecclesia, cujo diretor era o modernista moderado Daniel-Rops, e que no N0 175 de Outubro de 1963,--- durante o Vaticano II – num artigo de Serge Hutin, noticiava que de fato, tinham ocorrido tentativas de acordo entre a Maçonaria e a Igreja, e que elas foram tidas como “cheias de boa vontade”:

    “(Albert) Lantoine tinha muita razão em mostrar que a Franco Maçonaria, tendo se tornado anti-clerical pelo jogo das circunstâncias históricas, não o era por essência. O Cardeal Verdier, o reverendo Padre Gillet, Superior Geral dos Dominicanos, o Cardeal Beaudrillart escrevem ao ilustre maçom em termos simpáticos. O próprio Papa --[Pio XI]julga a Carta [ a de Albert Lantoine a Pio XI Au Souverain Pontife] cheia de boa vontade. De um lado e de outro, se permanecerá, entretanto, em suas próprias posições” (Serge Hutin, Les Rapports Orageux entre l´Église et la Maçonnerie, in Ecclesia, N0 175 de Outubro de 1963, p.92. O destaque é meu, para indicar uma idéia do maçom Albert Lantoine que Dom Estevão Bettencourt irá repetir mais adiante).

    Não seria possível um acordo entre a Igreja e a Maçonaria para colaborarem juntas na construção de uma Nova Ordem no Mundo?


    A carta do maçom Albert Lantoine é de 1931...

    Quando li o acima citado livro de Jules Romains veio-me à mente a visita do Secretário de Estado, o Cardeal Pacelli, a Washington, pouco antes da II Guerra Mundial; o estreito e amável relacionamento de Pio XII com o Presidente Roosevelt; seus planos conjuntos de lançar as bases de uma Nova Ordem Mundial, da qual tanto se fala até hoje
    O Presidente Roosevelt, que era maçom, em carta a Pio XII, afirmou: “Creio que talvez já exista, no meio de nós, a nova ordem de coisas que os estadistas ainda mal divisam. Creio até que essa nova ordem já está sendo construída, silenciosa, mas inevitavelmente, nos corações das massas, cujas vozes não são ouvidas, mas cuja fé comum escreverá a última página da história de nosso tempo”. (Franklin Delano Roosevelt, Carta ao Papa Pio XII, inserida pelo Papa Pio XII em sua Mensagem de Natal de 1939, in Documentos Pontifícios, N0 64, Vozes de Petrópolis 1951, p. 16. O destaque é meu).
    Que “fé comum era essa, a que aludia Roosevelt, e que escreveria “a última página da história de nosso tempo”?
    “Fé comum” seria uma fé ecumenicamente comum a todas as religiões?

    E garantia Roosevelt, nessa mesma carta a Pio XII:

    Só pela cooperação mútua e amiga daqueles que buscam a luz e a paz, poderá levar-se de vencida as forças do mal”( Carta citada e ed. cit. cit p. 17. O destaque é meu).

    Curiosa menção da conjunção dos que buscam a luz com os que buscam a paz...

    A Igreja Católica não busca a luz, porque já a tem.
    Mas é certo que a Igreja busca a paz, que, na definição de Santo Agostinho, é a tranqüilidade na ordem.
    E Pio XII até fazia menção que seu nome Pacelli lembrava a “pax coeli”—a paz do céu.
    Em compensação, é bem sabido que os maçons dizem buscar a luz...
    Roosevelt propunha a colaboração dos que buscam a luz com os que buscam a paz ?... Propunha ele também, a colaboração entre a maçonaria e a Igreja num acordo... silencioso?

    O maçom Roosevelt, Presidente dos Estados Unidos, declarava que a Nova Ordem do Mundo não poderia ser a obra de apenas um chefe religioso, nem de um só governante, mas que exigia a cooperação de todos governantes e de todos os líderes de todas as religiões do mundo... ( cfr. Carta citada, na edição citada p. 17).
    O ecumenismo seria um dos maeios necessários, segundo a Maçonaria, para realizar a Nova Ordem do Mundo.
    Deveria haver um acordo geral de todas as religiões com a Igreja Católica, e a cooperação de todos os chefes de Estado.
    O Vaticano II surgia como um sonho de união ecumênica e maçônica, no horizonte sombrio da História, nos primeiros fragores da guerra, no Natal de 1939. E isso foi comunicado ao mundo na primeira Mensagem de Natal de Pio XII.
    A guerra passou.
    Como passa a tempestade.
    No Vaticano, há tempos se achava bem instalado –- e na Sub Secretaria de Estado – Monsenhor Giovanni Battista Montini, o futuro Paulo VI.
    Depois da Guerra, e “antes de 1950, Montini havia predito ao Padre Morlion que em menos de uma geração as duas sociedades [a Igreja e a Maçonaria] teriam feito as pazes” (Padre Dominique Bourmaud, Cien Años de Modernismo, Ediciones Fundación San Pio X, Buenos Aires,2006, p. 376).

    Passam as gerações.
    Passou Roosevelt.
    Como passa o vento.

    Pio XII pensou em convocar um Concílio...
    Projeto que passou como o vento...

    O vento do passado, percorrendo décadas em minha memória, me trazia velhas lembranças...
    A ameaça comunista, depois de 1945...

    Uma conversa a que assisti, na qual se contavam – era um Bispo que contava -- “rumores” -- (Vindos do Vaticano?)--, que, na década de 50, a Maçonaria teria dado um ultimato à Igreja: ou Ela se democratizava, aliando-se às potências democráticas do Mundo Livre, ou ela seria aniquilada pela maior perseguição que jamais se lhe fizera na História...
    Falava-se de “rumores” sobre um acordo assinado então, em Paris, entre a Igreja e a Maçonaria, ainda antes de 1953...

    Seriam só “rumores”?

    ..............................

    Chi lo sa”?...

    ..............................

    “Rumores” não são provas documentais...

    Em certo sentido, “rumores”, não documentados, valem menos ainda que as palavras de um romance, ainda que bem escrito !

    E se o livro de Jules Romains for um romance... “profético “? ...
    Vá lá se saber...
    Só no Juízo Final – a grande, a Magna aula de História do Mundo – saber-se-á da verdade !

    Mas, coincidência ou não, logo depois de 53, começou-se a falar de um Concílio em perspectiva... O Concílio que instauraria a... Civilização do Amor... A Nova Ordem do Mundo... Concílio que, como predissera Novalis, há mais de um século, reuniria todas as religiões,...a Maçonaria... e a Companhia de Jesus...(Cfr. Novalis, Die Christienheit oder Europa ).

    Passou também Pio XII...

    Em 1958, chegou Roncalli ao trono de São Pedro, assumindo o nome de João, o Apóstolo do Amor.
    Como dizia Jules Romains, depois da Igreja de Pedro (a Igreja Católica), e da Igreja de Paulo (a Igreja reformada), vinha a Igreja de João, a Igreja do Amor, isto é, do Espírito Santo...
    Recordações de Joaquim de Fiore...
    Recordações milenaristas sobre o Reino do Amor...


    João XXIII, o amigo do modernista ecumênico Buonaiutti e de Yves de Marsaudon, o Grão Mestre que propunha um acordo entre a Igreja e Maçonaria.

    Roncalli convocou o Concílio...
    João XXIII convocou o Concílio Vaticano II através da Constituição Humanae Salutis, divulgada no Natal de 1961, na qual ele afirmava que ”O Concílio será um acontecimento a serviço do mundo” (Peter Hebblethwaite, Giovanni XXIII- Il Papa Del Concilio, Rusconi, Milano, 1989, p.559. Destaques meus).
    Um Concílio a serviço do mundo...
    Não a serviço de Deus ?
    Como se pode servir a Deus e ao mundo?
    Foi programado, então, por João XXIII que o Vaticano II estaria “a serviço do Mundo”, e, no discurso de encerramento desse Concílio, Paulo VI declarou que o Vaticano II esteve “a serviço da Humanidade”...
    Concordância muito interessante...

    Concordância entre “luz” e “paz”...
    Gaudium et Spes, tristitiae et angustiae...
    Alegria e esperança, tristezas e angústias...

    Veio o Concílio Vaticano II, e, com ele, uma surpreendente democratização da Igreja...
    No Vaticano II não faltou quem pedisse explicitamente, o que se combinava secretamente em reuniões discretas entre altos Prelados e altos Grãos Mestres.

    “Durante o Concílio Vaticano II, o Bispo D. Méndez Arceo, de Cuernavaca, famoso por suas posições avançadas, pediu, por duas vezes, fosse estudada em assembléia conciliar a questão das relações entre a Igreja Católica e a Maçonaria. Todavia, o momento ainda não era oportuno” (Dom Estevão Bettencourt, in Pergunte e Responderemos, Ano V, N0 171- Março de 1974, p.25).


    Para Dom Estevão Bettencourt, o tempo então “ainda não era oportuno”...
    Viria um tempo “oportuno”?
    Ou veio?

    Como era bem informado Dom Estevão Bettencourt !...

    Ainda durante o Concílio Vaticano II, “A Grande Loja do Haiti aos 26 de Junho de 1962 enviou uma carta ao Papa João XXIII, em que manifestava discreta simpatia para com a Igreja e formulava votos para que, conseqüentemente, a Santa Sé retirasse a pena de excomunhão que pesa sobre os membros das lojas maçônicas” (Dom Estevão Bettencourt, in Pergunte e Responderemos, Ano V, N0 171- Março de 1974, p.26).
    E como o modernista-“conservador”, Dom Estevão Bettencourt, se comprazia com esse acordo possível entre Cristo e Belial!

    Passou também João XXIII...

    Mas, passando, em seu leito de morte, ainda disse João XXIII:

    Agora mais do que nunca, certamente mais do que nos séculos passados, estamos de acordo em servir o homem enquanto tal e não só os católicos, a defender antes de tudo e em toda a parte os direitos da pessoa humana e não somente os direitos da Igreja Católica. As circunstâncias hodiernas, as exigências dos últimos 50 anos, o aprofundamento doutrinário nos conduziram diante de uma realidade nova, como disse no discurso de abertura do Concílio. Não é o Evangelho que muda somos nós que começamos a compreendê-lo melhor” (Peter Hebblethwaite, Giovanni XXIII- Il Papa Del Concilio, Rusconi, Milano, 1989, p.701. Destaques meus).

    João XXIII confessa que estava de acordo—adotando o ideal maçônico-- em servir o homem, e também em que a Igreja passasse a defender “os direitos da pessoa humana e não somente os direitos da Igreja Católica”.
    E quem havia feito exigências à Igreja nos ´”últimos 50 anos”?


    “Passemos agora ao exame da nova situação que se criou entre a Igreja e a Maçonaria a partir do Vaticano II” (Dom Estevão Bettencourt, in Pergunte e Responderemos, Ano V, N0 171- Março de 1974, p. 24).

    Será que o Concílio Vaticano II teria aceitado a proposta da Maçonaria de uma reconciliação com a Igreja com base na defesa da Liberdade, Igualdade e Fraternidade? De uma reconciliação, para juntas trabalharem harmonicamente para o bem da Humanidade?
    Ambas defendendo a Liberdade, Igualdade e a Fraternidade?
    Não se introduziu a Liberdade na Igreja com a proclamação da liberdade de religião e da liberdade de consciência na Dignitatis Humanae e na Gaudium et Spes, liberdades que sempre foram condenadas pela Igreja?
    Não se introduziu na igreja a Igualdade com a Colegialidade, que foi a democratização da Igreja na Lumen Gentium?
    O Vaticano II não introduziu a Fraternidade através do ecumenismo,condenado anteriormente no Mortalium Ânimos?
    Sim, o Vaticano II realizou a Revolução de 1789 na Igreja, como o reconheceu o modernista Padre Congar. O Vaticano II realizou o lema Liberté, Égalité, Fraternité na Igreja. Por isso, o Vaticano II representou o triunfo das idéias maçônicas na Igreja.
    Será que as autoridades da Igreja aceitaram então realmente o acordo com a Anti Igreja maçônica?
    E depois do Vaticano II aceitaram as altas autoridades da Igreja dialogar com a Maçonaria?
    Dom Estevão Bettencourt nos esclarece que sim:

    Após o Concílio, o diálogo entre as autoridades da Igreja e teólogos, de um lado, e líderes maçons, de outro lado, tem se tornado cada vez mais assíduo. Em conseqüência dessa aproximação, verifica-se sempre mais que não se pode encarar a Maçonaria como um bloco monolítico, mas, sim, como um conjunto de lojas e federações independentes umas das outras, e inspiradas por diversos modos de pensar frente ao Cristianismo e à Igreja”. (Dom Estevão Bettencourt, in Pergunte e Responderemos, artigo Maçonaria e Igreja Católica se Reconciliarão? Ano V, N0 171- Março de 1974, p. 25).

    E Dom Estevão Bettencourt candidamente explica ainda que:

    Após o Concílio do Vaticano II, esta condenação [da Maçonaria] vai sendo submetida a reexame. Verifica-se que as invectivas da Maçonaria contra a Igreja Católica não foram inspiradas pelos princípios fundamentais da Maçonaria, mas por fatores que sobrevieram a esses princípios no decorrer da história. Não obstante, a imagem da maçonaria agressiva à Igreja foi a que mais caracterizou a Maçonaria na opinião pública até hoje. Visto que em nossos tempos as Lojas Maçônicas parecem já não ser o que foram nos séculos passados, julga-se que a legislação da Igreja mudará frente a elas; apontam-se vários fatos recentes que indicam tendências de aproximação entre a Igreja e a Maçonaria. Por enquanto, porém em sã consciência, é preciso dizer que perdura a pena de excomunhão prevista pelo Código de Direito canônico para os membros da maçonaria. A excomunhão, contudo só afeta as pessoas conscientes de que tal censura está anexa inscrição na Maçonaria” (Dom Estevão Bettencourt, in Pergunte e Responderemos, artigo Maçonaria e Igreja Católica se Reconciliarão? Síntese inicial do artigo. Ano V, N0 171- Março de 1974, p. 16. O destaque é nosso).

    A frase que sublinhamos nessa citação de Dom Estevão repete o que havia afirmado o maçom Albert Lantoine na sua Carta Ao Soberano Pontífice Pio XI, em 1937.
    E, obediente à nova tendência pró maçônica, Dom Estevão, perito do Vaticano II, cum gadium et spes, -- com alegria e esperança -- passou a defender o levantamento da excomunhão dos maçons...

    “Em virtude de tais pronunciamentos-- [da Maçonaria] –e fatos, pode-se dizer que a Igreja está pensando em mudar oficialmente sua atitude para com a Maçonaria regular: uma vez verificado que esta nada tem daquelas notas que a tornavam anticristã e anticlerical, mas é, uma sociedade de aperfeiçoamento moral, auxílio mútuo e prática de humanitarismo, não haverá motivo para que se mantenha a respectiva condenação das lojas maçônicas regulares, com a excomunhão para os membros inscritos em tais lojas” (Dom Estevão Bettencourt, in Pergunte e Responderemos, Ano V, N0 171- Março de 1974, p.29. Destaque é meu).

    Mas não era cândido, este nosso Dom Estevão?
    Mas não era ele ingênuo como um perito conciliar este nosso teólogo indefectível?
    Muitos católicos então começaram a perceber algo estranho no Responderemos aos Pergunte que faziam a Dom Estevão...
    Tanto que Dom Estevão teve que escrever:

    De vez em quando ouvem-se comentários no sentido de que a nossa revista Pergunte e Responderemos estaria sendo simpática à Maçonaria” (Dom Estevão Bettencourt, in Pergunte e Responderemos, Ano VII, N0 195, Março de 1976, p.29).

    Imaginem!... Pensar isso de Pergunte e Responderemos!
    Que maldade!
    Que gente maliciosa!
    Só porque Dom Estevão declarou que a Maçonaria “é uma sociedade de aperfeiçoamento moral, auxílio mútuo e prática de humanitarismo”!
    Só porque Dom Estevão considerou que não vê “motivo para que se mantenha a respectiva condenação das lojas maçônicas regulares, com a excomunhão para os membros inscritos em tais lojas” , só por isso vai se pensar que Dom Estevão – por um momento – foi simpático à Maçonaria?

    Dom Estevão respondeu a essa suspeita, ou acusação, lembrando que, segundo documento da Sagrada Congregação para a Doutrina da Fé de 19 de Julho de 1974, a excomunhão valia para só os maçons que tramassem contra a Igreja. Para esses, a excomunhão continuava em vigor. Mas muitos eclesiásticos e leigos garantiam que os maçons já não tramavam contra a Igreja. (Cfr Dom Estevão Bettencourt, in Pergunte e Responderemos, Ano VII, N0 195- Março de 1976, p.40).
    E que garantia tinham eles disso se a Maçonaria continuava secreta?
    Com base nisso, então, Dom Estevão sossegava os católicos que queriam entrar na Maçonaria, dizendo-lhes que entrassem nas sociedades secretas com consciência tranqüila:

    Quanto aos católicos que ainda não pertencem à Maçonaria e nela desejam entrar, para que o possam fazer de consciência tranqüila, procurem previamente certificar-se dos rumos filosóficos adotados pela loja a que se candidatam. Procurem chegar à possível clareza, usando de sinceridade para consigo mesmos, para com a Igreja e para com Deus. Se se torna evidente que em tal Loja não há intenções anticatólicas, entrem...” (Dom Estevão Bettencourt, in Pergunte e Responderemos, Ano VII , N0 195 - Março de 1976, p.41. O destaque é meu).

    Vejam que “bom” conselho Dom Estevão dá aos católicos: perguntem a uma sociedade secreta: “Aqui se conspira conta a Igreja?”
    Caso o Venerável da loja maçônica responda: “Nããão””, então os católicos ingênuos podem entrar na loja...
    Perguntar a uma sociedade secreta se ela tem intenções malévolas é uma piada.
    Lá tranqüiliza nosso teólogo, campeão da ortodoxia...conciliar e conciliadora que “Se se torna evidente que em tal Loja não há intenções anticatólicas, entrem...”.


    E Dom Estevão, como perito do Vaticano II e defensor de seu modernismo, fazia votos que o acordo entre a Igreja e a Maçonaria pudesse chegar a cabo:


    Possa em breve este processo de revisão terminar, de modo a facilitar o relacionamento entre a Igreja e a Maçonaria” (Dom Estevão Bettencourt, in Pergunte e Responderemos, Ano V, N0 171- Março de 1974, p.37).
    Que homem de boa vontade nos saiu Dom Estevão!

    Mais ainda. Dom Estevão, analisando uma Declaração maçônica, publicada em Novembro de 1970, na revista The Northern Light, órgão oficial do supremo Conselho do 330 Grau da jurisdição maçônica do Norte dos Estados Unidos da América, escreveu:

    O teor desta Declaração, quanto à substância, em nada difere de um documento genuinamente cristão” (Dom Estevão Bettencourt, in Pergunte e Responderemos, artigo Maçonaria e Igreja Católica se conciliarão? Ano V, N0 171- 1974, p.16).

    Dom Estevão descobriu o maçonismo cristão!
    Modernistas, Maçons, Comunistas se alegraram com os documentos pastorais do Vaticano II. As teses mais avançadas do liberalismo pregadas pela Maçonaria desde a Revolução Francesa tinham conquistado a adesão de muitos importantes Prelados da Hierarquia católica. Modernistas como Jean Guitton se espantavam de ver aprovadas as idéias modernistas condenadas por São Pio X no início do século XX.
    Maçons e Comunistas festejaram a revolução realizada pelo Vaticano II.
    Os maçons diziam que os católicos, afinal, "tinham visto a luz" e que muitos dos principios maçônicos tinham sido aprovados pela Igreja.
    Por exemplo, o Barão Yves Marsaudon [Grão Mestre da Maçonaria do rito escocês], amigo de João XXIII] em seu livro ¨O Ecumenismo visto por um Franco Maçom de Tradição" elogiou o ecumenismo pregado pelo Concílio Vaticano II escrevendo:
    "Os cristãos (...) não devem esquecer que todos os caminhos conduzem a Deus.( Há várias moradas na casa de meu pai). Eles deverão manter que essa corajosa idéia do livre-pensamento,e se pode verdadeiramente falar de revolução, tendo partido de nossas lojas maçônicas, estendeu-se magnificamente sobre a cúpula de São Pedro"
    (Yves de Marsaudon, L`Oecuménisme Vu par un Franc-Maçon de Tradition”, Paris , 1965, p. 121 , apud Mons Bernard Tissier de Mallerais, Mons. Marcel Lefebvre -- Una Vita, Tabula Fati Chieti, 2005, p. 376).
    E o Barão Yves Marsaudon, encantado co os documentos do Vaticano II, acrescentou ainda:
    "Pode-se dizer que o ecumenismo é o filho legítimo da Maçonaria" (Yves Marsaudon, O Ecumenismo Visto por um Maçom de Tradição, pp. 119-120).
    E esse filho da Maçonaria – o Ecumenismo—é embalado e amamentado, hoje, praticamente em todas as paróquias católicas.
    Jacques Mitterand [Nào confundir com o Presidente François Mitterand] , conhecido maçom, escreveu :
    "Alguma coisa mudou no interior da Igreja e as respostas dadas pelo Papa às questões mais urgentes tais como o celibato sacerdotal e o controle dos nascimentos, são calorosamente debatidos no próprio interior da Igreja; a palavra do Soberano Pontífice é discutida pelos Bispos, pelos Padres, pelos fiéis. Para um Maçon, um homem que volta a por em discussão o dogma, ele já é um maçon sem avental" 33( Carta Aberta aos Católicos Confusos, pp. 88-89).
    Que excelente citação! E como ela diz uma grande verdade: que há maçons que não estão inscritos em nenhum loja maçônica, mas que são "maçons sem avental".
    Quantos padres, hoje, atuam como maçons sem avental, ao se rebelarem contra o Papa Bento XVI em sua luta contra a tirania do relativismo maçônico triunfante com o Vaticano II
    Marcel Prelot, Senador francês, é bem claro ao comentar o que aconteceu no Concílio Vaticano II. Escreveu ele:
    "Nós combatíamos há um século e meio para fazer prevalecer nossas opiniões dentro da Igreja e não tínhamos conseguido nada. Veio finalmente o Vaticano II e nós triunfamos. Desde então, as teses e princípios do catolicismo liberal foram absolutamente e oficialmente aceitas pela Santa Igreja 34
    (Carta Aberta aos Católicos Confusos - Open Letter to Confused Catholics , p.100).

    E veio também a Missa Nova nascida do Vaticano II, Missa ordenada por Paulo VI e construída pelo Maçom Anibale Bugnini com a ajuda de até seis pastores protestantes...


    “As predições da Maçonaria sobre uma ruptura modernista num Concílio Ecumênico”.

    “Ao desencorajar a idéia de um Concílio por tais razões, esses Cardeais mostraram estar mais aptos a reconhecerem os "sinais dos tempos" do que todos os teólogos pós-Vaticano II, juntos. Mas a sua apreensão poderia estar baseada em algo mais profundo. Talvez estivessem também preocupados com os escritos do notório iluminado, o excomungado Cônego Roca (1830-1893), que pregou a revolução e a "reforma" da Igreja, e que predisse, em pormenores espantosamente precisos, a subversão da Igreja que seria ocasionada por um Concílio
    .
    Em Athanasius and the Church of Our Time, o Bispo Graber refere-se à predição feita por Roca de uma "Igreja iluminada de novo", que seria influenciada pelo "socialismo de Jesus". Athanasius and the Church of Our Time, p. 34). Em meados do século XIX, Roca predisse que «A nova igreja, que talvez não consiga reter nada da Doutrina Escolástica e da forma original da antiga Igreja, receberá, mesmo assim, a sua consagração e jurisdição canônica de Roma». Surpreendentemente, Roca também predisse a "reforma" litúrgica do pós-Vaticano II: «[O] culto divino, na forma dirigida pela liturgia, cerimonial, ritual e regulamentos da Igreja Romana, sofrerá em breve uma transformação num concílio ecumênico, que restaurará a venerável simplicidade da idade de ouro dos Apóstolos, de acordo com as exigências da consciência e da civilização moderna». (18

    “Roca vaticinou que, através desse concílio, surgiria «um acordo perfeito entre os ideais da civilização moderna e o ideal de Cristo e do Seu Evangelho. Isto será a consagração da Nova Ordem Social e o batismo solene da civilização moderna». Por outras palavras, este concílio abriria caminho ao triunfo do plano maçônico para a subversão da Igreja. Roca também se referiu ao futuro do Papado. Escreveu o seguinte: «Há um sacrifício iminente que representa um ato solene de expiação (...) O Papado cairá; morrerá sob a faca santificada que os Padres do último concílio fabricarão. O César papal é uma vítima coroada para o sacrifício». Roca predisse entusiasticamente nada menos que uma «nova religião, novo dogma, novo ritual, novo sacerdócio». Chamou aos novos Padres "progressistas", e referiu-se à "supressão" da sotaina e ao "casamento dos Padres"
    (19. O leitor encontrará uma relação completa de todas as citações de Roca que aqui incluímos em Athanasius and the Church of Our Time, pp. 31-40).
    .
    “Citando os escritos do heresiarca francês Abbé Melinge (que usou o pseudônimo de Dr. Alta), o Bispo Graber avisou que havia um programa revolucionário para «substituir a Fé romana por um pontificado "pluri confessional", capaz de se adaptar a um ecumenismo polivalente, tal como vemos hoje ser estabelecido na inter celebração de Sacerdotes e pastores protestantes». (Melinge referiu-se a certos Padres renegados; mas hoje é o próprio Papa que preside a cerimônias mistas, incluindo Vésperas, com "bispos" protestantes)20.

    Encontramos ecos arrepiantes de Roca, de Melinge e da Alta Vendita nas palavras do Rosacruz Dr. Rudolph Steiner, que declarou em 1910: «Precisamos de um concílio e de um Papa que o proclame»
    (Padre Paul Krammer Devil´s Final Battle, cap. V apud http://www.devilsfinalbattle.com/port/ch5.htm)

    Contra a Nova Missa de Paulo VI, levantaram-se dois grandes confessores da Fé: Dom lefebvre e Dom Mayer.

    Em 17 de Julho de 1976, o famoso Bispo tradicionalista, Dom Marcel Lefèbvre escreveu uma carta a Paulo VI na qual se lia:


    "Santíssimo Padre, ( ...) Que Vossa Santidade abandone essa nefasta empresa de compromisso com as idéias do homem moderno, que tem sua origem num acordo secreto entre altos dignatários da Igreja e os das lojas maçônicas desde antes do Concílio [Vaticano II].Perseverar nessa orientação é prosseguir a destruição da Igreja" (Mons. Marcel Lefèbvre, Carta ao Papa Paulo VI, em 17 de Julho de 1976, apud Abbé Aulagnier, La Messe Vient, in Bulletin Traditionaliste, Junho de 2.003).
    Très Saint Père,(...) Que votre Sainteté abandonne cette néfaste entreprise de compromission avec les idées de l’homme moderne, entreprise qui tire son origine d’une entente secréte entre les hauts dignitaires de l’Eglise et ceux des loges maçonniques des avant le Concile. Persévérer dans cette orientation, c’est poursuivre la destruction de l’Eglise. "(Mons. Marcel Lefèbvre, Carta ao Papa Paulo VI, em 17 de Julho de 1976, apud Pe. Aulagnier, La Messe Vient, in Bulletin Traditionaliste, Junho de 2.003].

    Portanto, os "rumores" que eu ouvira – trazidos pelos ventos que provinham do Vaticano -- há várias décadas atrás, foram confirmados por esse texto de Dom Lefèbvre, um homem bem informado dos segredos vaticanos...
    O vento do passado não mentira, nem eu imaginara.

    Outras comprovações de que houve um acordo secreto entre as seitas maçônicas e muito altos prelados da Igreja, acordo colocado em prática no Vaticano II, que aceitou as teses defendidas pela Maçonaria, se têm nos grandes elogios de importantes maçons a João XXIII e a Paulo VI por terem adotado posições pró maçônicas, no Concílio.
    Elas estão no livro sobre Maçonaria e Igreja Católica de autoria dos insuspeitos Padres J.A.E. Benimeli, G. Caprile e V.Alberton,que nada têm de tradicionalsistas (Editora Paulus, São Paulo, 1981. Cito a Quarta Edição brasileira desse livro, que é de 1998).
    Essa obra, escrita por vários sacerdotes bem favoráveis ao Concílio, defende a aproximação da Igreja e da Maçonaria.
    Nas páginas 100 e 101, desse livro, se pode ler o seguinte, tratando das novas relações, mais serenas, entre a Igreja e a Maçonaria:

    "...cremos que sinais claros desta nova, mais serena atitude encontra (sic)-se também na posição assumida por alguns grupos maçônicos diante da figura dos dois papas artífices do Concílio, por ocasião de sua morte”.

    "Na [morte] de João XXIII, o Dr. G. Gamberini, Grão Mestre do Grande Oriente da Itália -- [e, acrescento eu, Bispo da Igreja Gnóstica] -- distribuiu a nota seguinte:

    "Sucede quase sempre, que um papa deixe profundas lamentações no âmbito de sua Igreja, mas, certamente, é a primeira vez que um papa morre circundado pela simpatia e pelo afeto de toda a humanidade. Desaparece, como todos sentem, um homem bom. Juntamente com esse homem bom desaparece o mais límpido, e ao mesmo tempo, o mais genial e eficaz defensor da Igreja. Consagrara-se à sobrevivência da Igreja, e a esta sobrevivência estava pronto a sacrificar todo outro valor tradicionalmente a ela associado [e foi o que ele e Paulo VI fizeram no Vaticano II]. A sua morte é um grande mal para a Igreja. Mas desaparece, também, um homem que se prometia tapar, em virtude de um autêntico sentimento cristão, o abismo escavado pela Igreja, antes dele, entre si mesma e a civilização moderna. E a sua morte é um grande mal para todos". (Dr G. Gamberini citado por J.A.E. Benimeli, G. Caprile e V.Alberton, Maçonaria e Igreja Católica , editora Paulus , São Paulo, 1981. Cito a Quarta edição brasileira, que é de 1998, pp. 100-101. Os destaques são meus).

    Nessa mensagem deve-se notar não só a admiração de um alto maçom por João XXIII, como principalmente informação de que João XXIII aceitou sacrificar os valores tradicionais da Igreja, para que ela não perecesse, para que a Igreja sobrevivesse.
    Teria alguém ameaçado a Igreja de que, se ela não mudasse, ela pereceria?
    Teria João XXIII negociado a sobrevivência da Igreja em troca do sacrifício de seus valores mais tradicionais?
    Se foi assim, o sacrifício dos valores mais tradicionais da Igreja foi feito no Vaticano II, para atender à Maçonaria. E foi o Vaticano II que aceitou a civilização moderna, isto é, o antropocentrismo, colocando o Homem no lugar de Deus.
    O mesmo maçom Gamberini, "Bispo" da Igreja Gnóstica, elogiou também o Papa Paulo VI, por ocasião de sua morte, dizendo:

    "(...) Nenhum dos seus predecessores foi tão difamado como ele. Talvez, porque, no seu tempo, a arte de difamar não conseguira as presentes garantias de impunidade. Mas, sem dúvida, a ele e não aos seus predecessores coube a sorte de tomar conhecimento da incumbência da ameaça final para a sua Igreja como para todas as religiões, como para toda espiritualidade. E teve de bater-se e procurou fazê-lo em mais de uma frente, com mais de uma tática. Para os outros, a morte de um Papa é um acontecimento proverbialmente raro, mas que acontece, não obstante com a freqüência de anos e de decênios. Para nós é a morte de quem fez cair a condenação de Clemente XIV e de seus sucessores. Ou seja, é a primeira vez -- na História da Maçonaria moderna -- que morre o chefe da maior religião ocidental, não em estado de hostilidade com os maçons. E pela primeira vez na História os maçons podem prestar homenagem ao túmulo de um Papa, sem ambigüidades nem contradições. (Dr G. Gamberini citado por J.A.E. Benimeli, G. Caprile e V.Alberton, Maçonaria e Igreja Católica , editora Paulus, São Paulo, 1981. Cito a Quarta edição brasileira, que é de 1998, pp. 101-102. Os destaques são meus).

    Que texto mais comprometedor para Paulo VI!
    Que homenagem incrível dos inimigos da Igreja a um Papa!

    Por que tais palavras e tal homenagem foram possíveis?
    Essa foi a “honra” de Paulo VI: ser homenageado pela Maçonaria sem ambigüidades, nem contradições.
    E se diz, nesse texto, que Paulo VI estava consciente "da ameaça final para a sua Igreja como para todas as religiões, como para toda espiritualidade".
    Que ameaça foi essa, e quem a fez?

    *****

    Viajando pela Europa, conheci uma antiga fonte romana. ...Murmurante... Contou-me ela que, algum tempo depois do Vaticano II, -- naqueles tempos dialogantes --- foi instituída um Comissão para o Diálogo entre a Igreja e a Maçonaria. Minha fonte murmurou que exercera até o cargo de Secretário dessa Comissão que, de 1974 até 1980, manteve o diálogo entre “os homens de boa vontade” e altos prelados da Igreja.
    Foram feitos “estudos meticulosos”, “científicos” de precisão germânica”, para verificar se era, ou não, possível uma colaboração entre a Igreja e a Maçonaria. Ao mesmo tempo, realizavam-se as sessões de diálogo...Infrutíferas.
    Afinal, a Maçonaria comunicou que não podia aceitar o que a Igreja exigia e interrompeu o diálogo. Quanto à Comissão eclesiástica dialogante concluía--- Graças a Deus !!!-- que era impossível a colaboração entre a Igreja e a Maçonaria. Entre Cristo e Belial.
    O Presidente dessa Comissão que chegara a essa feliz conclusão óbvia e reconfortante teria sido o então Mons. Joseph Ratzinger.
    ***

    Em 1989, o que parecia impossível aconteceu: Reagan, Gorbatchov e João Paulo II assistiram -- ou cooperaram? -- na queda do Muro de Berlim e do Império Soviético, que se desmanchou como um castelo de cartas. E sem fazer grande ruído... (Cfr. Mallachy Martin, Windsweapth House;Carl Bernstein e Marco Pollitti, Sua Santidade).
    Por que será ?
    Jamais um Império caiu tão fácil, e tão silenciosamente.
    Caiu como que obedecendo a uma ordem.
    A publicação de uma lista de cerca de 120 nomes de Cardeais e Bispos da Cúria Romana pertencentes à Maçonaria, pelo jornalista Mino Pecorelli -- morto pouco tempo depois -- parecia comprovar que, muito do que se dizia de influência maçônica, no Vaticano, era verdade. Pelo menos quanto à existência de Bispos e Cardeais maçons.

    Lengnau—o personagem “fictício” de Jules Romains--, não mentira.
    Acertara...
    O mais eram “rumores”...
    O mais era romance...
    Fechei o livro de Jules Romains, Les Hommes de Bonne Volonté....À la Recherche d ´Une Église.

    Eles a encontraram.
    Era a igreja conciliar nascida do Vaticano II.

    *****

    Saindo à sacada de minha casa, deparei com duas Testemunhas de Jeová que batiam à porta de minha vizinha de frente, fazendo proselitismo herético.
    Lembrei-me do texto de São Paulo que condena os que entram pelas casas e levam cativas mulherezinhas (...) as quais aprendem sempre, e nunca chegam ao conhecimento da verdade”(Ep. Tito, III, 6-7).
    Minha vizinha, católica beata e carismática -- cujo nome me lembra a “flor azul “ de Novalis – recebeu as emissárias da heresia de braços abertos, euforicamente exclamando com sua voz fina, aguda e anasalada:
    “Ah ! Que alegria! Vocês não imaginam como estou contente ! Agora nós somos uma coisa só ! Nós estamos todas unidas ! Fazemos parte todos de uma só coisa ! De uma só Igreja !”

    Ela repetia – com sua voz aguda, fina e anasalada – o que Lengnau pretendia que fosse realizado no começo do século XX: a unidade total da humanidade.
    Quando a palavra de ordem de um pontífice espiritual da Maçonaria mística é saudada efusivamente até por minha vizinha, beata de igreja, que toca o hino do Corinthians durante a ceia de Natal, então fico desconfiando que os objetivos da Maçonaria foram pratica e universalmente realizados pelo Vaticano II.
    Só falta aparecer o “jovem arquiteto” de fronte preocupada e de compasso na mão...
    Que festa lhe farão -- enfim unidas -- as beatas de igreja e as testemunhas de Jeová...

    *****
    O vento que me veio do fundo de décadas não me trouxe apenas “rumores” do Vaticano.
    Será que tudo isso que li, em dois capítulos de um “romance” barato, é História ?
    Não sei...
    Mas... por via das certezas, comecei a murmurar do fundo de minha alma para Cristo crucificado :

    “Ut inimicos Sanctae Ecclesiae humiliari digneris, te rogamus, audi nos”!

    *****

    As coisas estavam assim até as últimas décadas do século XX.

    João Paulo II começou a apresentar certas mudanças...
    Dizia-se que era por influência do Cardeal Ratzinger...
    Em Março de 1981, João Paulo II com Ratzinger, voltaram a declarar que a entrada na Maçonaria acarretava excomunhão.
    Em Maio desse mesmo ano, João Paulo II levou um tiro. O turco Agca acertara o Papa, em plena Praça de São Pedro, num dia 13 de Maio.

    Em 1983, tendo o Vaticano voltado a condenar a Maçonaria, Dom Estevão Bettencourt, atento para onde sopravam os ventos, recuou, e mudou sua posição sobre a ingenuidade do pensamento cristão da Maçonaria, escrevendo:

    A Igreja Católica tem se manifestado repetidamente contrária à Maçonaria – [Mas isso sim é que é atrevimento, para não dizer outra expressão. Como se Dom Estevão não tivesse dito, desejado e aconselhado o oposto!] – “Fê-lo ainda em 1983, pouco depois de promulgar o novo Código de Direito canônico. Esta última declaração da Santa Sé surpreendeu estudiosos, que julgavam ter chegado o momento de conciliação entre o catolicismo e a Maçonaria”. [O “estudioso” citado era ele mesmo: Dom Estevão Bettencourt] (Dom Estevão Bettencourt, in Pergunte e Responderemos, N0 284- 1986, p.20).

    Em 1986, o Papa João Paulo II organizou uma jornada ecumênica de orações pela paz, reunindo, em Assis, representantes de todas as religiões. Judeus, brâmanes, pastores protestantes, bonzos, ulemás, popes, pagés, feiticeiros etc. Até um Buda foi colocado em cima do sacrário de uma igreja.
    Sobre essa jornada ecumênica escandalosa, escreveu um alto prócer da Maçonaria:
    Nosso interconfessionalismo nos valeu a excomunhão recebida em 1738 da parte de Clemente XI. Porém, pelo visto, a Igreja estava errada, já que em 27 de Outubro de 1986 o atual Pontífice [João Paulo II] reuniu em Assis homens de todas as confissões religiosas para rezarem juntos pela paz. E que outra coisa pretendiam nossos Irmãos, quando se reuniam nos templos, senão o amor entre os homens, a tolerância, a solidariedade, a defesa da dignidade da pessoa humana, considerando-se iguais acima de todos os credos políticos, dos credos religiosos, e da cor da pele” (Armando Corona, Grão Mestre da Grande Loja do Eqüinóxio e a Primavera Irmã, Abril de 1987, apud Padre Dominique Bourmaud, Cien Años de Modernismo, Ediciones Fundación San Pio X, Buenos Aires, 2006, p. 410).
    Relembramos o dito o maçom Yves Marsaudon
    "Pode-se dizer que o ecumenismo é o filho legítimo da Maçonaria" (Yves Marsaudon, O Ecumenismo Visto por um Maçom de Tradição, pp. 119-120).


    Então, em 2.005 o Cardeal Ratzinger foi eleito Papa após fazer um discurso dramático na abertura do Conclave. Falava de lobos que ele precisava enfrentar...Falava de luta contra tirania do relativismo representada na guerra à família promovida pelo... “Parlamento Europeu”...
    E “Parlamento Europeu” era um eufemismo.

    Bento XVI tornou a falar em uma luta, na História, entre a Igreja e seus inimigos, da luta entre os filhos da Virgem e os da serpente:

    A segunda imagem é muito mais difícil e obscura. Esta metáfora tirada do Livro do Gênesis nos fala de uma grande distância histórica, e só com dificuldade pode ser esclarecida; somente no curso da História foi possível desenvolver uma compreensão mais profunda daquilo que aí é relatado. Aí é predito que, durante toda a História, continuará a luta entre o homem e a serpente, isto é, entre o homem e as potências do mal e da morte. Porém é profetizado também que "a estirpe" da Mulher um dia vencerá e esmagará a cabeça da serpente, até a morte; é pré anunciado que a estirpe da Mulher – e nela a Mulher e a própria Mãe – vencerá e que assim, mediante o homem, Deus vencerá”. (Bento XVI, Homilia na Comemoração do 400 aniversário do encerramento do Vaticano II, no dia 8 de Dezembro, de 2.005 , festa da Imaculada Conceição).
    E na festa da Assunção de Nossa Senhora aos céus, em 2007, Bento XVI falou inda mais claramente sobre essa luta entre “A Mulher vestida de Sol” – Nossa Senhora de Fátima –e o Dragão Vermelho, citado no Apocalipse:
    Na sua grande obra "A Cidade de Deus", Santo Agostino diz, certa vez que toda a história humana, a história do mundo, é uma luta entre dois amores:o amor de Deus até à perda de si mesmo, até o dom de si mesmo, e o amor de si até o desprezo de Deus, até o ódio dos outros. Essa mesma interpretação da história como luta entre dois amores, entre o amor e o egoísmo, aparece também na leitura tirada do Apocalipse, que ouvimos agora. Aqui, estes dois amores aparecem em duas grandes figuras. Antes de tudo, há o dragão vermelho fortíssimo, com uma manifestação impressionante e inquietante do poder sem a graça, sem amor, do egoísmo absoluto, do terror, da violência.
    No momento em que São João escreveu o Apocalípse, pare ele, esse dragão era realizado pelo poder dos imperadores romanos anticristãos, de Nero a Domiciano. Este poder parecia ilimitado: o poder militar, político, propagandístico do Império romano era tal que diante dele a fé, a Igreja, apareciam como una mulher inerme, sem possibilidade de sobrevivência, muito menos capaz de vencê-lo. Quem poderia opor-se a esse poder onipresente, que parecia capaz de fazer tudo? E todavia, sabemos que no fim venceu a mulher inerme, não venceu o egoísmo, não o ódio; venceu o amor de Deus e o Império romano se abriu à fé cristã.
    “As palavras da Sagrada Escritura transcendem sempre o momento histórico. E assim, esse dragão indica não apenas o poder anticristão dos perseguidores da Igreja daquele tempo, mas as ditaduras materialistas anticristãs de todos os períodos. Vemos de novo realizado esse poder, essa força do dragão vermelho, nas grandes ditaduras do século passado: a ditadura do nazismo e a ditadura de Stalin tinham todo o poder, penetravam todos os cantos, até o último canto. Parecia impossível que, a longo prazo, a fé pudesse sobreviver diante desse dragão tão forte, que queria devorar o Deus feito menino e a mulher, a Igreja. Mas na verdade, também neste caso, no final o amor foi mais forte que o ódio.
    “Também hoje existe o dragão em novas maneiras, diversas. Existe na forma das ideologias materialistasque nos dizem: é absurdo pensar em Deus;é absurdo observar os mandamentos de Deus; é coisa de um tempo passado. Vale a pena viver apenas a vida por ela mesma. Pegar, nesse breve momento da vida, tudo quanto nos for possível pegar. Vale a pena somente o consumo, o egoísmo, a diversão. Essa é a vida. Assim devemos viver. E de novo parece absurdo, impossível, opor-se a essa mentalidade dominante, com toda a sua força mediática, propagandística. Parece impossível, hoje ainda, pensar em um Deus que criou o homem e que se fez menino e que seria o verdadeiro dominador do mundo. Também agora esse dragão parece invencível, mas também agora permanece verdade que Deus é mais forte que o dragão, que vence o amor e não o egoísmo”. (Bento XVI, homilia na festa da Assunção de Nossa Senhora, castel Gandolfo, 15 de Agosto de 2007).


    Há quanto tempo, creio que há 40 anos, isto é, desde o Vaticano II, não se ouvia um Papa falar da luta entre os filhos da Virgem e os filhos da serpente, na História.
    Agora, se volta a falar de filhos da serpente, de lobos sem avental. Lobos de batina ou hábito monacal, de mitra e báculo...Ainda que sem avental...Volta-se a falar da Mulher vestida de Sol que vai vencer o Dragão vermelho. Volta-se a falar de Fatima e do Apocalipse. E é o Papa Bento XVI que falou desses sinais apocalípticos, na festa da Assunção de Nossa Senhora, em 2007.
    Que diferença do discurso do amigo do maçom Barão Yves Marssaudon—João XXIII – que em seu discurso de abertura do Vaticano II atacou os profetas de desgraças”, os três videntes de Fátima.

    Isso tudo faz compreender porque Bento XVI não é tão popular na mídia.
    No Vaticano os ventos estão mudando de direção...


    E o Vaticano publicou há poucos anos atrás, a visão, -- apenas a visão, e não o texto -- do Terceiro Segredo de Fátima, na qual se vê um Papa, subindo a Montanha da Cruz, subindo um Calvário, caminhando de modo vacilante, possivelmente murmurando as primeiras orações da Missa de sempre, enfim restaurada:

    "Introibo ad altare Dei
    Ad Deum qui laetificat juventutem meam"

    E então o Papa será morto.
    E então a Igreja triunfará...
    "O Imaculado Coração de Maria triunfará, e será dado ao mundo algum tempo de paz”.

    São Paulo, na festa da Visitação de Nossa Senhora a Santa Isabel, 2 de Julho de 2008
    Orlando Fedeli

    http://www.montfort.org.br/index.php...rte_3&lang=bra

  11. #11
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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    Aquí hay algunas otras imágenes de Pablo VI.
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  12. #12
    Avatar de Litus
    Litus está desconectado "El nombre de España, que hoy
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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    Curiosamente la familia de Pablo VI era una familia izquierdista masónica. Su hermano combatió en las Brigadas Internacionales en la guerra de España. Era de esos que mataban a curas y monjas. ¿Curioso no?.
    "El nombre de España, que hoy abusivamente aplicamos al reino unido de Castilla, Aragón y Navarra, es un nombre de región, un nombre geografico, y Portugal es y será tierra española, aunque permanezca independiente por edades infinitas; es más, aunque Dios la desgaje del territorio peninsular, y la haga andar errante, como a Délos, en medio de las olas. No es posible romper los lazos de la historia y de la raza, no vuelven atrás los hechos ni se altera el curso de la civilización por divisiones políticas (siquiera eternamente), ni por voluntades humanas.
    Todavía en este siglo ha dicho Almeida-Garret, el poeta portugués por excelencia."Españoles somos y de españoles nos debemos preciar cuantos habitamos la península ibérica" .España y Portugal es tan absurdo como si dijéramos España y Catalunya. A tal extremo nos han traído los que llaman lengua española al castellano e incurren en otras aberraciones por el estilo."
    Marcelino Menéndez Pelayo.

  13. #13
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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    Cita Iniciado por Litus Ver mensaje
    Curiosamente la familia de Pablo VI era una familia izquierdista masónica. Su hermano combatió en las Brigadas Internacionales en la guerra de España. Era de esos que mataban a curas y monjas. ¿Curioso no?.
    muy curioso.

    la decandencia de la Iglesia en estos últimos tiempos se remonta a la celebración del Concilio Vaticano II en donde se guardó silencio ante la barbarie judeo-soviética y de algún modo se justificó la implantación del la Doctrina Liberal al resto del mundo.

    La celebración de tal concilio trajo consecuancias funestas para la Iglesia y la Civilización de Occidente.

  14. #14
    Avatar de Litus
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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    Ni los masones mas optimitas podian haber soñado con tanto. La mentalidad actual de las sociedades es totalmente masonica. El matrimonio, los sacramentos, las relaciones de todo tipo, el relativiso etc es masonico.

    Lo que no sabian los masones es que iban a ser presonalidades de la Iglesia, una buena parte de su jerarquía, quienes transmitirian los valores masónicos que hoy reinan en el mundo.
    "El nombre de España, que hoy abusivamente aplicamos al reino unido de Castilla, Aragón y Navarra, es un nombre de región, un nombre geografico, y Portugal es y será tierra española, aunque permanezca independiente por edades infinitas; es más, aunque Dios la desgaje del territorio peninsular, y la haga andar errante, como a Délos, en medio de las olas. No es posible romper los lazos de la historia y de la raza, no vuelven atrás los hechos ni se altera el curso de la civilización por divisiones políticas (siquiera eternamente), ni por voluntades humanas.
    Todavía en este siglo ha dicho Almeida-Garret, el poeta portugués por excelencia."Españoles somos y de españoles nos debemos preciar cuantos habitamos la península ibérica" .España y Portugal es tan absurdo como si dijéramos España y Catalunya. A tal extremo nos han traído los que llaman lengua española al castellano e incurren en otras aberraciones por el estilo."
    Marcelino Menéndez Pelayo.

  15. #15
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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    Bueno, tema interesante que liga con ellibro "Complot contra la Iglesia"... voy a tener que imprimir lo que habeis escrito para leer con calma...
    Gracias por la aportacion
    Kurt

  16. #16
    HIDROCALIDO está desconectado Miembro novel
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    Re: La Nueva Iglesia se diseñó en las Logias

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    ¿El "Pacto Sinarquico" tiene algo que ver con esta organización?
    www.sinarquismo.org.mx

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